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DIARIO DE COSTA RICA mouemm an Selecciones del Diario de Costa Rica mining página peruana cu El cañón El alma primitiva una ironia de mi ayer.
En mi yo siento un otro ser.
Después de tantos anos, loy te le vuelto a ver, Entonces era el porvenir encantador.
Los dos queriamos vivir, porque la vida era el amor, aunque entrevimos el dolor, entonces era el porvenir encantador Nunca miro un fusil con confianza, ni un cuchillo; armas son malvadas y de traición, Pero el canón es bueno. Por que no obedece a los hombres. El reglamento mismo lo confie.
sa, puesto que llama esirvientes a los artilleros.
Los hombres no son en una bateria sino comparsas, inclinados sobre papeles y signos, boscando adivinar el capricho de la pieza y con graciarla, como un augur interroga la divina voluntad.
Les imagino un alma sin matices, la que tal vex pueda tener un mastia. Una voluntad fuer se y leal, algo de catástrofe natural, un trueno menudo, reducido.
Inolvidable escándalol Quien ha vivido los miserables ininutos de espera, conoce el sentido de las palabras del Profeta sobre el puente que separa la vida y la muerte. La angustia no es de verla venit sino de esperarla; el minuto en que se piensa como rallahay un artillero que carga el cañón y un hombre que mide el dngulo y que bastare una minima diferencia para que sea yo la victima y no mi vecino. Intolerable mingtal Qué rara felicidad cuando el silbido anuncia que el Destino está ya dictado, que una Ley oscura ha sefialado la victima y que nada puede cambiarlal Morir más bien que este espe.
rar interminable Titina, tina, eso es feo; no es decente y no lo creo: jveaderte al mejor postorl.
Una señorita honrada no debe acatar por nada más ley que la del amor: lo que te hace falta seguin a la vista salta no es un viejo rico, no: es un trovador amante, es un poeta que cante como un mirib. como yo.
Es un bardo decadente que te ame, y que te alimente el alma en primer lugar, que los demás apetitos sólo son prosaicos gritos del estómago vulgar.
Meditalo, pues, tontina, la de la voz argentina y el aliento de jazmin: no desestimes, ingrata, la prudentisima lata qile te doy en el jardin.
Por un momento nada más tengamos fe. Por qué no han de volver jamás aquellos dias en que ame?
Hablemos de lo que se fut.
Por un momento nada más tengamos fc.
Hoy he tenido la visión de miniflex To tenias on corazón blanco de ensueño y candidez Al cncontrarnos otra vez, hoy he tenido la vision de mi niñez.
ALBERTO URETA JOSÉ GARCIA CALDERON.
Mas si no oyes mi conseja y crees hallar en el viejo, por su dinero, zu bien, janda y que Luzbei te tiente y que el viejo te reviente y te dare un siglo! Amen.
LEONIDAS YEROVI El espíritu del superhombre Mandolinata Titina, tina, tontina, la de la voz argentina y el aliento de jazmin, surge en tu ventana, ingrata, y oye la mandolinata que te doy en el jardin.
Oye la trova que roba con su dulcísima coba la calma del corazón, descorre la celosia y acoge, princesa mia, los ecos de mi canción Soy el bardo decadente del numen incandescente, que ama sin saber a quién: el de las japonerias y ritmos y melodias aprendidos a Rubén El primer beso Estabas enferma, pero estabas hermosa. Tu estás hermosa siempre. Tu hermosura es eterna como la de un marmol de FIDIAS, y es más adorable porque tiene el tinte trigueño y el color suave de tu carne, Oh, cómo recuerdo aquella nochel Siempre tendre ante mis ojos la visión de tu cabecita languida, bajo las alas regras de tu pelo, pálida, triste, bondadosa, serena, como la de una madonna de Sandro BOTTICELLI.
Me abandonaste tus manos, sudorosas y ar dientes por la fiebre. La debilidad fisica influyera acaso sobre tu fortaleza moral; nunca ha.
bias sido conmigo tan blanda, tan comunicativa. En la negrura bámcda y brillante de tus ojos, que el malestar circundara con su cardena aureola, me pareció leer un tácito requerimiento de consuelo, y. vencido, loco, te hable de ainor Te pedi un beso. Por qué quieres besarme. preguntó la cadencia enimosa e ingenua de tu voz de cristal Porque te amo; porque tengo sed, sabes. mucha sed Senti en el rostro la caricia de tus manos, y mí espiritu, fuerte, apasionado, grande, se hizo pequeño y humilde como sobrecogido por la emoción, y quedó preso para siempre en el pliegue encarnado de tus labios en flor.
Cuando nos separamos, atemorizados con el voluptuoso miedo del pecado, atisbando a nuestro alrededor, sólo vimos en los cristales de la ventana, la luna protectora, que nos mi.
raba fijamente, con su gran ojo blanco, sin pupila.
Toda aquella noche, ya a solas, recorfstrui con la mente nuestra escena, y oliendo mis manos, que guardaban el tesoro de tus perfumes, me pregunte enloquecido de placer. Pero es posible, la be besado, será verdad? hoy que estás lejos, sintiendo adn to aroma embriagador y sensual, que llevo en las manos, en el cerebro, en el corazón, en todo mi ser, mi alma, enloquecida por la pena, se pregunta con la cruel insistencia de la desesperación. Será verdad. FELIPE SASSONE.
Según el, los que no pueden vivir la vida peligrosamente ni estéticamente, son esclavos de nacimiento, son la plebe vil. Como Nietzsche, esciode la humanidad en dos campos: patrones y esclavos, señores y siervos; rebaño y con ductores o exploradores del rebaño. De un lado, artistas y neronianos y hombres feroces de acción; de otro, la gran Bestia que tiene de ser domada, que debe ser sumisa, la recua de bestias enfermas y tardas que apenas pueden llevar sobre los flacos lomos la carga material de la civilización, el suntuoso equipaje de lujo con que el superhombre viaja hacia la tierra lejana.
Llegados a este punto, naturalmente, inevi.
tablemente brota a los labios la observación que uno repite de un extremo al otro en la lectura de Nietzsche: Es justo, de justicia natural, que Jos superhombres se arroguen toda clase de privilegios y que los esclavos lleven el peso secular de las civilizaciones: que a los unus incomba una moral contraria, una moral inmoral con respecto a la muy severa y limitada que ellos imponen a los dominados a fin de man.
tenerles en su esfera servil. Pero quién los califica? a qué signo previo se les reconoce? y los que no son ni déspotas ni esclavos, los ver daderos hombres libres. No son éstos los mejo.
res, acaso no son el verdadero sostén de la cultura del vastisimo edificio del cual el genio es sólo la cúpula y cimientos son las turbas ignaras? si como clase forman la más útil, como individuos son de natural armoniosos, concordantes, antifrenéticos. Qué hacéis, pues, de ellos, señores o esclayos. No tienen niel gusto, en suma barbárico, ni tal vez la apritud, en suma primitiva, de hacer los despocas, y sont demasiado conscientes de su independencia para sacrificar de ella un átomo en provecho del que se afirma sefior. Ninguna de las dos morales les es aplicable. Se harán una a sg me.
dida, na abstracta y axiomática, sino adaptable al infinito variar de los individuos y de los casos, GONZALO ZALDUMBIDE Soy el alma primitiva, soy el alma primitiva de los Andes y las selvas.
Soy el ruido de las hojas en la noche, que parece que en mis versos ensayaran una orquestas soy el canto de turplales y sinsonles, cuando el alba ruboriza la blancura de la nieve de las crestas soy el himno de las aguas y los vientos, el chasquido de las piedras, el cruido de los troncos y el aullido de las fieras.
Soy el alma primitiva, soy el alme primitiva de los Andes y las selvas.
Mis muestros son los árboles vibrantes en que el Heco de los dbregos le enreds, y las fuentes bullidoras que se encajan en el verde terciopelo de las cuencas, y los rasgos de la brisa que retoran en las fauces de las Avidas cavemas, y los antros que sollozan, y las chspides que sucias, y los troncos que dan ramas y las ramas que des flores y las flores que son bocas, que se callun pero besso.
Mis discarros me enseñaron unas cosas siempre nuevas para el horobre: los secretos armoniosos de la gran Naturalera: y pusieron en el arco de milina, que es de piedra, una cuerda más la cuerda de las másicas salvajes. es asi como yo canto con mi fira de ocho cuerdas Soy el alma primitiva, soy el alma primitiva de los Aades y las selvas.
He sentido muchas veces que, en el fondo de mi idea, yo era un arbol, era tan ol corpulento de raices gigantescas. be crecido. be crecido. el abrazo de diez no ceñia mi corteza (hombres los ojos padecia un vahida.
al mirarre resaltando por encima de la selva. en los huecos de mi tronco se hospedaban, como es una madriguere, los jaguares que en mis costas aflaban sus colmillos y rascaban enarcados las heridas de su lepi.
Yo cra un atbol, era un arbol corpuleato, y mis ramas florecian en vibrante primavera, ymis flores se empinaban. conio. copas en sin briodis, y yo todo me empinaba como espiritu que anbela; porque, bajo de mis frondas y tendidos en el musgo, los caciques de la tierra celebraban una janta y en la junta aparecia el abuelo de las tribus con sus barbas retorcidas cual (manojo de culebras.
Otras veces he soñado que era un pico de los Andes, el orgullo de una piedra y que, encima de mítrigica insolencia, usa nieve de diez siglos congelaba sus rigores en las puntas de mis crestas.
Desde lo alto de los Andes, he mirado muchas millas, be mirado muchas legusa y las nieves de mi cumbre deshaclanse en madejas de agua fina. y los arroyos se caredaban en las grietas cusi si fuesen gargantillas de diamantes o de perlas. yo, en tanto, contemplaba. contemplab. contem el acopio de las selvas. plaba y el bustezo dilatado de las pumpas en el fondo, y el dibujo de los nos que bajaban por mis cuestas, y el anchísimo horizonte de nublados y lafaja de los mares, y la linea de las garzas en hileta. Yo era un pico de los Andes, cra us pico de los Andes, el orgullo de una piedra y de pronto, sobre todos los nigores de mis nieves sempiternas sent el vuelo de un gran pajaro, sent el vuelo de un gran pájaro en las sieblas, que, clavando sus dics garras en mis crestas, dió a los aires su estridente vor de condor como el grito solocado de un alerta. esa voz sond en los siglos.
Es la vente por en medio de mis canticos resuenas y que dice todavia, sobre todas las edades, recorriendo echo sonidos en mi lira de ocho cerdas: Soy el alma primitiva, soy el alma primitiva de los Andes y las selvas!
Con mi tantata nocturna quiero perfumar la Urna sacra de tu corazón, y agal tengo en la petaca, para incienso, mirra y laca que me ha prestado Franson.
Tu cabello es blonda seda tu pura frente remeda placen faja de marfil; la batasas. co. us ojosi cerezas tus tabios rojos, de medallón tu perfil Tu seno es tibia almohada, tu cintura una monada ta curis es de surah: tu cuerpo un jarrón de Sevres modelado por orfebres amigos de tu papá The Das almendras soptos manos, thay pic of tre los pies enanos, inds menudo que tu pie.
y cres, en fin, por belleza, por frescura y gentileza un botón de rosa te.
JOSÉ SANTOS CHOCANO Riqueza Titina, tina, tontina, siendo, como eres divina, siendo como eres, as por que no sestas, Tograta, y no oyes mi serenata y no te fijaš en mi?
Será cierto que hay un viejo que por paternal consejo tu viejó esposo seria Es posible. que te vendas?
que no aceptes més ofrendas que las que el viejo te hará!
Baladas románticas Hoy he tenido la vision de mi nifiez.
Tú tenias un corazón blanco de ensueño y candidez.
Al encontrarnos otra vez, hoy he tenido la visión de mi niñez.
Después de tantos años, hoy te he vuelto a ver, Tá cres idéntica y yo soy.
Historia Pues es ésta la historieta que el viento con voz discreta ine refirió aquella tarde, El cra niño y poeta y atnante y pobre y cobarde. Ella le decia. Eterno ha de arder el fuego interno de mi amor, Esposo, Hermano.
Le fué fiel todo un verano, mas, cuando llegó el invierno, El me dijo entre un lamento: La vida pesar la siento como una piedra mortuoria.
Mas huyo sábito el viento ignoro el fin de la historia.
José LORA No envidia a la opulencia Sus vanos esplendores El que en el alma guarda Un tesoro mayor, El dieto tiene estrellas La tierra tiene flores, El mar tiene sus perlas Pero mi corazón tiene u or.
RICARDO PALM Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.

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