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DIARIO DE COSTA RICA FEMENINAS Carta La historia que no ha ocurrido cesi. era ingenua la procesa; no divino nunca que aquel que debla traerle el luced se abrasaria y la contagiaria con su fuego that ta el morir.
Pero no te entristezcas, señor, esta historia no ha ocurrido nunca: esta princesa y este par tor. esta princesa y este pastor no han exist jamas.
como un minarete, siempre con la mirada alflerta a la azulina bóveda del cielo, o a las irisaciones brillantes de la llanura.
Td palmera, eres la amiga de los profetas, como ellos te elevas solemnemente y contem.
plas la planicie hasta el fondo, y como ellos presientes lo porvenir, adivinando las tristezas que la humanidad prepara, y vas apontando las centurias en el rosario de tu tronco, como el reloj de los bosques. Tú te apiadas de los sufrimientos de los hombres tejiendo las palmas de los minires. Tu eres la adoradora de los artistas que esperan ser coronados por tly como ellos buscas la bellezal Ti eres la palma de la victoria, la hija querida del sol, y eres un suspiro y eres un simbolo, y allí donde encuedtras la luz, alli tienes la patria Imitemos el árbol sagradol (Tengamos la claridad por patria, el azul por dosel, y apuntando al sufrir de los años, miremos a lo alto: como ellal Amanda Labarca Huberk Resurrección imposible SANTIAGO RUSSOL Oda a la belleza Estimado Julio. Qué sorpresa su cartal Por poco muero!
Usted enamorado. de ani!
He leido su carta diez veces, veinte veces, la be tocado con todos mis dedos, para sentirla mejor, be aspirado su perfume de hojas secas y hasta la he herido levemente con las precio sas tijeritas de plata que me regalo el año pasado. y aun dodo.
Julio, está usted mal.
Como ha sido este milagro. Como ha podido la peligrosa golondrina olvidas que lo es y olvidar, sobre todo, que los jardines vecinos saben cuantas veces le vieron hacer nido. Cómo ha podido decir: cahora entiendo el dolora?
Dolor?
Qué es esa palabra en su boca, Julio Supóngase que en dorada jaula tuviera usted un canario jovial.
Supóngase que durante largo tiempo lo des.
perto del sueño con su precioso bullicio, invitándolo a saltar del lecho y correr con los pies descalzos, sobre la arena húmeda, por entre dorescent regadas, brillantes de sol, yun puen dia las notas de su garganta suenan partideras y arrebujado en ellas siente usted Pescos vagos de morir, para sutilizarse y alcan zar las formas superiores que logran contacto con el infinito.
Qué pensaria usted de su canario al reponerse de la emoción?
No iria tisted a verlo, a observar si está en fermo, no lo miraria usted curiosamente, como he hecho con su carta?
Francamente, estoy desconcertada.
Empiezo por no creerle, Do puedo creerle Todavia no he olvidado la rapidez de sus Cambios, ni su terrible galanteria masculina, o sa que nuestra coquetería, porque La conscients, elige bien el sitio part Sus priond op uns a los cuatro vientos como esta última esperando que la casualidad refectos. onfio por sistema de los hombres exce t he desenvueltos y de ficil palabra y algo profundamente agradable es el Jo minúsculo en los fuertes labios, la Tel espirito, la sutilidad interior, domioda fortaleza fisica.
Bizoñador puro llegaría a la conclusión Si esto emociona es porque la vanidad a se siente halagada por un supuesto Lluevel Hay en la atmósfera tonalidades de nácar en el ambiente, susurro de agua que ce con rumor de besos; en la alcoba, tibieza de amor. No me pidas, ducto mio, que te relate historias fidedignac. De la verdad de la vida sangra boy mi corazón; deja que embriague mis penas en la dulce mentira de la fantasia.
Esta es la leyenda de una princesa, de un lucero y de un pastor. La princesa atesotaba en palacio todas las riquezas del mundo, el cariño entrañable del rey, su padre, y la sumisión de cicu principes cautivos de su gracia. Siendo ésta una conseja, no te admires de que ocurriera a nuestra infanta lo que a todas las princesas legendarias: que, disponiendo del universo entero, se consumiera en las ansias de los más quiméricos ensueKos. En vano, para ahuyentarlos, donceles y trovadores tablan a sus rejas hora a hora; en Vano el rey, su padre, organizaba torneos, en cuya palestra chocaban lanzas y escudos de los más heroicos paladines; en vano. La tortura de un solo deseo estrangulaba su co razón.
Un dia lamba Su Majestad y le dijo. Padre mio, amo aquel lucero que aparece por las tardes cuando se desmaya el sol y la luna no ha extendido a su tunica de plata. Es el rey de la bora fugitiva; me aguarda siempre solo en el espacio inmenso.
Diles a tus vasallos que en el cifro mi amor, diles que sólo en su luz podra, quien me lo traiga, encender mi corazón. el rey lo pregon. Pero ningún principe sabia el camino del crepúsculo, ni osaba penetrar en las regiones misteriosas donde acechan las sombras.
Cobardes ante la asombrosa avenmra, preferian decir a la princesa que abandonara sus ensucios, que el astro era inaccesible, que era vana y cruel su fantasia.
Sucedió que habia en esos reinos un pas.
tor que, al apacentar dia y noche sn blanco. aprisco, sin tener más guía en su peregrinaje de cafiada en hontanar que el desfile acompasado de las estrellas, aprendió su rdta y cuando supo que la virgen mis hermo ta del reino palidecia y se agostaba por la posesión de un astro, y que toda la bermosura de ella y sus gracias y sa ingenio y la luz, aterciopelada de sus ojos habrían de refolgir solamente ante quien depositara a sus plantas el codiciado lucero, no dudó un segando, cogid sa cagado de pastor y emprendió su camino.
Sefior. Cómo he de narrarte, para que rà lo sientas, sus padecimientos, el bambre y la sed y sos fatigas, sus duelos contra las sirenas de los mares, sus combates contra los espiritus del aire, su paciencia y su astucia.
para vencer los ellos, los dragones y gigan tes que guardan las encrucijadas del ciclo?
Pero llegó y Dios, que conoce los desiinos secretos, y en su infinita misericordia comprende los anhelos de los desterrados aqui abajo, accedib, señor, a que el pobre rabadin subiese por los peldaños de la tarde hasta la constelación que engarza al lucero refulgente.
Entre tanto la princesa, a cuyos odos hablan llegado ya las bazafias del pastor y su denado, vivía fija la mirada en los senderos celestes. Antes que el sol amanecían sus ojos, y las estrellas de la noche st miraban en sus pupilas cuando alumbraban los jardines reales. Una fiebre de impaciencia la abrasaba. No volveria ya su pastor? Nuevos endriagos habianle asaltado en el camino. Por qué tardaba tanto, si sus brazos Virginales lo esperaban?
Es que el pastorcillo no encontro Otro sitio para guardar el lucero que su propio corazón. Alli pensó abrigarle en su largo retornar; rimando con los destellos sus latidos, acaso pensaba que fuera menos fatigosa la ruta, menos odiosos los vesuglos que atacan en las sombras. Pero jay, señor! lo que pasó no lo imaginaron jamás ni la princesa ni el pastor. El fuego abrasador del astro encendió el corazón del pobre doncel, abrasó sus entraRias y convirtió el jubilo del regreso en la más torturante agonia.
Respirando apenas llegó a depositar su tesoto a las plantas de la adorada. He aqui realizado tu ensucho. Ha destro rado mi vida, pero que importa, si tu eres Owl Belleza, que tá seas bendita Ya que eres absolutamente pura, Ya que eres inviolada, Lampida, firme, sana e impoluta.
Fuente de la divina complacencia, Oasis infinito Que prodigas los éxtasis beatos las románticas contemplaciones Adonde quiera que tu signo luzca, Adonde quiera que la esencia encarnes, Fluye de ti maravillosamente Una gloria serena y luminosa, Una fruición serena e inefable.
Eres el cauce pródigo, Surtidor de armonia, Crisol de misticas depuraciones La veta que colors y que sublima El eterno miraje.
Eres la gema augusta Prendida sobre el arck Fértil del Universo.
Aunque el ciego te ignore, El profato te piegue el infiel te repudie, Eres perfectamente triunfadora Sobre la indiferencia de los necios is conjuración de los apostatas.
Aunque los pecadores Te inculpen sus pecados, te acusen los reprobos De atributos malditos, Eres inmaculada e inocente; No te cortompes con la hiel del odio Ni la ponzoña del amor sacrilego.
Eres inaccesible, Eres pasiva y sola, Sencilla y sobrehumana; No inspiras, o padeces El prosaisto vil de la materia Ni la sensible turbación del alma.
Entre todos los acontecimientos, Evoluciones, mitos y teorias, Entre la suficiencia que te alaba la interpretación que te traiciona, Td te levantas religiosamente Dentro la urna dúctil de ta forma Como en la slada prex del incensario La inmanidad de la sagrada hostia.
Obl Bellera, que tá seas bendita Más la sabia legión de tus apóstoles, La entrafia que te crea, El sol que te ilumina, El prisina que te agranda, La plancha que te copia, El Aureo pedestal que te enaltece el soberano lis que te corona.
Por eso sobre el plipto de tu imagen, Sobre la magestad de tu hermosura, Sobre el fulgor jogante de tos iris, Sobre la egregia linea de cos curvas, Pongo la rendición del canto mio tu gracia inmortal loa fecunda, Maria EUGENIA VAZ FERREIRA Me contaron el otro dia que el amor habla muerto, me senti repentinamente acometido de una desoladora tristeza.
Ah. dije comprendo ya por que los árboles muestransc tan lentos en teverdecer esta primavera y por qué las eglantinas tardan cn abrirse, en los extremos de las ramas ado negruzcas y secas. Es que, nos y otras, tie.
Den la conciencia de que, reverdecidos o abier tas, no tendran que llenar su misión habitual, aquéllos de tender su sombra en rededor des las parejas enlazadas en los musgos, éstas de ser cogidas por las manos juntas de los amantes y ser mordidas por bocas unidas.
Injustos dioses que fatalidad acaba de des cender sobre la tierra!
Pues que el amor ha muerto, no habrá ya ni dolores ni alegrías; las mujeres cesaria de aparecer bermosas, los poetas no cantarán mis y el silencio nocturno no recordará ya la voz del ruiseñor. En el infinito azul reinarit también la obscuridad, la melancolla, porque los astros a través de las desiertas inmensidades, no cambiarán ya besos radiantes, y los sofa dores enamorados de los conciertos divinos, en vano prestarán oído a las celestes alturas, en donde se unen las músicas de las esferas.
Mi consternación era un grande cuanto era posible; sin embargo, un esperanza se elevó poco a poco en mi espiritu. El amor ha muerto; seal Lo creo, puesto que se asegura. Pero se le puede resucitar, Acaso los poetas, semejantes a los hijos los inmortales, no conocen las palabras que hacen surgir a los muertos de sus lugares de reposo. Acaso los lázaros no salen de sus férés tros cuando se les sabe llamar, segun los riter y las palabras usuales cire, buscard, encontraré el lugar detestable y augusto en que descansa el divino cadáver; estremeciéndose a mi crocación; revivirs, alzari, se precipitará de nuevo entre los hombresyl as mujeres, llamarada siempre devoradom y vagabunda, aunque los hubiesen arrojado en una fosa de hielo bajo el monte Pelion.
Lleno de generoso valor correré por 103 caminos en busca de tu sepulcro, joh Amort Y!
s, triunfaré de tu sueño, merced a las estrofas y a las antiestrofas de alguna oda mágica, y los arbustos teverdecerán, y habrá rosas en los rosales y el silencio no llenará las profundas florestas ni los celestes espacios. Pero bé aqut que a la vuelta del camino, an anciano ciego y que con placer tocaba la flauta siempre habia sospechado yo que fuese un poco hechicero me dijo, moviendo la cabeza: Bud Bol Buenol Tu diligencia no servirá de nada porque desafia todas las evocaciones. Oh. En qué tumbal. le pregunté yo. En el coraldo de tu amada me resp o res usted en los fuxonadores.
Lanción cerebral será siempre imperfecta imiento lo único que perdure a través todo esto que concluye.
est temblor conmueve por sa gracia exterior, u hondo significado moral.
Sirusted supiera con cuánto placer habiera sto, en su Jetra siquiera un rasgo indeciso!
Pero aquella aparece tan firme como segura clara es la risa que de usted recuerdo por id no recuerdo.
Cons de muchacha romantica, dirá usted, dados de lona en los bellos tiempos del oro Qué quiere usted, Jolio?
No se puede luchar contra las propias debilades y eso temo que nos ocurra.
Sin embargo, lo invito a que me pruebe que be sentir el dolor.
Lo hark, usted?
Hasta entonces lo aguarda Mercedes.
gital repe ALFONSINA STORNI de Oración a la palmera dió.
járbol de soll Arbol de Orientet Espiritu de drboll Penacho de verdorl Amio del desiertol Guia del caminantel Bendito fas, y benditos los pueblos que amparas con sprnbra.
Dejare contemplarte en la llanura, alld en Wrondo, cerca de las rosadas nubes que se Blizan sobre o copa, e ir hacia tl. Déjarpe BOSCH tu sombra. erés er unico árbol que ama, sin que la juureza de los labios ranche el verdor de tos is fá envias los besos en polen, y tu ardor, ino las canciones, las lleva el aire copidinesco. amas velando como los ángeles. To te fort das en las nubes, en el viento, en todo Baro hay de más paro, en la tierra, y por eso fruto de oro, y es dulce, y es ligero y En cuna de gloria 15, palmera, nunda wiras hacia abajo y a la Erra: siempre va alto tunirar. Desovillándote Imo las flores, te vas destrenzando y subiendo Entonces me estremeci y llort, compi por la humanidad para siempre desbere dolores y alegrias.
Porose jayde feliz! en vano un cop llosos y con ayes dadel la princesa. El pasto de las estrellas, est el lucero? No Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.
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