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DIARIO DE COSTA RICA FEMENINAS Gabriela Mistral Corpulenta y vigorosa, con algo del aspecto tipico que imprime la vida montafiesa; de ce rrillos rojizos, como de sangre galopante y frente mistica, surcada como por dolorosas reflexiones, a la que sientan maravillosamente las dos ondas de cabello, que caen camiadas hacia las sienes. Hermosos ojos claros y párpados que al caer parece que transparentaran, en arreba to de sinceridad, esos mismos ojos que deben cubrir. Por último, una sonrisa que es aurora y es crepúsculo en su cara como tostada al sol.
Tal el fisico de Gabriela Mistral, la sin par poetisa chilena, ignorada en América, dijerase que para castigo de los demás y botra de ells, que nunca ambicionó su propia difusión Sa espiritu? Una vertiente inagotable de angustia que nunca sacia la sed de dolor de su corazón, Para tal espiritu, tal corazón en ver dad. Este exige y aquél prodiga, para que ella cante, con el ritmo profundo del latir humano, y la rima maravillosa de una fe en eterna com bustión, que más se aviva cuanto más canta, pues en ella, como en pocos, el canto es para la fe y no la fe para el canto, como acontece con el misticismo de moda.
Gabriela Mistral es la poctisa del sufrir milenario, biblico, de la humanidad. lo es porque nunca como en ella dióse el caso de tan estre cha comunión entre una vasta condolencia humana y una inquebrantable fe en lo supremo.
para soportar fatigas que no podria sufrir el hombre ids robusto. Quién es el que la des pierta en medio de la noche, en el momento mismo en que su hijo va a pedir el alimento acostumbrado. De dónde le viene esa destreta que no habla tenida jamás? Como toca esa tierna flor sia despedazarlal Sus cuidados pare cen fruto de la experiencia de toda su vida, y sin embargo, ese es su primer hijol El menor ruido espantaba a la virgen: donde están los ejércitos, los rayos, los peligros que espantana la madre? Antes necesitaba esa mujer un alimento delicado, una ropa fina, una cama blan da, y le incomodaba el menor soplo de aire, abora un pan grosero, un vestido rosco, un poSado de paja, la lluvia y los vientos, nada le importan, con tal que tenga en su pecho uns gota de leche para alimentar a su hijo y en sus harapos un pedazo de tela para envolverle.
CHATEAUBRIAND exoxo Continuando su reflexión sobre lo trágico, dijo. Por el hondo sentimiento tragico que hay en la literatura rusa y nórdica, me son las predilecias. El pueblo ruso vive tragicamente su destino, y sus artistas han estampado en los li bros y en la música esa vitalidad dolorosa y fatal.
Poco a poco, y sin quererio, la poctisa va explicándose a si misma. Ese sentimicato de la tragedia que tanto poodera, cat latente en cada ano de sus versos.
Estaba de parte de los aliados en la actual guerra, porque Rusia peleaba al lado de Fran cia. Tanto quiero al pueblo ruso, agrego.
Inesperadamente, conversando, lo más sa broso es lo inesperado, bablamos de España.
Ella abomina de lo que hay de tambaleante en este pais. decir de la Espais vieja y acha.
cosa, que tanto tarda en desaparecer del todo. Es un pueblo que vive en broma. Se alie menta de chascarrillos y topadillas. En América hemos soportado ya muchas muestras de esa Espafia indtil.
Yo le recuerdo a la España joven, fuerte y pensante, de la que son bonrosos exponentes, Unamuno, Ortega y Gasset, Azorin, Matatu, Pérez de Ayala, Xenius y otros. Graciela Mistral reconoce el forecimiento de un buevo concepto de vida en Espafia Discurrimos después sobre la necesidad de establecer un verdadero intercambio literario entre la Argentina y Chile, pues en el transcur so de nuestra conversación han sorgido nom bres de escritores nuestros dignos de amplia difusión, absolutamente desconocidos en Chile, ocurriendo lo propio con respecto a escritores chilenos, que en la Argentina se desconocen totalmeote. Los pocos que han trascendido de ambos paises, lo deben más a la amistad personal, que la venta de sus libros. arguyo. Es exacto, responde Yo no veo libros argentinos en las librerias. Hago excepción de algunos escritores que han recorrido a empre sas editoriales extranjeras para dar a conocer sus obras.
Saltamos de un tema a otro, gracias a la inquietud y la curiosidad cobles que Gabriela Mistral tiene por todo lo nuestro. Le interesa tanto nuestra actividad artistica e intelectual, como nuestro sistema de educación y nuestra politica interna. Lo deses saber todo, con un anhelo evidente de fraternidad, que le hoora y que debe halagarnos. Tengo grandes deseos de conocer Buenos Aires. dice después. Muchas veces habia resuelto mi viaje a la Argentina, pero nunca pude realizarlo. Usted debe conocer esa tierra. Me parece que Buenos Aires debe resultarle interesante a todo americano del Sud. interrumpo yo. Lo creo, lo creo. Si algún acontecimiento importante e inesperado no me lo impide, es pero poder reslizar el viaje en las vacaciones próximas.
Yo le inspiro mi intimo anhelo de que su deseo se compla y le ofrezco mi voluntad para darle a conocer cuanto digno de verse tiene nuestra metropoli. Ella agradece mi ofreci miento y, manera de comentario risueño añade. Queda sellado el pacto. En las próximas vacaciones en Buenos Aires. Ea Buenos Aires. No habrá pretextos que valgan. Ella sonrie todavía cuando yo le extiendo la mano y le bago presente mi reconocimiento a su gentileza. Obrengo de ella esta respuesta cortante. Detesto la cortesia.
Desesperanza.
Para que, para que, corazón mio, Todo este tu latir desordeando, Si sólo ha de encontrar tristeza y frío Tu sentimiento dulce y abnegado. Para que esa amargura de tu queja, ese sangrar constante de tu herida. Para qué esa ta angustia, que no deja De atormentar mi vida!
Si no has de hallar un eco que responda tu afanosa desvario, Esta congoja cortarante y bonda ¿Para qué, para que, corazón mío. LUISA LUISE No sé si son bellas. creo que son feas, y hay un dolor muy triste en querer lo que no es bello. verdad?
Sus manos!
Pues bace algunos dias ¿cuantos hablaba. usted mis que de costumbre, y mentia mucho, pero tan dulcemente que di en creerle y mo dejé mecer en su red, blanca de luna y atada con jazmines. se movian sus manos como dos palomas sin alas. y hubo un momento en que tuve (ob, loca necesidad de escribirlol) el desespe rado deseo de caber entera en ellas. Tem!
que ine lo conociera en los ojos, en las palabras, por eso no me atrevi a mirarlo, por eso no hable.
Oh tristeza de este deseo Imposible e in confesado que se me ha quedado en el alma como un pedazo de cielo azull ¡Oh tristeza de este deseo que me hace besar las alas de los pájaros. Oh tristeza de este deseo que me dobla la voluntad como un junco y me hace llorar quietamente. Oh poder de este desco que hace morir las corolas entre mis dedos, como no me será dado morir. Por qué as. Esta tarde lluviosa tiene la culpa de que es criba esto que hasta ahora fue to mio y que usted, ciertamente, no leerá hoy.
Si po rompo inmediatamente estas lineas quizás se las envie cuando usted haya dejado de amarme (pronto, amiga mia; comentarlaus ted si leyera estas lineas) o quizás se las envie cuando hayan pasado muchos años, cuando usted, demasiado sabio. 20 pueda ya amara nadie. Recuerda le dirán mis palabras. usted hará un esfuerzo: aquella. dirdįObl si no dijera mis que las últimas tres letras!
Pero, bien decia que esta tarde tiene la culpa de lo que escribo, esta tarde mala y fría que penetra en forma de lluvia por mi ventana para salpicarme la cara. con particolas heladas. Será por esto que mi pobre corazón acurrucado en el pecho apenas se atreve a latert. Parate del todo, pequeno malvado, le digo nerviosamente, Pero indiferente a mis palabras e ignorante de mi vida psíquica persiste en su martilleo como un ser acco a mi. Es su corazón tan iobábil como el mio Nada más que una màquina por donde la sangre pasa segundo por segundo. Como late su corazón? Cuando late su co razón. Quiénes laten en su corazón?
Cierro los ojos para saber mis de usted. be aqul unua gotera que da en mi escrito Ho.
Chas. chasi. chas. no sé por que se me ocurre que tiene el itmo de su corazón. Alicia.
Conoci a Gabriela Mistral en Valparaiso, OR dia antes de su partida a Punta Arenas, a donde iba a hacerse cargo de la dirección del Liceo de Ninas. Le hice saber mi propósito de conversar con ella, conversars, no sentrevistars.
La poetisa tuvo palabras de entusiasmo para el viejo semanario bonaerense, con el cual està familiarizada por su constante lectura. Anbelaba conocerla. le dije Sus versos ban producido en mi bonda resonancia. Con mi llegada a Chile, aprendi a admirarla en todo Gabriela. si desea ella que la llamen sus amigosse turba, el color de sus mejillas se intensifica, entorna los párpados y parece que Va a temblar. Es que el elogio la hiere. Mis versos nada valen. No me envanccen, Créalo usted. Mi vida vale ca mi mucho más que la poetisa.
Estas palabras. dichas por ella con profunda sinceridad, estas cosas se sienten me hiciefron pensar en lo que ya habis reparado al verla: su simplicidad en el vestir, sa natural despreocupación por todo Jo que a exterior se refiere.
Inmediatamente tuve la certeza de que, en efec to, me hallaba no sólo ante una mente y un espiritu privilegiados, sino también ante quien piene un verdadero culto por la vida y hace de ella ana continuada obra de bien.
La Mistral inquiere de mi datos sobre mis copocimientos de la intelectualidad chilena. Eo Buenos Aires, respondo los pombres de Prado, Guzmán (Ernesto. Ried, Barrios, Donoso, Contreras, son familiares a todos los que de estas cosas se preocupan. La revista Nosotros y las páginas literarias de La Vacguardia, ban difqodido la labor de cada uno le ellos. Agui conocí lo que hay de valioso en Chile y que no ha trascendido: Angel Cruchaa, Jorge Hübner, Alberto Moreno, Augusto Thomson, Hernán Diaz Arrieta, Joan Gusmde, entre los nuevos, y Jara, Mondaca, Magallanes Moure de época inmediata anterior. Yo señalo las características de cada uno de os sonbrados y la poetisa, ya corroborando o iscrepando, bace agudas observaciones acerca Je los mismos. Inevitablemente, la conversa fon llega a nosotros. Ella dice entonces: Hay en mi un gran sentimiento fraternal Jara todo lo argentino. Nunca dejo de evidenTarlo. En charlas, eo correspondencias privaas, siempre expreso mi afecto por los escrito y poetas argentinos. Todo lo que ha llegado gul lo he leido con intimo regocijo. Tengo un to y profundo aprécie poc Capdevilla.
Desepto y de saber qué opinion le neçeced pestros artistas jóvenes, pregunto: ¿Conoce asted a Bancos, a Arrieta, a CaJa, a Bravo, a la Scorni. Me son conocidos todos. En la nueva acdogia argentina los he releido. Tengo gran Juspeto por ellos. Pero mi admiración es para pdevilla. Tienc tan elevado sentido de lo agicol fragnitud de la belleza está directaente relacionada con la magnitud de lo tragi.
Opdevilla es un gran poeta por eso: porque Jorda lo far. Agulla Mistral se torna casi vehemente, Wicre suave vehemencia. En virtud de ella Aonversación se anima. Sus pensamientos odos, expresados con precisión admirable, helle diconisiciones artisticas, que corressu valor.
Carta Intima verdad que este dia, monotono y lluvioso, puesto en medio de la primavera como una nube negra eu la explendidez de un cielo zul, me ba entristecido mucho, tanto como los dias desteñidos del invierno. he aqui que aprovechando la inanición de mi voluntad, un pedazo de papel en blanco me solicita desde el escritorio, donde job bondadi encuentro catre cosas toscas y desagradables alguuss flores viejas que me acercan sure cuerdo y me dicen confidencialmente: escribale. Flores viejas?
SI, rosas viejas como el dia, y digo como el dia, pues si bien este no ha de tener un solo minuto más que los otros, tiene la particular. ad de parecerse a una gran cabellera cast cana por qué rosas viejas?
He dicho mal. Debo agregar: stes rosas vie ALFONSINA STORNI Gulzás Ya en la calle, me entrego a la grata tarea de recordar las palabras de la poetisa, sus gestos, sus ademanes. Todo cuanto observé en ella lo reproduzco, y siento que me pene tra suavemente, la dulce certeza de una amis tad iniciada.
SAMUEL ECHELBAUN GM Lo demás Ud. lo sabe.
Yo también. todo lo que Ud. sabe lo sé yo. Por lo me nos cuando usted habla digo para mi esto lo sabla ya Advierto que este momento ha de traiciobarme.
Pero be aqui esta curiosidad: escribiré, divagando quizá, cosas muy Intimas para tener la seguridad de que hoy no le enviaré estas líneas, es que si quisiera escribirle ung carta, y enviársela, me seria necesario hacer arte, una cosa muy bella, es cierto, pero poco sincera. Yao puedo viajar hábilmente por mi inte rior buscando frases dadas, limitando concep tos, especulando, por decirlo asi, con su sensibilidad.
Pero tampoco quiere abandonarle el corazón, entregárselo desamparado y entero para que sus finas uñas lo desangrent bien que sería muy dulce mas de corazón mi corazón fueraars manojo de fibrillas de oro del que ured arrancar una cada dia para hacerse una sortija.
Una sortija digo y recuerdo sus manos, que Amor maternal La bondad de la Providencia se muestra toda entera en la cupa del hombre. Que coincidencias tas tiernas. Podrían ser nada más que los efectos de una materia insensible! El nito nace, y al punto ci pecho se llena; la boca del tierno convidado no tiene dientes para que no lastime la copa del banquete maternal; crecey la leche se hace más substanciosa; se le quita el pecho, y la maravillosa fuente se agota. Esta mujer tani 1Ob, esta noche, esta noche. Me tiraria triste Debajo de la luna y te dira: ven, Oh, muerte bieobechora que para ti me lui(ciste.
Apágame los ojos y andame la sien!
Astros, sistemas, mundos, me pesan en los (hombros; Me pesa la tristeza, me deshace el dolor.
Mis manos, ofendidas, no tocan más que es (combros, cien largas espinas han broudo en mi flor.
Abrios rosas blancas. Volad, volad, palotas!
Popcos encarnadas sabrosísimas pomas.
Abejas, haced micles. Derramaos laud.
Bajo la noche de oro, con una luna inmoose.
Tal vez quede mi vida para siempre suspense Muy rubia mi cabeza, may negra mi inquietud.
AUJONSINA STORNI Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.

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