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DIARIO DE COSTA RICA FEMENINAS Serie novena Qué es el amor?
La Coquetería Conyuga novios. La gente se cuida poco de ellos y ellos 10 Ko ocupen en absoluta de la gente. Los grupos de muchacbon no logran que la novia ho conmueve, el novio no tiene malditas las ganas de coquetear con los grupos de muchachas. El misterioso atrac.
tivo de cade sexo para el otro sexo no se ha extin.
guido ni en su corazón al en sus sentidos; pero, para cada uno de ellos, el otro sexo se resume en adelante en un solo ejemplar que prefiere, el cjempler que ama.
De manera que el amor se nos aparece como la atracción de un sexo hacia otro, concentrado en un ser Anico.
Esta definición, querida Paquita, no es mia. Espoco más, poco menos de Juan Jacobo Rousseau. es muy hermosa y muy profunda; se presta para que de ella se obtenga rica cosecha de observaciones y de comentarios.
En primer lugar nos recuerda que en el fondo del amor hay algo fatal, imperioso, inevitable: la Atrac ción de un sexo para el otro. Esta atracción es una Fuerza de la naturaleza que se puede comparar la. gravedad o la electricidad. Todas las tonterias más o menos almibaradas de que se ha llenado la cabeza a las muchachas jóvenes en el transcurso del pasa.
do siglo, no pueden probar lo contrario. Odiemos, sl odiemos y prescribamos esa literatura y esa moTal ombusteras que por espacio de tanto tiempo ocul.
taron a la juventud la realidad y la nobleza del amort Digamos lo contrario a la Juventud: la atracción de un sexo por el otro sexo es una ley de la naturaleza humana, como lo es el bambre, como lo es el sucño, y ningún ser humano equilibrado ba de poder susTraerse a ella, como tampoco ba de poder sustraerse a la ley del sueño y la nutrición. Negar esta ley de Ia paturaleza bumans es tan ridiculo, o mejor aún, tan imbécil como decir el ser humano no tiene ne cesidad de alimentarse, o no necesita dormir.
La definición de Juan Jacobo proclamá esta fatalldad humana. Pero, además, señala con precisión el hecho esencial de que el amor es una elección. En todo el sexo opuesto no solo elegido resume, part un ser humano, el inevitable atractivo; y este es el caracter distintivo del amor: elección irreflexiva, tan imperiosa como el tractivo de un sexo para el otro sexo. Un joven ha distinguido a una mucbacha, y la quiere por compariera excluyendo todas las de más, y con frecuencia es el único en encontrar en esa joven las cualidades que le seducen. Cou myy buena le, parientes y consejeros quieren hacerlesbandonar su propósito, demostradole que se enga.
fia: esfuerzo inútil, los argumentos golpean como martillos se razón sin conseguir que se doblegue su. voluntad. todos los dias los periódicos nos se falan alguno de nuestros semejantes que antes que renunciar al objeto digno indigco de su elección amorosa, corre a la muerte. ahora, querida Paquita, que empezamos a ver un poco más claro co el concepto del amor, so SD mas ficil separar la cizaña del, trigo candeal, es decit, dl desamor o el falso amor del amor propiamente dicho. Yo encuentro que se abuse extraor dinariamente de la palabra amor, tanto en la litera turs povelesca como en la conversación. se abusa también y no sin bipocresia en cuando se trata de matrimonio. Una convencios, a la vez mundana, cconómica y focial. impone la confusion entre estas dos palabras: amor y matrimonio. Es una con vención muy conveniente. sin embargo, como es una convención mentirosa, la rechazaremos de lle no. Quizás no todas las verdades sean buenas para que se digan la juventud, pero enseñarle una mentira siempre es pernicioso. Tu joven esperiencia de esposa suscribirá, sin duda alguns, los axiomas si.
guientes: El amor es una cosa; el matrimonio otra cosa. No es de ningan modo imposible que esas dos cosas colucidan, y su concidencia es excelente.
111. Pero esta coincidencia no es indispensableTafortunadamentel. para el buen acuerdo de los eselección imperiosa y exclusiva que atraiga uno otro los dos conyuges. Sin embargo, tlo, la comisión revisora, atendiendiendo a la proposición de Paul Hervieu, eno la inscrito en el nuevo código que los esporos se deben amor reciproco, y no es cierto que tú vo este la pro.
posición?
Mi querida sobrina, estaba esperando esta cbjcción y me lo haces sonriendo, sólo por el gusto de poner me en un prieto, Porque, ingeniosa y Avisadsebos periodistas o fabricantes de revistas de gran espectáculo lo son menos que tani por un instante has admitido que un perito en psicologia como Paul Hervieu haya querido decir: El sentimiento del amor ser obligatorio entre los esposos. Cada cónyuge concentrará en el otro todo el actractivo de su Rexo Inútid habría de ser que se legisisce este pun to, pues no se adelantara nada. Nadie es dueño de prelerir, nadie es dueño de amar. Sólo que, cuando dos personas honradas se unen en matrimonio sin sentir una por otra ese amor exclusivo que define Juan Jacobo Rousseau, queda, afortunadamente, paTa unirles y consolidar su unión de modo duradero, esa atracción reelproca de los sexos, impreciso bo ceto del amor Compuesto con las otras dos fuerzas de airección de que hemos hablado la costumbre y el interés. esta fuerza atractiva basta para consoll.
dar la unión de dos esposos. Una esposa tiene el derecho de decir: Puesto que mi marido se ha che sado conmigo, yo represento para el el atractivo del Sexo femenino. Así pues, no me debe considerar como una criada o como a una persona con la cual se vive por costumbre o por interés.
Tales, querida sobrins, el sentido preciso de la palabra amor, inserta, gracias a Paul Hervieu, en el proyecto de Codigo revisado. Ya ves que, lejos de sigelicar que ânicamente podrán casarse borradamente aquellos que sienten uno por otro la pasión exclusiva definida por el autor de las Confesiones, esta inserción ladica, sin más, que un minimum de amores a la vez decesario y suficiente en el matrimonio. ese minimum de amor es seaclllamente el primer grado del amor, tal como nosotros lo hemos definido el amor sia elección imperiosa. dicho con mayor precision el atractivo natural woo los muchachos jóvenes experimentan por las muchachas jovenes, y reciprocamente.
Pero, en fin, tlo, quieres o no quieres bsblarme del amor?
Asl empiers, querida Paquits, la altima carta que me bas escrito, y en tres paginas de Hoces apretadas la última está cruzada. deplorable costumbre de la que nunca te logrado corregirte tratas de convencerme que el capitulo inicial de un manual para esposos jóvenes, y también el segundo y gente ralmente la mayor parte de los demás, deberían estar consagrados este importantísimo objeto: el amor. Debo decirte que el tono de tu discurso me ha parecido algo áspero tratándose de tan gracioso cliente? Desde hace mucho tiempo he observado que, en las cartas de mujeres, par traducir el pensamiento el tono es infinitamente más importante que el texto. Pues bien, el tono de tu carta te denuncia claramente que en este momento, el amor y tú no estals en perfecto acuerdo. aun reprochándome que tenga que celebrarle agul, comprendo que es el a quien quieres hacer comparecer obedeciendo a mi listada. hasta creo que perdonarlas que le concediese en mis cartas uu lugar cualquiers, si el consiatiese en ocupar, en tu vida de esposa, todo el que tus sueños de muchacha le babian reservado.
Mi querida sobrina, puesto que así lo quieres, voy hablarte del amor del matrimonio; y voy a bablar te de el libremente, dejando a un lado esa falsa to nestidad, que raya en mojigatez, y sin embargo, las jovencitas que abors están en la iostitucion Berquin, podrán leer mi carta sin cuidado alguno, cuando la hayas leldo tú.
Sin cuidado, sí, lo repito, pero quizás con proveebo.
Cuanto más fundamental es una noción, cuanto mas esenciales para el pensamiento y para el len.
guje, monos clara es para la inteligencia. Procura explicar lo que es el espacio, lo que es el calor, lo que es la belleza, y probablemente no podras. Pues algo parecido ocurre con el amor. Un pensador ha dicho de él que se parece a los espectros: todo el mundo habla de él y nadie le ha visto. Pero no sos desanimemos y hagamos nuestra modesta información empleando un procedimiento cientifico ¿Te bas parado alguna vez contemplar como juegan niños y niñas que están en los albores de la Tvida? Los niños son turbulentos cbillones, groseros, y, por lo regular, pegan a las niñas. Las alias son charlatanss, lloronas, amigas de los tapujos y miedosas, y, por lo regular, arañan a los niños. Al cabo de cierto tiempo de ensayo bastante corto, las niñas no tienen más que una ides: escapar a la brutalidad de los nibos y éstos, por su parte, declaran que las nifas son muy cargantes y se apa jugar con otros muchachos a sus juegos feor.
De manera que, desde la más tierna infancia, los dos sexos se demuestran motus bostilidad. Cuando mil, llegan toleranse reciprocamente, y este es un hecbo que confirntan todos los maestros y maestras de las numerosasucias primarias mixtas de las aldeas francesas, y probablemente de todos los demis países del mundo, Niños y niñas, es difícil to grar que jueguen juntos antes que lleguen a la edad de diez doce años.
Pero, te suplico que pases de nuevo, algunos afios más tarde, por una de las aldeas en cuyas escuelas las chiquillas pellizcaban solapadamente a los chiquitlos y éstos, manera de desquite, les echaban Parera por el cuello. Conviene pasar de Duero un domingo después de visperas, y se veri, entre la mucgedumbre que pasea, grupos de mucbachas: no hay cuidado de que al pasar se bagan muecas SA Acando la longua al que se prodiguen epitetos malas.
nantes, cosa que no hubieran dejado de hacer cinco 10 seis años antes. Antes al contrario, ojos y labios cambian sonrisas. Poco antes, cuando una niña cual quiera se encontraba con un chiquillo, su encuentra Jparecia el. de un perro y un gato. Luego, esos mis mos muchachos se sienten todos animados por un sentimiento de benevolencia para con todas las muchachas. Qué reyolución habrá podido modificar las almas Jen pan corto espacio de tiempo? Sencillamente: la dad ba revelado a los niños y niñas de ayer la misTeriosa ley de atracción de cada sexo con respecto otro, atracción cu un principio vaga y general.
Querubin se conmueve al oír el crujido de las falAas! La mayor parte de las muchachas muy jovepes, tienen cada año dos o tres pasiones inocential ima de las que un dia ellas mismas se reirkn; pero que no se rien de ellos demasiado, pues si ese obs.
No atractivo de todo un sexo hacia otro no es 10Thavia el amor es la crisis preparatoria o, mejor di bbo, el primer grado del amor.
Pero, Yolyamos a ocupar en la plaza de la peque aldes el sitio de observación que bemos escogl do, en tabernoso domingo, después de visperas.
Grupos de muchachas y grupos de muchachos si Iuen encontradose o, lo que es lo mismo, persi. Zuidndose con amable juego de galanteria.
De trecho en trecho algo separados de los que pik Je, una pareja, un muchacho vos jovencita, se Sista el muchacho, chendeso, jovencita con los 4jos bajos. Ellos también lan renunciado a arañar He y tirarse piedras como en los tiempos en que eban juntos a la escuela Han becbo las preos, y on MARCEL PREVOST La espera del esposo soñado El origen divino de la naturaleza se ma nifiesta en su enamoramiento de tode ideal y de toda perfección.
Nuestros sentimientos, lo querramos no, gravitan y oscilon alrededor de estou dos polos: el aburrimiento, la pesadez que causa todo lo vulgar y los entusiasmo!
que suscita cuando reviste un carácter de orden y de belleza.
Nuestras simpatias no pueden verse ll.
bres de esta ley: las atrae todo aquello que a nuestros ojos se nos aparece reves tido de un carácter elevado. No hay en esto excepción alguna. El ideal podrá cambiar de objeto, pero siempre existira un ideal.
He aquí por qué se nos hace simpático cuanto recres y agrada a nuestro corazón.
La simpatia entra en nuestro espíritu, y se desarrolla en la proporción en que el objeto que la provoca responde más o menos nuestro ideal.
La mujer soltera adivina todo esto ose lo han ensefiado, porque conoce perfectamente como ha de conducirse para agra dar, es decir, para provocar la simpatia. Qué remedios pone en juego para con seguirlo?
Cuantos encantos fisicos y cualidades morales posee, esforzándose, además, para disimular sus delecros. Cómo, pudo concebir la idea de que una vez casada o poco después ya no necesita agradar a su marido. Qué concepto tan singular del cariño conyugal! Concepto que es asimismo, resultado de la ignorancia fundamental en que se la tuvo con respecto al matrimonio.
Evidentemente no lo sabe, porque nadie se tomó el trabajo de enseñárselo.
Importa, pues, advertirselo. Oh, esposas, conservad a los ojos de vuestros maridos el encanto que los se duce y provoca su amor sensible. Con cuánto cuidado evitiis de novias, ora en vuestros modos de vestir, en vuestras palabras y actos los menores descui.
dos, la menor negligencia que os haga desmerecer en el espíritu de vuestros prometidos. Por qué consentir ahora que cese ese prestigio. Por qué descender del pedestal en que su cariño os colocó y convertiros para el en una mujer ordinaria, semejante a otras mujeres que no quieren agradar, que yisten con abandono, que van. mal peinadas?
Bien está que no coqaetcéis con nadie; pero es indispensable que continuéis coqueteando con vuestros maridos, porque es preciso que ellos os vean siempre ba jo vuestro mejor y más hermoso aspecto.
Procurad no presentaros ante su vista sino bien arregladas, correctamente vesridas.
No se trata aqui de lujos, de atavios extraordinarios, no, sino de los trajes de diario, más sencillos, pero llevados con gusto, del cuidado, en una palabra, de la coqueteria que conviene a una esposa pa ra agradar a su marido.
No se piensa bastante en esos detalles, tan pequeños en apariencia; por ejemplo, en la influencia que puede ejercer sobre el marido un lazo alrededor del cuello o una flor coqueteando colocada entre los rizos, o una cinta colocada alrededor de su cuerpo bien ajustado que haga resaltar su talle, etc.
He aquí todo. Agradar, agradar siemprel esto debe reducirse la gran preocupación de la esposa: en esto consiste Le coquetería conyugal.
poco Mediremos y pensemos seriamente en nuestros tres axiomas, y veremos que les falta un comentario.
Que el amor sea una cosa y el matrimonio otra cosa, se desprende de la desición misma del amor.
El atractivo de un sexo bracia el otro sexo es una ley general: al llegar a los veinte años, toda joven desea un marido, y por su parte, todo joven desea As coopera. Pero, no vayas creer que esta brusCH concentración del atractivo en un ser unico se impone Infallblemente a todos los seres. Hay muchas gontos sanas y perfectamente equilibradas que nunca han sentido la atracción Anies; otras han crel do sentirls; pero no ban tardado en reconocer que se equivocaban. Claro está que el ser exclusivo construido por la naturaleza para gustars otro no ba de encontrar necesariamente a ese otro. Si el encuentro no se verifica, lo cual es probable. tienen que renunciar uno y otro al matrimonio? Eso seria tanto pes absurdo cuanto que el matrimonio es un acto social y religioso y nunca un acto pasional. La religión dice: Es preciso casarse para tener hijos y educarlos con los principios de la virtud. Fenelon. La sociedad dice: Es preciso casarse para tener hijos y proceder, de generación es generación, a la trasmi ción regular de la propiedad. Ni la sociedad ni la religión subordinan el matrimonio a 14 regla de una. Cree usted, señorita, que debe usted resignarse a esperar el esposo sofiado, 0, por el contrario, estima que sería preferible crearse usted misma una posición independiente, qne en el porvenir la pun siese a cubierto de privaciones y hasta de la miseria. Creo que, precisamente, el mejor modo de esperar al esposo soñado, brándose de apechugar, por prosaicas exigencias de la vida, con cualquiera, como en el libro sublime, Don Quijote, Ieño que el acaso le depara, consiste, para una mujer, en ser capaz, por su propio esfuerzo, de asegurar su independencia material, tan intimamente ligada a la moral, ya que en el mundo, como en el libro sublime, Don Quijote no puede prescindir de Sancho. El día en que las mujeres de origen español se convenzan de lo que tan bien saben las mujeres de otras razas, esto es, de que al romper las trabas convencionales que atan su inteli gencia y su voluntad para caminar libremente por el sendero abierto por sus proplas manos, no las convierte en marimachos fcos y desgarbados, serán den.
tro de la fatal imperfección de las cosas humacas, mucho más felices en todos los aspectos de su vida, empezando por la sentimental, pues podrán entrar al matrimonio sólo por la puerta grande, la del amor, y no veremos tantos de esos consorcios de convicción, más tristes que los de la conveniencia, que nos hacen mur.
murar, al ver una flor delicada en manos rudas e inhábiles. la dulce queja de los poetas andaluces. Quiént te llevó de la rama quc no estás en tu rosal. ANGELINA PALMA OS dos Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.
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