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DIARIO DE COSTA RICA WA in LITERARIAS www Serie undécima e we Los Dientes de Berczi Llegado al mostrador, saco del bolsillo el paque.
tito, la coloco delante del tendero, y dijo. Quiero, por esto, Juguetes.
El viejo Marozil desenvolvió con gran cuidado el paquete y vio con gran sorpresa, que dentro de el habia un diente de nico.
Berezi creyó que el viejo Vacllabsy luzgando seguro el trto, balbuce. Por todo eso, como Morozil era un poco sordo, el nifio grito de nuevo. Comprende usted? Por todo eso.
Mareil admirose de la ingenuidad del chiquillo, y le explied, sonriendo: Mi querido Berezito: el to Marotli no puede dar te nada por este diente.
Entonces lué a Berezi a quien le tocó admirarse de la tonteria de Marozil. INo diba nada por el dien.
tel. Cosa incomprensiblel Todo avergonzado corria hacia su case y comenzó a gritar desde la puer imaginate, papi, el ano de Marozil no ha que rico darme unos juguetes por mi dicute! hasta se rle de.
Yo le expliqué que el tenia el derecho de pensar que sus dientes vallan mucbo, ya que la tra le habla comprado una por cien Hories; pero que Marozil pensando de otro modo no era un asno, porque a die babía ido nunca a su tienda e comprarle dientes de Berezi. en este pequeflo relato está la solución del sunto de los cuadros.
Si Berezi bubiera tenido cientias suficientemente ligeras para ofrecer sumas fabulosas por los dice.
tes de Berezl, entonces Marozil habría comprado, tarbida a buen precio, los dientes de Berezi. Loe mercaderns de cuadros se basan en este priucipio, yen tanto que baya amateurs locos, los cuadros valdrán también sumas locas.
que sufre tanto sciago caballero portante el mal de rigurosa amiga.
Sonaba quel cantar de los rediles, ran dulce que parece que te nombra, y Rorecia estrellas pastorilcs el lomenso ramiaje de la sombra.
La noche armonizábase oportuna con la emoción del cántico errabundo, y la luz religiosa de la luna iba cantando suavemente al mundo.
Sol del ensueño, a cuya magia blanca, conservas, perpetuado por mi afecto, el szahar que imarcesibic arranca la novia eterna del amor perfecto.
Tonade montañesa que atestigua uns quejosa intimidad de amores, spalabrando con su leurs antigus el dulce lamentar de los pastores. vino el llanto a tu alma taciturns, en esa plenitud de amor sombrio con que deja correr la for gocturna su venturoso exceso de rocio.
Pues quien no sentirá la paz agreste desvanecida de tristeza, cuando un plenilunio languido y celeste, cifra el idilio en que se muere amando.
Bajo ess calma en que el deseo abdica, yo fui aquel que asombro a la desventura, ilustre de dolor como el pelicano en la fiera embriaguez de su amargura Asi purificados de infortunio, en ilusión de candida novela, bogamos el divino plenilunior como debajo de una blanca vela.
Ibamos por el pálido camino hacia aquells químérica comarca, donde la luna, al dejo vespertino, vuelve de la extensión como una barca. ante el favor sin par de la fortuna que te entregaba a mi pasión rendide, con qué desgaire comulgué en la luna la rueda de molino de la vida.
Difluia a lo lejos la inconclusa flauja del agua, musical delirio; y en él embebecida mi alma ilusa, fue simple como el asno y como el lirio.
Sonora noche en que como un cordaje Ja sombra azul nos dio su mclodís.
Claro de luns que al nupcial viaje, alas de cisne eg su bluncura abria.
Aunque la verdad grave de la pena, bien sé que pronto los ensueños trunca, cada vez que te beso me enajena la ilusión de que no hemos vuelto nunca.
Porque esa dulce ausencia sin regreso, y ese embeleso en victorioso atarde, glorificaban el favor de un beso, una tarde de amor. como esta tarde. LEOPOLDO LUGONES COLOMAN DE MIKSZATH.
En soetadsdriene a menudo la cuestión del velor exagerado de los cuadros. No es natural sue.
lo decirse que un gran plator pueda ganar, por um solo cuadro, más de lo que un hombre de Estado, usebagado genial u otro cualquiera puede adquirir con el trabajo de toda su vida.
Yo no dejo por esto de querer a les pintores, pero tengo camblea clertas dudas. Por ejemplo, no cabe en mi cabeza el que na grania con un bosquecillo, una pradera detrda y algunos bonitos árboles pintados sobre una tela, puedan costar más caro que si se comprara fodo eso al natural. Seguramente debe ha ber en todo ello algo de locura. Man por qué la lo.
cura fendre una base más pequenta que la razón?
Esta, como la otr, se encuentra en el hombre. Se puede construir ise bien sobre un como sobre otra, y es necesario asimismo que ambos factores sean tomados en consideracion, Para aclarar esto, voy a contaros von historieta.
Hace dos anos, Ibamos a comenzar almorzar y estábamos saboreando la sops, cuando de pronto al Bo sonó sobre el plato de Berezi Berczi palideció y quedose como mudo. Eaton, ces volvi el rostro y vi en su pinto como un grano de arroz por mais de que la sopa no era de ese cereal. Dios mio, su dientecillot grito la madre, Si, eso era: su diente. El niño lo miro asombrado, abriendo tamaños ojos. solo la cuchara.
Pero su madre corrik bacia el, de prisa, llevando su propia cuchara para sacar el diente. Alto, alto, el deute es mio! grité yo y mi eu clara entró también en el plato para buscar el diento, encontrándose con la cucbara de mi mujer. El diente es mio dijo ella. No lo doy dije yo lo cagarzare ca oro para si cadena Yo mandaré hacer un lije para mi brazale fe.
Aquello se convirtid en una verdadera disputa Las dos cucharas luchabad para impedir que una de afas pridlese sacar el diente de la sopa.
WAFE me ocurrió hacer una proposición, conendoroso que el nido me quiere más amf. Qure decida Bercrito, Siendo suyo el diente, 56Jo el cibo tiene derecho para decir quien corresponde.
El chicuelo quedóse perplejo un instante pero como la Navidad venía, y era ya quien tenia la cos.
tumbre de vermr con los Reyes aquellos días, fue a ei a quien adjudicó su diente. El sentimiento del Interés comienza més pronto que la inteligencia y concluye más tarde. La madre se puso triste, o fingió catarlo. Entontes Beruzi, deslizándose de prise por debajo de la mesa y caminando cuatro pies, saito sobre las ro dillas de su madre, comenzó a acariciarla remedio seguro cotra la pepe y la dijo. No te asustes, mana. Ya tengo erro diente que te mueve.
Por lo que face a ml, bice engarar co oro el diente de Berczi, que parece el corazón minúsculo de ek iz de una blanca Bor. Lo llevo colgado en la cadena de mi reloj, y varias persoas me han prePuntado. Qué piedra preciosa es esa, tan extravagante?
Yo respoado siempre. Todas las piedras preciosas son extravagantes; pero esta es la única verdadera y con valor.
Poco tiempo después, mi mujer recibió también in diente, y ella lo mismo que yo, lo mando engar zar en oro. Después, una tia de Bercel vino a visi.
tarnos, y como el niño tenía de nuevo un diente que de le movís y le impedia comer, puro al cual no per roitia se tocase, la tia prometió a Berezi un bilete de cich forines si la dejaba arrancárselo, aseguradº de que la encantarla levar consigo un diente como quel.
Bereri al oirla permitió que lo seara el diente, y la tia cumplió su promesa, comprandole por cien Borines un titulo de la Deuda. Pero el niño no que do contento. Para qué servis aquel papel? Ni slquiera tenia monos pintados, y luego babla tantos peles en la casa para hacer pujarltás!
Resolvid, pues, que en adelagte sacarís mejor partido de los dientes, que le quedaban. Como el Hombre no plerde los dientes más que una vez. Si al menos aquellos se cayera todas las semanas No, en lo sucesivo ya no serfa tan ligeros no se traicionaria diciendo que cola floja alga diente.
Así, cuando su cuarto dicetecillo cayó, nada dijo Kino que lo envolvió con precaución en papel de se da y muy secretamente, bajo con él, dirigéodose bacia la tienda de fuguetes de Acta Marozil, que es laba al fin de la calle de enfrente.
El viejo Marozil, que conocía muy bien al niño porque era fiel cliente de su tiendi, le sourib amiga.
blemente desde detrás de las muecas, las vacas de madera y los caballos. Qué destas, Bercrito?
El niño avand irresoluto, hacia el mostrador, 60.
mo un ciego, porque sus miradas se perdían entre tanto como babi. que ver alit: los carritos, los assiHos que movian la cabeza, los soldados, los casti los. quién podria enumerar tantas cosas.
Paseo sentimental porque eres sepulture sobre el horror del crime: tus manos lo reden sobre ese inmensurable, que llam in al dolor un beso eterno pones y Siebus una flor.
Nuestra Señora y Madre: yo suplico tu amparo.
y en tu misterio busco el luminoso faro que me lleve al Olvido, al silencio y la Pet Tus doloridas plantas marchando entre la Noche, son bellas como ante y por eso al seguirte, no ke vuelve jamás.
Te supongo radiante bajo lfvide túnica; te supongo nimbada de magnificos lirios y al mirarte as bella, y bierdica y Unico, ambiciono una sala alumbrada por cirlos. por eso te pido, Nuestra Madre y Sciora: yo que analo el descanso y reclamo el olvido ya que soy el enfermo del terror de la Hors; yo que no tuve besos, más que tristes y falsos, yo que en dias de pena y vigilias de excesos, desile por la vida con mis sueños descalzos: yo te pida job, Señoral que me des tu cariño; y amparando mi vida del terror de la Hors elimines al hombre y redimas al nido, CLAUDIO DE ALAS OZONSKO La Muerte En vano el filósofo trata de alejar la visión de la Muerte departiendo de ella con sereno estoicismo. En vano le llama madre, hermana y amiga. En vano explica con natural scento el juego concertado y regular del ser y el no ser, luz y sombra que ruedan por el seno del Universo como rueda la girándula mágica de las esta ciones, como van las noches y los días camino de la eternidad. En vano, en vano.
La Muerte es nuestra gran tragedia. La llevamos dentro, caminamos con ella, y vivimos desesperados porque vamos a dos a nuestro cadáver. Por más que huyas con tu pensamiento poh hermano galeotel no puedes salir de ti ni alejar esa hórrida certidumbre que sientes con una irre batible evidencia física y permanente Más de una vez no has pensado en la hora macabra en que fus pies se alinien inertes en el extremo de una caja? Si no fueras bastante condena nuestros sufrimientos do Todos los días, tendriamos harro motive para quejarnos de nuestro destino, con la sola obsesión de la Muerte. Morir es anu larse, morir es perderse en el vano dennitivo de la Nada, es desvanecerse por siempre jamás con todo cuanto se es sensación y emoción, esperanza y ensueño, fuerza y conciencia en acción, principiny fin de un sistema emotivo creado por los intereses de la propia existencia, y que al arrebatarnos la Muerte sólo deja en nuestro vacio una dolorosa trama de vínculos tronchados para siempre. Para qué la crueldad de hincarnos tanto en la Vida, en el amor de las cosas de la Vida, si una potencia contraria movida por la misms voluntad, nos ha de arrastrar definitiva mente y al mismo compás, hacia el aniquilamiento. Por qué unos lazos tante naces, si habremos al cabo de desatarlos si eso, después de todo, está escrito. para que se nos ha dado la impia faculLad de saberlo? Sólo su aberración relis giosa pudo hacer decir a Pascal que el hombre sera siempre más noble que el universo, porque mientras éste lo ignoray el hombre sabe que muere. Sin esta sombria preocupación el hombre. no hubiera sido tan triste ni tan desventuradr, parece que le hubiese concebido una maléfica deidad con el ánico placer asesino de darle vida y no dejarle vivir.
Cada uno de nosotros cree, con gene rosa ilusión, que es en el mundo un facfor tan importante, que en el más leve de los casos su desaparición ocasionaria una dolorosa conmoción del medio que tuvo el favor de poscernos. Sin embargo, cuánto bien nos hace la Muerte con no dejarnos volver a la Vidal Cualquiera que tú seas. rcy o sabio, apóstol o conquistador, ne eres ni iinprescindible inolvidable. En el más hooron de los casos, apenas si tu muerte perturba un momento, apenas conmueve un minuto las almas amigas, Ppenas si luego la Historia recuerda de un nombre y una fecha!
MANUEL MEDINA BETANCORTI Ibamos por el pálido sendero hacia aquella quimérica comarca, donde la tarde, al rayo del lucero, se pierde en la extensión como una barca.
Deshojaba tu amor su blanca rosa en la melancolía de la estrella, cuya luz palpiraba temerosa como la desnudez de una doncetta, El paisaje gozaba su reposo en frescura de acequis y de albahaca.
Retardando su andar, ya misterioso, lenta y oscura atravesó la vaca.
La feliz soledad de la pradera te abandonaba en égloga exquisita, y cl vibrante silencio sólo era la pausa de una música infinits.
Pusose la romántica laguna sombriamente azul, más que de cielo, de serenidad grave, como uma larga quejumbre de violoncello.
La ilusión se declaró con indecisa debilidad de tarde en tu mirada, y bandamente perfumó la brisa como una cabellera desatada.
La emoción del amor que con su angustis de dulce enfermedad, nos desacerba, era el silencio de la tarde musia y la piedad humilde de la hierba.
Humildad olorosa y solitaria que hacia el livido ocaso decaia, cual si la tierra en lúgubre plegaria se postrase ante el cielo en agonía.
Al sentir más cordial cu brazo tierno, re murmuré, besándore en la frente, esas palabras del lenguaje eterno, que hacen cerrar los ojos dulcemente.
Tus labios en callada sutileza, rimaron con los míos ese idioma. y asi en mi barba de leal rudeza, fuiste la salomónica paloma.
Ante la demisión de aquella calma. que tantos desvaríos encapricha, Senci en el beso extremecerse tu alma al borde del abismo de la dicha.
Mos en la misma atónita imprudencia de aquel lågil temblor de porcelana, a mi altivez confiaste tu inocencia con una fiel seguridad de hermana. de mi propio triunfo prisionero, me ennobleció la legendaris intriga e ou Sinfonia negra Madrel Pálida Madre Muerte.
tan bella como triste y calumniada en suerte! tillego becho amor.
Sia cantos ni mortaja, sin Dios ni Crucifijo, reemote el supremo refugio de tus brazos; y como a pobre enfermo y como a amante hijo, impara el desencanto que dierosme mis pasos en mi jornada de dolor.
Madre!
Que mi palabra triste, tu corazon taladre; que la amargura forrible de las melancolias, bajo tu mano yerta, que todo lo perdona, encuentre un vasta oasis de luz y poesla; que tus pupilas frias borren mis inquietudes, tras esa paradoja, que teme la ignorancia, al ver un mundo campo de cruces y ataudes, donde la humilde tierra, podrida carne escascit.
Madret Yo no supe de besos, porque comprados fueron todos los que sent. y en todas mis angustias y en todos mis cxcesos, sólo co to Amor erel.
Tú, que eres para el mundo, is Trágica Temida; y que eres la Silente que trae el negro luta y que ca tus manos pones la clave de la Vida; y que te estudia el Sabio y te profase el bruto: a mis pupilaseres, un gran canto de amor.
Porque hecha de silencio, de paz y de concordia, derramas el milagro de tu misericordia, sobre la desventura, el crimen y el dolor.
Sobre la desventura: FS Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.
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