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DIARIO DE COSTA IA Gunumune LITERARIAS Gorunene wwwwww Serie duodécima umememmonwermeo La Cimitarra era mucho de grande y utrabolo todavia atrevido y concientude.
Yo comprends entonces que alga babla habido man fuerte que el titiritero japonés, algo misterios mento poderoso que le habla impedido clavar las or me vengadores donde di queria. bien, que para mayor venganza, Takaisivo hacia expresamente el no acertar a su mujer en los sitios donde apuntaba fin de prolongar indefinidamente la agustia de la desgraciada, que libri que preguntarse todas las nocbes 25erd boy? Pero esto es una idea da, acaso no sea tu aponese (Por Victor Cholnoky)
Durante dos meves tuve como amigo unaporou van de Budapest per estudiar el movimiento po.
palar en la región del Danublo y del Tisza. Llevaba of hombre magnifico de Avodaka Higal, lo que quiere decir la montaña verde del Orfente.
Tan solo el nombre ere verde en Highst; el mismo. Na cancieristicas, llevaba colores muy distintos La piel de su rostro en amarillo itais, sus nov malefua Renaticos fun tul inglés, ou tendencia editación gris alemán y el vino que solla beber Moje bågaro.
Gustabs Bucho remover los problemes del espldts, pero yo no sabrla decir cullera en realidad su oncepcion llosofico. Con tode, su sistem podria cerrarse dentro de la siguiente parados en un pesimista que lo encontraba todo bles. Tuvimos lar castroversies sobre mil puntos de historia, de metafísica y de etnografia. Solfa acabar todas sus esses diciendo. Est dien asit. Y, como yo le pre gatase que Thrones tenis para decir quello, ma responds: Es nt. porque esta bien, y está bien, porque es asi.
Seguramente era un determinista. Contesibale yo no creer muy firmemente en el Abre Arbitro, pero que, no obstante eso, admitía en olma humana cierta independencia, Ante esta de claración Higasi vacio, no on VASO, sino toda una Botella de vino húngaro, y respondió a mis palabrss els siguiente bistoria: Una senda de amor En Junio cogi rosas y romos Tal formando, ahora rosa por rosa las hojas voy sacando les dejo espereidas por donde veria suelo. No la verd Peatas? Que queden en el suelo, que queden en el suelo y atif mueran. si sus lindos ojos posadowill se hubieron. Después de varios meses de stany de inquietud hoy lagro que mis dedos ya pulsen el laud, y hoy cuanto be aprendido lo quiero sentrar. No escuchard mi música? Si no la ha de escuchar, que la misica rompe las alas dá votar.
pero y si ella me hubiese rogado que tocarn?
Toda una vida, toda, para aprender sumar.
Mi arte más extremado por lo voy a ensayar.
Hable ahora mi pasiódenlerno o paraiso. No querra el ciclo darme? bien, siello es preciso.
Pierda quien perder pueda. Yo digo en mi consuelo: feliz de aquel que logre ganar por ella el cielo.
ROBERT BROWNING El Monstruo y la vieja Yo estoy en la entrada de la casa dc ml tio Antonio; los cazos y pucheros de la caperera lucen sobre la pared blanc Yo estoy en la entrada de la casa do tio Antonio; tengo entre las manos y libro en que voy viendo toscos grabida abiertos en madera; representan una of güeña que mere el pico por una ampoll ante los ojos estupefactos de una vulpel un cuervo que está posado en una rami y tiene cogido un queso redondo; uas serpiente que se empeña en rosigara lims.
Yo estoy sentado en un amplio sillón de cuero; al lado, en la herreria paredci, suenan los golpes joviales y claros de los machos que caen sobre el yunque; de cuando en cuando se oye tintiacar en la cocina de mirez. El aparcero ha entrado hace un momento y ha dicho que en la tormenta de el otro día se le han apedreado los majuelos de la Herrada; este año apenas podré coger doscientos cás taros de vino; las mieses también se agostado por falta de lluvias oportunas; el esti atribulado, no sabe cómo va a salir de sus apuros. Se hace un gran silencio en la entada; los martillos marchan con tic tac ruidoso y alegre; el labriego mir rristemente al suelo y se soba la barba, intosca con la mano; luego ha dicho: EU, Dios dira! se ha marchado, leptamente, suspirando.
Ha transcurrido otro rato co silencio por la calle se ha oído sonsoncar campanilla y una voz que gritaba: tarde, a las cuatro, el entierro de Juan Antonio!
Cuando el tincinco de la carn panitia alejabs, re ha abierto un poco la puert de la calle y ha asomado una vieja, ves tida de negro, con la cara arrugada y es Fig. Esta vieja lleva una cesta debajo brazo, y ha puesto rezan ne de habla loro regudo por todos loi funtos de la casa; luego cuando ha cluído, ha gricado: Señora, zna limosi por el amor de Dios! como ich una gran pause no saliese nadie, 18 ha eclamado: Ay, Senior!
Entonces el viejo reloj ha hecho sordo ruido, y se ha abierto una pol zuela, por la que se ha asomado up queño monstruo que ha gritudo cp. cu.
La virja, después, ha tornadó a pregua tar: Seftora, una limosnica por el amor de Dios? Otra vez se ha transcurrido to largo rato; la vieja ha vuelto a suspirit ¡Ay Senor! en el viejo reloj, repire sus horas, este pequeño monstruo, que es como el simbolo de lo inexorable y del lo eterno, ha vuelto a sparecer y ha torDado a gritar: Cu cu, cu ca, cu cê.
AZOREN Genealogía Pero. den que podia derrochar su dinero? Lees Aba prohibido beber, porque el alcohol bubidrale arrebatado la seguridad de vista y del pulso. Por la misma razón no le era permitido saborear las dellolas del aplec dems, nosotros, los loponeses, per manecemos sobrio hasta en la opulencia No podid, pues, bacer nada de todo eso, pero en San Francisco les grisbus soll muy belles y fue.
ellas a las que Takalasivo ofreció el chapen, Indon tras y el oplo.
Después del espectáculo, panaba sus nocties en las casas de la de San Francisco. Al escuchaba con aire Indiferentes estúpida másica de los histriones, admiraba las dansarinas del lugar, y camblaba uno tras otro los billetes de cincuenta dólares no vol viendo a su casa baste que amanecía.
Un dia regreso en el preciso momento en que Mi.
namoto despedia a la puerta de su u rico buscador de ore de California con una cerviz de to.
To y Cabellos injuriosamente rubios.
Para que comprendis bien ahora lo que entonces hizo Takalasivo, y para que pesetreisen uno de los rincones del alma japonesa, be de deciros que la primera vez que yo tome wl helado en un Europapues entre nosotros no se conoce ese manjar estápi do sople encima. me comprende usted Del inismo modo Takaissivo soplo sobre el hielo que entro en tu corazón, para que estuviera todavia más belado. Y, lejos de estrangular Minamoto en al acto, deshizo el camino y se fue dormir un hotel. la noche siguiente fué al circo impasible como una piedra. Su mujer estaba ya allt. Liege su turno, y ella apareció sonriente ante el publico. Una prolongada aclamación acogió su presencia.
Se apostó ella ante el tablero de madera Taksies Yo ocupaba ys su puesto, y el criado trajo el cesto llena de pufiales.
La sonrisa de Moamoto era imperceptible, algo os débil que de costumbre, y la mirada de Tokaissivo slnicanente un poco más velada y sombrie ambos sablan lo que iba a suceder.
Minamoto, sin embargo, no vacht eu u vpuesto ante el tablero, purque la mujer japonest.
sabe cumplir con su deber hasta la muerte y la mano de Takaissivo no temblaba, porque el sponds to mismo sabe dar la muerte que recibirla.
Takassivo cogió el primer pufal y la Isato con su calmu habitual. Por su parte, Minamoto esiba muy tranquila, sabiendo que nada tenia que temer de los primeros golpes. Quién seria capuz, desde el comienzo de la comida, de estar soplado cocima de hielo?
Paso el cuchilla veinte, al treint, el cuarenta.
Todos iban a plantarse en su sitio con una seguridad milagrosa Pronto no quedaron más que dos en el cesto, uso pegado y el grande. Entonces Takaissiva comento saborear la satisfacción de escoger el golpe.
Podia lanzar el puisi un ojo, por ejemplo, con tal fuerza que el cráneo quedase como clavado COD tra el tablero, pero también si querie, podis caviat cerade, el de hoja curvad, directamente al cors 200. Cuál escoger. Los dos Takatssivo, con un mo vimiento rápido, empuño las dos armas. Minamoto ya sabía lo que iba ocurrir. Ha escuchado usted el aullido que lanza un laba li viejo cuando se decide a arrojarse sobre el casador?
Pues bien, asiaulio Takaissivo condo lanzó, apres de dar el golpe, su tradicionat: Ah, ah! en ales.
pacio de un tempere las dos bos volarun de sus als nos, Hüblerade dicho que era un solo golpe, pero eran dos y los dos bien dirigidos.
Una aclamación formidable atropellante, estalló en el circo, haciendo que se estremecieran sus mo ros, lamis Takaissive babla intentado un golpe u sudaz! Las dos armas, lanzadas a un tiempo, alcase zaron el blanco casi al espesor de un cabello.
El menudo puta se clavo silbando junto al ojo derecho de la joven que ni siquiera babla perpides do, mientras la cimitar se había clavado a una pel pada del seno izquierdo, temblando todavia toda por la violencia del golpe. enseguida Minamoto abandonaba su peligrosa posición, cruzadas las manos sobre el pecho, y saludaba, al público con su mi radiante sonrist.
e dijo sor determinista; no creo que el bom wre pueda ser dueño de uno solo de sus movimien ps: siempre bay alguien que tira de los bilos para Voy a contarle en fecho de gran autenticidad, besto que lo sé por mi propio padre.
Bey to o un burrio de la ciud de Klussen en el Japón, cuyos babitantes, descayucados por los ejer vicios de ilusionismo y de acrobatismo, hacen oficio de su destreza y de su arrojamiento corporal.
Los titiriteros de Klussen recorren el mundo ente rowy son siempre los preferidos en los music halls y en los circos de tubos mundos, porque las que ellos realizan son siempre verdancras hazañas gimnicas.
Pues bien, Takaissivo y su mujer, Minamoto, eran las dos de Kiussen; paseaban por todos los paises su elencia de la audacia y sacaban copiosos beneficios Se púmero, de los más sensaciones, consistia en la siguientes Minamoto, vestida con una sencilla malta de pub.
to presentabase de pie y con los brazos a Cruz, ante es ancbo tablero de madero. Takaissivo se colocaba frente e ells, usos diez pasos. Junto a él, cesto contenia cuarenta y seis cuchillos muy afiados, de largura de una mano, co pesado acero, waagados en guardes de madera.
Minamoto se inclinaba, sonriendo al público ya sebéis que nadie sourie mas graciosamente que a inponesa y se pegaba contra el tablero, con los bras crtendidos.
Takaiss vo cogia un cuchillo en cada meno, igu.
adoles uno contra otro, los exponis al público.
Despues los lanzaba en la dirección de su mujer.
El puñal bendia el aire con un silbida triste, y se cavaba por la punta muy cerca del cuerpo de Mine tota golpe seguía al otro con extrema rapidez, como un enjambre de 20 mosdoras hin, low pu.
bales volaban bada el blanco vivo, siguiendo el per el de su cuerpo y plantándose juntamente en el de barne.
Cuando ya baa lanzados cuarenta y seis cuchillos Tesla el llimo, una gran cimitarra, larga como el brazo, de hoja curvad, y cuyo mango estaba guar.
accido con piel de serpiente sujets con clavos pla.
En la sal que adornas cosas de antiguo Tausto y horribles bibelotes de la miseria actual, ante los despintados bleus de las buelos, cuando estoy solo racks, me gusta meditar. Este abuela materno del enérgico rostre, del rugado cotrecejo y la barba fluvial, hubiera sido el tiempos del Cesar Carlos Quinto, en el brumoso Flandes, brillante capitan lomos de su sula se recorrió su España, en Paja coilona, Sevillano puñal, Salpieada de besos la luenga barba rubia, y en los labios bermejos un sonoro cantar.
En todas las posadas y ventas del camino donde se detenia a dormir o yantar, focaba ta guitarra y buscaba pendencias, y se bebia el vino y no pagaba un real Harte de su azarosa vida de aventurero, en una vela blanca, cruzó la rerdemar, y ya en tierras de América SENSEO por fin el juicio, redimido en enormes ansias de trabajar.
10h, la abuela msterie de sonrisa enigmatica, de largo cuello fino y de mano ducal Tierte en la falda en libro que puede ser de versos de Espronceda, o si no del cantor de Don Juan Romantica la abuela, diz que se desmaya en un artificioso momento estral, ante una hermosa puesta de sol de la Monclos, sace una rosa blanca dormida ca su rosal.
Murió joven: he visto por algunos cajones unas trenzas pesadas, un anillo nupcial, sedas descolorides, abanicus bordados y un libro de memorias que no sé qué dira.
El padre de mi padre, tiene la fus cuadrada, an bigote en cepillo, un severo mirar Fue soldado, pero por Cristina Tegundo a las moncadas su sangre liberal.
Lleno de reumatismos y honrosas cicatrices, reche do en un manto virii de susteridad, Jimpiando su uniforme y bruñendo su espada. Vivio intitos aus davado e su heredad.
Ob, la abuelita Ignacia, Josigne rezadora, doc. eo todos los chismes menudos del lugar.
Siempre en sus relas pardas pardos los panelones, pardas las sayas limpias y pardo el delantall On, manns Sarmentosas de la abuelita Igancia, solas para tejer, solas para masar. ique medias más calientes las que ella me tejia!
y la borona de oro, qué riquisito paal nieto de un soldado y de un contrabandista, de una aldeana recta, de una mujer ideal, Cara rosas de sangre circulen en is vees.
y cada una tie de distinto perfumart cuatro rumbos se abres delante de mis ojos.
Ty Do sé ceal tomar FERNANDEZ MORINO zados Cada vez que Tokaissivo tomaba aquella terrible arma del cesto, no dejaba de gritar Ab! ah!
La large cimitarra silbaba en el aire e iba a la rarse en el tablero, con una precisión inalterable juso al seno iznuierdo de Minamoto, la más cerca Nosible del corto.
Estonces, Minamoto, reeogia los brazos sobre el pecho, despog base del tablero, el público com probaba con cierta voluptuosidad, que la forma de Eu cuerpo y todos los graciosos contornos de su cur quedaban dibujados por los cuchillos.
Tal era el número de Takaissivo. Podéis imaginas ros si ganarian dinero con semejante exhibición, per no es singuor parte tuvieron el éxito que en San Francisco.
Los habitantes del Far West, costumbrados a dlarias creaciones ferviosis, mostramos su gusto bacia ayol excitante excepcional.
Taksisivo pinaba muchos doutres en San Fred cisco.
El dinero tiene dos maneras de ser bueno, pero os rols de ser mato. Cuando es raro, resulta un es tombante para el trabajo y para la sobriedad. Reco en gras cantidad, desarrolla los sentimientos caritativos premios a bacer el bien Cuando es ro culares undancia, conduce oral awaries, ens Eta una bella imagen del placer Era una bella imagen del Placer cuando a mi vista fulguró un momen una agrabable Aparicica venida para hacer de un instante el ornament Sus ojos como estrellas del crepúsculo también crepuscular su cabellera, mas sus orros encanto cual surgidos del alba y de la alegre primavera.
Una Forma danzante, todo gozo, todo susto, alegria y alborozo.
La contemplé más tarde más de cerca, ya un espíritu, casi una Mujer con lastinios ligeros, amplios, libres, con virgen libertad en el deber; un continente en donde se reunían recuerdos y crisálidas sin cuento; una criarura no muy apropósiso. cw.
re para la vida de vulgar sustento: para olvidar aprisa los suceso culpas, amor, sonrisas, lactose Con serena mirada veo ahora La máquina en su pulso verdader un Sér, que, perisativo el tiempo de la vida a la muerte vivjeroserena voluntad en razón firme paciencia, previsión, fuerza, dest Para advertir, para alentar, pa mujer perfccta, en fin, todo el பட த Ya supondrá usted que to creo ni una sola pe labra de su historiale dije, Higasi, después de una larga pausa. Tampoco yo creería en ella, me replicó 61, si no bubiera sido mi padre. Oh le interrumpi Comprendo el culto de los intepasados y me parece bien, basta estimable, que preste usted fe a la palabra de su padre, pero perm ta que yo, a pesar de ello.
Ara ver el me interrumpio. Ya ve used cómo su pals es diferepte al mio Le he dicho a ested que conservaba esta historia de el padre, pues bles, Taksissivo en mi padre y namoto mi madre. partir del dia co que sucedió el becho que lo be contado usted, elles agregaron aquel suplemento de atracción submero ja ago nizante y adre continuo lanzada Nucia el ac to Canción del corsario En su fondo mi alma lleva un tierno secreta solitano y perdido, que yace reposado.
mas a veces mi pecho, al tuyo respondiendo, como antes vibra y tiembla de amor desesperado.
Ardiendo calenta llama, erens pero oculta, hay en su centro a modo de un fúnebre velón, pero su luz parece no haber briliado nunca slumbra al combate mi negra siración. No me olvides. Si un dla pasares por mimba td pensamienio un punto reclina en mi, pert La pena que mi pecho no arrostrani, ladnici es pensar que en el tuyo pudiera ballar olvid Eser. 100. timidas, mis Orimas palab a los muertos no piega ese lyr dar into pedl Dedicamen dal.
sebi Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y juventud, Costa Rica
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