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PAGESA 60 Literatura Centroamericana UPA MT Señor: tá le Vameste y ela voló a tu lado, dejándome en la tierra. Mi espíritu has mirado?
No es jardin florecido de azules ilusiones sino que inmunda cueva de urañas, escorpiones y vicoras. Un pozo, de horror y de amargura, en que está con codena la trágica locura.
La copo. de mi vida, donde escanciuba mieles, Hena está hasta los bordes de porzoñosas hieles, más álgidas que aquella bebida iúnominiosa que recoció lu lengua en la cruz afrentosa.
No bañaron mis lágrimas sus gélidos despojos; porque cegó la angustia los cauces de mis ojos, Pero como una vena por la cuchilla rota mi corazón sengraba sin bregue, gota a gota, cual tu divina: frente en el pavor del huerto, sobre los restos frios de todo un mundo muerto.
Mus aquel dolor hondo, siniestramente wuulo, estranguló mi cuello con serpentino mudo; dejó en mi faz adusta su corrosiva. huella; amontonó una noche glacial súbre mi estrella; azuzó mis pasiones más terribles e insanas, y. pobló. mi cabeza de prematuras canas.
Tú que de todo miras el onverso y reverso que regulas. la máquina que mueve el Universo; que sabes, omnisciente y enorme taumaturgo, por qué el dragón se arrastro, por qué vuela el simurgo; por qué el sonido ondula; por qué la chispa quema, por qué el retoñig nace, por qué. fulge la gema. por qué se hernianan siempre, en un igual destino, la leche con el llañto y el agua con el vino; dime: si fué en la tierra también tu protegida, por qué la. flor segaste de su apacible vida?
Dejando que un enjambre de lívidos gusanos. hairviera en sus mejillas, us senos y. sus manos?
Su cabellera undivaga fué una noche fragante: Su frente, como el arco de la luña menguante, Dos iris tenebrosos fueron sus grandes cejas; dos albos y odoríferos jazraínes sus. orejas, Sus pestañas, segmentos del óvalo. radiado mn Que excorna. las imágenes en el vitral sagrado.
Su inirada solemne tristeza. vespertina; o sus párpades, dós hostias de iimaculada harina.
Los orbes de sus ojos, ópalos tovrasoles con amatistas trémulas en un fondo de. soles.
Su nariz, noble y firme, como uma intención buena. su mejilla de cera mistico buna. Hera.
Su boca, para el alma sédienta de ternura, un pozo de aguas vivas de perennal frescura.
Su cuello que tenía. la candidez del cirio. y del lino Rtárgico como un excelso lirio. Sus senos eran como manzanas odorosas cual recimos opimos de viñas deleitosas. Sus manos lechas pura cortar en los jardines.
cerúleos, rosas áureas y argentinos jazmines.
En su yegazo pudo reclinar su cabeza un dívs, agonizante de amor y de tristeza; y, como el del arcángel de las anuncitciones, era gu pie de jaspe. Los buenos corazones amaban su modestia. y su gentil donaire, que uagian de perfuntes los átomos del aire.
Bajo los dedos gráciles de su impecable mano hondamente quejébase el corazón dél piano; y en la oquedad sonora de su violín de plata, oyóse de los silfos la flébil serenata: tal fué la dulce virgen cuendo acordó el Destino ponerla bejo un sauce doliente en mi camino.
XK Es:a documento DIARIO DE COSTA RICA :a2 do la Bis olcca Nacional Kg. Osrogón zaro 201 stoma Nzcional de JTEVES 15 DE SETIEMBRE DE 1051 o Pr ERTA Por Juan Ramón Molina Era entonces mi espíritu un mancatial exhausto, más secular que el lóbrego espiritu de Feusto, donde trazó sus cúleulos glaciales lo experiencia y cayó la simiente del úrbol de la ciencia, que éultivan log hombres con pérfidos afanes para. que lo. cosechen irúnicos satanes. prestos a urdir las redes de las primeras citas, donde se rinden siempre las pobres margaritas. Querianme los impuros pecados capitales, y odiibanme las virgenes virtudes teologales. Había explorado todas las altas latitudes del pensamiento: leido biblias y talmudes; meditado en las muertas necrópoliz sombrias; de las leyendas magnas y las plosofías; investigado ciencias y oscuras nigronuancias, gue escorulen de las cosas y seres las sustancias; consumido en estudios y locos devaneos, mervios y sensaciones, sentidos y deseos, hasta. tener, enfermo de un incurable hastío, encima, un cielo mudo, quimérico y vacío, y en mi conciencia, rumbos ignotos impelida, horror por la Natura y espanto por la Vida.
Pero ella puso en ini alma el candor primitivo de las revelaciones celestes, Un olivo plantó entre las arcillas estériles de mi eras une vid y uma espiga, un lawrel y una. higuera.
Agua ofreció. mis labios, narchitos y sedientos. bertió sobré mis llagas milagrosos. ungiientós; y ahuyentó de mi paso, con. dulces oraciones, todos los cáncerberos y todos los dragonezs. Das tú, Señor, dijiste al ángel de su guarda. vé por ella: a la tierra; hace tiempo que tarda. El ángel bajó al punto del lumiñoso cielo, a brovés delos éteres pristinos, Plegó él vuelo junto al fúnebre tólamo de la estancia. sombría; y al ver su exangúe cuerpo, sí ongustiosa, dgonia, lloró con:sus dos dlas cubriendo su. cabeza.
Era. un himno grandiosó la. gron. Naturalezo!
Llenaban los azures. timpidos y jocundos, a la másica solemne de los énormes muúndos. rodando eternamente, Los atrevidos montés.
empirábanse. sobre los vastos horizontes. mo Del fondo de los mares lórados por el día naciente de las uguas el diálogo subía.
Los bosques derramaban, mecilos por los vientos, el rumor de via orquesta. de acordes inistrimentos: todo era himnos y júbilos, batir de olaz y de alas, derroche de esplendores, de pompas y de galas, de voces y de trinos, de besos y murmadlos, en piélagos y gotas, en selvas y capullos, como sí su cadáver, del más puro alabastro, teúdido no estuviera. Por qué no murió un astro?
Señor: nunca discuto tu voluntad, porque eres Padre y dueño de éosas, espiritus SEYeg: desde el funesto rayo que en. las mubes se fraguz, hasta las pululantes infusorias del aña; desde los leviathanes de máximas aletos, hasta los gigantescos y lúgubres cometar; desde el númen osado que explora lo absobito, sta el instinto vago que germina en el bruto.
Por eso al ser herido de aquel dolor supremo no apacenté; insensato, las iras del blasfemo, siño quede mi dicha mirando los escombros cargué con ellos sobre mis fatigados hombros, Cultura y Juventud, Casta Rica.

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