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Los costarricenses ciertamente han do mucho sus costumbres en nte centuria; pero, sin emo. algunos usos se mantienen ia conmovibles.
Costumbre muy era fue antes la el confundir puesto en juego los sentimientos piadosos de este pueblo con fines extraños a la piedad, y cómo lo que parecía religión vino uss maguinaciones del año 24, didonos, esle respecto, que es tica la trama de hoy a la de ayer.
Narremos una antigua aventura poHítico. religiosa, Para que quede Ccomprobado nuestro aserto de que en. esto estamos siempre lo nismo, En el año de 1824 tuvieron los vecinos de Cartago varios días de profunda excitación con motivo del robo de. Ja imagen de la Virgen de tos Angeles. Mas, para apreciar debidamente la consiernación que produjo esé atentado escandaloso, es. preciso tener en cuenta la encendida piedad que inspiraba en toda Costa Rica dicha imagen, así por su representación excelsa como por su venerable antizúedad.
Casi dos siglos habian pasado. entonces por encima de la floresta, la pieira y la fuente de las riberas 3el Toyogres, sin alterar el ameno frescos de la selva ni conmover la roca ni agotar el manantial de la leyenda popular. Ciento ochenta y seis años iban transcurridos, desde que los ñeles habían alzado un santuario en la foresta y asentado en la piedra le gendaria un tabernáculo y concertado en el plácido rumor de aquella fuénte, ora sús cantos de alabanzas, ora sus gemidos de penitencia, sin que nunca hubiera cesado de llevar alli, en prenda de fe, loz tributos de sy amor. Amaban con entrañable afecto ese simbolo de su Te, y mal doctrinados en su amor, rendiznle culto con visos de idolatría: Para el vulgo, la imagen era viva; para todos, la imagen era venerable, Pues en esa imagen puso mano Ím1pía un señor Corona, natural y veclno de Cartago. Refiramos el suceso.
Databa de muchos años ntrás la costumbre de traer la imagen, de su Iglesia a la Parroguía, para hacerle en ésta grandes fiestas religiosas, costa de los devotos mantenedores de la ciudad y de los barrios, tal cual se acostumbra todavía, con Ja sola diferencia de vué la trafan desde el primero de agosto, y no el tres como usan añor: a función del de agosto de 1824 estaba de antemano señalada para os es que con toda certidumbre se esperaba una gran solemnidad. en efecto, los preparativos no dejaban nada qué desear. Habría fuerte campaneó acompañado de tambor grande, tamboril y chirimia; misa cautaserm buena ave maría con violón y flauta; largo sartal y y bombones tendido por las cuatro cuadras de la piaza para el sanctus. opipero banquete para la gente de porte; fuegos de pólvora para la plebe, y un buen sarao para dar fin a la fiesta.
Por supuesto, la vispera. de la fun.
ción, parecía le L25o de doba Manuela un jubileo. era de crecido Esto dacurys JUEVES 15 DE SETIEMBEE DE 1921 el de sirvientes, conocidos y amigos que entraban y salisn llevando recados y trayendo cosas. La ba raúnda aMdí era muy grande, y sl embargo, por encima de todes lz vocés se ola la de doña Manuela que gobernaba los movimientos de la niobra: Avisenle al padre Joaquin, decía, que no deje de venir mañana; degútellen pronto la res; al horso con los lechones; compren orégano; ui.
gan jamaica. En fin, lo que se lama tener en la mano la batuta, En esos preparativos pasó la señora todo el día y lueso que hubo entrado la noche, ocupóse de varios otros no menos interesantes: ver, dijo, cómo andamos de ropa; y abrió un antiguo armario de cedro en cuvoz anaqueles bien podia caber un almacéx; sacó una caja de madera y de ella retiró un ajuar de gran valor, compuesto de enaguas de hito de oro que reluciañ al igual de una easuñía, camisa blanca de lino con un millón de lentejuelas, y larga to2lla de punto, que, llevada domo se usaba, ciendo en vuelta entera los brazos, tiraba a sobrepelliz, Escudriñó más Jos anaqueles y de ellos apartó varias alhajas: una peineta de carey con embutidos de plata, dos sortijas de cbispas cor esmeraldas, un par de chorlos con perlas gruesas y finas y un collar de plata sobredorada que pesaba a lo menos catorce onzas.
Luego pensó en sus hijas, y descolsó sendos trajes a la moda, es decir, túnicos de panza lucía o dé medio paso, chales de seda y zapatos de raso morunos. En aquel armario estaba entonces guardado el primer pañalón que vizo a Costa Rica, pero la señiora ni siquiera lo tocó, porque prenda tan valiosa se reservaba sólo para los tres jueves del año. Fuera de esta única excepción todos los demás preparativos daban a entender que la función del Jí2 siguiente sería de primera clase, como así lo demandaban la piedad y categoría de lá mantfenedora. Mas todos los prevarativos se perdieron, porque al amancecr del tres de agosto ya estaba el DIARIO DE COSTA RICA Stempre lo IRAETSTRO Por Manuel de Jesús Jiménez o manto de la imagen, escueto, sobre el argentino pedestal. De qué arte se valieron para ejecular ese alentado? Muy sencillo. La Parroquia era a ja sazón un edi cio provisional de tablas, porque igua de cal y canto había destruida recien o temente por el temblor de San Estanislao, con lo cual dicho Queda que no ofrecia seguridid as Ventanas eran de Correóeias, y el ecios Coronas las corrió a desbora de la z0che, dando sorPresa inesperada al vecindario, El golpe fue tremendo. Todo Carlago se puso en movimiento. Ma ¡conjeturas cruzaron por los ánimos.
l¿Se habria ido la Virgen huyendo de tanto pecado o habrian sido los pecadores quienes se la habíen Je: vado? si eran Éstos. qué se proPboanien y dé Lo, para pri derlos y castigarlos? En vano fueron.
registrados aquella vez los templos, Casas, calles y caminos; en nirgena parte parecian ni la imagen ni los raptores. A medida que transcurrían las ho.
ras y tos días, y no daban con lá Virgen, iba creciendo la consternoción del vecindario. Las muchedum.
bres tumultuzban por doquier; ora los feligreses llevaban sobre lacabeza grandes piedras por penitencia; ora los suspicaces empuñaban en sus manos los machetes por amenaza ora, unos y otros, conturbaban el si.
lencio de los templos con alaridos, clamores, promesas y rogaciones, La situación era muy grave: el pueblo en masa estaba levantado. Voces la sordina Je decian. Los josefinos!
ilos josetinos! Pero con gran sindéresis, contestaba. Si ellos fuenm. se la hubieran llevado cuando se llevaroñ la capital. así, en aquella profunda excita.
ción popular, habfag transeurrido ya varios días, cuando en secreto conck lábulo discutizse la manera de re.
mediar la situación. Ya Uds. lo ven, dijo Corona, hémos errado el golpe por entero, No hay esperanza alguna de recobrar la capital; esta gente no nde Septiembre Como la dé los dioses, la juventud de la Naturaleza es eterna. El año que se durmió en Jos hielos de di ciembre, abre ventanas al viento y al sal, se corona de: pámpanos en los meses Horidos, y se emboza en la capa y se ciñe la espada de don Juan.
Abril es Margarita que se ruboriza on todas sus flores y a los pasos de mayo que llega, como Fausto, al jardin.
Mayo es el mes blanco de jazminez y de lirios en los altares. Li madero trágico de la cru 236 vubre de pomas olorosas y de rúsiicos ramilletes. Hay incendio de promesas aráientes en Ja. scltas silenciosas de los balcones en que el hierro complica monogramas, mientras sobre la ciudad dormida eze el velo de perlas de Ja luna.
Los muros vetustos rejuvenecen en enredaderas. Verán que la canción de Macias vibra, la alondra de Romeo vuela, los vinos de Rabelajs y Juan Ruiz de la Hita corren de los toneles rotos y el puño de Otelo se aprieta en los cuellos infieles. Septiembre nos sonrle. Es adusio en el ceño, duro en el mirar y encle spread do a Pron Macaco mano fuerte. Resonante de cañones, glorioso de bronces y de laureles. 41 amanecer el cura Hidalgo suena su campana para la misa heroica: el espíritu santo de la libertad está sobre tos trémulos años del apóstol El cóndor deja las cavernas más altas y empuja los vientos con el vuelo poderoso.
PBarruadía y Molina, que van a caza del león, sueltan un gerifalte: el quetzal.
La oratoria se inflama, los bataMones bizoños salen contra las tropas del virrey y S2n Martín y Bolívar aprictan los muslos sobre la rebeldía de los Andes.
Septiembre es el mes en que, al fragor de la pólvora, Ja bandera se eleva como una ala maravillosa que flotara sobre una nube. se eleva lentamente, majestuosamente, sobre cabezas descubiertes, como si uisiera llegar a los cielos, como si un viento de gloria le llevara 0ndear sobre otras patrias, en Otros mundos.
ar José Rodríguez Cerna. guatemalteco luna y Juro Cesta Rea PAGINA 51 levanta contra San José por a de este murdo. Los Escalantes fue.
ron del mismo parecer, y pensó del mismo modo don Juan de Dios MasChena. le rmedrugzda del iba, camino de Ujarrás, un reczindo pasajero llamado José Antonio Mo.
rales, estudiante de Gramática, que tenía posada en cesa de doña Manauela lantes. 3 fue derecho al Convento, amarró. su cabalzadura, auitó de ella las alfor.
jas y rogó al padre cura que lo conse. Está muy bien, hijo: dí el día siguiente aquí ¡Desdichado! y sible; huye de. aquí con tus alforjas.
El estudiante no perdió su sangre fria, montó a caballo, y puso rumbo Orosi. De alMí los frailes le despion con la misma negativa, y de esta suerte regresó a Cartago con las penas derramadas, Tomó de nueYo el camino, buscando quién le recibiera, bajo secreto inviolable, aqueHas alforjas que le quemaban. Lle.
36 a Tres Ríos, y nada pudo conseguir; imploró de rodillas en Currk dabat, y allí Fray Juan Padrón, tocado de misericordia, le ofreció el secreto y le recibió la imagen.
Fray Juan inmediatamente dió aviso a Cartago de que al día si guiente vendría con sus felígreses, en procesión de rogativa para que pareciera la imagen, sin decir a nadie que El la tenía, En efecto, se vino bajo palio, seguido de toda la indiada de Curridabat, y, buscando un lance oportuno para hacer la restítución, estuvo en San Nicolás, en el Carmen, en los Angeles, y el lance no se: presentaba. Llegó al Convento, sima y el de la Vera Cruz, era. sumamente oscuro, tanto. que. el padre Quintana, según decían los viejoz, siempre lo prefería para hacer oración y penitencia, porque no lo viera la gente. Esá poca luz cuadraba bien a los manipuleos de Fray Padrón, quien, acercándose al altar de la Purísima, dejó la imagen tapada con viso, junto a la puerta del Sagrario, sin que nadie lo notase.
Pero al salir de la iglesia sí le dijo al padre Quesada, que estaba confesando a la sazón, dónde quedaba la imagen para que tuviera cuidado, y éste, sin abandonar el confestonario, lergo rato después, Hamó a Fray Manuel, y le ordenó que arreglase todo, porque a la tarde habría visita de altares.
seguida a sacudir y sacudió tanto que por fin llegó sacudiendo al altar de la Purísima. Oh sorpresa la de Fray Manuel! Señores ¡aquí es.
tá, aquí está; vengan a vérla! asf pareció la imagen, y 20udió luego la gente, y reventaron múckos cobetes, y siguieron las funciones como de costumbre.
He aqui, pues, una intriga politico religiosa, preludio de otras muchas verificadas aqui durante la presente centuria. or Nada consiguieron entonces aquéMos que buscaron la politica por el camino de la religión; nada han conesuido después quienes por esos mismos caminos bar trajinado, y sin embargo, seguros estamos de que aún no se kan acabado los paraje10 En éfecto, Fray Manvel se puso en

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