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da. marca convocan bre de su Jes mostreian una caña coro acudido presurosos plaza que habla frente al templo. del sol estaba lena de un abisarredo gen que metia niucha. ba sido en todo tiempo placer favorito de los indios, Dos horas antes de la. puesta del sol lNezó el cacique Nanbi, de numero: bles cortes: todos muy engalanados y compuestos, Huetendo magnificos plumajes y collar: Distinguiase el cacique de Tos Señores que formaban su séquito, por la corona de plumas con cerco de oro que ostentaba sobre la cabeza.
Adelant: majestuosamente el cortejo hacia el templo, frente al cual estaban dispuestos. numerosos banaulilos que se: sentaron Nanbi y los suyos, porque en los bailes de aquel día sólo debía tomar parte la gente no plebeya. Dividiéronse Jos DOS y guerreros, Venian hombres en dos Mas conmpact y colocándose la una. enfrente de Ja otra, sonaroa los ataebales y rompieron todos: a bailar, cantando y haciendo muecas y contorsiones extravagantes. La dansa cómenzó ¿rave y paus HAS pronto se tue avivando medida que iba creciendo el bum bum delos panderos y se hacía más agudo el sonido de los pitos de barro. En breve estuvieron los danzabtes en un estado de extraordinaria excitación; jadeantes y cubiertos de sudor, se meneaban y retorcian cada vez más a prisa, sin demostrar cansancio algun: y el sol, próximo a ocultarse detrás de las montañas, coloreaba fani4sticanente el cuadro con los rayos cobrizos ya Casi apagados. a De pronto aparecieron muchas mujeres trayendo vasijas: Menas de una chicha de maiz muy fuerte. Repartiéronse por entre los danzantes, los cuales súlo ¿e paraban un minu to paja Deber y luego seguían agl «tándose con movimientos epilépticos.
Otro grupo más pequeño, compuesto de las más hermosas. doncellas de Nicoya. putblo famoso. por la belleza de 5us mujeres se dirigió haria donde estaba el cacique y los nobles señores que le acompañaban. Al frente de las demás venia una preciosa muchacha de dieciséis años.
Quedáronse todos embelesados al verla adelantarse a pasitos Cortos, con el cántaro graciosamente 2y0y2do en la cadera; su lindo y pronceado cuerpo, cási totalmente desnudo, se movía al compis del voluptuoso contoneo de su marcha. Es Miri, la hija de Coyopa, dijo una voz. La muchacha fuese derecha 21 cacique y le convidó a beber, en tanto que sus compañeras hacian lo mismo con los demás señores. Nanbi tomó el precioso cántaro que le atargaba la doncella y lo Mevó a sus labios, clavando al propio tiempo sus ojos de sátiro en la hermosa nicoyaa.
Bebieron tudos cojilosamente, nnudeando aquel instante. las libaciones; y si las mujeres no se cansaban de escanciar la chicha, los danzantes y e ctadores t2mpo0co pareclan hestiatos de beberia. Entre Nanbi y loz suyos circulaban también Jicaras de chocolate, rico y noble brebaje de que sólo hacian uso los grandes; y de vez en cuando trafañiles los Isqjeres hojas setas de tabaco, y ellos después de arrollarias en forma de cilindro y atarias con hijos de cabuya, encendienlas por un extremo, absorbiendo con deiicia el hasn gue eshalaban pur el otro.
la noche y RO por esto cesó la fiesta que ya habis degonerado en orgía, siendo la embriz Iuckhos de los darnzantes habían caido pesadamente un estado semejante 21 de la munerie, o andaban de aquí para allí, tropezando y haciendo ademanes estrafalarios: algunos lloraban a gritos reian con esa risa estúpida de los borrach eszrras de la más desenfrenada locura y. volcaban en el suelo, ienzando alaridos que infundian ¡avor. Les mujeres recorrían la plaza, buscando a los suyos a la fuz incierta de las estrellas, y cuaudo los encontraban caidos en el suelo, alzábanlos para irlos a poner al abrigo de sus chozas. Pronto ya sólo quedaron en pie Nanbi y dos o tres de Sus cortesanos, bebedoros intrépidos. El cacigue era reputado por el primer bebedor: de se tierra, lo eual contribuja no poto gl respeto y admiración que por tenían sus vasallos; era además hombre tan cosruiwpilo y de con malas costumbres, que sea depravación le había valido. el nombre de. perro, porgúe Narabi quie a decir porro 2n lengua de Ch 2H El caciaue no habia cesado duránte toda la fieste de mostrar a: Miri con miradas y palabras Ja ienpresión que sobre él bacía su her. mosura excepcional, pero la doncella?
no parecía notario, Cuando vo) a la plaza por la centésima vez trayendo más chicha, ya súlo quedaba. en ella un hombre que no estuviese taldo en el. suelo: ese. hombre. era: el tacique. Miri lo divisó en la pevumbra sossobre el banquillo, uestras de estar ya acercóse a él, y viendo la imposibilidad en que staba de sustener el cántaro con sus propias. manos, arrimóselo ¡la boca. Tragó Nambi cuanto le fue posible, interrumpiéndose a momentos para dar un resoplido de satistacción; de pronto pareció despertar y se puso de pie violentamente, enla. zando el cuello de Miri con sus bra lya intió un as y lo rechazó ro vencido poz ia boyó por n como lus «slodos los que sueron Canzante y como si hubiera estado esperando cuando Miri echó a te hacia el Colío sl El especiácuio sitio en las algunos gemian y se agitabaen, duda víctimas de horrible pesa etros róncaban como tubos de mo; los más parecian muertos.
quéllo se asemejaba a un camyo de batalla (abandonado después refriega. ayudando a la ilus sombras de las mujeres que vagabon en busca de sus maridos, bermranos, con los van en pos de los: ci sólo aparecen en medio blas, cuanga duermen agonizan los heridos.
Miri prosiguió su marcha sin cuidarse de lo que a su alrededor pasaba. Sabla que en aquel momuenio no se hallaba cen todo Nitoya un ¡hombre capaz de seguirla, y que las mujeres estaban demasiado 2larea ¿das para que su euriosidad fuera da, y el resto de los cal do un eñl recaían y ide que aquel hombre Era esié un nio satura y ud 10. Traia la mitad de Lona, de. cuy.
de bo cra cuello pend en una lanza de pun a de gbhwrecía Indicar que no rra amiga. tardado tanto, Miindio en tono de empuñaba Ti preguntó reconvención.
Tapaligui, señor mío, La ha durado mucho y Yo lUve que seran sb, indio. Huvo una paus la cual añadió con voz asi Mi choza. l2 espera, esclavas chontales te serv das pieles de tigr los más lindos collares verdes aornarán ti euel Soy tu esclar. Tapuliz pluyor deseo es vihir en tu. pero olvidas acaso a mi anciano pauién mclerá su pondrá a erán tu Jecho, y de piedras Recuerda que nú ea mas da que yO.
El indio bajaba lu cabeza convencido por las razones de sí amada, porque entré aquella: gente salvaje él ¡cosas de temer. Pronto legó a 12 pla: respeto y. amor a los pudes eran un ya. La mar estaba en complera C: adero culto. o wma. pequeñíisimas olas, venfan a la Además prosiguló. Miri, tí mer las arenas de la orilla mur, rando suavemente, como para no rómper la harmonía de aquella spléndida noche de. los trópicos. MiMares de estrellas brillaban én el ciélo de color azul tan Opa co gie más parecia 0, plo ape nas perceptible hacía temblar la eresta de: las palmeras: Fuertes aromas exhalados por los bosques llenaban la atmósfera de ciéria volupiuosidad inexplicable que enervaba los. senti¡1os, y en tonos: discordantes sonaban esos mil ruidos. extraños de la ¡haturaleza adormecida! La muchacha eguía corriendo por la playa, en cus arena, tibia aún del calor del día. Placer Del Nene DESPUÉS del baño, quees la hora mas agradable para el niño, complete su limpieza y bienestar empolvándólo con Talco Boratado de Mennea.
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The Mennen Company Mea RA ML ENMA éres el enemigo mayor que tiene ini nación y mi vedre se moriría de pe tu poder, vaio, buscanión favorable a sus deseos: levantó en segiida da Cibeza y dijo cón soberbia. Bien haces en. no ¿tandonar a tu padre; Miri; pero yo he jurado que has de ser mía. y Tapaligui sabe hacer que sé cumplan us deseos, Si tú nó Puedes se.
y él no ha de querer venir de con nosotros, lo llevaré prisionero contigo a Chira, después de matar a Nambi y saguear a Nic MiF escuchó el terrible con naturalidad, y hasta Je e bien, pues tales eran las costumbres de aquellos pueblos nue vivian cn continua guerra unGs Cont para quienes la ley der. más Fuert era la Única Je: fue de Chira, Niquir, era sin duda el guerrero más csftorzado de su na.
ción; su valentía extmordi fuerza le hablan conquistado reputación y fama entre dodos los pueblos ribereños del: go! lfín de Orotiña, y su nombre era temido y res potado hasta Jos confines del gran cacique Niqueragud. Cuando el sol haya brillado diez e en el cielo continuó el indio, y volveré con Jos guerrer de mi padre. El día gran festa del sol!
lamó Miri asustada.
Ese mismo era fica una mag vi dijo estes últimas palabras con un acento lo en que apuntaba un Odio vada y recon centrado, oúlo hereditario entrz los de Xicoya y de Chira, y Gue Xo me ha sido posible venir án

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