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. MIERCOLES 12 DE OCITERE DE 1921 DIARIO DE COSTA RICA PAGINA 11 Seno de Reina Era una reina hispana. No sé ni quién sería, ai cuál su egregio nombre, ni cómo su linaje: sé apenas la elegancia con que de su carruaje saltó, al oír a un niño que en un rincón gemúz. dijo. Por qué lora? La tarde estaba fría. y el niño estaba hambriento. La reina abrióse el traje; y te dió el seno blanco por entre el blanco encaje, como lo hubiese hecho Santa Isabel de Hungria. Es gloría de la estirpe la que le dió su pecho a aquel hambriento niño, que acaso sentiría más tarde un misterioso dinástico derecho; y es gloría de la estirpe, porque ese amor fecindo con que la reina al niño le dió su seno un día. fue el mismo con que España le dió su seno a un mundo!
Coloniaje ¡Vale un Perúl y el oro corrió como una onda ¡Vale un Perúl au las naves Uleváronse el metal. Pero quedó esa frose magnífica y redonda. como una resonante medalla colonial!
Dijérase que el arca de un Creso se desfonda. Oh tiempos de Virreyes, que nunca tuvo igual!
Se abren los ojos claros de la. tirreina blonda y hace brillar sus piedras la mitra episcopal. Cúyo el balcón morisco que un púlpito remeda. Quién descolgó la escala de retorcida seda. Cuál paseo, el de sauces, que en el río se ve. La Edad de los Virreyes es baile de gran brillo; y en él, mientras se doblan las bazas de un tresillo, se van desenvolviendo los cuadros de un minué. tf. nl. Laespada del Virrey. Virrey de La Croix)
Cuando el Virrey bajó la última yrada det Palacio, risueño en su decoro, de su espada oprimió la cruz de ovo, volvióse y dijo ediós con la mirada.
La espada del Virrey era una espada que probó en otra Edad sangre de moro, desde su fina punta hasta el tesoro de esa. se empuñadura cincelada.
Súbito, ante el Virrey, legó vn anciano: movió de su piedod el noble instinto. y ina Unmosna. le ragó, no en tono: Ao. Ln el que pobre bajó desde esa alinra, quebró el acero que llevaba ol cinto e ¡pura poderte der la empuñiadora!
José Santos: Checen Tierra de Castilla ¡Abre el surco, buen ezstellano; siembra y ara, canta y siega, trilla, muele el trigo en tus aceñeas, cuece el pan en tus hornos, cuida de tu peculio; pero no olv ides tus glorias! Esa tierra que hieres, tierra sagrada es, lena de osamentas. Viviendo estás sobre una inmensa sepultura. Escucha la voz de los muertos, enseñanza y ley de los vivos.
Nada de lo que fue se pierde en el sepulcro.
rrumbre está la lanza y puesta la adarga en el desván, y llena de polvo en la hornacina la imegen olvidada: pero llega un día en que, del pueblo dormido, de la torre solariega, de la capilla destejada, sale Alfonso Quijano, el hidalgo que. todos Mevamos dentro, y se hace fraile o soldado o poeta, y corre por esos nundos con la cruz, la espada o la lira, y vuelve a resonar en el páramo la voz de los antiguos varones. Noble tierra de Castilla. Quién podrá quebrar el bien templado acero de tu raza. Quién podrá echar la llave al sepulero del Cid, ni dar por muerto y enterrado a don Quijote. Si hasta el glorioso barro de tus glebas es carne y es espíritu!
Llena de he. RICARDO LEON La Colonización Española El espiritu de la colonización española fue esencialmente humanitario, todas las disposiciones que los réyes y organismos colonfales dictaron en aquellas épocas rezuman doctrina cristiana, El principio de tutelaje respecto a los habitantes de los paísés que sé descubrian, se halla plena y claramente establecido en nuestras imponderables Leyes de Indias.
En elles, se consigna la parte del testamiznto de Isabel la Católica referente a estos países, y que dice. nuestra principal intención cuando nos fueron concedidas las islas y tierra firme del Mar Océano, fue procurar inducir y tracr los pueblos de ellas y convertir a nuestra santa fé católica y enviar a las dichas lelas y Tierra Firmo, prelados y religioso: clérigos y otras personas docias y tamercsas de Dios pra los doctrinar y enseñar buenas costumbres. como primer paso para realizar esti generoso deseo de la Reina Católica, la Ley primera de Indias, título sesunda, deda por el Emperador Carlos en Granada en noviembre de 1326, declara la liboriad de los indios con estas palabras: ningún adelantado, gobernador, etc. sea osado de cau tivar indios naturales de nuestras indias, Islas. y Tierra Firme del Mar Océano, descubiertas ni los descubrir, ni tenérlos por esclavos, y más adelente dice: que s! alguno tiene por esclavo algnú indio, incurra en perditniento de todos sus bienes, y ordenamos, a nuostra Justicia, castigar con todo vigor. según esta Lay, pena de privación de oficios y cien mil maraverices para nuestra Camara el que lo contrario hiciere.
Posteriormente, el último de los Austrias, abusos an Carlos 1, enterad do de los o, tic una ler, la opilación citada que establece. Quiero que me déis satisfacción a mí y al mundo del modo de tratar esos mis vasallos y porque nuestra voluntad es que los indios seán tratados eon toda suavidad, blandura y caricia y de ninguna persona eclesiástica e secular ofendidos y quiero que sean tratados como lo merecen vasallos que tanto sirven a la Monarquía, y tanto la ban engrandecido e ilustrado. Creemos no necesitar amantonar más citas para dejar probadó el sentído profundamente humano que corre por. nuestra legislación indiana.
Si deseamos hacer patente el carácter tutelar de aquélla para con los. dios y el cuidado que pusiezoi Jos kgisladores españoles en atender a su conservación, fijémonos en la ley IT del título catorce, dictada por Felipe y nos dirá esi: los españoles que habitan la provincia de Cuatemala, han descubjerto y usado la granjería de las hojas de añir quella tierra car liente produce en abundancia; y por ser géncro de mucho aprovechamiento, y no haber negros han introducido indios pera beneficiar y coger; y habiendo nuestra Kcal audiencia sabido que era trabajo dañosisimo pera ellos, y quese acabarian en pocos años proveyó que no trabajasen en esta labor aunque de su voluntad lo quistesen hacer. Porque deseamos el bien y conservación de los iadigs, más que el aprovechamiento que pueda resultar de su trabajo, mayorment2, donde intervicae manifiesto peiiBro y riesgo de sus vidas todavía, afortunadamente cada dla menos, hey gentes que siguen creyendo que los españoles ordonaban la destrucción de los indios y su genuiDa civilización: Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizane del Sistema Nacional de Bibiotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.

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