Guardar

mn Di Ta RTOA DIARIO DE COSTA RICA LIO EL, e PÁGINA CUATRO Los ATATDESIEN LAS miral de verganza llene todo mi ser!
Después, por uras dos horas, toda la triipulsción estuvo trataudo por ordea del mélico de reanimar aquellos cuerpos, con los movimientos 200: ftimbrados para reactivar la circulación de le sangre, y mertirizaron los piecitos de nuestras pobres hijas, Írotíndolos con cepillos; y el doctor puso acada una cuatro inyecciones de 2ceite alcznforado, en el pecho, 21 lado izquierdo.
Yo estaba alí, clavada mi loca mirada sobre el rostro de aquellas mis hijas, oyendo las mentiras: que Mary vivía y que Isabel no: después que Isabel podía salvarse, por más fuerte y Mary no, por su tierga edad; pero yo tenía clavado en el corazón como una puñalada, aquel. Toul est Ani.
y tocaba primero a nna y después a la otra de aquellas frentes que permanecierou frías. Sabía que estaban muertas, pero las veía sonteir y moverse y abrir los ojos. Yo no podíz creerlo.
Mi estado contmovía profundamente a todos: yo estuve loco! infundía miedo!
Terminó al fin la triste mentira.
El médico mue la confesó enseguida.
Una piadosa señora cuyo. nombre consigno con Jos demás que tanto sintieron esta espantosa catástrofe, nos acompañaron basta el fin, se hizo car go de mi pobre esposa, cuya vida conserva por las grandes dosis de bromuTo que se le han suministrado.
Ena noche nos arrancaron del lado de los cadáveres de nuestras hijas para arreglarlas: Mary quedó sobre una de las mesas del comedor: Isabel se llevó al camarote del Mayordomo que se encuentra en Cubierta, exactamente sobre la bóveda inepodiada. Llegamos así a Puerto Colombia como a las diez de la mañana. bordo del «Venezuela» se encontraron el Agente de Barranquilla, y el ¿Gerente principal de la Holandesa en viaje para Curazao, su residencia.
Freute al Médico del Puerto, Oficiales etc. nosotros pedimos de rodillas que embalsamaran los cadáveres de las viñas, pero no fué posible. El señor Gerente General de la Holandesa, Mr. Pictera nos dijo: equesi hubiéramos podido conseguir el embalsamiento de los cadáveres en Barranquilla, bien podíamos quedar allí esperando el vapor siguiente eStuyvants. que estaba en puerto rumbo a Limón. De no ser así, nos ofrecierou he2cer todo lo que estuviese de su parte para mitigar nuestro dolor.
Después de salido el tren corriente de pasajeros, u un especial, salicron los dos cuerpos para Barranquilla, en sus ataudes blancos, cubiertos por dos banderas holandesas. En el carro que seguía, ibamos nosotros acompañados por doña Blanca del Campo, chilena, que no desamparó un momento a mi pobre esposa, de doña Agustina Quirós, doña Betina de Holtz, la Sta. Elevita Alvarez, don Julito Mezervillo, un matrimovio venezolano que después desembarcó en Curazao, Un sefñor ingeniero alemán, un joven fran ets, un representante de comercio que también desembarcó ya, el Gerente de la Compañía Holandesa, y otras personas más, que procureros todas con cariñosos cuidados conforternos.
DÁ TEDAS DEL CREESNTERIO DE BARRANQUILLA Al Llegamos por shfí de las cinco y media delatardea Barranquilla, donde el señor Cónsul de Italia, 21 recibir las primeras noticias trasmitidas por teléfono, desde Puerto Colombia, había mandsdo a publicar un mesifesto a la colosgia italiana y pueblo de Barranquilla.
Considerando las inexactitudes de la noticia, y el muy poco tiempo de intervalo, encontramos conmovedore la demostración de duelo que ros esperaba y una gran cantidad de gente nos acompañó hasta el cementerio de Barranquilla. Nosotros ibamos en un auto del señor Cónsul de Italia y los demás, en coches puestos a la ordes por el señor Girente de la Compañía Holandesa. Entramos en el cemienterio y a la derecha, depositamos los restos de las niñas en dos bóvedas juutites, situadas en la pared misma; y no siendo ya posible el regreso al puerto, quedamos todos en el Hotel Suizo, hasta el día siguiente; el señor Agente de la Compañía en Barranquila, del que no sé el nombre, cubrió «todos los gastos. Detodas las personas que me presentaron allí su seutido pé.
same, conservo algunos nombres que cousigao al final.
La wisma poche, vino el señor Cónsul Italiano con su señora al Hotel, ofreciéndome hacer por mícuanto fuera necesario, y que yo no podía aceptar presto que teníamos que regresar al vapor con el tren de las ocho y media de la mañana siguiente. Este señor, cuya bonded y caballerosidad nuuca podremos olvidar, touó nota de todo; y aún antes de partir el tren, maudó a su sobrino a ver cuáles Órdenes te nía para dejarle. En la noche escribí unas cuantas palabras de agradecimiento en mi nombre y en el de ustedes, que salieron en los más importantes periódicos de Barreoquilla, juñto con un artículo del señor marido de doña Blanca del Campo; y como dichos periódicos deben de baber llegado al puerto después de la salida del vapor, he dejado las direcciones para que seau enviados a ustedes.
Formulé un memorandum para el señor Cónsul de Italia, el cual se hizo cargo de obtener y enviarme ensegnida una copia auténtica del jornal de de abordo en español, que fué entregada a la Policía de Puerto Colombia, y que me hicieron rwar; de mandar a hacer dos lápidas de wármol con los xuombres y fechas de muerte de las viñas fallecidas; decolocar de manera segura sobre sus bóvedas, las dos lindas corouas artificiales que llevaban los féretros; y en fin, de cuidar de si la Compañía cubría dichos gastos y de informarme enseguida de todo, con su promesa de cuidar de agnellas tumbas de nuestras hijas con cariño de padre, Estas demostraciones de pesar tan expontáneas y tan sentidas nos han valido la fuerza de regresar a este vapor y de proseguir el viaje que después de haberse iniciado tan lleno de alegría y de vida, vaz terminar con desem barcer en el Havre nuestros cadáveres ambulantes, mucabras figuras condenadas a vivir sin consuelo. Estuvimos punto de quedsr allí en Barranquilla psra estar cerca de las. AMINO az CxwENTERIO DS BarRanorinia sagradas tumbas, pera cuidar de ellas con nuestras cariñoras :mancs, pues sólo esí podíamos encontrar un poco deresignación; pero el pensamiento de mi pobre madre que kart catorce 20 y el miedo de matarla con ble noticia, sin el ditino bil amo de coniendir año nuestras lógrimas, me colizó e seguir ci 2demás, esa recesario Ce muestra párte, permanecer en el MWerezueca. fara obteser los dorumentos y los t85timonios de lo que podíamos necesitar para establecer la rec. ción que coriesponda, exgiendoresponsabilidades que ezitsen, FiMny auesido don Gerario, señora doña Rosalía, herrmaritas de Isabel, todos rstedes que me entegeron esta inda y ánlce criaicra y la dejaron bajo mis cnidados de bombre de bien y de padre carizoso: nstedes, a quier. nes iba a contar todos les detalles del vizje, que por todos mis medios habría procurado que fuese agredzble y risueño, sabea ahora cómo ha perecido su querida hija y hermana. Mi deber me impone esto y más. Aquí adjuntas encortrarén ustedee unas fotografías tuve el valor de hacer, con uoa fuerza encontré es la misma desesperzción, y pensando en ustedes que bien lejos de aquí no podían saber nunca con la reslidad de una cámara, lo que ka pasado.
El estedo en que se encontraba. la rmáquirca quese me escapaba de las manos. la falta delnz, la incomodidad del Vapor, y la Mar brava, me hicieron creer que mada absolutamente habría salido. También babiéndome robado mi linda Kodak en la primera travesía de Limón a Colón, ésta que compré en Colón es mala y muy pequeña. Por fin en Curzza0 pode mandar a desarrollar las películas y a bordo imprimí yo mismo estas copias que les mando por el momento. Desgraciadamente estando el cádaver de Isabel en el camarote del Mayordomo, la impresión es mala, Talvez reforzando y retocando bien estos negativos, y con buen papel que no Ja he podido conseguir podrá sacarse algo mejor, y en tal caso; yo les mandaré desde Milano otras.
Aquí también don Gerardo pobre padre que al entregarme a su hija fué para no verla más, encontrará usted un colocho de su pelito negro que yo mismo he cortado de su frente, después de los besos desesperados que nosotros pusimos en ella con la ilusión de reavimar aquel cuerpo querido.
De la rubia trencita de mi adorada Mary, otro padre: desgraciado como usted, otro despojo humano que las jnexcrutables leyes de la naturaleza tienen vivo, sin alma y sin sentidos; otro padre que ha sido testigo de este horrendo crimen del destino para con nosotros; aparta estos cabellos y se los envía para el relicario desu afigida familia. Esta es su hija de ustedes que les devuelvo. Ava en el pesar tan grande que embarga ahora a todos tustedes, lez ruego me tengan lástima! mi regreso de Barranquilla, reunidas las cosas de Isabel, hice formal entrega al Comisario de a bordo, el cual después de un estricto inventario Te puso su Sello. Anteayer me entregó una copia de dicho ¡urentario, y sé que el vapor Stuyvants holandés, a estas horas habrá depositado en Costa Rica la fúnebre carga.
Envueíto en va papelito en el baúl de Isabel encontrarán unos ganchos de cabeza y ua prendedor que yo encontré bajo su cabecera, el anillo y los aretes que están unidos yo los quité de su cádaver junto con las pulseras, El crucifijo que falta, lo puse sobre el pecho de la querida muerta.
Estamos todos en un sólo camarote, y todo el personal se esfuerza por ha.
cernos olvidar. con cuidados y atenciones, y muchísimas cortesfas, en verdad que bien hemos pagado a cual precio. La verdad es que toda esta gente estaba prendada de estas eriaturas, y que después de haber visto en la mar desgracias y accidentes de toda clase, están horrorizados de la tragedia ocurrida, Ayer me entregaron un certibcado de muerte, enel cual se dice simpleimente que del jornal de a bordo resulta que Mary ha tnuerto a bordo a las once borás del día de marzo. sin más.
Dirigí en francés una carta al Comisario haciéndole observar que es indispensable hacer constatar de qué mavera ha muerto la niña bordo en la for de su juventud y salud; y que yo quiero una copia en bolandés y otra en castellano del jornal de a bordo en el Cía del accidente; y que asimismo quería que fueran envisdas a usted otras dos copias para cubrir la responsabilided que yo había asumido al aceptar de acompañar e la pobrecita Isabel ex el viaje.
Esta mañana el Comisario almorzó Con nosotros, y me dijo que debido 31 trabajo que causaría lo de los copias que las prepararía para dármelas antes de desear barcar; y estoy dispuesto, ex csso contrario, a llamar bordo en el Eavre cónsul itallzco y noti donar el vapor sin este docemerto. Cesoxo AL CENESTERIO DE BARRANQUILLA Necesito tembién siber la opinión de usted sobre este particular y le ruego escribirme.
Habrá, por lo tanto, que sentar yesFonsabilidades.
La única persorña responsable e bordo deun vapor es su Capitán.
Es obligación del Capilén, por cialquier dz que ocurra, llamar los fasajeros y mudarlos del lugar que ocipan, si éste es cercano del pelígro.
Esto se hizo pero no para todos. Weaamos el croquis N?
En el camarote N? 59 esfaba alojada da. señora doña Blanca del Campo, su marido e hijos. Como a las dos de le mañana, alguno de sa tripulación hizo cambiar de camarote a dicha señora, que pas6 a uno de primera, y sin darle explicación alguna de loque ocurría, He pedido a tal señora una declaración a este respecto y le mandaré a psted copia: Como se ve, bajo el piso del camarote N? 59 estaba el fuego, en el cuarto de refrigeración; y en el pasillo trasero al camarote había humo. Por qué al mismo tiempo no se mandó a nosotros que cambiáramos de camarote estando el vapor casi vacío?
Las viñas babrían sido despertadas y salvadas. No se dió importancia al accidente, y más bien todo se hizo para esconderto a los pasajeros; y tun Capitán de vapor debe preneerto todo y su fprudencia debe ser extremada hasta la exageración! El debía cerciorarse que ninguno delos pasajeros estaba afectado por el accidente, puesto que el fuego podía tomar grandes proporciones, ya que el material eléctrico está en mal estado y Jos abanicos despiden chispas, y que en el cuarto de refrigeración hat»
bo un circuito corto que fué la causa de la catástrofe. Si bajo el piso del camarote N? 59 había fuego. por qué sólo se pensó en desocupar éste y no los nuestros, siendo la distancia entre ellos de sólo unas ocho varas?
Hubo descuido o pereza o falta de orden que ba costado la vida de dos personas estiniables, que no habrían perecido si el Capitán bubiera estado al freute del siniestro y no hasta últixma hora, y se kubiera cuidado desde el principio de preguntar a todos los pasajeros de segunda clase si se en contraban sin novedad?
Crónica de La Nación de Barranquilla que coincide con la carta de Rampazzini Dos cadáveres a bordo del vapor Venezuela Mueren dos señoritas costarricenses por asfixia Uno de nuestros Redactores en Puerto Colomba VIAJA EL CRONISTA Ayer a las ocho de la mañana, s5abedores de que a bordo del vapor 1Veuezuelas, de la Mala Real Holandesa, habla ocurrido un grave accidente a unas señoritas del pasaje, nos aprestremos a tomar el camino de la Estación Montoya para aprovechar el prixuer tres que saliera con rumbo al Domingo, 34 de ubril de 1922 Estas son les observaciones que he y podido bgcer akora y que le comunico.
para hacer luz y le sirvan de gnía en sus gestiones, que no dudo tendrán el xmismo objeto de las mías.
En todos los puertos en donde hemos pasado, han ido sacando del cuarto de refrigeración restos de madera quema.
da; compusieron ed piso del pasillo de donde salía humo; y no hay trasa niínguna visible del suceso que ha sido cuidadosamente oculiado. Creo, dou Gerardo, haberle dicho todo, y si el verbal del jornal dea bordo ha sido redactado con honradez, debe de haber alií todo esto que es verdad.
Desgraciadamente es verdad tam y bién la pérdida de nuestras hijas queridas, y verdad la horrorosa pena que hará estrago de dos familias honradas que después de haber estrechado un lazo de simpatía y cariño en torno de Isabel, confados en su risueño porvemir, lloran ahora y para siempre sobre dos bóvedas abandonadas en tierra extraujera, la de las queridas niñas nacidas en Costa Rica, muertas bajo Ja bandera de Holanda y sepultadas en Colombia; muertas por un descuida fatal, muertas sin saberlo a un paso de nosotros, sus cariñosos guardianes, que no supimos con toda nuestra ido.
latría salvarlas! Perdidas para siem pre. don Gerardo, en la flor de la vida y de las ilusiones y ascendidas 21 cielo juntas, como en un boceto mío que tistedes tal vez recordarán, de los dos ángeles que suben abrazados y que yo había dejado olvidado después de mi exposición, y que mi linda Mary guardó eu su banlito y he encontrado aquí arreglando sus cositas des. pués de su muerte, Todo revela así que estaba escrito y en el libro del Destino, y a nosotros sólo nos queda que llorar lágrimas de sangre e implorar de sus bellos espíritus aquella resignación, que bien tardada será en venir para nuestras atribuladas almas. Dios nos acompañe. todos. 0D) RampPazzINr Trinidad, 19 de marzo de 1922.
puerto. Allí vimos, listo ya para partir, un expreso, en uno de cuyos va gones había dos ataudes, y aunque teníamos necesidad de embarcarnos en seguida, esperamos los minutos que faltaban para salir el ordinario de pasajeros que nos coudujo momentos después.
Llegados al muelle de Puerto Colombia nos avistamos con el ComanEste documento es propiedad de a Biblioteca Nac cral KMiguel Obregón zano de Sistema Nacioral de Bial ctecas del r sterio de Cultura y uventud, Costa Rica ENTRAN 47, CEMENTERIO

    Notas

    Este documento no posee notas.