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e Domingo, 11 de noviembre Vitrales gue lleva del azteca, PARAR AA Doemas ert prosa Gmor?
Ea era bella, adorablemente beLe. Yo rola amzba, peróno polía dejar deverla nuz noche, una sola noche. Per qué? Por sobre todo, lo que más 24miraba ella éran sos ojos, sus grandiosos ojos, ne. EY0s, rasgados, profnados.
Una roce le dije, al azar, casi ipscouscientemente. XEau forma de cuál de estas cosus aledas nua golondriaa, úna pelo332 una águila, desearía usted tener el 2Ima. En forma de nua ¿guila me contestó. pará qué. Para saber cómo hede cazarla.
Péro yo nodeséaba su2lma. Por qué? No lo sabía.
Otra noche, mirando us negras pupilas profandas le dije. Al través de. snz pupilas veo yo moichas cozás. qué ve usted? me Fespondió.
Yo veo le dije 10s balaústres.
de oro de las maravillosas puertas del jardín del Paraíso. Las calles del jardín está empedradas de zafiros y rubíes, Una floresta de blancos lirios gigantescos se balancea a lo lejos. Lz luz que lo alumbra todo es. color de perla. Será la Inna? Sí. No puede ser sino la lnz de la Inga lo que lo en«vuelve todo con su red de plata, Se esencha la lírica, sollozante quejnabre de mil cítaras iovisi.
bles. Qué música tan deticiosal ¿Qué uñas de marfil tan finas, peVizcerán tan sabiamente las cnerdis vibradoras. Sín ¿nda son los serafiues porque al compás de esa música miro que van desílando, cáda una con un lirio en la mano, las ouce mil vírgenes. Pero ya las vírgenes pasaron. Yanolas veó.
Ahora vienen los apóstoles con shs enormes barbas blancas. Como buen poeta es usted muy galante me interrampió riéndose pero hoy no le agradézco an galeutería. No me halaga que nsted vea el cielo ex elfondo de mis pupilas. Me hau recomendado tán anal el cielo! Me han asegurado que es la patria de los pobres de espírita.
Miré de nuevo sus pupilas. Enel fondo de sua profundos ojos negroa awiraba una lnz diabólica, Algo ae estremeció en el fondo de mi cora»
zón, y en aquel momentocomprendí que la amzb2, que estaba atado a ella para siempre con cadenas forxidablen.
A, FRENÁNDEZ GArCÍA Animales célebres a ballena de Jonas Cierta caricatura de las que «Le Rire» dedicaba, con admirable hnmor, 22mesizar los horrores de la guerra europea, ofrecía para diverfímiento delos aliados y aliadófilos, el espectáculo de na ballena abro.
mada bajo el cañoneo de varios acorazados, que clamaba llena de indiguación: e Lo que más me molesta es que me tocien per ta sub»
rcariro. en verdad que el error resulta como para diragustar a cralquiera; pera a cnalgriera que no fuese el aludido cericeo. Alí está lo juato de la sátira del periódico francis, La ballena hubo de xcirar a los uumerados eca amor casi materno, JA qUe es 40 precursora, La primera navegación subariaa, rexlizada mucho antes que las del Peral y Monturiol, fc la le Jonis. Jonás navegózal, bordo de una balleza precisamente. Con la cirenostirda, aternás, de qre Jogía no temó tal zzvfo sino al «contrario. Claro! Como qe Jocís no pesaba en civeper mide es2 mayera vide ZOguZa Cia.
Estiba nin tasiquie iecito, cuz disgrsudo de Tiene endrino el cabello, cuxl la muda y arena añicción de esa raza de broncíoeo calera.
Las excelses mejillas de la loz soberana son dolientes y obserras cual vicletes en Lor. Gredezlupe es el nombre de le vibrante icólone, como sizro de amor en los ojos la noche de su negra cbsidianz, en la frente, la sombra de su eterno dolor. Bajo la énrea disderma, las mirades soribrizs, brillzn intensamente tristes, Oulces y píss, de las densas pestañas en el suelto capaz: los lisos osbellos lnengos. esclavizan la glorja de ses sienes no.
con el trágico símbolo de esz reza sin lez.
21923 patrios. os de perzs Rafael Tópes la córdocta de los habitantes de MXícive, decicifenviaries nu profeta para queles aunuciara la destrneción de la ciudad a ver else corregían. la palabra del Selor llezó al hijo de Amattzi por si ro lo recordéseis, Os diré que Amattei era el padre de Jonáx. ndole este cargo. Levántate, ve Nínive y pregona que la destrniré hzsta los Cimientos. Jonás se levantó. Paralr a NíniYe. Ni soñarlo. Para quitarse de ex medio! Pernsóguelos ninivenses le darían nnz tanda de menporros xl iba a rolestarlos con zemejante noticia, y como tampoco era cosa de desobedecer el divino mandato sin algún pretexto, inventó que te.
nía oenpaciones urgectes en tierras lejanas. se embarcó con rumbo a Tarsis, diciendo aquello de cen llegando, escribiré. Pero Jonás no legó a Taersis: Dios hizo que un grau viento moviera terrible tempestad. Batido con foror por las olzs el barco donde viajaba Jonás, se. hundía. En vago Huéaligerado de toda la carga.
Un pesó fatal le arrastraba al abismo. Los marineros entonces comprendieron que llevaban el pecado bordo. se echaroz suertes para investigar quién era el cnipable de la cólera de Dios, Naturalmente Jovás le tocó Ja. bolá uegfá. Por desobediente, hijos míos, por desobediente!
Como un fardo más, conio un far o cuyo peso perjodica, fué Jonás arrojado al agna, Pero el Señorno quiere la muerte delque peca, sino que viva y searrepienta. Esta creo lo habéis oído algusa vez. Breno, puea ofdlo otra. ved cuán ciertó és. Dica había prevenido junto al barco nua ballena, quese tragóa Jonás; pero de iu golpe, sin arrugarle siguiera las vestiduras.
lumediatamente la ballena, Mevaudo Jonás en la tripa, torció el rumbo hacia las cóstes que al embarcar abandovara el fugitivo. durante tres días y tres noches navegó incansable, para que su pasajero volviese pronto al puerto de sn procedencia, donde le colocó finalmente, vomitíudolo con aseo y equidad. Así Jonás se halló de nnevo fseute a Nínive en condiciones de cumplir el mandato de Dios, contra el que ae había rebelado, y al que ya alo quería acatar, Cono yeusido de que no había otro remedio.
Tal procedió la ballena de Jonás, quien. por cierto, hizo el viaje den.
tro del cetáceo corió si fuese u un vapor de la Tragatlántica con billete de eprimera de primera. que se va de primerísima, Admirable conducta. eb. Pues bien, sabed que algunos zo sólo dejan de admirarla, sico que hista la niegan. Los s2bios zo6logos qon estos majaderoú.
Ofoner los dichos que, teniendó la ballena cerrada la boca por un verdadero enrejzdo, para que con eléágua pasen úvicamente losiufosorios que le sirven de alimento, 20 pudo tragarse a Jonás. Pero 6lvidzn que no se tráta de usa ballega vulgar y corriente. La ballena de Jonts, señores sabios, estaba al servicio de nua cansa Slosófca, y por ello y para ello tenía ugas tragaderas grardísimas. Como correspeude!
Luis DE OTEVZA nu Te A AT e DIARIO DE COSTA RICA Corazón adentro (Der Bf bus)
36m, desóués gue 50 mugre, Cecíz DIABf pz Tupor a les cortesaños que 7oL ezban sulecho, e eonirerfe escriía en él, esta ¿clabrar Coleis, Tal Iué peratrmbre que le produjo la pérdida de esz plaza, cuaodo la recorguistó para Francia el Duqre de Grisa, stas palabras eran procuuciades por ro guía, quien en la abadía de Westmjester 1cs uarraba las sz e ímenes y axcres de los mozarcas que 5t énercez. Sonaba 12 vez cor cier to ruatiz erzve, zordo rumor cnese dilataba es la peeombra de aguel recinto. De los paredes engegrecitas, de las torbzas, escudos blasones, del potro y de la ruisa, austera y solemne es 2quel 20biente de muerte.
Los glorias, les Ecrores y las regias grandezas pasaron Cercz, 20zando nuestras conciencias, estremeciécdonos con una suprera ino terza emoción.
xi pañl y yoszlimos del Un paeta que vie se a Costa Rica de ALFONSO MEJÍA ROBLEDO. y 7 El poeta Alfonso Mejía Robledo, está para llegar a Costa Rica, y dará audiciones en nuestro Teatro Nacional.
Actualmente se hallaen Panamá, fungiendo como gerente de la importante revista «Motivos Colombianos. z Fosé JEntíque TRodó Entre el fragor de la guerreras dianas, en un riucón de las ciudad latina inclinó su cabeza leonina, Ni bajo un temblor de águilas romanas. y NS En las viejas estirpes castellanas Ve un eclipse de soles se adivina y ex este amanecer ya no culmina la luz de otras espléndidas mañanas.
y Un astro más su resplandor no expande NS y cruza por las vértebras del Ande una emoción de Américas en duelo. de la tumba del león caído brota luz, cual si hubieran escondido el cadáver del so! bajo del suelo.
Alfonso Mejía Robledo GR do RE PERO PENE DERE DE ERE EDO EEE COCOLAT 1Z2DIO DESMANTIECD HEEE etica SO as se eo UA DOMINICAL tan PAPAS. Magdalena Ojos ez que la noche kz detenido su cortejo de sombras y de es: ojos cuyas miradas son csntellis escspadas del erco de Cupido, Mas; oj ojos en que brilla eterna del amor, ved mi AAA augusto edificio gótico que en 1830 planeó el gerio arauítesiónico de Carlos Bart.
Roberto Ermije alzó la vista hLzcia la torre del Reloj, la cual se se borraba en nea lechosa y densa clebla.
Quizas la gris rielancolía del paíaaje, abrió la puerta 505 recuer»
dos y confíencias. Yo también, Cijo, coro aquella reina ingles2, tengo algo que está encerrado en el misterio de mi sér.
Si énando yo muera me abrieran el corazón encontraríza el nombre.
de Mess En este rodar de la vida me he empeñado en olvidar. Mar y tierra he puesto de por medio; y he querido despertar en mis estancias inte.
riores muevas impresiones, En el afín de distracr mi tedio, vine a Europa. Bajo la monotonía de este cielo gris de Londres, hundido en la cenicienta luz de 9us Crepásculos, tiempo devana el hilo de mi incorable hastío. Ni Westminster con sus religuies; ni la Torre con sos joyas y Cor2Z4s, las cnales parece que conservan la saugre y sudor de los paladines; ui el Parlamento, poema de piedra, en el que vibra todavía la elocuencia de Pitt;y en donde el ánimo absorto cree escuchar el tíntineo de las espuelas de Cromwell y el chasquido de su látigo cuando di.
solvía la cámara. Nada me conmúeve.
He vísto el campo de Waterloo, cobijado por na. cielo 2zul de primayera; y desde la meseta del Monte de San Juan, una evoca»
gión retrospectiva, divisé al César pálido, a horcajadas sobre en blauco corcel.
Ví los campos y acuarelas de Holandz, escuché el blando moler de aus aceñas. Respiré y bebí el aire de Italia aaturado de arte, fragancias y alegrías.
Pero siempre, como la atormentada reina, María de Tudor, repito a2 todo momento: sí me abren el corazón encontrarán elinmorial noma dre de Mov. la voz de Ermile se extendió Eravé y solemne bajo el ciélo brnmoso impasible de la gran cludad. 3, Carperóx Ro. Tres anhelos La rua dijo. Tengo bambre. tendió la mano al próximo m20ZAnO, llesó de hermosos frutos, y comió según uu hambre.
La seguuta 254dió. Tengo sed. se deslizó por entre el césped en busca del cristalino arroyo, bebiendo según aú sed. 1a tercera dijo. Yo no tengo vi hambre mi sed: pero amo tiergamente, se fué por el mnado sia ser 2mada, devorando amurgzs penas.
Audando el tiempo volvieron a encontrarse las tres, y exclamó la primera. omo hecomido, notergo himbre y estoy contenta, dijo la segunda. Como he bebido, uo tengo sed y estoy satisfecha, añadió la tercera. Yo he zado, sin ser amada; pero soy mía feliz que vosotras, porgre amo tobzvía.
CATCLLE MENDEZ ERES TE llo deñino para DeESOS as bi z (1. 00 la libra ODIO Co HEREDIA e A ed e REA OE REE RE a FROIENER. Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y uventud, Costa Rica.
Ojos negros, més negros gre el olvido; radiantes de pupiles bellss, que habéis dejado tez proínudes huellas mi doliente corazón herido; ved el lento dolor que me derora; zbrid vuestras persisnas, y aunque yerte, toa gota verted de vuestro lierto sobre la for de mí esperanza muerte. e ve la aurora grebrerto PPP Sutio Jlóres py El botón de rosa Hace muchos días que miro en mijardía un botón pílilo, cuyos pétalos semejan eiites de pájaro are tiene irío, y que espera el momexío de merchitarse como las hojas del salvaje rosal en qué na«ció: hojas. que caen como Jluyia helada sobre ÉL. Desde que le ví, mevítentedo también arrancarlo para ofrecer.
lo a la que amo, Después perségue esa Hor moribrada, zgonizando en la melancolía del otoio, era muy poco digua de en trinnfadora beMeza.
Sinembargo, ese botén pálido le Unbiera dicho, mejor que yo, que a 505 pies ha de deshojarse mi út fimo pensamiento y que nna rosa inmortal florece siempre eu el jardía ocnlto de mis sueños. Un rosal cuyas raíces están en el dolorosa Íoudo de mi alma. algo íntimamente fraternal Vora en mí al contemplar la desesperada 2gonía de las Sores moriEnudas, brotadas muy tarde para gozar de la gloría de los esplendores primaverales, y semejante al amor tardío qbe cuenta menos las felicidades veuideras que el inútil tesoro de lca placeres perdidos.
ARMMAND SILVESTRE a hora que pasa (Por Ganzrrera MIStRAr)
Entrega. tu labor: tu tela, tu la drítlo, tu cántaro o. tu poema. Hoy!
No tienes más bora segura que la que pasa; mo puedes contar sino con estos latidos de tn corazón, con este aliento que se exhala de to boca, con la claridad de los ojos tuyos en esta hora, Hoy! La muerte ya tiene talyez tus pies dentro de sojtelarala aterciopelada y blanda, y Subt. y 30D. él peusamiento de que la muerte te espía, empinada por sobre tu cabeza, no te deje caer las. manos, más bien te euderezca. Te hicieron un instramento frágil y tu maravilla es esa misma ragiiaad. Algunos árboles quin»
taplican tu vida; pero a tí te dieron sólo algunos días prodigiosos.
Hoy! Siente qué vivos y Írescos están tua sentidos en esta hora, qué alegre va la onda de tn sangré del tronco a los brazos y Hega a la punta de tna dedos, qne se te ponen como temblorosos de ansia, Coge ya topa30, o ta porcelana o tu poema.
Apresúrate dejar pintado el zembiante de tu alma en la faena. No gnederáñ más retratos. tuyos verdaderos que eze que haces sin saberlo en la firmeza del cañama20 que dejes o ex la terca apreta¿nra de los ladrillos que via cortando, Pintas el rostro de tn coraje, el perál de tu voluntad, ta dulzas ra, tu freneal.
En este instaste: uo dejes que caiga en vano el sol sobre tn espalda; devuelve el sorbo de viento, lleno de olores fértiles, que bebes delante delos surcos. Devuéivelol Esta es la insigoe cortesía del hombre hacía las cosas, le dan las tibias siestas, los frutos de óleos y de azÉcares, tá yergues formas puevas y amigas por los yalles, Sé el que devuelve siempre, el que uo hase trampas ala vida, que reeibe con una mano y está pagando con la otra, El abtiguo caballero erzasf; la mujer fuerte dela Bitambién, Devolvízn, no hacían sino de.
wolver, y! Dílz palzbra en to mente y que te queme de ausiedad, de roble impaciesci2.
Para bacer la silli ea donde se sectará tu madre, tieres, carpintero, esta hora; para llenar de lana la almobada de tu hermanito menor dente dormirá acordindose le MM mnchas noches, dogcells; y para euseñzr ea tro clase lo que quieres dejar hisezdo en la carce dela vida, uzestra, tienez esta h:r2.
Lx Hora que Pasa. Mirz si seri maraviliesa! Es uo hilo de ta sin»
gre que va restalacdo, y que, la gases no, te deja disminsido, mengrado. Porque el tiempo, des.
e Lácio: es una invisible Que 135 ven ade trat gor go el pecho, COTO esos.
msos as úenen ura herida delgalz. t Tela la obra que si ed golperardo 112 mizsz. eo da Siert

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