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Denningo, ale mgueto de 192! PAGINA TREN PAGINA LITERARIA DOMINO Ae.
se Zrótalos andaluces.
Un verja GU. González de Zavala DIARIO DE COSTA RICA Ye tud tariivada fa cosa dde pietra fueto ml lago y dos tratojadores actán semperadido la verja, La yreja en de barras de harto con ta vida a) ue es engancio ey ol Cumo verja, en una odia maratta de protección covira los vagnbundos y tuvertos de hambre, y cantra ina chiquillos callejeros que huecas un sítlo sn qué Jugar, Pur entre lee borrar de hierro y 90 leo las puntna de acero, vada puede parar como no rca da Blueste, la Lu»
via y el hiañano. los acordes suaves de las vibuclas, Que derramar nus votas ecompasadas, tiemblan entre dos manos las caostañucias, lo mismo que dos aves encarceladas, Recuerdan los pasajes de historias viejas, henchidas de fragancias scotimentales, y los ojos febriles que Ina rejas.
folkuran cusl Ins hojas de los puñales, Vuclen con su tedoble fresco y sonoto sobre uns cabellera aedosa y Ína, rubia como los trixos y como el oro, negra cual lne more» y cual la eudrina, Tiemblan como los ayes de los dolores, como Jos aleteos de la esperauza. como los besos locos de los amores, como los rayos fieros de la reoganza, su voz una roza de talle breve. Eu su madera vive la Andalucía, más gallardo que un junco verdoso y frágil voluble cual la aguja de una veleta, ES Bailarina de variedades Elle Yllamernoo, al ío has con»
seguido entrar ca uu grupo de Jaxz Band de variedades.
La enla oc vuelve loca cuando tá acsbas de baljar el ahimeay si eos de The Llvesy Stables Bluca, Mace tiucho tlempo, Elle FlinoInerwon, que yo via tu madre sobre mos cubeta, lavando bejo un empa: reado, cuncdo tu parire Degó con un.
ataque de alaxzta causedo por un choque de locomotoras, ak Hace tuucho de esto, Elsie, y ebora cacelben tu nombre ex tub gran anun»
clo eléctrico.
Entonces tú eras una rapaza con delantal acuadros, y ta madre te limpiaba lza narices y te decía. Puerca! Cuidado que le salgas a Ja calle!
Ahora ya eres una mujercita, y to.
da la multitud que pasa por la calle lee tu nombre, y una hilera de gente, Jormando una gran letra S, espera en la taquilia con la esperanza de verte bailar el shimmy. SAUDHURG encanto de Sevilla Sos balcones floridos Como una sovriss de la cindad, es esta galanura de las flores on cl basamento y el antepecho del balcón.
No fuera Sevilla famosa y alabada sin el primoroso adorno de las flores en los huecos de las moradas, por donde el sol entra para hacer muorenos los routroude las reizas de Audalucía, Porque aln esa gracia primaveral, de perenne abril, la cludad luminosa sería como los nidos siu pájaros, los Cielos sin el arrcbol de los atuapece tes, y los ríos sia las frondas de sus orillas.
La eujer sevillana atesora dos kraudea cariños: los píjeros y las fores, los canarion y las palomas, los amhares y Jos claveles, es inacditoque au corasÓn moruno y 12 alwus gina no se eucelen con la be»Meza y el ancauto de nue elyales, lla elente un tierno amor por los cana.
rios que gorjean como ella gorjea cuando canta, y por Jas palomas, que arrollaa con da gracia que ella asrulla cuando dice al otdo de au gen.
til amador les dnices palabras de sus hondos quersrea, y 40 ufans y cara villa con las rosas y las violetas que macicron ul cuidado de sue manos.
De todo la fitil se encontraría emo pobrecida la casa, y no habrian de faltar macetas en el balcón, Ex el verano, ellos lacen Jas man. Ens verdes y frescas de la albobaca, que tresclende y lena la calle de perfume, y las Mararadas de los claves les rojos, y las varitas de nardos con aromas orientales, en la primavera, la pompa de las encedaderas de caro panillas azules, y los alelíes rorados y parpurisos, y las verbenas tmmultis colores. en todo tiempo el geráneo de tornasol, la siempre forida dimivuta y la sosa lunaria.
En todo baleón luce el trozo de jardío predilecto de la mujer ingecua que lo miró, con la tisma tierna solicitud cop que un hijo se muíma, con la misma delicadeza con que una joya se guarda, La dichora poseedora no se precia win embargo, avara de su temoro, y lo tiene rioetrado a Ja gente y con la erte lo comparte. No estarian los tizatos a guito de la dueña eu el retiro del jerdía, ml en el miaterioso apartamento de le galerías ella los quiere ate vísta del mocito que pesa, compereudo con la hrrmosara de las rorsa el arrebol de su cata ercebdida, en acladíalmo piropo, y a le coutermplación de la otra muchócha satrdubyuera que ss los envidia.
Mujer de Bevilla, tó no eres mándote a du balcón, entro Jas Nores que lo epgalanab, 300 a usvojo de todas Jou Nores: rora Ja máx bella; Juzmin el más aromudo, Ve quisteras lan ruás soberanos retomo del Orlente, pera cun tronos, el truno de flores del Jarilío o tu balcón Morido, y para pus solos el dado de panillas S1ules, dn jazmines moriscoro de sora de pitimitnf, coo que lu balcón se ensolia. Quiéx, como tft, de reina y sobe»
rana, mujer augusta de Sevilla, si ereu la reina de los pensamientos y de los claveles. Volverán las oscuras Roloudrivas do tu balcón Joa nidos colgar. Cómo nó habrán de volver ellas a ese pequeño relno en donde tú impe.
ra. y contigo la hermosura y el douajre de Andalucía. Ay, cuántos enamorados corazones colgarían rus nidos de tu balcón primaveral y se cortarían las alan antes de sentiras tentados de Jovantar el vuelo, como las obscuras golondrinas que cantó el poeta!
JBalvones floridos, sonrisa de Ja efluaó, vÓLO 3Í5 regio pera Icsojos y fragancia y hermosura para los corezoues! Muñoz San RonAs En la Alhambra En la primavera de 1829 vino a España Washington Irviug; es erta época del añola más a propósito para visjar por Audalucía. Entonces aún no babía ferrocarril; el escritor americano iba en compañía de ya 2migo; len asistía llevando los yantares ¿para el camino, un. media escudero que les contaba mil historias fantásticas de tedroota, de moriscos, de guerras pusadas y de hazañas remotas, No es puede desenr un mejor visje que el que hizo Wasbington Irving: Jban caminando lentamente. observaban las tierras por donde paraben; admiraben Jos bellos palsajes; 5e detenían en las alquerías y cortijos; preguntar ban a Jos caminantes que e cruraban eon ellos en el camino; cuando era hora, se detenían bsjo los olivos, ponían sus mactes capas en el suelo y coman com toda calma, en la serenided de ua arubiente tiblo y sutil, teniendo a lolejos la perspectiva de una mortaza arn. Cuando Megarona Granede, el ami go de leving se despidió y el escritor americano ae quedó solo. Entonces él, puesto que había venido a Eispaña para visitar la Albaribra, creyó que lo mejor que podía Escer era iree a vívie a ella, Asi lo hizo; de la Albambra tenían entonces cuenta 138 hablan de los perfumes de los claveles, y de las blondaa claras de la mantilla, y de fentas de toros y de caireles.
ue ben una familia: doña Antonia, Dolores y Ma.
puel. Dolores y Manuel no eran hi»
jos de doña Antonis, sino sobrinos suyos, hijos de diferentes bermanos.
Doña Antonia o ala tía Antonis. cra Moa mujer grave, sencilla, afable; tenía por principal misión el cuidar de los jardines interiores de Ja Alnacido ex el arroyo, columpia y mueve triste como la propia melancolía, su cuerpo delicado, flexible y ágil. alegre como un eco de pandereta, tienen los palillos alegres sones, Cuando su delicioso repigueteo.
Indescriptibles notas, toques guerreros dispersa sus compases por el ambiente, y dulces y lejanos evocaciones nace eu los corazonca un gran desco de un siglo de manolas y de chisperos, de latir al impniso del viva ardiente.
Hablan de las mujeres que hay en Sevilla, a los acordes suaves de las vihticlas, que vierten la armonía de sos tonadas, se egiten en las manos los costañu: lo mismo que las aves encarceladas.
ciable, tez comunicativa, que incre: cía Hevar dice el sutor un nombre más alegre que el que llevaba, Esta era la familia con quien vivía Irving en Granada; los días pasaban dulcemente para dl; u habitación era una ancbu y vieja anta del Pala.
elo árabe que anisuo se arregló; deba paseos lergos y solitarios por ad Claveles En su cerro de fúlgidos corceles la diosa de la luz viene riendo, y ante sus pies se va desenvolviendo uva brillante alfombra de claveles, Roza, al pasar, la diosa sus pinceles. en las corolas que se vau tendiendo. de matices vase revistiendo el Borido. 1er 23. rus tropeles. o TA Con nota viva el de carmín eotone, o AJA TAO AA US con púrpura diseña el de corona, viste el pajizo de color dorsdo, baña el de fuego con ardiente tinta, y sacudiendo los pinceles pinta, el profaso clavel disciplinado. SALVADOR RUEDA AA PATA ALA MALAGA LAO LA.
habrá, De Mavuel sabemos que era Qn joven de verdadero méritos JOUDE Man of aterilog worth ettu»
diaba medicina; había servido al rey en ámérica, y estaba enamorado de au prima, Respecto a Dolores o Loli.
ta, hebremos de decir que era gorde»
suela, Que tenía los ajos negro blak:eyes andalusiao. que todas sue jluelonen las cifraba en unza palomitasqueteníaen us palomar, y que, en resoinción, era taz jovisl, tan solos boscajes; alguna vez en las no checa de luna, paseaba por el patio de los Leones, por lás estancias abandonadas del palacio. asi, en est dulce, inefable cajros, fué escriblen. do laa péginas de un lbro tan bello, tan delicado que se lama eThe Al hambre. uno de los pocos libros sn.
tiles y generosos quese han escrile sobre España. Azorís Carde de Toros Francisco Uillaespesa Cuadra y clava. Y, el toro, Josclíto enfuda, moptera en para alfombrer les plantas del Un par de banderillas de Joselito Paso a paso, hasta el toro va, decidido, siguiendo de tua marcha triunfa) los sones; loa brszos levautados y el busto erguido, despidiendo frisades folgniaciones.
al sentir ca fos robios los dos arpones. Diez mil gritos, en uno, e ban confundido, al desbordar sus vasos las ovaciones. Centelleante el ero de Jos caireles, y ajo vardos, sín rosas y sin claveles se quedan los cabellos y las ruantillan de la clánica anerte de handerillas. AY Dro sobre acero Oro sobre acero Elbar y Toledo ban de ser tus amares. Oro sobre acero tú voluntad, Oro sobre acero tus actos, Sobre el acero del mejor temple de tos propósitos brillará el oto puro y aristocrático de tu cortesía, Sobre el acero de tus pensarslentos ha de lucir el nrabesco de oro de la forma pura y ágil, Tu don de gentes será capa de oro fo que ha de recubrir el acero de tus 6nes, Serán tus sonrisas como mitúsculas estrelina áureas incrustadas en el ace»
ro de tua Íntentos.
Tu amor Érme, tendrá el oro de tu ternura, sobre su acero impenoro, Sobre el acero de su esperanza la placidez con que saben aguardar, será también oro. El Áncora de la diosa estará demasquinado por ser oro de tu pasividad espectante.
Oro y acero Ejbar y Toledo será tu vida, serán tus propócitos, serán tus actos. lauza un bramido ano; soberano. Una Ucrónica de Belmonte Pálido, con los ojos desencajados, el mentón agresivo, la boca hundida; en los brazos, do seda y oro bordados, Ja roja y amarilla capa extendida, y los pica en la tierra como arraigados, espera de la bera la acometida.
Callan los corazones amedientados, y basta en Jos propios labios la voz se olvida!
Cuando la peligrosa suerte promedia, y la blanca pechbera desgarra el toro, y Él se yergue arrogante como una palruz, todo el clánico espanto de la tragedia en su cuerpo se viste de seda y otro.
UY el pavor de la muerte nos biela el alma!
Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y. uventud, Costa Rica JanAKL Elogio del silencio Silencio es recordar que toda pala: bra tíepo ua Loy y un mañara; er décle, un valor del momento, y un alcance futuro, Íncalculable.
Silencio es recordar que el valor de la palobra que pronuncio, na tanto depende de eu propia alguificación ul de la intección que yo le imprimo, cuanto de la viancra coque la com»
prende el oyente, Silencio es tecordar que los confile»
tos pe resuelren mejor callando que uo hablando, y que el tiempo lafluye más en ellos que las palabras.
Silencio en recordar que sería libre hoy, el no hublera dicho la palabra de ayer, y que la palabra de hoy, verá wi cadena de mallana.
Sileacio ca recordar que tal palabra, inocente hoy, mañana se interpretará utal lotenciouada perversa.
Silencio es recordar, que al hubiese diferido una hora aólo mi fuicio sobre tm persona suceso, en esa hora pudo llegar un dato nuevo, que haría vsriar aquel juicio temerario o cruel.
Sllencio en recordar, que el alimple ¿Cho de repetir lo que otros dicen, fe foruiwr la avalancha que luego arras. trá da reputación y la felicidad de los a Silencio es no quejarse, para no aumentar las pesas de los otros. Silencio es no contar mis proyectos, de miedo que nó se realicen, o de zuledo que melos estosben. Silencio es decir Aíce; no haré.
Silencio es recordar que la palabra, al articularse, se Heva una parte de la euergía necerzcia pará realizar la idea Que encarna. Sileucia es no exponer la ides o el plan, a medio concebir, ni lecr la obra en borrador, ní dar como criatura vi« viente lo que sólo ex anhelo, e Silencio es la semillz, y por eso ger malns, Silencio es la tafz, y por eso sostit.
ne.
Sllendlo es la bavía, y por eso allmenta Silencio cs recordar que aí para puestres cejlas y nuestros anhelos y recuerdos es nuestro corazón un feli¿tarto, el corazón ajeno puede ser ura placa de feria y hasta un mulader.
Silencio es el capullo donde la oruga se cambia en mariposa, y silencio es la nube donde se forma el rayo. Sllenelo es concentrarse, segnir la propla Grbita, hacer la propia obra, complis el preplo desiguio.
Silencio ea meditar, medir, Pesar, aquilatar y acrisolar, Sitercio esla palsbra justa, la no ¡tención recta, la promesa clara, el entusiasmo refinado, la devoción gue sabe adonde vt.
Bllencio es 1er tro mismo, y UO tambor que resuene bejo los dedos de la tuuchrdumbre.
Gllencio «s tenor un corazón de uno, np cerebro de uno, y no cambiar de sentimiento o de e6pinión, porque así lo quieran los dersán.
Silencio cs hublar con Diosantes quecos los hombres, para nO arre»
pentirse ni dolerse de Esber hablado.
Sllorcio es reprimir la fujurla que dba a eccapársenos, y olvidar la que nos Inbrieron. Silencio es hablar nnocalladamente con ey proplo dolor, y sujrterlo hasta QuE Be convierta eo vuelo, en plegaria 0D canto, Silencio es, en n, el reporo del sucho y el reposo de la tuuerto, dondo toto se purifica y Jestaura, donde todo se fguala y eo perdona.
ALBERTO JAR ERRER
Este documento no posee notas.