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. Dominio, 30 de masc de 1926 DADO DE COSTA RICA Pásma cara. TN TZ, a TIA TT TT Am o. nd TA paa TIT YT AA gu rs Yis dl O) PUN. SN. 8 YN NM DIVA NS ll. E DOM NNGO DOMINGO Ly LE. xo HU JN Ml UI Ll ns NY (VALL Qu xx Hombres de pora Íe que perversa manera muederna de pansar, que ya el cDomingo a Domingo estaba muerto y enterredo: hélo agní, de gnevo vivo y colezndo, surgir como el ave fénin de sus despojos; conste que esto del ave fénix lo digo porque en sentido muy parecido lo hah usado don Ricardo, don Artaro Volio, don Felipz, don Alfredo González y otros autores prestigiosos, paro Héveme el dizblo si yo sé lo del avecita de marras. El caso es que de muevo estemos en la trinchera, deszosos de pasar un amable rato con los Clay queridos lectores y un divino enrate de hora con las eun más queridas lectoras cuyos hermosos ojos, al pasar por estas líneas, ban de darles belleza y fresenra, y que no sz diga que uo vengo un poco rejuvenecido y galante como es tisauza de caballeros. que ha de eosterme un poco volver a coger los estribos; en primertérmino, han de considerar las gentes que la falta del idioma ue amucla nu poco; he pasado sesenta días fuera, en otro ambiente, y si otros, con menos dotes intelectuales, a los ocho días de estar en Nueva York, o en Cuba, o en Limón mismo, pierden no sólo el acento sino que también el vocabulario, y olvidan el español y reniegan de este idioma feo, cómo es posible gue yo no lo hubiera perdido de un modo casi total? Comprenderán, pues, los lectores, que vengo viendo las cosas de muy distinto modo que antes de menearme del rescoido este, del cual, apenas nos salímos, así no sea a otra cosa que a buscar un empleito de ocho dólares por semana en oficios no muy principescos por allá afuera, empezamos a renegar del modo más furioso. Conste que esto uo lo digo por algunos ticos que haya podido ver en otras latitudes, los cuales no hagan otra cosa que renegar de esta tierra diciendo que hasta el nombre de ella hay que cambiar. Bneno, esto no tiene absolutamente ninguna importancia. Lo que signe es lo que tampoco la tiene: que de nuevo aquí, he recibido nutrida correspondencia, cartas, tarjetas, inalámbricos, recaditos, en fin, cuanta los hombres han inventado para comunicar sus deseos a los otros hombres, todo enderezado al muy loable y patriótico fin de que resucite el Domingo a Domingo; usted que tiene tanta gracia (muchas gracias. usted que es tan inteligente, usted que lo sabe hacer, usted que es tan riata para eso, vuelva a las audadas. yo, agobiado por esta ola de insinuaciones, descnadernado bajo este cúmulo de sdjetivos, he tenido que resignarme, y apechugar de nuevo con la cousabida paginita que, en mis deseos, ya era una cosa histórica, algo del pasado, sombra fugitiva del pretérito, ánice memoria del cementerio, Pero así son las cosas en este mundo; estaba decretado por la voluntad soberana del cielo que Napoleón (el emperador; no el señor Ministro. y yo, habríamos de parecernos en algo: cuando embarcamos, él para Elba y yo para otro punto que he olvidado, mos parecía que habíamos concluido nuestro papel, y en nuestros designios, la gran»
deza y la popularidad eran cosa pasada; reclinades en la borda del barco, teniendo al frente las costas del Mediterráneo, azules y claras, y yo las de Mosquitia, un poco aubladas, soñábamos con la dulce paz de un vivir anónimo y tranquilo: pero él tuvo sn regreso, y yo voy teniendo el mío. Hasta las Tullerías el de él; hasta la mesita de redac»
ción el mío, pero ambos regresos, después de coria atisen»
cia. Con que, para introducción, la cual me ha servido para exponer mis profundos conocimientos históricos, ya basta. Conformes en que esto ha resurgido, ahora vamos directamente al grano; que aquí lo que importa, según declaraciones de las grandes autoridades, tales como los Generales Binaud y Monge que son indiscutiblemente de las más gordas, es irse derechito al grano y no tenerle miedo, por colorao que se vea, Después de haber Lo que le cuenta a UNO presto nuestro primer pie en Tiquicia, pusimos el otro, pero a la vez, empezamos a oir una de cosas eutre graciosas y plañideras que nos conmovieron profundamente; el futbol fué lo primero que ocupó nuestra atención; los pernanos, los colombianos, los heredianos en Jamaica, La Libertad triunfante una vez más bajo el límpido aznl de este cielo, la suculenta torta que se jaló Michanud, las apuestas, el demonio. Todavía no nos han acabado de contar; cada día hay un puevo detalle: Manolo nos ha hecho una reseña que si la hubiera escrito bnbiera causado más sensación que lo del empréstito; Joa quín Lizano nos ha sostenido, con todo género de arguo mentos, verdaderamente admirables, que sí él hubiera estado como lo dejé, es decir, contodos sua resortes buenos, otro cuento irían a contarle al Presidente Legnía los jóve nes deportistas incas.
Tuca me ha dado tal cantidad de explicaciones técnicas, que yo estoy firmemente persuadido de que en deterjminadas ccasiones el trinnfo moral de los ticos ha sido sobre toda ponderación; don Cipriano, Presidente de la Liga, me ha hecho sus relatos de los enenentros y hasta me ha llamado a Noé Solano para que me ustre con sus miouos y pajarracos, cómo fué que Posta metió los dos goles en nua forma tal que Monjardía va a resnltarnos pozo senos que Alvaro Castro, y todo ello salpicado de momentos culminantes en que a los relotores se les humedecen los ojos, o de momentos trágicos en que cada uno trata de Ímitar los gestos de Camiota en los sopremos instantes en que e2 debafía como nn Hérenles legendario; lástima fué, eu efecto, que Marx Jiménez no hubiera cogido la impreosión del momento y la hubiera tallado en duro cedro, en granítica piedra o en carraresco mármol, en una de squelas poses que som las preferidas por los sermibillos. para pasar la inmoralidad. Bueno, da cuestión es que tales. Telatos me han tonido enfermo, era de gloria, era de p2n2, m1 a e su cocumento os propicdad da la Diincicca mecioncl Micucl Or rocón Lizana col Sita ya de lirismo, ya de dolor, Cozas es disnos de loz corsceres de la guardia, a inpverosimiles. salimos de las brazes del futbol pora caer en las Hamas de la política; que dou Arturo, es otra vez Presidente del. Jue la Presidencia de la Cómara le resnlta al Sr. Volío algo así como un viejo amor, que a feres se aleja del brazo, no muy mórbido, por cierto, de León Cortés, pero que nunca de dica adios, que como la del cuento, mo solo le mande memorias sito que el año vuelve. que ya Alejandrito está en la Cómora, y a la per de él Richard Fonmier y más allá Julio Padilla may cerca del General Volio; y con ellos, Briceño, Urbina y Baltodano, la santísima trinidad guanacasteca que durante tantísimo tiempo nos tuvo en ascuas con aquello de que hoy nos nos decían: no hubo remedio: Urbina se la jaló toda y salió fregao Briceño; al día signiente exa Briseño el trinnfante y Baltodano no había sacado ui joles; al otro día Urbina estaba pendiente de un hilo y el que arriaba con todo era Baltodano. Total, que a11lí están los tres, y huto un sitío para cada cual, y como en el cuento, los que iban a la cola de cada uno de ellos fueron los que salieron volando.
Lo que si nos ha extrañado es que Jorge Ortiz no esté en la mesa; nosotros que ereíamos que no podían vivir el uno sin el otro, y que ya nos habíamos acostumbrado a eso de ver siempre tras de la mesa, a la diestra o a la siniestra del Presidente a don Jorgel Cuanta falta mos ha hecho; akora lo ha sustituido no sabemos si Enriquito Fonseca Zúñiga, cuyo lunarcillo le da cierta coquetería a la dichosa mesa o Leóu Cortes, que no ha hecho más que meneatse hacia la derecha. Mientras otros se van hacia las lzquierdas que de Lenine para acá parecen ir en triunfo, don León s2 cuela hacia el opuesto lado, como hacía Mussolini.
Don Cleto y don Carlos Cijudo haes mn año viviamos en la serenidad de una vida apacible, don Cleto era el distinguido ex presidente que, rodeado del cariño y del respeto de todos, pasaba por esas calles tranquilamente, sosegadamente, sonriendo a derecha e izquierda, saludando afectrosamente, con una mirada que no tenía segundas intenciones. don Carlos María, era un magnífico abogado, rodeado del prestigio de las heroicas jornadas de Heredia y Alajuela, una hera de la política, pero una fiera domesticada, urbana, que no inspiraba inquietudes, que recorría las aceras repartiendo sonrisas angelicales, apretones de manos, dejándose decir adiós, Carlitos, Pero ahora, tanto ellos como el público han cambiado de un modo extraño, Don Cleto ahora es más don Cleto, y don Carlos María, más Carlos María.
Que aparece el primero en una esquina; en el acto todo el mundo clava en él sus ojos; este es nuestro viejo, dicen nnos.
Este es el que nos puede fregar, dicen los otros. unos con afecto y los otros con canillera, todos lo ven, lo xaminsn, lo recorren con la vista desde elalto del sombrero hasta les puntas de los zapatos. El éxito de una cupletista de moda, cuando se echa por esas calles lucien do un buen palmito y unas medias de seda, apenas si es comparable a uno de los éxitos que tiene don Cleto en uno de sus paseos matinales, mientras la gente cree que don Cada bollo se recomienda solo HAY QUE VERLO!
IAS AR HECHO CON RARINA DE PRIMERA FRESCO, BIEM ALIÑADO SABROSO ¿dando por su pan a LA JOSEFINA DE ALBERTO ODIO FRENTE AL MERCADO. Al LADO DEL GALLITO naciontl cda Dionoiccas Col Cleto está cavilando en alenas de esos combinas Hereo (a Los que dicen que és messtro, tal vez el ex Presidente 10 hsoce más que pensar en sí tiene uu2 cita con qa señor gue va a ctorgar usa escrifura a las des o sí la cita es n1as tres.
Que por una esquina, caballero en brioso corcel apar tese don Corlos María? Pues ya Hene usted todo yu bargío alasmado; tal vez don Carlitos lo fínico que desza es rezpixar la brisa de la tardo, ver Horecer les rozas de la puerta del sol en el cocidente; poro quién le quita a las gentes que uí en rosas, mí en crepúsenlo, mí en brisa va tensando el jefe de acción, el jeíe de acción por antonomasia, como dice Billo? Para unos, lo que anda es luciendo su garbo de jinete para prendar a las viejillas, a sabiendas de que tras las viejilles se dejan ir de cabeza los viejillos; para otros, va a Desamparados a ver si le cuenta un cuento al Padre Valenciano o algún gamonal de los que mandan la parada; para otros, es que auda refrescándose la cabeza la que ha martirizado pensando si de guevo sera en Alajuela, campo ya conocido, o en otra parte donde le tienda el lazo a don Cieto. Para otros, su preocupación mo es la de que él peruano manotee en esta forma, sino que Filo no manotee del modo que lo está haciendo.
Total, que San José, y como San José casi tedo el país, ya no piensan sino en lo que pueden pensar don Cieto o Carlos María, la verdad es que hasta el momento ninguno de los dos ha soltado prenda. Bueno, usted es candidato, don Cleto. No quiero hablar todavía de eso; a su tiempo lo veremos; yo estoy muy contento en casa. Algunos vienen porque le tienen miedo a Carlos María, no afloja; en eso se para; pero saluda por la calle y no se escapa de que a cada tres pasos lo paren y le hablen de política desde las cinco y medía de la mañana hasta las díez de la noche. Bueno, dos Carlos María, s2 lanza o no. Hombre, ye no soy más que jefe de acción del Partido Republicano. Algunos me están lanzando ya, y esos son los que le tienen miedo a don Cleto. Pero a su tiempo veremos como se presenta la cosa y entonces hablaremos en firme.
Total que don Cleto y don Carlos María están rosultando algo así como el coco de los ticos; unos con solo decirles don Cleto, ahuecan el ala y corren para donde don Carlos María, según él dice. los otros no hay como decirles don Carlos María, para que piensen en don Cleto y le hagan la cruz a Carlitos.
Pero en el fondo, todavía con ninguno de los dos se puede hablar francamente en serio, es decir, algo en firme, Cierto es. que Carlos María pasa muy contentico por esas calles y saluda afablemente y da cuerdilla muy sospechosa. Cierto que don Cleto se deja querer y sale más que de costumbre; pero en el fondo, nada. Todas son, co mo en la guerra pasada, alarmas infandadas. nosotros estamos en este desbarajuste, que nos llega la camisa al cuerpo; porque el tiempo pasa y uno necesita saber por a cual palo ha de arrímarse, porque de esta vez en adelante que se friegnien los tontos; el talentillo que Dios tios ha puesto en la mollera ha de servirnos para caer como los gatos, de pie, Entonces, pa qué peliquistas, como dijo el otro!
Nada, lo mejor, como dice León Fernández Rodríguez, es conservarse a la tangente: además, por allí quedan algunos ases: Arturito Volio, por ejemplo, hay que cultivarlo; cualquier día nos mete un susto, algún otro; tal vez de esta hecha se salga el candidato que don Audrés nos tenía preparado por allí, el cual, si no se ha ahogado en el escierro o no lo ha picado la polilla; deba estar como agua pa chocolate de esta vez. León Fernández es el ánico que en esto ye claro; yo soy de León Fernández y para algo hemos hecho el trato de conseryarnos libres de pecado.
Ya está enterado todo el mundo de Otro General que Pinand, al Macho Pinand, lo hicieron General. que esto se lo han celebrado con comida, serenata y otros excesos más o menos bélicos.
Todo lo cual está muy bien. Bien por nua parte; pero ahora este áscenso se nos presenta como fuente de grandes confusiones. Aquí, los hombres son como por antoromasia; así, cushdo decíamos Ministro de Hacienda, el hembre era don Tomás, Presidente del Congreso signifi a de nacimiento, don Arturo Volio; centra half, era dio Rosabal.
Cuando en este país se decía cel Generalo uno ya sabía que si la cuestión no era geográfica, fatalmente s2 designaba con ello al General Monge. Pero no ba durado largus años en tal situación de privilegio.
Ahora viene el Congreso, que muchas veces hace casos buenas, pero que algunas otras hace cosss malas, y le estropza el reinado. Al hacer un nuevo General, la confusión surge. Porque cuaudo la gente diga, allí vienz el General, uno no va a sabor si s2 refieren uno a olro.
Antes decían: acaba de pasar al pa yo uno 22 imaginaba lo fiera, si bien no mny espigada, si rospie rando salud y bonhomie del general Monge, con su andar reposado, sus zapatos ámarillos IÍnstrosos su sombrero par tido, sa gran poro hameante y su cadena gruesa atravesando el chaleco y un gran anfilo en un dedo. Que noz lo digan abora! Uno no sabrá si trata del uno o del otwo, si del General que hn mandado las paredes o del General que estamos estrenando, que es2 sí que es espigedo y tieno hasta su mechoncito blanco enredándoszle enmedio de melcccha medio dorada del pelo, ponste que con esto no hemos querido decir eu lor un bsllezo, mi mucho uz 8s porqé aquí la pentiva Cao to 0175, sub cual de los dos gene es generalmente encico Eo on Misslós Licera La vinistario co Cunura y uvontud, Cost Ñica.
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