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Ñ mej Ese zó a morderzs la col 3 papá. y las asmejas y qué se través del agua lim: dulce y im más listo, el más ágil, el En semuia. 012, PETO 501L pspá. Quéj Hombre, la verdad, yo no séf gua una cabecita brilante y a su reces, moluscos transparente, eomo la puedo! odo de los oqueroncir a seguida, porque pensó: cebo boca y comenzó a chupar deses hago yo aqu o como en unjqué decirle, lado otra más pequeña que leli imaginar, destacaban objetos ex! Farecer una pescadilla frita. Y¡pizadamente, No sabía qué res fanal? Además no see gusta el Pues yo necesito salir de a sonreía eoro saben sonreir los. transparente, Hi. no pa tal de. la pecera. Qué. porvanir zapato. Con todo esto que le querón pequeñitas. 16 de su cabalgadura, y Ya. Tecía nada, y que, sín embargo. para un boquerón de su abe cir que dudaba. Se decidió, frun Bueno, pues todos en paz. fen seco, empuñó:suo curacola: mal r no le dejaba pasar. Qué era a. Bo o. ciendo mucho las cejas y alar: Entonces Boqueroncliio rina y lanzó un largo sonido. quella cosa rara. o. pensando en el Job de las. gando el hociquito. salió del agua, puso una de sus Inmediatamente todo el. azul. ¡Claro! Al principio no se dió peces, se llenó de resignación pa Bueno, sí, te ayudaré. Quéj pegueñas aletas en la mano e del marsse llenó de pequeñas ca ml de arte, no sólo por su belleza. y Segunda Parte WET INDEPENDIENTE 1 pa ga DE INTERESES ENERALES ES EE SA Segunda Paria GE AÑO Sen José, Costa Rica, Jueces de Setiembre de 1928 NUMERO 2761 Al prino Ro se dió cuenta.
Era aquel un lugar de lo más ra To que podía imaginarse. S2 vela la luz en todas direcciones y a traños, plantas o monstruos quel no parecian marinos, que él no había visto nunca entre los pe fñascog de la costa. Además no ha bía costa, ni peñascos, ni algas, ni arena, ni nada en fin de lo debiera kaber con arreglo a los más elementales reglamentos de urbanización marina, Entonez ¿qué era aquello? El se lanzab: gallardamente al impulsc d2 su.
brucez contra u cuenta, pero luego tuvo como una revelación. le dió una rubia. Estaba encerrado en uNa pecera. Encerrado y en una. peecr2 tomo uno de e doz paces de enlores e sonríe tedo el mundo. El!
IBocquerencito Pérez! Así nada. Como para rabia!
zgmado se puso, que lle Tan inci el no se quería parecer a nacio; él era él, PBogueroncito Pérez, y OE? urbujas de indig nación y astenció to Easta la perficie. Si pudiera. sal Todas las escamas se l2 fusieron de punta ¡Salta ra. Aquello era el salí o. Descendió lleno de paciencia, te se extendía un panorama queñ Ss tepetazos contra el er ra esperar la hora da la muezrtz.
Rafaelín quedó extasiado fren te. a la pecera. Primero abrió mu cho los ojos, luego los entornó.
PARA LAS DAMAS El abanico No hay nada que hacer. abanico ha muerto. Lo mató la electricidad, como a los caballos el tranvía. Es decir, fué la electricidad aplicada a los Yentiladores de los teatros y de los salones, quien arrebató de las manes femeninas el bello y romántico juguste. Juguete? Más que jugucte era un utensilio de elegancia para las mujeres que en bra del país dado al papel. pa la formación de un hogar pro cada, frágil, de poca resistenz rio, en dulce compañía de una cia.
loquecían de amor a los hombras a la tela montada sobre las va amorosa consorte. Pero toda per ¿Y habrá algo que fastidie del siglo XIX. El abanico fué entonces obra material, sino por el arté con con que Ja mujer lo manejaba.
El abanico era el más discreto de los confidentos. Tenia. su len guaje, su idioma, sv dialecto.
Una mujer, sin habl. n3 haPasó un dedito por la panza de eristal y de pronto metió la ma no en el agua y gin pisca de ros peto para el pequeño pez intentó atraparle. o. Hasta ahí podíamos llegar pensó Bcqueroncito escurriéndose. ha muerto (Por Sebastián Vargas Lucero. Ciga, amigo le dijo al ecoquetería o para despistar, reía niño. Sena usted que no estoy.
AD echo con Pp tc. Se metió el dedo pulgar en la sc (q «crtinuaba Bo rdadero atro agua dules. por qué se chupa usted esa dedo con tanto entasiasmo. Responda!
fez, ni caracola, ni nada.
En estas tristes reflexiones 22 daba cuando vió aparecer en el a Tengo mucho que hacer. boquerones. Refeel, muchas gracias.
has devuelto a mi hijo. Pero si sales del agua te vas a ahogar. ierto. Lo ves cómo discurro?
raccla marina, toda de nácar, y en cuyo interior se oye cantar el rar. Quieres? pre una sati Faufact no. m3 El caso era que en el fondo esta aletas, y cuando ercla que iba a burridis Su vida quedaba re Pafac! s3 rascó Ja coronilla, 2e ba contento de Haber líbertadoj Rafael, caballero sobre la ciga perderse en el infinit ducida a subir, bajar y darse ne al rececillo. Sonrió al boquetón bí qué contestar.
estiró luego de una oreja y 2l cabo fijo en un botón grande y le guiñó un ojo al bo Rafael y le dijo. Ven conmigo. No tengas mie do. Soy el príncipe heredero del reino de los boqueron Rafaelín temía por su jersey.
Se le iba a mojar y luego su ma má le regañaría. Ven, hombre, no temas. sí cojo un reuma. Ni te mojarás siquiera.
Cogido a la aleta de su amigo, Pafaelito descendió al fondo del mar. Cuánto tiempo invirtieron en el viaje? Rafaelito no podría cz lo que hay que hacer para sal varto. Tú sabes donde hay un bo te de tomate vacio. 3i. Pues tratlo lleno de agua, yo salto dentro, tú me levas al mar y allí me gueltas. Entonces yo bueco la caracola y te la doy.
El trato quedó cerrado. poco Becueroncito Pérez, ágil, listo ccmo un rayo de luz desaparecía entre las ondas. Soy más primo que nadie 2 lamentó el niño. Ahora ni decirlo nunca. Fué un viaje lar locamente. El abanico con sus pensamientos escritos al dorsn, ejercía funciones de carta de amor. Jamás hubo biombo más sabio, más discreto, ni bosque más mudo para los beses furtivos y para los mordiscones en la fruta pintona, que el abanico desplegado. Hasta el nomrillas era un símbulo de su poderío. Era un país, en verdad, que amparaba como una gran nación lo malo y lo bueno de todos los países.
Las murmuraciones, los secretos, lo juramentos, las lágrimás, les mos el cielo, el infierno, la gloria, ol suicidio, la vida, la ROMPECABEZAS IN FANT go, muy largo. Señor, los boque rones que alli había, sin contar las quisquillas, los salmonetes. ntas no de verdes algas, guardado por doz cangrejos y tachonado de es trellas marinas. Luego le regaló una magnífica caraccla, niendo e su dispos loz cigala para que cabalgadura, se despidió de él. Sicmpie que quisras alzo0 de mi no tienes más que sar. Ya sabes. Boqueroncito Pérez, en cl.
Palacio de las Algas, un amigo. la, ceminó largo trecho hasta Ani ontró en la pla se becitas inquietas y. rutilantes le sonrejan. Rafaelín, hiciste el bien sin esperar recompensa, y ahora todos los pezez del mar somos tus, amigos.
va Rafaelín. Viva Boqueroncito Pérez. Vivasa. Rafaelín guarda como el mejor tesoro su caracola encantada, que llama a los peces y suena como si tuviera dentro todo el azul del mar. Martínez Corbalán Todo individuo normal antici sona debería prestar oídos a la advertencia: La seguridad es lo primero. y conocer el tipo del compañero o compañera con quien se puede armonizar y vivir feliz al través de los años, Una vida matrimonial desgra ciada, plena de discordias, ocasiona la pérdida de la felicidad y de la salud de cualesquier per sona. no solamente ensorar Lo que revela su rostro (Por la Doctora en Medicina.
Betty Morrison)
fuerte y resistente. Ella, es deli más a un hombre robusto, que tener que estar arrastrando a uuna mujercita cansada?
Más que mujer, esta esposa cs una sensitiva. La erítica y la ironía la hieren intensamente. Sí el esposo trata de enseñarle cómo debe conducirse, ella erce la está censurando.
La primera vez ue el marido ol vida de besarla, llora todo el blaba de su pasión ecca su aba muerte, las estrellas, la Juna y brece la vida de los consortes, si día, lo mismo cuando a su frivo mico. veces el abanico odia ¡2l amor germinaban detrás del no que se Eraduce en un desean ta charla prefiere la lectura de. OO ger encia inferior. i0tó arde diaba. vese, maldecía en nombr» abanico a obseuras e ge: No hay existencia que pueda la edición de la tard de un de su dueña, o desilusiomaba, mientra elHa, por discreción, por minan los seres en las manos de Dios.
Los ojos de los niños Es verdad que la inspección, médica ejercida en las escuelas mediar muchos defectos de la vista. La madre prudente, sin em; bargo no debe confiar sino en; sí misma para el cúidado de los; pequeños, su mejor y único tescro. Por ello desde muy chiquij infantiles logra descubrir y Vaciar, a fin de poner remedio a vista, debe recurrirse al especia lista en seguida. Cuando se exige a los ojos un excesivo esfuer zo, eausándoles el consiguiente daño, la Naturaleza protesta en fermas que no debemos descóno cer y jue las madres no deben ig fre tiempo. Los sintomas rás desarrollaree en hermosura y éxitos donde exista la riña y ul bcroto constantes.
Dice el doctor. Craft una querella entre dos personas par ra dar solución a alguna diferen cia, equivale a una pelea de perrc3 sobre un lecho de rosas, puss lo único que queda arregla do. son las rosas.
El constante deseo de divorcio está evidenciando el hecho de e alo hay de erróneo en la selección natural. Cualquiera supoidria que la selección natural es perferta en sí misma, pero ya el Observa pronto que las cosas no marchan como antes, y un profundo pesar invade su corazón, su salud comienza a resen tirse, pierde interés en su hogar En vez de haber elegido el hom bre que poseía el encanto y cua lidades que su corazón ansia, se encuentra casada con un home bre de las cavernas de fibra y mente tosca, rostro ceñudo, hu raño y regañón. Ella que experimenta la necesidad de la sim ratía, sufre en silencio, creyés dose maltratada. Su pañuelo ocul ta muchas lágrimas y un corazón tos ha de enseñar a los niños aj cuentes son; dolor detrás de los mago de la botánica, el finado ota za evitar la causa más común de; globos de los ojos, sensación de Luther Burbank muy experi e a olorido, pero el anto que vier las enfermedades de los órga Fesadez, como a parte im tado en el cruzamiento e injertos te es el que ninguna ventaja nos visuales: el cansancio re¡ rior de los párpados estuviese de las plantas, Falló que aún la port.
sulta de un esfuerzo excesivo. llena de sena irritabilidad de misma madre naturaleza puede El no es hombre de fran com prensión, ni de muchas manifesEn consecuencia, no permitirá! los mi y penosa fijeza ser mejorada. da SE jozos ñ ta nes exterr: us afect ningún modo a los niños que; de la visa al mirar los objezos Desde luego, na pareja debe a, as, ca sus al Sa s2 pongan a trabajar o leer acu! eorcanos. unirse por amor, y cada uno dej lenora que ella sufre, zo no rrucados ante el fuego de la chi sus miembros debe satisfacer las 210 cambio en ella que le hace menea y sin recibir otra luz; sa tez, por el contrario, cuidará de br Un artista malisimo dibajó este cuadro lleno de; Quienes completen la explicación de los 30 erro aspiraciones del otro. Pero para ello, es spensable que entre suponer que ha dejalo de amar le, lo que le resiente y obliga que la que les alumbre cuando errores considerables. Nuestros jóvenes lectores deben; res, entrarén en nuestro sorteo de premios. Además, marido y la mujer exista la re Ez eS den en el trabajo, en el estudio encontrar los errcres y dernos ana lista de ellos. llos primeros cincuenta obtendrán las ecostambredas aro Fisica y MA emtalismios, la en el juego. Esyan de ejera son Joa que se reciben por almen:te das. por dicha Alganos de los errores cparecen de bulto; 3! preciso bascarlos con exidedo.
Existen en el cradro 30 errores.
Péngase en cala uno de ellos an námero (de no otros eslentredos al cine. Se sortearán los premios igmentes:. 1o. Una sorpresa.
aL da. una nia cuya na za es el refinamiento, Ab: 20. Una caja de confites. 30. Un libro de cuentos.
to. Una ceja de pintores.
50. Un libro de cuentos. jen edelante, y en pliego eparte, després el námero respectico, la explicecin del error. Per ejemplo: a la derecha inferior del grabado está ena mecedora a la que falta la parte inferior del lado izquierdo. Péngose el nómero en la Silla y Inego en el a LR 16: 4demés, 15 nto.
linen la pro ona Miguel Obregón Lizano del Dama ns 15 Lbros de cuentos Pasa la pisina 12)
nal de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.
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