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AT TA Ef 322225 os id dopo pl Fi Le is 15 Fi ida 4, A 13 pa bi is li 1 Í I 5 la F 115) A. pl. Li 13 ES pl PR 3. al ERE ion Nina o Segunda Daria aj EA Li! Bats. SOSguiid dias. Y 13d ASÍ A dd El. y. a ATT i. INDEPENDIENTE DE INTERESES GEN 7 Sa José, Co Ro, Donirgo 14 de Oct ire IDA EX de 1923.
SRARgqIia ricas No tezemos ai o buez clima ¡Vaya un país. Europa. Qué Europa! No hace rís que llover y Hover. Es estraño, Agzey Alexeick el médico, suspirando y envolviénrdose exidadosamente en gadéín de pieles, Yo ni quiera me doy cuenta del tiempo.
Lo que rre molesta «3 una cosa asi coo un pr timiento agobiador. Me parece que ahora riis xo me va a ocurrir alguna des. gracia. Creo en los presentimien208, espero. Todo puede saceder. Contagio por ua cadáver ¿la muerte de un ser querido. Debía darle a usted reparo hablar de presentimientos delan te de Michka, parece usted una mujer. No puede ocurrir ya na ¡da peor de lo que está ocurriendo. Que lluvia. Hay algo peor que eso. Sabe usted, Timoteo Vasilich. Ya no puedo seguir mía ¡Aunque me maten, no pue do! Hay que hacer alto en alguna parte para pegar la noche. Quién vive por estas cercanías?
io Iván Ivanich Ejoff dijo MMichka Aquí mismo, detrás del bosque: no tenemos más que pasar el puentecillo. Ejoff. Duro con ll a propósito, hace ya tiempo que no visito a ese viejo pecador.
Cruzaron el bosque, el puente illo, tornaron a la izquierda, lue go volvieron a la derecha y en traron en el gran patio del pre sidente del Tribunal Superior, mayor general Ejofí. ll ¡Está en casa! dijo GriEhutkin, apeándose del carruay Cie y mirando a lxs ventanas de dida casa que aparecían iluminaCas, ie. Me alegro de que esté en a Fasa, Comeremos, beberemos y dormiremos. Aunque es un gratujilla tarabién es hospitalario; ay que hacerle justicia En la antesala los recibió Eoff en persona, anciano bajito, Errugado, con una cara que pare ia un cardo. Llegan ustedes a tiempo setores. dijo. Ahora mismo emos sentudo a cenar y nos rízmes a acabar con la bu ¡Tengo precipamente en ¿asa al magistrado. Cracias a se querido angel! buscarme, Mañana iremos él y o la Audiencia, pues tenemos ¿isamblea.
a, fr.
a ó3 ceonmen usais? dijo Ealando todos con el por la salud de todos nosotros. Apuraroz las copas. Gricizt kia tomó un trozo de pepino ex ensalada y se puso a comer la bujeniza. Eh, señores. Qué es esto?
Que laz copas los esperas. En. Magistrado. Doctor. Ande con esta medicina! Me gusta mucho pa enedicina; la juventud, en ge¡neral, me encanta. Digan lo que Cigan, la juventud siempre va progresando. Bien, a la salud de todos nosotros!
Comenzaron a hablar. Habla.
ban todos, menos el magistrado ¡Tiullpansky, que estaba sentado, taciturno, y echaba por la Inariz el humo del cigarro. Evi¿entemente se consideraba aristócrata y desdeñaba a los docto.
res y a los jueces. Después de la cena Ejoff, Grichutkin y el magistrado se sentaron a jugar a las cartas. El doctor y Nadejda Ivanovna se sentaron junto al piano y entablaron conversación. Van ustedes a una autopsia? comezzó diciendo la linda viudita. hacer la autopsia a un cadáver. Ah! Qué fuer za de voluntad se necesita, qué carácter de hierro para meter el bisturí hasta el puño en un cuer po, sin hacer un solo gesto, sin pestañar siquiera. Yo. sabe usted. considero mucho a los médicos. Son gente aparte, gente ca si sagrada. Doctor. por qué es.
tá usted tan triste? preguntó ella. Tengo el presentimiento de no »Éé qué. Me está oprimiendo un presentimiento extraño, posado. Como si me esperase la muerte de un ser. querido. Es usted carajo, doctor. Tiene usted allegados?
un alma. Estoy solo y ni skjuiera tengo conocidos. Dígame usted, señora. créc usted en los presentimientas. Oh, sí ereo. Mientras que el doctor y la viu dia hablatan de los presentimientos, Ejoff y el juez de ins.
trucción Grichutkin no hacian mamás que levantarse de la mesa Ha venido de juego para acercarse a la de ¡los zakuskas. las dos de la madrugada, Ejofí, que dido bastante, record había per de pronGrichuixin y Svistitky pere to la asumblea y se dió una pa! raron en el sulón, donde babía ¡mada en la frente. 152 gran mesa, lena de zakus. Señores. Qué estamos ka25 y de vinos. Delante de un ¡clendo. Ay, qué. A ertaba sentada la hija cadores somos! sel dueño, Nadejda Ivanovna, necer tener COvea morena, que ¡evaba lu) Ll. su marido, rueno ¡A o Zacia mucho tiempo; a su li a Se hallaba el magistrado sión ¡ellparsxy, joven pstilludo y! mé feliz es usted, carú survada por infinidad ado doma 7 Venitas arules. como ésta! djo j 9 í MA MN. Yo ze preto Emir eran do la liovia aia las ventanas y cuanlo gimen mis pobres pi acostar y esto. Yo 20 pue do dormir Ez general, sien la vemazra del corredor, Cesrnte de poema, está encendida ua lamparila, es que 13 áuemzo y ze e cburiiezta El docuor y Grichutxin entontraron en la habhacóln que hs destinaron dos enormes colchones de pluma dispuestos en el szcio. El doctor se desuzrds, se acostó y hasta metió la cabeza debajo de la manta. El juez se acostó, pero caro durante un largo rato no pudo eonciliar el sueño, empezó a pasear por la habitación. Era un hombre extraordinarizmernte inquieto. Xo hago sino pezsar en la se ñora, en la viudita ijo ¡Qué encanto. Daría mi vida por ella. Qué ojos, qué hormn bros, qué piecesitos tan primoro samente enfundados en sus me dias lila. Una mujer ardien te. Qué mujer. Se le conoce en seguida. una beldad como ésta pertenece aun magistrado. ese estúpido darguirucho, que pa rece un inglés. Amigo, no puedo soportar a los magistrados!
Cuando estuvo usted hablando con ella de dos presentimientos, a él se le veía rebosar de celon. Qué maravilla de mujer. Es el portento de la naturaleza. Si. una señora agradable ijo el doctor asomando la cabeza de debajo de la manta.
Es una mujer impresionable, ner viosa, llena de sentimiento, deli ada, Usted y yo nos dormireaos ahora profundamente; pero ella de seguro no podrá pefrar los ojos en toda la noche. Sus nervios no pueden soportar una noche tan borrascosa como ésta, Me dijo que se va a aburrir leyendo. Pobrecita! De seguro que ahora tendrá encendida la lámpara. Qué lámpara. Me díjo que si junto a la puerta de su cuarto está encendida una lamparilla es que no duerme. Te lo ha dicho ella. t1. Sí, a mí En ese caso, no te comprendo! Si ella te ha dicho eso eres el más feliz de los mortales!
Bravo, doctor. Bravo. Te feicito, amigo mío! Aungue te envidia, te felicito. Me alesro santo por tí como por el magi trado, ese canalla rublo. Ez, vístete! Arriba!
Grichuixin, cuando estuba borracho, ftuteuba au todo el mundo. Déjese de tonterías, Aguey Alexeich; Dios sube lo que está 0C10, 10605 Noche lúgubre Estaba la noche compacta y sombris, cusndo me detuze de golpe a lu puerta, tu puerta de oro donde estebs escrito. golpes, vicjera.
Estsba tu case rodecda de plontas llena de luces en medio e lo estepo; sonaben laúdes, trepaban rosales por sobre las verjes. Abreme! Mi grito resonó en la noche buyeron del cielo todas las estrelles. Abremel Mi grito se binchó en el desierto, palpitó la arena.
Rebsños de lobos Eambrientos me siguen, serpientes y tigres, leones y hienas, me buscan los rastros, me siguen de prisa. óbreme tu puerta. Dame un rincón blando dentro de tu pecho Para que repose, toma las cadenas que oprimen mis brazos y cárgales, ponme. o02 Cpisdoso tus vendas. Me echaré a tus plantas, bumilde, sumiso, guardaré tus ojos, beberé lus penas, vitiréó en tu alma, pero dame, dulce, dame «l alme entera.
Te esomaste entonces; debajo tus manos como la esperanza se movió tu puertas miraste mis ojos, mis ojos sombrios, mi boca en tormenta.
Miraste el desierto. y aullidos de lobos, silbidos de sierpes, rugidos de hienas sonuror terribics. Las sombras estabars compscias y negras. Me buscan, me siguen, repotí temblando (Mis ojos echaban la luz Je una boguers. Me buscen, me siguen. Rosgorán mis manot, comerin mi lengua.
Pero tu mirada se volzió de Lielo. Querian demmasisto tus ojos, 1isjera. me dio tu boca. sigue tu camino, no Laya mi prorís, Ma esis es de sombros, de dulce reposo, de spar me trios la mocbe, mujer; en lus rasos le aroma, de tranquilas selvas. renta. o al desierto me rod Urs as mms por el Pisdoiar a tri Lalo mio, Ex la rota del 2or hemos arrancado 32 día omo si fuera una Lor.
rocha. Doctor. Veros, ani mal. Perdoze asted, no Je entien¡Vistere prozto. Vamos. Pero qué es lo que hay que entender. Se trata acaso de Astronoría. Vistete y vete a la larparilla, eso es todo. Es extraño que tenga us ted opinión tan poco favorable de esa señora y de reí mismo. Déjate de filosofari exclamó enfadado Grichutiin. Es posible que dudes todavía. Eso es puro cinismo!
Durante largo rato estuvo intentando convencer al doctor, se enfadó con él, le euplicó, hasta se arrodilló, concluyendo por insultarle, Luego escupió y se tum bó en la cama. Pero al cabo de un cuarmo de hora se levantó de un salto y despertó al doctor. Siga usted. Se niega usted rotundamente a ir junto a ella? le preguntó con severidad. 10h. qué voy a 11. Qué hombre tan inquieto. es usted, Aguey Alexeich. Es horrible ír con usted a una autopsia. Váyase al demonio. Iré yo a verla! Yo. no soy peor que algunos magistrados, Que alrunas doctoras. Iré!
Se vistió rápidamente y se diri gió a la puerta El doctor le miró perplejo.
Luego se levantó. Usted. supozgo que está usted bromeand. preguntó, ztajando en su cunino a Grichutkim MXo tengo tiempo para hablar contigo. Déjame. No! No le dejaré a usted, Aguey Alexelch. Acuéstese Us ted. Está usted borracho. Con qué derecho, Esculapio, me puedes prohibir que vi yat. on el derecho del hombre que está obligado a defender a una mujer noble. Afuey Alexeich, dese usted cuenta de lo que quiere hicer. Usted ya es viejo. Tiene usted sesenta y sie te xños. Viejo yo? gritó ofendido Quién es el cana dicho que yo soy zozo de craPero immadiaiamente se 1sostó de su procia v9z, se araró de la puerta y se acercó a la ven tana Aunque estaba borracho se avergoizó de sus penelranmies gritos, cue probablemente habrian desperizdo a todos los de la casa. Después de un instante de silencio se le acercó el doctor y le puso la mano en el hombro.
Los ojos del doctor estaban húmedos, le ardían las mejillas. Aguey Alexeich ijoe con voz temblorosa Después de sus palabrak violentas. después de sa actitud descortés, después de haberme llamado analla, convenga conmigo en que usied y yo no podemos albergarnos bajo el mismo techo. Perfectamente! No me hacen falsa amigos como usted. Me marcho de aquí imeiatamente, no puedo permanecer ni un momento más con usted, y. espero que no nos vol.
veremos a encontrar. Cómo se va a marchar usted. En mi coche. yo, en qué me voy a marchar entonces. Qué se ha creldo usted. Va usted a proceder canallescamente hasta el fin?
Usted me ha traído aquí y usted tiene que llevarme. Le levaré, si se empeña Pero. ahora mismo. Yo me marcho inmediatamente. Estoy tira excitado que no podrix que.
darme ni un zninuto más.
Grichutkin y Svistisky se vistieron y sin decir palabra saljeron al patio, Despertaron a Miehka; luego se acomodaron en el carruaje y ve inarcharon. Cinicot. o. iba murmurario durante todo el camino el juez de instrucción. Si no sabes tratar a lus mujerus dice tes sería ziejor que te quedarus en tu camilo. No deseo ya eu amistad!
Pasuron tres díam El doctor, después de huber ver do su consult, se taumbó en el Civán y, purá entretenerse, cogió el Calkerdario de los Mudicos y repasó los apellidos de Jos doriores de Petersburgo y de Moncou, pro eurando encontrar el más bonito y sonoro. Se sentia invadido de Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.
Ta ess descorilaies, il compreiará niicrilmerta, el esalo Ze en. ón a qe ercorees me bolita cosa do las btidas que Ios el ca. e aquel grancja Pertlóína ¡Ya mo hace fahta Na tejo. En lugar del té, os tral: y noz inemnos reno, el del sor gente el que ibamos a hacer la autopela y no ilefarmos.
Grickhyutkxin y Sivistisiy tomaron el kvas y se fueron. Yo, naturaliente Je pido mul perdones ¿ecia el juez de instrucción por el camino. es taba entonces un poco do; sin embargo. sabe usted.
me duele que usted no engañara la aquel magistrado. pecczng Hallo.
Al pasar por Alimonovo vie ren junto a la tíberna la troika de Ejoff. Ahí está Ejotf Jijo: Grñekutkim. Son sus caballos. Va snos a verle? Tomaremos un paico de agua de veltz y al rmusmo ¡tiempo veremos a la tabernera. Una mujer estupenda. Es la maravilla Ce Jaerezción!
Los viajeras se apearon Ced trineo y entraron en da taber na, ANi encontraron a Ejot? y a Tiullpansy, tomando té. Adónde van ustides. Du dónde vienen? preguntó aso brado Ejoff al ver a Grichutdn y ul doctor, Vamos a hacer la zuicpsia y no Hegamos nunra. Hemrnos cafdo en un círculo vicioso. ustades a dónde van. la asamblea amigo ufo. Cómo tan a menudo? Hace dos días también iban 1ntedes a una asamblea, no. Qué demon os, ibamos! Al magistrado le emprzarea a doler las muelas y yo tampoco me en contraba bien del todo. Vedka o cerveza? Tobernerita, sirvanos «usted de las don. Ay, qué tabernerita. Es furnosa! convi.
ro el juez de instrucción, Es maravilloeiu Al cabo de dos días en Misika de la tzberna y he dilo úl cortero del general que desen ganchara y parcira Un poco ie los czballos. lo ha dicho el señor. Es tón jugando a los curtio dijo Lhuciendo Un seso de dospreoeuzpacion car la nano ÁLiia 12 e «alinmmo de «ari hora Tmmiza, ahi y ae, rd AA

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