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elorosas hierbas PAGINA NUEVE ARIAS UANL AA GI ITA rte, NANO ANITA AU Uat an Cuando anunciaron a Sir Hora gina se hacía la luz inesperadamencio Watson la Jexada de su hijo, es te con una polución siempre distintaba examinando en papel ante lalta de todas las que el lector se hamesa de trabajo. Este papel era unjbía forjado en sus febriles cavilaciocontrato firmado el día anterior en nes, El antiguo caballero andante lo Londres con Walker Collins y Com había resucitado, dándole la forma pañía, gran agencia literaria encar del detective rstuto, sabio y fuerte.
zada de dar alimento a las primeras ¡Y sus héroes corrían cl mundo, ropublienciones del Reino Unido y sus deados del noble ambiente que com colonias.
paña a loz defensores dela inoUn trust se había formado par eencia ra monopolizar y explotar la imagiAhora acaba de declararse la gueración del novelista, como si fuese rra, y el director de la Casa Walker una mina de combustible, una caída Collina y Compañía habia ido a su de agua o una línea de navegación. encuentro, con la precipitación del Las historias inventadas por él te buén industrial que husmea un camnian un auditorio: de ciento sesenta bio de moda y procura asegurarse el millones de séres. Su nombre eralmonopolfio de las nuevas materias.
buscado en revistas y diarios por la solterona inglesa que vive en su Mecottage entre gatós y perros, por cl estudiante más dado a las rezatas que al los libros, por la dama que se aburre en una avenida de Nueva York, por el ganadero del Canadá; el minero del Cabo, el oficial de guarnición en la India, el codono de Australia y Nueva Zelenda, y hasta por los ombres perdidos, como ermitaños del trabajo, en un atolón de coral de las soledades del Pacífico. Al contar las zventuras de los exploradores de océanos y desiertos, los hijos de los pares habian abandonzdo el regalo de sus palacios para convertirse en vagabundos de la navegación o de los selvas, Lrego hizo estremecer a millones de sérces con el relato de crimenes Imisteriosos, cada vez más intrincados y obscuros: en el curso de los capítulos, hasta qu en la última pá. Oh lejanas memorias de la tierra lejana, frescas por, la mañana!
Tierra de maizales. húmedos y sonoros. donde cantan del viento. los invisibles coros. tuándo :deshoja. el sol la rosa: de Sus: oros. en la cima del monte. que estremecen. los toros!
ets por domde atardecido van trenqueando las. viejas cargadas con la leña robada en Jos pinares. la leña que de noche. ha de ahumar en los lares, mientras cuenta uña voz rlos cuentos seculares y a lo lejos los perros ladran en los pajares. Oh tierra de la fabla antigua, hija de Roma, que tiene campesinos. arrullos de paloma. El lago de mí alma yo do siento ondular. conto la seda verde. de un naciente linar. cuando tú pasas, vieja alma de mi lugar, en, la música de a, algún viejo cantar. Oh tierra, pobre abuela olvidada y mendiga: bésame con tu alma ingenua de «antiga!
1Y que aromex mis versos como aquellas manzanas que otra abuela solía poner en las ventanas, donde el sol del invierno daba por las mañanas. Oh las viejas abuelas, las mernvorias lejanas!
Ramón del Valle Inclán FAA o ol De su pequeña maleta de hombre de negocios extrajo telegramas de Chicago y Melbourne, papeles firmados en regla que la acreditaban como em bajador plenipotenciario de todos los principios soberanos de papel impreso en los diversos pueblos. que hablan inglés, El discurso con que acompañó esta presentación de credencial fué breve. Sir: el detective está en quiebra y el soldado en alzz. En la: plaza es grande la demanda de historias de guerra. Todos piden el mismo artículo. Puede usted servirlo?. He preferido dirigirme a usted antes que ax otros productores.
La discusión sobre. el precio fué breve y rápida; un encuentro. de monosflabos, un choque de cifras, sonoro como golpeteo de espadas. Al final, Walker Collins y Compañía extendió su manaza abierta. con un gesto de invitación Top? El grande horobre abandonó su diestra gioriosa: Top. el negocio quedó hecho.
El día antes, sir Horacio. Watson había abandonado su lujosa residencia de campo para ire Londres, levando una pequeña maleta de mano, igual a la que usan: los escribiéntes de notario pará guardar sus papeles; una bolsa de cuero amarillo; 0bscu»
recida por el tiempo;. un recuerdo de xns años de miseria que no que: ría abandonar, tal vez por la atrac ción que ejerce todo lo que evoca la perdida Juventud Su interior, qué había guardado en otras époces pedazos de pan y plebeyos embuti. dos, entre eusdernós de versos y no¿velas rechazadas por los editores, tenía ahora más robles usos. Del castillo al centro de Londres llevabá ¡en sus raros y solemnes viajes varios paqútes de hojas de papel tas de renglones. Perdida nisa de la red destinada a los quípajes, se bamboleáibá pretensiosamente, signi los del vegón, para que las otras. maletas, más ostentosas. y. brillantes, se convenciesen, de su importancia. Qué contenían todas ellas? Ropis finas y objetos de tocador de la3 damas elegantes que ocupaban los «sillones, papeles de negocios de loz graves caballeros. Yo parezco. pequeña y soy gran de como el mundo. Cantaba entre el ric ric de. maderas y wetales.
Voy a desdobl hasta lo infiniti Ahora soy uno, el mes próximo seré cien mil, dentro de un año medio mi lión, Pobre y fea como una larva de papel escrito, voy a estallar en inmenso enjambre de maripósas de papel impreso que volarán por efudades y campos, se extenderán zo0bre los mares, invadirán países lejanos, islas eubjertas de selvas, tierras dormidas bajo la nieve. Nadie adivina mi importancia. Soy como mi dueño, ese señor bajito y membrudo, con la cara rojiza y algo arrugado, el bigote cano y recortado que fuma abajo su pipa, leyendo un perió dico. Sus compañeros de viaje le toman tal vez por un mayor del ejército de la India, y se equivocan. Mi amo es Sir Horacio Waston; el noñ Romántico a Era un cautivo beso enamorado F de una mano de mieve, que tenía 1 la apariencia de. un Krio desmayado Ei y el palpitar de un ave en agonía.
a sucedió que un día, A aquella mano suave. A de palidez de cirio, á de languidez de lirio. re. de palpitar de ave, E se acercó tánto a la prisión del beso, É que ya no pudo más el pobre preso E y se escapó; mas con volubla giro, E huyó la mano hasta el confín lejano, y el baso, que volaba tras la mano, El rompiendo el aire, se e volvió suspiro.
Luis a Urbina.
INDEPENDIENTE DE INTERESES GENERALES 19 de Mayo de 1929.
Pálina Literaria Dominical velista Waxton, famoso en toda la tierra. Al volver de estos viajes, con el vientre sigo flácido, la maletilla calíaba procurando pasar inadvertida, con la prudencia que inspira el peligro, En su: interior dormían. ocultos entre varios encargos hechos por la secunda señora Watson fajos de papeles salidos de las prensas del Banco de Londres, documen»
tos que atestiguaban un reciente depósito de dinero hecho por el novelista, cuadernos de cheques en los que no había más que trazar dox líneas y un garabato para que al momento sugiese un manantial (sonoro. de Jibras esterlinas. o El ditimo viaje había sido algo molesto para su orgallo. En vano se aritó, queriendo convencer de la. importancia a los equipajes que la oprimían con sus flancos de cuero barnizado. ÁVamos a Londres, donde nos espera Walker Collins y Compañía para que nos dignemos aceptar unos cuantos millones. Mi amo, con las bistorias que se saca. de la cabeza, v2 a ganar más dinero que Sir JeMicoe, que manda la flota; más que Sir Frezch, que dirige el cuerpo xr pedicionario; más que Sir Edward Grey, que desenreda las :madejas diplomáticas en el Foreing, Office. Nadie la escuchó. En. la cornisa de la red, lá sordenada formación de maletas y secos 56 mostraba meditabunda y tacitarna, la mismo que la doble fila de personas sentadas abajo. Todos pensaban; en la guerra. en medio del silencio volvió de Londrez al castillo, llevando en su interior, el más extraordinario de los documentos. la meñana sigulente. el noveHipa en: lu boca y da camisa arremargada sobre los nervudos: brazos, facha er la: que no se hubiezs atrevido a arrostfar, pornada del mun.
do, la presencia de la joven Lady Watson, intransigente en materias de corrección y buen aspecto; Todo lo de Inglaterra es grande.
falgar Square. Wellington, su león en el cemino de Waterloo. Horacio Watson tenía su contrato ante los ojos, con unas cifras estupendas que le hacíun rodar por la escalera de su ia hasta en los últimos peldaños, o sea en su jue ventud, Las primeras novelas las habia cedido gratuitamente a un editor en quiebra, después de grandes esfuerzos. para que se. atreviese probar fortuna con su nombre. Luego había cobrado por volumen; después, por capítulos, y continuación de su primer éxito hizo los contratos a razón de unz cantidad por página.
Una gran revista de Londres, para su ón, le pa varios chelinas por línez. Empe2ó la Era del detective triunfante, Años después un mazazine de los Estados Unidos venció a todos sus rivales con Bra proposición hecha por cable, Sus novelas serían pagadas en adelante a tantos chelines.
por palabra. los otros editores, para no quedarse atrás, aceptaron exte sistema. Ahora tenía ante sus ojos este contrato, que era el triunfo definitivo de su vidz. Imposible ir más allá; le pegaban a un chelín por letra cuantas historias maravillosas quisiera inventar sobre la guerra. su imaginación, dejando a un lado las ficciones novelescas, hecía eálenlos positivas.
La guerra, según Lord Kitchener, podia durar cinco años, y él se extendía con fuerzas para atender todos los compromisos de su clientela.
Hizo números mentalmente. Este periodo representaba medio millón de libras esterlinas: dos millones y medio de francos por año. All rigth!
Habíz que ponerse inventar inmediatamente astucias ínéditas, mácuidas prodigiosas, relatos que satisfaciesen la necesidad que sienten los humanos de «lzo maravilloso cuando el dolor y el peligro les hacen retroceder a la infancia. Sn ezoismo apreció la guerra como un invento de la guerra, deseosa de favorecerle una vez más. Jban a sufrir mueho los pueblos; pero él, hombre excepcional, quedaría al mar yen del cataclismo, viéndolo a distencia, como el pintor ve 2u modelo, Estaba muy alto para que le alennzasen las sulpicaduras de la desgracia, Inglaterra, que institoye un potta laureado pere hacer olvidar la obscuridsd en que tuvo a Shakespeare, y concede titulos de nobleza a los novelistas modernos después de no haber dudo sada a Dickens, le babis conferido el titulo de baronet. La primera señera Waston se marvs lista quisó releer este. papel, con la.
Nelson tiene su columna en Tra. San José, Domingo 0)
ehó6 de Ja vida asustada y encorvada por el repentino chaparrón de a nero y honores. Pobre figura pur da y tímidal. Su glorioso marido la veía aun escribiendo en un cuadernito, mientras al otro lado de la mesa trataba él sus primeras novelas, en el bis te frio de la miseria. La infeliz pugnaba por armonizar las líneaz desíguales, como un poeta que pelea con los versos. Tanto de cárbón. Tanto: de pan. nunca conse: guía que rimasen perfectamente los limitados ingresos con las necesidades de la: vida y las exigencias de los acreedores, Luego habíá arrastrado au viudéx por los salones, donde sy fama creciente y su título de sir por la imag ción: de la novena hija de un obispo anglicano. El novelista convirtió en Lady Watson a este sér fino y. frágil, separado de él por una distan cia de veinte años. Así como otras mujeres poseen el dón de las lágrimas, ella disponía del rubor, y una oleada pudorosa arrebolaba a volutad su rostro de niña, dando nuedidos. Sus ocho hermanos iban por el mundo repartiendo Biblias y regalan do piezas de lienzo los salvajes para que pusiesen un telón a sus vergienzas. Ella era una pagana adoradora de la vida, dispuesta siempre a pasar el Estrecho, ir a París y otras ciud. de nadas. Por las noches Watson tenía que ponerse de frac para comer 30las con Lady, sufriendo el tormento de privarse de su pipa. Pero al verla aparecer en lo alto de la escalera del hall. con dos enermez flores en las sienes, vestida como una sacerdotisa egipcia, pequeña, grácil y con remilgos infantiles, a pesar de sus treinta nños, reconocía que la vida es hermosa y guarda interminables Además, tenís su castillo, su parque. enorme. doz zutomóviles RollRoyee, la marca más cara del mundo; caballos y perros alojados con mayor comodidad que las mujeres y los niños que vazen, por la noche en Londres, depósitos en los bantos, acciones de empresas en los cinco continentes, su pluma, que era una mi vo atractivo a los ojos ozules y cáncdt nela Marte. semejanza de lo nuestro vecino celeste, uquel planeta recalcitrante.
mundo.
lencio de todos: ormaciones más sobre Marte.
líneas del Ecuador.
Tomó aliento y bebió agua.
Estornudó y concluyó: Por. RuxBerto, BOS ¿CAROS. te nada nuevo le había ofrecido. Lo. Ese astrónomo no erse que puedan existir, allí. organismos vo5, no ser grandes hongos. De. un telegrama de, la prensa. El año dé 1949 había sido, podía decirse, consagrado al plaaquel asiro sz aproximara igualmente a la tierra, los astrónomos de todo el mundo se pusieron igualmente sobre aviso, en la esperanza de una revelación sobre la habitabilidad de aquel Con una diferercia apenas: y es que los astrónomos de 1924 no tenían telescopios tan poderosos, capaces, como los de 1949, de dejar ver hasta el menor detalle de Los aparatos mandados construir por el gobierno argentino para el emizente profesor Pablo Varela, especialmente a fin de «jue el gran astrónomo sucesor «de Martín Gil, e identificador delas manchas de Mercurio estableciera la verdad sobre la existencia de los: marcianos, que, eran verdaderamente formidables. era en esos aparatos y en la ciencia de Varela. que esta»
ban depositadas. las mayores esperanzas de la ciencia, cuando, en aquella reidrión de sabios, subió a la tribuna, de la Sociedad Universal de Astronomía, en Buenos Aires, el hombre. cuyos ojos habían sorprendido por fin los profundos secretos de aquel El profesor Varela era un hombre alto; seco, de cara abierta y afeitada, roja como una Jangosta cocinada. Los. ojos, aquellos ojos tan envidiados, Jucían azules y. pegueños, drios gruesos, que reflejaban con violencia la claridad de las Hizo una pausa y continuó. Marte, señores, presentóse esta vez envúeltó en una nebuJosidad intermitente. Nuestras Jentes permitiéronme, zo, ccmprobar la existencia de un gran mar, casi helado, en el hemisferio sur, y de dos desiertos de arena roja pr na inagotable. y sobre todo tenía que sucediera en 1924, cuando bajo dos vilámparas. Vestía a la manera de los fijodalgos el siglo XVII, moda que había vuelto, sin excepción de la cabellera postiza, toda empolvada, y del calzón corto de terciopelo carmesí. toda la platea, constituida por eruditos y hombres de mundo, se trajeaba por el mismo figurin resucitado.
Al subir a la tribuna, el gran astrónomo recibió una gran Mal de aplausosí que duró nueve minutos. cuando la temvestad de almas terminó, el sabio comenzó, pausado, extre el si ¡Señores! La ciencia, prosiguiendo su avance por el cie.
lo, consiguió ofrecer a los habitantes de nuestro planeta algunas sin embaros a las El punto principal, señores, que la habitalidad del planeta Maite no fué, con todo, aclarada de un modo satisfactorio.
Nuestro aparato vió claramente, es cierto, los continentes del pianeta, Y, descubriendo a éstos, sin embargo, no pudo identificar a sus habitantes. Los marcienos no nos concedieron siquiera, señores, la hazra de mirarnos desde arriba. jA la hora en que los sorprendimos, como lloviese, te nían, todos, los paraguas abiertos!
SUISTA principes empirzan. 4: no T.:0: a su hijo Heriberto, único rastro, que había dejado la primera señora Watson de su paso por Ji Tierra, El novelista se zcordí de que este hijo acababa de llegar inesperadamen te al castillo, y bajándose las mangaz de la camisa dió orden a un Eriado y vestido de frac para que fuese en su busca.
e Cada vez que en un museo contemplaba uns estatua de varoniles y armoniosas formas se decía Con orgullo: Es igual Heriberto. El impudor tranquilo de los sports le había permitido. apreciar muchas veces la desnudéz atlética de su bi jo como la mejor de sus obras.
Al verle entrar en el despacho ad»
miró una vez más su energía serena, majestuosa y reposxda de estudiante acostumbrado al cultivo muscular, a los juegos de lucha, al cu)
to de la fuerza fisica, La juventud universitaria alemana se acuchilla el rostro en los duelos de Heidelbergh, sin más objeto que el de afearse con estentozas cicatrices. Los ingleses de Oxford y de Cambridge lushan en las regatas de Henley, remo en mano como los héroes de Atenas, ansiando realizar en sos cuerpos la ermonía de la fuerza y la belleza buscada por los artistas grirzos.
No sentia la menor duda 2cerca del porvenir de su bijó. Era rico, era noble, gracias a él, que había hecho la peor parte del czmino llevándole en hombros. No tenía más que deJarse empujar por la fortuna. Se estaba preparando para ser hombre po.
litico; se casaría con una millonaría del otro lado del Atlántico, hija de un rey de evalquier artículo de comez o de arder. Los casamientos con nales para las infantas del dollar es de más novedad. un, llido «célebre. Este, mecetón iba Conocer. ampliamente todas Jas: gr dezes que él: sólo; había entrevis: tado como. fatigado, explorador, e. El padre y. el hijo se mostraban siempre parcos. en palabras. Pasaban largos ratos «silenciosos, mirándose danzante. exa le que hablaba por. ellos xiopes.
Los ojos del ivh algo grave ez los ojos de Heriberto.
Tuvo el presentimiento de que una nueva fuerza iba a pesar en sus destinós. Se estrecharon las manos con ruda sacudida. Te escucho dijo el padre. l habló con frialdad, como si contase una historia ajena y poco interesante. En la mañana anterior, al volver con varios amigos de un asalto de box sensacional, una, procesión de mujeres les. había cortado el. PESO, en el centro de. Londres.
Eran. sufragistas. viejas, damas. de fervo: gresivo. y ojos. jóvenes, Telancólicas y, de. salud frágil que, miraban como. ovejas rabiosas, Dos bombos. y varios pifanos sonaban incesentemente, y su compás avanzaba la columna con 1Mienvidiable firmeza que proporciona la ignorancia del ridículo: Grandesi ti.
ras de lienzo entre dos palos ostej taban inscripciones. Los hombrés a la guerra.
Una muchacha anémica y rubia, con impermezble viejo y los dedos usados costurera o dactilógrafa fijamente, y una lucesita blanca y. ía Segunda Sección cl mt paro LANA. ecciu» NaÍTlcan el grande hombre, en todo nquel(su gloria, para marchar a Francia có las día y en Jos días siguientes pasados mo simple corresponsal de guerra. NTE: en Londres para despedir al volun Lady Watson iba abandonando su hno tario tuvo la vaga sospecha de que cracies y mimos infantiles, Sentí sa hijo se consideraba superior a éL La Agencia Walker Collins y Compañía empezó inquíetarse. Iban transcurídas varias semanas sin que el eminente, autor diera señales de existencia, como si no le importase cobrar sus papeles a peso de diamante, En vano sonaba el teléfono, en vano el agente tomaba el tren para visitar el castillo. Eseribir. Sir Horacio no había hecho otra cosa en su vida, relatando con ardorosa facilidad las aventuras de los séres engendrados en su cerebro. Pero ahora la noyela era de verdad; ahora, uno de los héroes que arrostraban peligros y vivian acechados por la muerte, era su hijo.
Se encerraba en el estudio, arremangándose los brazos como un obre ro altético, y encendia pipa tras pipa.
Todo inutil, estoy agotado. murtau raba ante las páginas en blanco.
Al tomar la pluma le parccía que ida a realizar una vivisección, a hacer. experiencias en la carne de su hijo. Además, le faltaba entusiasmo. De qué servia él, fantaseador a tan to la palabra? El mundo necesitaba ahora a otros hombres. El verdadero artists era Heriberto. La acción. Esto era lo hermos0.
Un día la maleta gloriosa empren dió el viaje a Londres. La essa Walher Coliias y Compañía sonrió beatificamente por la boca de su director al ver un paquete de papel en las nobles menos del novelista.
Luezo torció el gesto, Era un estudio sobre la guerra: un cúlculo de esperanza e inducciones. Sir: eso es pura los técnicos, para los corresponsales anónimos que firman Un testigo ocular. El mundo espera otra cosa de usted. volvió a accsarle durante unas con el Leroz. inpodor del en sos pupilas, con cariñosas, ivgle. pl. N0, es esto Exclatad Walker Coui ss y AS por su escritorio. Las revistas se quejan. Todas las demandas plaza son de energía, do relatos duros y brutales que fortifiquen el espiritu. con la audacia del hombre práctica, expaz de soplar buenas ideas a un artista, visitó a Sir Horacio en su castillo. Maestro. si resucltásemos a Peter Carter. Si le hiciésemos mar char a la guerra como soldado Peter Carter era el detective ima ginario que había hecho la fortuna y la gloria de Watson. Este miró, de pies. a cabeza a su interlocutor,. como«si aczbase de proponerle alzo indecente. Se ha vuelto loco clamó Watker: al salir del castillo Le voy a poner pleito. Pero una última esperanza bizo insistir. Vigiló la vida del novelista por medio de xus eriadoz, afirmándose cada vez más en la creencia de que. tenía perturbadas las facultades mentales. Pasaba el día esperando la llegada de los periódicos parz leerlos con avidez; iba tres veces por semana a Londres para visitar las. Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y uventud, osta Rica. 77 VERONA por pul NUMERO 29721 cierto miedo ante el mutismo y la miradas inquietas de su jlostre al poso.
Una mañana Walker Collins Compañía recibió por teléfono la o den de presentarse en el esstillo. Tal vez acababa de nacer la no tan esperada durante un año.
grande hombre no le recibió en ml gas de camisa, como otras veces. nad vestido de negro y tenía la pipa fri, y olvidada sobre la mesa: un meos tivo de inquietud, Lady Watson ro.
daba por las inmediaciones del eNill tudio, con un descuido de traje y gélo peinado nunea visto en ellaz otíre motivo de inquietud. son. Señor Jijo el novelista mirafmad de al suelo, como si no viese al ¿ión legado. Nuestro contrato que da roto. Estoy dispuesto a paga?
la indemnización que se me exija.
Walker protestó, amenazando cv cifras fantásticas para vencer est resolución. las Es inútil. No quiero escribyo más mentiras. Ay, la vidal ¡tral novelas de la reslidad. no!
La voz pálida y monótona del gralo: de hombre impresionó al agente. Ru fijó poz primera vex en su ripidpon. aviajamiento. Habían pasado muchi CUy años sobre desde la última enttún vista, Sus ojos inquietos, de un tai MX.
blor acuoso, iban hacia la mes, cé2in guió esta mirada. Un pepel: un ve despacho telezráfico. Teniente Watson, muerto.
VIVIR Todo vi. vir, es vivirso, si tirse vivir. Vivir es la sorpre dente presencia que su vida tí(
ne para cada cual, La piedra 02t.
siente mi sabe: ser piedra. Vi PlNO vir es no contentarse con Sttemos ez. el incesante descubrimis que hacemos de nosotrós mi mos y del murdo circundantes ain ries Anc. 08 DOSIS CASILDA SINE CAAALSAAA da, Déc. yt adas rio ra du nt ad br jue vi ne ur ee dd 2 VIE Vivir no. es entrar didérrimresef mente en el Mundo, sino encoiosacttf trarse proyectado da repente fesor en mundo que es incanjezb! pal Como alguien «ue dormido fufan ra llevado a dos bastidores. CyU qe Prososnio se encontrara ante pres sin sabts fo un teatro, y empujado hasta Húblico de pronto, por qué. Otra cosa fuera si diéramos prepararnos para trar en él. La vida nos es dad!
o somos arrojados en ella, aún eso que nos es dado ten mos que fabricarlo con nue: tras propias manos. Vivimos l; vando en peso nuestra vida pi las esquinas del Mundo. Nue tra vida es nuestro ser; pes él no está predeterminado, sin que a cada instante debemos cir lo que él será. Deben. se las cosas decididas, y este sé decididas es lo que tienen vida; vivir es decidir en instante lo que vamos ser.
Hay en ello una paradoja ¿Cn afirmar que vivir es lo que 13 mos a ser; es decir, lo que a ro es. Pero esta gran parado es justamente la vida. Vivir es proyectarse hacia futuro. El presente es el suel: que pisan nuestros pies, mie tras el cuerpo y la cabeza j3 Et se habia detenido ante el grupo de tienden hacia el porvenir. Unos en tan mejor das de los fuertes y hermos0os. sucesos; se había ofrecido, con toda Ortega y Gasset ¿Por qué no estaban en el ejérci LE NE En BOMBEO SUGTETAIEA 35 to. Si ella fuese hombre.
Se habían ruborizado ante estos í ojos de admiración y de reproche, lo sí mismo que cuando hacían algo inco. rÍS DE ae a rrecto al jugar, raqueta en mano. o o. no.
con una miss. después de con Artista sin igual, tras de mi sueño, sultarse con la mirada, se encami empapé en luz de aurora mis pinceles. naron al centro de reclutamiento más Poeta fuí después y al dulce empeño. inmediato. Ya eran soldados, Hi del ¿nn Coribi del e El novelista vaciló sobre los pies, e las princesas, escriol rondeles. Esto; un leve estremecimiento de sus raejillas y el separar rudamente la. 3Li valor de románticos carteles ES. de emoción fueron los únicos Wa al esemigo siempre vió pequeño; o. pl. has puesto tu firmal pre a: de ricas cuadras y de bosques dueño, a guntó, intentando afirmar la voz. corrí caballos y azucé lebreles. 1 Yes. Dió unos cuantos pasos, sin saber ca 7 lo que hacía. Indudablemente: ana a las nobles y gráciles doncellas nube aecbaba de pasar ante el ensti de amores requeri y a todas ellas lo. Todo to vió obscuro. Luego se miré rendirsz en íntimo desmayo dió cuenta de que estaba en un si rn a llón, y su hijo, sentado enfrente de a. l, sonreía, con la rara sonrisa de los a hoy no me queda ya tras la porfia, i acontecimientos extraordinarios: in a más que un gesto de rancia altaneria, tentaba animar a Sir Horacio con el da tonus, illo y LAY, a mismo entusiasmo que le había la By un estogus, ua anillc y un lazayo, u Zlamado doce horas antes. y bs Su padre se preparaba a escribir Alberto Angel MONTAÑO.
bermoses historias de la guerra, a o El iba a hacerlas, a vivirlas. ESTA ORALE AOS

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