SEGUNDA SECCION Fantasía de Pascua envuelto en albos linos siempre anduve.
En mi raza senti los nazarenos, LA PRENSA LIBRE SAN JOSE, COSTA RICA el diario de la tarde. Sábado 23 de Diciembre 1944 Director: JOSE BORRASE PAGINA 17 Yo también he tenido el mismo sueño, compañera del alma.
Soñé que era el Rey Rubio y que mi reino, há veinte siglos ya se dilataba como un poco de aceite en aguas de oro, al son de la esperanza de conquistar un día hombres, tierras y cosas con mis lanzas.
Reía como Breno y como Nietzche en otro hombre pensaba; y ya en el viento clamoroso oía las músicas de Wagner y en la ráfaga la marcha trepidante con que Atila habría de mover sus hordas bárbaras.
Soñé también con Whitman. Madurábanse al grato sol mis campos; y en las altas regiones del azul, en fasto vuelo, perdíase el avión tras la montaña, lejos del huerto que me vió de niño y en que unos ojos, al partir, lloraban.
Soñé que era el Rey Pardo. Que mi reino era tierra de aroma, y perfumes.
Danzaba al son romántico de antiguas y dulces melodías. En la nube.
gustaba como un joven la promesa de una loca vendimia; y en la púber doncella de albo seno y labios en que el ábrego sacude el rojo más oscuro de las rosas, desfloré mis suspiros. De alto fuste, en caballo hecho al llano y al desierto, MANUEL al profeta tenaz que ya no ruge, al loco aventurero que algún día conquistaría con sus arcabuces otras tierras más fértiles, lejos de la cantera y los bambúes; y escuché las guitarras y las quenas modular un sor bajo, cabe el múrice de un poniente en que han ido poco a poco extinguiéndose las luces.
Soñé que era el Rey Negro. El reino mlo perdiase en la sombra.
Me halagaba el compás tamboritante de la danza sin fin, siempre monótona. que en las fiestas nocturnas daba a mis carnes juveniles zozobra.
Puli el cuerno y la piedra y así tuve amuletos fatidicos y argollas y en mis oscuras manos fulguraban las gemas como mágicas corolas; rojo, verde y azul, bajo el aliento de las virgenes negras de mi alcoba.
En el fondo del alma en lo recóndito, ahí donde el dolor rae gota a gota, of al hijo de Cam. entre las palmas, alzar una plegaria lenta y sorda.
Entonces le pedi. Hércules vano, que midiese sus músculos sin forma; y sonrió entre la sombra y con sus dientes de leche y coco se horadó la sombra.
Yo también he tenido el mismo sueño, amada compañera.
SEGURA MENDEZ Súbito vimos el fulgor de un astro en medio de la noche. En las arenas, en los granos del polvo, en los perfiles, en el cáliz sutil de la azucena, reflejábase el brillo alucinante y puro de la estrella.
Cordialmente desea sus numerosos clientes amigos y favorecedores Llegaron cantos desde lejos. Una procesión de romeros, una incierta caravana de espíritus, movíase en pos de aquel fulgor. La vista atenta, asumimos camellos y carrozas, colmamos los arcones de monedas, de micra, incienso y oro, de mantos y talegas; y partimos también. En la distancia, alzábase un susurro de alas trémulas. Nacido había un dios? Adelantamos al paso de las bestias.
Sobre el oriente perfilé la aurora sus primeros matices; rosa y seda, sin que el lucero se apagase. En torno, soplaba un aire helado de quimera. llegamos al fin. Mas sólo vimos una mistica flor al cielo abierta que llenaba el contorno. Nos cegaba como una llama inmóvil, pero intensa.
Eramos tres los reyes e inclinamos, descubiertas y en paz nuestras cabezas. fueron carncllos y las mulas postrándose en sus patas delanteras.
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