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La Tertulia 12. Diarie de Costa Rica Jueves, 31 enero, 1963 Por LEOPOLDO PANERO Para Juan Luis Desde mi vieja orilla, desde la fe que siento, hacia la luz primera que torna el alma pura, voy contigo, hijo mío, por el camino lento de este amor que me crece como mansa locura.
Voy contigo, hijo mío, frenesi somoliento de mi carte, palabra de mi callada honduara, música que alguien palsa Do sé dónde, en el viento, no sé dónde, hijo mío, desde mi orilla oscura. EL JINETE Voy, me llevas, se torna crédula mi mirada, me empujas levemente (ya casi siento el frio. me invitas a la sombra que se hunde a mi pisa da, Cayó la bondad sobre él: era us laz difusa, un ámbito plácido, donde al fin se podía respirar, donde sonreír se podia, donde el pecho reventaba de gozo, donde la seguridad ya no temblaba.
me aprastras de la mano. en tu ignorancia fío, y a tu amor me abandono sin que me quede nada, terriblemente solo, no sé dónde, hijo mío.
Selección de JUAN LUIS PANERO BLANC Ογό, arrebatado por su propio silencio; tensó en sus manos las bridas del caballo, y le retuvo, espantado en sus huesos; en su pulso lo tuyo y le tomó por sus crines como el acaricia y pasea la cálida mano por el alto cuello vibrante, por el ala, el jadear de la carrera, el pelo húmedo.
RASTRO DE LA el último, el derribado bruscamente por el éxtasis, el llamado desde arriba, el sorprendido por el impetu, el gentil, el parecido a la espada.
Yaciendo oscuramente en la tierra los vagos escalones, los primeros instantes del desgarrón definitivo, deben de ser consciente todavia. cual si el alma no hubiera tenido tiempo de desprenderse del cuerpo, y humanos, aún, casi del todo.
Tά, el hermano de la voluntad, el jinete, el tuetano de Cristo en la palabra, el oídor del polvo, el dogmático de la aegria dl señorito que se levanta del sepolero: el último de todos. ti mi voz se dirige, personalmente a ti: mediador de la luz.
estribo del relámpago, galope detenido en el verbo, hijo de Dios, escogido de Tarsis, violencia del más suave rocío. Oh madre, que respondias a mi mano con la tuya apretando a la vez la nueva vids y la vieja! Oh agónica mano, que veias ya, separándote y volviendo otra vez.
mano cálida, última mano tibia para siempre, que ha grabado, en la mía, esta insegura miel de las arrugas (que beso y que beso y que beso. y que tuve que abandonar, de repente para caer en mi corazón, becho un ni doblado entre las mantas de sombra.
Dostoiewski primero, trineo Istigo, semilla deslumbrada eternamente hacia dentro: mi palabra a ti se dirige.
Dame de tu bondad lo que es mío. aunque tan sólo la uva ses más pálids y menuda del redrojo. dame un caballo. libre, como el tuyo, de piel tirante y ondulante cols, para spearme en el camino, tapados los ojos de repeate.
y pasar, vadeando hasta el pecho, de un dis (casi oscuro)
a otro dia: Alli estuve, esperándote, con mi voz confuss de lágrimas; alli estuve contigo, ambos solos.
Cambiando mi corazón en la noche, como el que se equivoca de prenda en a tome en mis manos la medalla stert: mas tan pegadas tus mejillas som que nadie sabe blen lo que cuests desprenderse de ellas, por último retirarse de sábanas y licazes, mirar de nuevo al que nos mira paciendo, Sciecclée de JUAN IS dimo.
Selecida de JUAN LUIS PANERO BLANC Coco Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.
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