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Las memorias así como la de todos los partidos, agru paciones, autoridades e instituciones.
La Asamblea nacional se reunia el y el 10 de julio, y entregaba a Pétain todos los poderes, casi sin dagate. decir verdad, 80 de los miembros presentes en la Asamblea votaron va.
lientemente contra esta abdicación. De otra parte, los pariamentarios que habían embarcado en el Massilia para trasladarse al Africa del Norte, ha.
bían así testimoniado que para ellos el Imperio no debía cesar la lucha. No obstante, lo cierto es que ningún hom bre público alzó la voz para condenar el armisticio.
visión ligera alpina que degnute haber desarrollado una brillante cam pana en Noruega a las órdenes del general Béthouart, habían sido vueltas a Bretaña a mediados de junio y desde allí reembarcadas junto con las últimas tropas inglesas. Habia, de otra parte, los buques de la Arma da en total cerca de 100. 000 tone.
ladas que se habían refugiado en Inglaterra, viniendo de Cherburg.
Brest y Lorient, que contenían a bor do, además de sus respectivas dota ciones, muchos elementos aislados y Auxiliares, formando, en conjunto, un efectivo de 10. 000 marinos. Existian también varios millares de soldados heridos poco antes en Bélgica y hospitalizados en la Gran Bretaña. Las misiones militares francesas habían organizado el mando y la administra ción de todos estos elementos, mante, niéndoles bajo la obediencia de Vichy y preparndo su repatriación general.
Charles De Gaulle El llamamiento (1940 1942)
NL solo hecho de entrar en contac.
to con estas fracciones múltiples y dispersas, entrañaba para mi grandes dificultades. Al principio no disponía más que de un reducidísimo número de oficiales, casi todos sub alternos, llenos de una inmensa bue na voluntad, pero impotentes para forzar el aparato de la jorarquía. Lo que ellos podían hacer, e hicieron, era propaganda cerca de los oficiales, sub oficiales, clases y soldados. El rendi.
miento de esta campaña fue débil.
Ocho días después de mi llamamiento del 18 de junio, el número de volun.
tarios acampados en la sala del limpia que los ingleses nos habían prestado, anenas ascendía a unos cuan tos centenares. Capítulo XVIIDANDO por descontada iy con ra zón! esta actitud de Burdeos, me había dirigido ya a las auto, ridades de ultramar. El 18 de junio mismo había telegrafiado al general Nogues, comandante en jefe de Afri.
ca del Norte y residente general en Marruecos: Me hallo en Londres, en contacto oficioso y directo con el Go bierno británico. Me pongo a su dis.
posición, ya sea para combatir a sus órdenes, ya para cualquier paso que pueda parecerle útil Aquella misma noche, hablando por la radio, coniu.
raba al Africa de Clauzel, de Be.
peaud, de Lyautey. de Nogués, a que rechazase las condiciones enemigas.
El 24 de junio reiteraba, en los siguien tes términos mi llamamiento a No.
gués: Comunicándole constitución en curso de un Comité Nacional Francés para unir entre ellos y con los alia.
dos todos los elementos franceses de nalmente en la composición de este resistencia. Rogámosle entre perso.
Comité. Todos aquí consideran debe ser usted el gran jefe de la resisten.
eleten cia francesa. Reciba la expresión, de nuestra esperanza. firmaba: por el Comité Nacional Francés en forma ción, general De Gaulle.
DOR lo demás, si bien el derrumba.
miento de Francia había sumido al mundo en estupor, si bien las muchedumbres de toda la tierra ve ían con angustia apagarse esa gran luz, si bier: tal poema de Charles Mor gan o tal articulo de Francois Mau.
riac traían las lágrimas a muchos ojos, los Estados Unidos, por su par.
te, no tardahan en aceptar los hechos consumnados. Ciertc es que los gobier nos de los países en guerra con el Eie retiraban sus representantes en Francia, ya espontánamente, como en el caso de Sir Ronald Campbell y del general Manier, ya porque los alema.
nes exigieran su salida. Pero, a pe.
sar de ello, en Londres seguia insta lado en el inmueble de la Embajada francesa un cónsul que estaba en con.
tacto con la metrópoli, al propio tiem po que el señor Dupuis, consul gene.
ral de Canadá, permanecía junto al mariscal, y que la Unión Sudafricana dejaba allí su representante. Sobre cación de marcha a Argel. No obstan. todo, podía verse congregado en Vi.
te, el primer movimiento de Nogués chy. alrededor de Monsoñor Valerio había sido levantar la arriada ban.
Valeri, Nuncio del Papa, del señor dera. Es sabido que a la vista de las Bogomclov, embajador de la Unión condiciones alemanas, había telegra Soviética, poco después, del almi.
fiado a Burdeos, el 25 de junio, dan. rante Leahy, embajador de los Es.
do a entender que estaba dispuesto tados Unidos, a un cuerpo diplomáti continuar la guerra. Empleando u.
an imanfesionante. Había motivo para na expresión de la que yo mismo me enfriar el ardor de personalidades había servido seis días antes hablan cuyo primer instinto las hubiese lle.
do por la radio, evocaba el pánico vado hacia la Cruz de Lorena de Burdeos que no permitía al Go.
bierno apreciar objetivamente las po ASI, lo mismo entre los franceses sibildiades de resistencia del Africa que en las demás naciones, el in.
menso concurso del miedo, del in.
estudiar nuevamente sus órdenes acer terés y de la desesperación, provoca ca de la ejecución del armisticio y ba en torno a Francia un abandono hacía protestas de que si tales orde. universal. Aun cuando numerosos sen nes eran mantenidas no podría eje timientos permanecían fieles al pasa.
cutarlas sin sonrojo. Es evidente que do y aun cuando muchos cálculos se si Nogues hubiese elegido el camino dedicaban a sacar partido de los ji de la resistencia, todo el Imperio le rones que les dejaba el presente, no hubiese seguido. Pero pronto se su había en el mundo un hombre califi.
po que tanto él como los otros resi. cado que obrara como si creyese to.
dente, gobernante y jefes superioresdavía en su independencia, en su or obedecían las intimaciones de Pétain gullo y en esu grandeza. Que en Wevgand y aceptaban el armisti sucesivo habia de ser sierva, avergon.
cio. Tan sólo el general Catroux, go. zada y escarnecida; era algo que daba bernador general de Indochina y el por descontado quienquiera que tu.
general Legentilhomme, jefe de las viese alguna significación en la tie tropas de la costa somali, mantuvie. rra. Ante el espantoso vacío del re.
ron su reprobación. Uno y otro fue nunciamiento general, mi misión se ron reemplazados, sin que sus subor. me mostró, de golpe, clara y terrible.
dinados hicieran gran cosa por ano. En aquel momento, el peor de su his yarles.
torin, era yo quien tenía que asumir a Francia, LAY que decir que las autoridades británicas no favorecían apenas nuestros esfuerzos. Cierto es que habían cuidado de distribuir un fo.
lleto que advertia a los militares fran ceses que podían escoger entre la re.
patriación, la unión al general De Gaulle o el alistamiento en las fuer zas de Su Majestad. Cierto es también que las instrucciones dadas por Chur chill y las intervenciones de Spears, encargado por el Primer Ministro de las relaciones entre la Francia Libre y los servicios ingleses, lograban a veces vencer la inercia o la oposición. igualmente cierto es que la Pren.
sa, la Radio, muchas asociaciones e innumerables particulares hacían una calurosa publicidad de nuestra empre.
sa. Pero el Mando británico, que es peraba de un momento a otro la ofen siva alemana y, quizá, la invasión, se hallaba demasiado absorbido por sua propios preparativos para ocuparse de una tarea muy secundaria a sus ojos. Además, por comodidad y há. bito profesional, se inclinaba a res.
petar el orden normal, es decir, Vi chy y sus misiones. Por último, no de.
jaba de mirar con desconfianza a quellos antiguos aliados. humillados por la desgracia, descontentos de si mismos y de los demás, y llenos de resentimientos. Qué harían si el ene migo desencadenaba el ataques. No era lo más prudente reembarcarlog cuanto antes. Qué importaban, en definitiva, los pocos batalladores sin estados mayores que el general De Gaulle pretendía poder sumar a su causa!
NL mismo día me dirigi al general Mittelhauser y al señor Puaux, respectivamente comandante en jefe y alto comisario en Levante, así como al general Catroux, gobernador general de Indochina, telegrafiándo.
les lo que sigue por el Comité Na cional Francés. Enteramente uni, dos a usted en la decisión de resisten cia. Rogámosle entre personalmente en la composición de este Comité. Re ciba la expresión de nuestro respeto y de nuestra esperanza.
DOR otra parte, esta especie de des. fallecimiento de la mayoría de los procónsules. coincidía, en la me trópoli, con el hundimiento político total. Los periódicos que nos llega ban de Burdeos, y luego de Vichy, mostraban a las claras su aceptación, PERO no hay Francia sin espada. Lo que importaba, ante todo, era constituir una fuerza de comba.
te. Me dediqué inmediatamente a e llo. Ciertos elementos militares se en.
contraban en Inglaterra. Había, en primer lugar, las unidades de la Di.
11 LABIENDO tenido noticia de un dis.
curso algo belicoso del señor Pey.
routon, residente general en Tú.
nez, el 27 de junio le invité a su vez a formar parte del Comité de defen.
sa. al propio tiempo que reiteraba mis ofrecimientos al general Hittel hauser y al señor Puaux. El mismo día, a todo evento, hacía reservar pla za para mi y mis oficiales, a bordo de un buque de carga francés que se aprestaba a salir para Marruecos.
COMO respuesta, recibí solamente un mensaje del almirante De Car pentier, jefe de la Marina en Le vante, anunciándome que el señor Puaux y el general Mittelhauser ha.
bian telegrafiado al general Nogués en el mismo sentido que yo. Además, uno de los hijos del general Catroux, que se encontraba entonces en Lon.
dres, me trajo un telegrama de su padre en el que le animaba a com batir y le encargaba que me expre.
sase su simpatía y aprobación. Pero, al propio tiempo, los ingleses, que habían enviado a Africa del Norte al señor Duff Cooper, miembro del Ga.
binete, con el general Gort, para pro poner Nogués el concurso de sus fuerzas, veian regresar a Londres su delegación sin ni siquiera haber sido recibida. Finalmente, el general DL lon, jefe del enlace militar británi.
De Gaulle aparece a bordo de una lancha torpedera de las fuerzas navales de la co en Africa del Norte, recibía indi.
Francia libre en 1941.
Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.

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