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Las memorias de Charles De Gaulle El llamamiento (1940 1942)
sión, podía preverse, casi sobre segu.
ro, lo que pensaría y cómo se conducirían los gaullistas. Por ejemplo: la emoción entusiasta con que acaba.
ba de encontrarme, había de encon.
trarla siempre, en cualquier circuns tancia, en cuanto la multitud hiciera acto de presencia. Debo decir que ello iba a constituir para mí una perpetua sujeción. El hecho de encarnar, para mis compañeros, el destino de nues.
tra causa, para la multitud france, sa el símbolo de su esperanza, y para los extranjeros la figura de una Fran cia indomable en medio de las des dichas, había de regir mi conducta e imponer a mi persona una actitud que jamás podria alterar en lo sucesivo. quello vino a ser para mi como una constante y enérgica tutela interior, al mismo tiempo que un pesado yugo.
Nboué me recibió en Fort Lamy. Com prendi que de un modo definiti.
vo, depositaba en mi su lealtad y su confianza. Al propio tiempo com.
probé que tenia la suficiente grans deza de espiritu para abrazar los vas.
tos proyectos en que quería intere.
sarle. Si bien expuso opiniones llenas de sentido común, jamás formuló ob.
jeción alguna respecto al riesgo y al esfuerzo. Sin embargo, lo que yo le proponia era nada menos que empren.
der una inmensa obra de comunica ciones, a fin de que el Chad estuvie se en condiciones de recibir, desde Bra zzaville, Duala y Lagos, y llevar lue.
go hasta las fronteras de la Libia ita liana, todo el material y pertrechos que necesitarían las fuerzas de la Fran cia Libre para sostener una guerra activa. Eran 000 kilómetros de ca rretera los que el territorio, por sus propios medios, tendría que abrir o conservar. Además, sería necesario des!
arrollar la economía del país, para alimentar a los combatientes y a los trabajadores, y exportar para pagar los gastos. Tarea tanto más difícil cuanto que gran número de colonos y funcionarios iban a ser movilizados. Capítulo XXVCON el coronel Marchand, jefe de las tropas del Chad, volé a Faya y a las avanzadas del desierto. Por doquier halle las tropas resueltas, pe ro terriblemente desprovistas de re.
cursos. En calidad de elementos mó.
viles, apenas axistían más que unida des meharistas y algunas secciones de automóviles. Por eso cuando decla.
ré a los oficiales que contaba con que ellos se apoderarían llegado el día de Fezzán y alcanzarían el Mediterráneo, vi reflejarse en sus rostros el estu.
por. Las incursiones alemanas e ita lianas que, llegado el caso, tendrían bastante trabajo en rechazar, les pa.
recían mucho más probables que la ofensiva francesa en gran escala cu.
ya perspectiva les trazaba. Por otra parte ni uno solo de ellos mostró la menor vacilación en continuar la gue!
rra, y la Cruz de Lorena ondeaba ya por doquier.
DE momento, lo importante era dar vida y movilizar al conjunto ecua torial francés para participar en la batalla de Africa. Me proponía es.
tablecer un teatro de operaciones sa.
harianas en los confines del Chad y de Libia, en espera de que, un día u otro, la evolución de los acontecimientos permitiese a una columna francesa a poderarse del Fezzán y desembocar en el Mediterráneo. Pero el desierto y la inaudita dificultad en las comunica.
ciones y aprovisionamiento sólo per.
mitían consagrar a aquella labor efec.
tivos reducidos y especializados. Por eso al propio tiempo, quería también enviar al Oriente Medio un cuerpo ex pedicionario que se uniese allí a los británicos. Para todo el mundo, el ob.
jetivo lejano era el Africa del Norte francesa, pero, entretanto, era preci.
so liquidar antes la cuña hostil del RECISO es reconocer que, si bien IN embargo, la entrada en el puer. Gabón. El 12 de octubre, desde Dua1 en Londres, la malevolencia se to de Duala del Commandant Du, la, di las órdenes necesarias para ello.
había mostrado activa, el Gobierno boc, a bordo del cual yo viajaba, por su parte, había sabido no incu. provocó un estallido de entusiasmo MIENTRAS se efectuaban los pre.
rrir en ella. El señor Churchill, pese en la ciudad. Leclerc salió a recibir parativos para esta penosa opera.
al hostigamiento de que fue objeto, no me. Después de la revista de tropas, ción, salí del Camerún para vime abandono, como tampoco yo le a. me dirigí al Palacio del Gobierno, sitar los demás territorios. En primer bandoné. El 28 de setiembre expuso mientras desembarcaban los elemen. lugar me dirigí al Chad, tras una cor los hechos en la Cámara de los Co. tos venidos de Inglaterra. Tanto los ta estancia en Yaundé. En el curso munes con toda la objetividad que po funcionarios como los colonos fran. de este viaje estuvo a punto de ter.
dia esperarse de él y declaró que to ceses y los indígenas notasles con minar la carrera del jefe de la Fran.
do lo ocurrido no había servido más quienes me entrevisté, nadaban en plecia Libre y de los que le acompaña que para reafirmar al Gobierno de na cuforia patriótica. no es que ol ban. El Potez 540 que nos conducía a su Majestad en la confianza deposi, vidaran sus problemas particulares, el Fort Lamy, tuvo una avería de motor tada en el general De Gaulle. Cierto principal de los cuales consistía en en pleno vuelo, y fue un milagro que es que en aquel momento el primer mantener la exportación de los pro. consiguiese aterrizar, sin demasiado ministro sabía, aunque no quiso decir ductos del territorio y la importación daño, en medio de un pantano.
lo, como la escuadra salida de Tolón de todo lo que les hacía falta y allí había podido franquear el estrecho no se encontraba; pero, por encima En el Chad encontré una atmósfera de Gibraltar. El mismo me lo conto de las preocupaciones y de las diver. vibrante. Todos sentían como si el ra.
dos meses más tarde, cuando regresé gencias, la unidad moral de los fran yo de luz de la Historia acabara de a Inglaterra ceses libres, ya se hubieran alistado posarse sobre aquella tierra de mérien Londres, ya incorporado en Afri. tos y sufrimientos. Allí, todo había IN telegrama enviado desde Tánger ca, se revelaba instantáneamente. de hacerse a costa de un gran es.
por el capitán Luizet, oficial fran fuerzo; tan pesadas eran las servis cés del servicio de información, PSTA identidad de sentimiento en dumbres impuestas por las distancias, secretamente adicto a la Francia Li, u todos los que formaban bajo la el aislamiento, el clima y la falta de bre, había señalado a Londres y a Gi Cruz de Lcrena, había de ser, en medios. Pero, en compensación, ya se braltar el movimiento de los buques adelante, una especie de característi. extendía a aquel territorio el ambien de Vichy. Pero este mensaje había ca inmutable de la empresa. Donde te heroico en que germinan las gran llegado en el preciso momento en que quiera que fuese y en cualquier oca, des acciones.
un bombardeo efectuado por los avio.
nes alemanes sobre Whitehall mante nia al personal recluido, durante va rias horas, en los refugios, y ocasio.
naba luego prolongadas perturbacio.
nes en el trabajo del Estado Mayor.
El telegrama había sido descifrado demasiado tarde para que el primer Lord del mar pudiese avisar a tiempo a la flota de Gibraltar. Peor aún!
El agregado naval de Vichy en Ma.
drid había prevenido de ello, candorosamente. al agregado británi.
co; y a pesar de que el almirante je.
fe de Gibraltar había sido advertido, pues, por dos conductos diferentes, nada se había hecho para cortar el paso a los peligrosos navíos.
MIENTRAS tanto, más al Oeste, en los territorios del Níger y de los oasis del Sahara, los camara.
das de estos oficiales, idénticos a ellos y destacados también en los confines de Libia, pero carentes de un solo je.
fe dentro de su jerarquía superior que osase destruir el maleficio que pe saba sobre ellos, estaban dispuestos a hacer fuego contra quienquiera que pretendiese inducirles a combatir con tra los enemigos de Francia. De en.
tre todos los padecimientos morales que me infligieron los errores culpa bles de Vichy, ninguno me hizo sufric tanto como el espectáculo de esta es.
túpida esterilidad.
TRAINS PARTAI DE todos modos, la actitud pública del primer ministro respecto a los gaullistas contribuyó en gran madera a atenuar la agitación del Par lamento y de los periódicos. No obs.
tante lo cual, el asunto de Dakar iba a dejar una herida difícil de cicatri.
zar en los corazones británicos, y en el espíritu de los americanos la idea de que, si un dia les era preciso desembarcar en territorio perteneciente a Vichy, a operación debería realizar.
se sin la intervención de franceses li.
bres ni de ingleses, En todo caso, por lo que a lo in mediato se referia, nuestros aliados británicos estaban completamente de.
cididos a no renovar la tentativa, El almirante Cunningham me declaró for maimente que era necesario renunciar a reanudar la empresa en cualquier forma que fuera. Por su parte, no po dia hacer más que escoltarme hasts el Camerún. Pusimos proa Duala, El de octubre, en cuanto los barcos franceses iniciaron su entrada en el estuario del Wuori, los buques ingle ses, después de hacer los saludos de ribor, se alejaron mar adentro.
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