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Domingo 18 de julio de 1971 14. DIARIO DE COSTA RICA Los nuevos novelistas de Costa Rica GUILLERMO RAMOS REUNION del pasado (FRAGMENTOS)
ARTE LITERATURA Me dio risa al principio y riosidad por los grandes, sus tonces la carátula circular del mingo que tanto había pro.
después me alarmé. Luis y yo rostros magros, sus cuerpos reloj y las manchas negras de metido. Ahí estaban de nueéramos tan hermanos. Yo lo doblados, sus manos toscas y sus números romanos. De vo las manos. La tibieza suaquería tanto. Dialogábamos. fuertes, sus conversaciones pronto vino sol y penetró has. ve volvió a adormecerlo. CoQuién sabe por qué. en verLa mañana volvia a en saladas. Luis y yo deambulá ta donde Luis estaba tenue menzó entonces a reconstruir dad se suponía, solamente se bamos entonces, hombro a mente. El sol se largo de nue la aventura del otro día con contrarlos otra vez tristes, siem!
pre tristes. La luz del día, el suponía, que yo era mayor hombro las manos tam casual vo. Todo pareció más oscuro. el caballito reidor. Recordo que él quizás unos cuantos calor del sol no podía cony tan fraterno, comiendo enhaber arrancado con su mano años) había entre nosotros tonces alguna fruta (naranfortarlos porque la noche les una hojita de pasto de los tra.
siempre ese latente temor de jas) o echando a rodar entre.
bados dientes. el animal se había recordado. La noche disgustarnos, de romper, de un tanto por el vertedero de la Era aquel tiempo sin cró había quedado tan quieto.
hacia más fuerte su clima de dia no saber más uno del otro, pila las semillas (gallinitas. nica en casa de las tías El tío Domingo era como una muerte. Cierto que con los a.
quizá porque la muerte se in ton digno de ver era aquello. un olor a achiote y manos li fiesta. Era un héroe, un amifanes del dia ellos encontraterpusiera. No temiamos a la La inocencia tam cara al ojo geras desgranantes, con el algo; deseaba ser grande un ban sus distracciones. Que muerte. Debía ser tan gratal humano que no siente. Todo tavoz eléctrico junto a la pa día para marcharse con él. Se haceres pasajeros más débi¿No habíamos visto morir? tan obvio en el campo entre red de adobes en que zum dijo: tengo suerte y empezó les que sus irredimibles con Oué era en realidad un muer montañas que nunca saben baba la voz de un Tamacuna preguntarse como era pociencias. Hasta sus cortas rie!
to sino una cosa quieta, te lo que encierran. lo mismo aventurero y cordial. Luis se sible que el tiempo tardara sas parecian en las mañanas signada, esa mansedumbre da si uno por querer camina dejaba caer en los regazos tanto, más lúgubres, más húmedas!
en la cara para siempre inex trashumante cabalgando an fuertes. Tenía el inmenso tey tristes. Aun cuando a veces presiva, aquella babilla que chos hombros sobre la bestia mor del frío nocturnal y grimiraran al firmamento una por una comisura de los la muerdepolvo, o con loca ten lloso. Le confortaba desde anclara mañana era evidente bios bajó cuando la tía Ra tación tienta las ubres reple tes el regusto con que iba a Luis y él vivían felices. Por que ninguna alegría penetra.
faela se había quedado inmó tas, tan dulcita leche sabe beber la taza de chocolate. tanto era curioso observar có ba en sus pechos. Era como si vil para siempre. Recor fresca y apenas cabe en el Sus piernas aún jadeantes mo se les hacía de imposible a cada paso se estuvieran dábamos con rubor cuando el huequito rosado de la mano. colgaban estremecidas ante la vida a los mayores. aún despidiendo. 20 estaba él inhermano Anselmo sufrió el a Olvidábamos de repente a la severidad con labios filo esto no era todo. Se quejaban justamente juzgándolos a to.
taque y se quedó sudando a nuestros muertos. Soliamos sos de la tia Ursula, transpa de continuo, más me de da dos a través de la fia Ursula?
borbotones entre los histéri. rozar nuestras mejillas aún rente de rezos y grititos algo sajeras enfermedades, por el Pero no. La única excepción cos llantos de la familia. El cálidas por largas paredes de donados. Recordaba entre hecho de tener que morir. Pa se decía lo será siempre padre marchaba desasosegado barro encalado, tam amplia, tanto las cuatro patas del ca recían no comprender que la el tio Domingo que no temía entre una y otra puerta de la fan dulce e infinita suavidad ballo Mariscal del tío Domin muerte era también necesaria la muerte porque no vivía de casa y parecia querer golpear perenne. Monologábamos ár go, corriendo y corriendo por y no tenía nada de terrible. la muerte.
los tabiques con su voz incle. boles, pájaros, corrientes tem los cuatro vientos rotos. Se vi. Para qué querían tanto vi.
mente. Parecía que amenaza pestuosas de viento de ron Tó. La carita se fue sumiendo vir, si viviendo no eran en Recordó las visitas de la loba, blasfemaba tanto en alta co rumor sobre el pretil de entre los regazos queriendo realidad felices? Vivían la quita. Leonor solia aparecer voz (pero esta vez sin profe piedra desaparramada por to ahogarse de sabrosura, de muerte por anticipado, vivían como esas sombras cuando Tir palabra) cuando Luis res dos los cielos. Va a llover, calor. Pero eso no era todo ni muriendo. No era acaso la alguna nube de invierno cubaló entre sus propios brazos que venga la lluvia con todas principalmente. Vino a él la tía Ursula un caso de muerte bre un instante el sol y se ale.
y se dejó caer como un trapo sus flechas, los pájaros calla cara severa del antiguo ma viviente? El había visto como ja. Leonor hablaba con su soy se hizo un puño como el pe. Tán, las tortolas testigo, color tarife, la que colgaba como un ella se abrazaba a sus santos ledad. Su voz terrosa iba de.
rrillo Emir cuando dormitaba herrumbe nadie sabe como resorte presto a saltar en 17 con desesperante angustia. lante de ella, como orientan.
a la sombra del almendro tras Apretaba duro pero apacible fotografia amarillo cate, en el ta tal vez más por eso que do sus pasos. Una sombra suuna opípara comida. Nuestras la campanota del cielo y se cuarto de los rezos. Los bigo en verdad la odiaba. No se cia. Pero Leonor, con todo, e.
muertes olían a flores y como dejaba caer como un gran es tes de aquel parecían crecer sentía culpable cuando en la Ta bonita y sonreía. Eso era Wos ue un enorme cri. pejo. Suena y suena en lago gual que las unas del gato, oscuridad del cuarto penetra. 10 mas importante, que son.
santemo al caer la tarde se estallido alegre y severo. cuando la otra tarde quiso ba hasta el último rincón pareía. Sus ojillos de niño mira.
plegaban los rostros curio (Puerto adentro se calentaban ahorcarle. Los bigotes empe Ta apagar sus velas. Desen. Dan mucho para arriba. Las seantes sobre la cara ho las conciencias enfrente de zaron a colgar más y más co ba un día que en realidad manos flotaban igual que el rizontal de los muertos. Las crepitantes leños. Hora de mo un musgo y entraron por muriera. Que se quedara de humo de su delgado cigarri.
manos de antiguo hacendosas lluvia. El perro adentro, Con su pequeña nariz casi hasta una vez envuelta para siemllo. Leonor era como las hase enjugaban nerviosamente ciencia del muerto que ha ahogarlo. Lo sacudieron. El pre en su vestido negro. Ese das de sus propios cuentos, en los delantales; cesaba en brían de alejar mil aguaceros. chocolate estaba servido. vestido negro que acentuaba que siempre andaba contanlas cocinas el ruidillo platea. Silencio de la casa, ausencia El calorcillo adormecedor aquella palidez mortal, aque do. Sus manos eran finas. Los do de los trastos y un enor de los encuentros. Parecía de de sus brazos comenzó a en llos ojos fríos, aquella frente dedos tiesos y flacos como me olor a café recién chorrea, pronto que todos se habian friarse. Le miraban sonrien sin cejas. Cuando regresó del vainicas. Leonor era feliz aun.
do entre el humillo azulante largado, pero era tan solo que tes. La boca de la tia Ursula convento, era verdad se ha que no lo pareciera. Ella hallenaba las habitaciones tam Luis (estaba sereno y callado) parecia que iba a pronunciarbía conmovido. Pero Cuán. bía muerto hacía mucho Inquietas. Al escapar por esse habia sentadoadorme otra vez el muy tequioso, tas veces empuió la puerta dempo. Habia muerto decid trechas hendijas convocaban ciéndose con los pequenos con su antigua demencia dul de su cuarto y se apartó co sin darse cuenta: Nada al pueblo para la innata cos ruidos de todos los rincones ruidos de todos los rincones. ce. Esto, se decia, nunca po Triendol Era por lo único que más me quedé dormida. Si totumbre. Ha descansado, de Luis levantó una mano y ter dre contarlo y un airecillo de debía tener cuidado con el tio davia ando por aquí es porcian, bendito sea el Señor. minó de aplastar un insecto fresca futura venganza le in Domingo que entonces sí se que soy una alma en pena. EL anima del finado ruegue contra el vidrio. Afuera llo fundió repentino ánimo. Des ponia serio y amenazaba con Leonor no podia detenerse.
por nosotros Los hombres por vía y no podía salir. Su tuidi pués del chocolate se harid acusar sus travesuras a la Continuaba caminando delargo rato sentados en pie to sordo, su zumbido, termino muy tarde. Volveria la tertu madre. Secretamente había trás de sus palabras. Leonor dras a la intemperie pugna. por fastidiarlo. Quedo una lia con manos suaves. Inten deseado que nunca la tía Tir hablaba con Dios. Habian teban por disimular el encanto mancha verdusca. Insistió en tó de nuevo acomodarse, pe sula regresata y se conven. nido grandes discusiones. LAO ancestral de los muertos. En olerse el dedo (parecia que no ro la mano de la madre de cia, una vez más, que la gen nor rechazaba los castigos tre risitas sostenidas y olor a olía a nada o quizá un olor un pequeño tirón en el pelo te grande era meior en al te por eso también había baja rancio tabaco la voz ronque algo vegetal) y se me quedo termino por disuadirlo. Por el cuerdo, en la imagen miste do al infierno. habia un ta del tio Sebastián se ocu mirando con esa mirada de largo saguan se oyeron unos riosa que arroiaban a los pe instante apagado las llamas.
paba de hacer pasar el rato a desnudez y de pena. Yo sen pasos. Era el tio Domingo con queños. Era mejorasi aun Amo mi soledad, decía, la los contertulios con picantes tía entonces en los ojos un sus gruesos zapatos de car cuando no sabíam siquiera gente es mala, Dios es malo, anecdotas y daba un sesgo dulce picor. Vino revolotean tón. Solia acercársele. así mentirles, porque al tono de ya lo ven. Me aparto y slveloz cuando los niños nos a do de la ermita una campa.
fue también aquella noche. la voz, sus trastabilleos. La go mi camino y una somábamos a la tertulia, por nada del reloj. la media. Apretaba la densa lengua en vida seguía siendo un rega estas morire de nuevo.
que eran tiempos de la cu. qué hora sería? Recordó en.
tre los dientes postizos unifor lo. Pero un regalo que los mes. Le daba un cordial sa.
mayores no sabían comprenLa noche otra vez llegaba.
cudón de orejas y una nalga der. Estaban siempre incon unei cu da en seco. Era la hora en formes y tristes, como enceya el zumbido de las voces.
que miraba con instinto rarrados en un destino oscuro, Era la hora del rosario. Probioso la cara molesta de la en un mal para siempre. Lle.
curaba retener algunos nomtía dura, una especie de regaría a comprender. Estaban bres. De tanto en tanto emerconvención. Los demás no siempre inconformes y trisgían las imágenes de los volvían a mirarle simplemen tes, como encerrados en un muertos. Sus nombres se inte como si comprendieran. El mal para siempre.
vocaban. Un rato después etio Domingo volvía a desapallos formaban parte de la recer y era tan temido. Tan conversación reanimada, cuan presente no obstante sus larLllegaría a compren.
do la tempestad de las ordgas ausencias entre inmensas der un día ese mal pero y alegres vaquerias El día Blopotecas de Rinisterieurporntualeantra, asi.
Pasa a la Pág. 15 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Biblfotecas de linisterio de Butura y Juventud Costa Rica. asi.
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