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MAGATE SAND ONO zar su última embestida para entrar triunfantes en Managua, continuaba diciendo Sandino, el Barbaro Coloso del Norte, es decir, los norteamericanos. intervienen y salvan a los conservadores imponiendo una imposible tregua. Sandino pasa luego en la circular a explicar lo que significa el convenio de Tipitapa y manifiesta su oposición al acuerdo de dejar a don Adolfo Díaz en la Presidencia hasta después de las elecciones de 1929.
El quería que las elecciones las que se esperaba habrían de ganar los liberales se celebraran antes de esa fecha y fueran supervisadas por Argentina, Brasil y Chile. Por de pronto, él no es taba dispuesto a entregar sus armas: prefería morir con sus pocos fieles seguidores, porque es preferible morir como rebeldes a vivir como escla.
vos. Por último, Sandino declaraba: Aquí me quedaré esperando la decisión del General Stimson con respecto a nuestro caso.
Pero Sandino no esperó mucho en Jinotega.
Pronto se dio cuenta de que los jinoteganos care.
cían de suficiente entusiasmo para oponerse a los yanquis. más todavía: la disensión cundía en tre su gente; sus soldados se sentían sumamente tentados a desertar y entregar su rifle a los marinos por los 10. 00 prometidos. Si se hubiera demorado mucho en Jinotega, el ejército enteTo pudo habérsele evaporado. Después de dos días alli resolvió retirarse con los que le quedaban a San Rafael del Norte, lugar que había sido su cuartel general, en lo más alto de las montañas segovianas. Bonito pueblo éste de casas de adobe y entejadas enclavado en los herbosos repliegues de un angosto desfiladero. Allí, junto a las fuentes del rumoroso Río Viejo, más de dos mis rafael leños disfrutaban del clima templad que da una altura de casi cuatro mil pies. Tenía San Rafael del Norte en sus alrededores una de las pocas zonas trigueras de Nicaragua. El pueblo era en su gran mayoría liberal, y al regresar los sandinistas fueron recibidos calurosamente cuando entraron allí al atardecer del 15 de mayo. El general estableció su cuartel, como antes, en casa de don Pablo Arauz.
Blanquita, la novia de Sandino, lo recibió con un beso y la noticia de que su hermana Lucila había prometido a la Virgen una misa en ho.
nor de las tropas el día que Sandino regresara sano y salvo al pueblo. El general rindió las gracias a Lucila por su buen corazón y le prometió llevar a sus tropas a misa de ocho de la mañana del día siguiente. El cura era un caballero de veintidos años y la misa fue magnífica. Aunque es verdad que los soldados se comportaron respetuosamente. Sandino recordaba más tarde que durante la celebración de la misa hubo algunas salvas de rifles ráfagas de ametralladoras. El pagó el costo de la misa.
EN esos momentos la causa de Sandino parecia perdida, hasta el mismo la veia asi. Se dio a buscar la manera de salir del paso en forma honrosa. Pensaba que si no podía salvar al país de los marinos, tal vez podría por lo menos salvar lo del Presidente Díaz. El 21 de mavo telegrafi de Yalí al general Feland: Para que sea durable la paz proponemos que los dos partidos dejen los asuntos de la república en manos de un goberna.
dor americano, hasta que se hayan celebrado elecciones completamente libres. Ese mismo día el general Geland despachó el Quinto Regimiento de marinos al norte de Nicaragua a desarmar Sandino, o bien obligarlo a cruzar la frontera con Honduras.
Los marinos ocuparon Jinotega el 23 de mayo por la tarde, y el general Moncada entró en la ciudad en las primeras horas de la noche. Monca.
da telegrafió a Sandino invitándolo a venir a Jinotega para una conferencia. Sandino contestó al día siguiente rehusando la invitación, pero aceptando deponer las armas siempre que los Estados Unidos se hagan cargo del gobierno de Nicaragua, nombren a un gobernador militar, destituyan de sus puestos gubernamentales a todos los liberales y conservadores, y supervisen escrupulosamente las próximas elecciones. En otro telegrama, dirigido al comandante del destacamento de marinos en Jinotega, Sandino manifiesta que la imposición de un gobierno militar americano es condición sine qua non para el desarme de sus fuerzas. Los Estados Unidos, desde luego, no podían aceptar esta condición. Al sentirse desairado, Sandino vio que su honor no le ofrecía otro camino que oponerse a los marinos. Antes de que Sandino se lanzara a la lucha contra los invasores, el general Moncada trató de hacerle deponer racíficamente las armas: persuadió a don Gregorio Sandino que fuera a Yali a hacerle ver a su hijo la inutilidad de su resistencia Don Gregoiro se pasó cuatro horas tratando de convencerlo de que debía deponer las armas.
Cuando se negó, según relato que más tarde hizo don Gregorio en una carta personal, sus tropas!
lo aplaudieron y vitorearon. El general manifestó entonces que su vida pertenecia a la patria. Qué querría usted que yo hiciera. preguntó declamatoriamente Sandino a su padre. Después de todo a él le había costado conseguir las armas, y después de una campaña victoriosa. por qué iba a entregarlas? si él lo hiciera y los yanquis no cumpliendo su promesa de elecciones libres nos dan de patadas. Entonces de cólera se pegaría un tiro por no tener nada con qué pe.
lear. Le gustaría a su padre que hiciera eso O!
prefería verlo morir peleando? Don Gregorio le respondió que sería mejor para el morir pe leando que suicidarse: que esperara la protección de Dios. Después de la entrevista don Gregorio se volvió a Niquinohomo Sandino desocupó Yali yéndose a las montañas del departamento de Nueva Segovia a organizar la resistencia.
CAPITULO VIII Con 300. 00 dólares que le quedaban de sus Ahorros, comenzó a traficar con los hondureños contrabandistas de armas. En octubre de 1926 pudo agrupar y armar una tropa de 29 hombres. el de noviembre a la cabeza de ellos atacó la guarnición gubernamental de 200 soldados de El Jicaro, cerca de San Albino. Los sandinistas mataron a algunos, pero fueron fácilmente rechazados. Aunque Sandino no perdió uno solo de los suyos, sus hombres de semoralizaron y principiaron desbandarse: El revés sufrido en El Jicaro lo convencio de que su movimiento no podria piosperar aisladamente. Juntó entonces a los pocos que le quedaban y los llevó Río Coco abajo hasta malir al Atlántico y costeando hacia el sur llegó Puerto Cabezas, en donde pidió ayuda al gobierno constitucionalista instaurado allí el de diciembre de 1926.
HABIENDO atendido a las cosas espirituales, el general comenzó a redactar otra circular. Es ta fue expedida por telégrafo desde San Rafael del Norte el 18 de mayo e iba dirigida todas!
las autoridades de las Segovias. Acusaba en ella Sandino a Moncada de haber traicionado la causa del partido liberal, y declaraba su decisión de resistir a los invasores. Habíase replegado, decía.
con el grueso de sus fuerzas a San Rafael del Norte ordenaba a sus partidarios de Jinotepa y de otros lugares no resistir a la ocupación americana para que las autoridades civiles escuchen las pretensiones de los vanquis. y mientras tanto yo lo sabré todo por telégrafo e iré a esperarlos donde a mí me convenga y cerraré así el movimiento constitucionalista con un broche de sangre vanqui. No me importa que se me venga el mundo encima. cumpliremos con un deber sagrado. Protestaré por mi sola cuenta, si no hay uno que me secunde.
SANDINO fue recibido en Puerto Cabezas con suma frialdad, Ni el Presidente constitucionalista Sacassa ni su Ministro de Guerra general Moncada estaban dispuestos a dar a este anonimo revolucionario los preciados pertrechos que soli.
citaba. Moncada dijo más tarde que desde el pri mer instante que oyó a Sandino hablar de la ne.
cesidad que habla de que los trabajadores lucha ran contra los ricos, y otras cosas que constituyen los principios del comunismo. desconfió de él.
El ministro de la guerra le sugirió que sus hombres engrosaran unas fuerzas expedicionarias que estaban a punto de salir para las montañas del norte. Cuando Moncada salió a atacar a los con servadores en Laguna de Perlas, Sandino se que do en Puerto Cabezas tratando de convencer a los políticos (en español, en el original) de que le dieran mando independiente. El 23 de diciembre fuerzas navales americanas desembarcaron en Puerto Cabezas, declarando zona neutral el puerto y dieron a Sacasa 24 horas para sacar del poblado todos su soldados y pertrechos. La guardia de honor presidencial evacuó Puetro Cabezas desordenadamente y Sandino Junto con seis partidarios, ayudados por unas prostitutas, se pertre charon de armas y municiones dejadas por las fuerzas constitucionalistas. De la zona neutral pudieron sacar treinta rifles y siete mil tiros antes de las veinticuatro horas señaladas. Lo que quedo del armamento constitucionalista fue arroiado al fondo del mar por los americanos al expirar el término.
De Puerto Cabezas él y sus partidarios partieron a Printapolca, donde el General Moncada tenía su cuartel general. El ministro de la gue.
ira acababa de obtener una victoria en Lagura de Perlas y se disponía a marchar sobre Manr gua.
Recibió a Sandino desdeñosamente y no sólo rechazó su solicitud de más armas sino que le or denó entregar log rifles que había salvado del fiasco de Puerto Cabezas. Pero hubo líderes constitucionalistas que supieron apreciar la perspectiva de Sandino: los doctores Arturo Vaca y Onofre Sandoval rogaron a Moncada que le dejara las armas que tenía. Moncada accedió de manera des preciativa. Las experiencias sufridas en Puerto Cabezas y Prinzapolca decepcionaron a Sandino.
Le aterraron el desorden y las intrigas que emponzoñaban al gobierno de Sacasa; y desde en tonces sus relaciones con Moncada estuvieron prenadas de hostilidad y recelo. Sandino se convenció de que Nicaragua necesitaba hombres nuevos.
LA BATALLA DE OCOTAL Estas valientes palabras las emitió Sandino el día que cumplió treinta y dos años, día también de su casamiento. La ceremonia se efectuó en la madrugada sin previa amonestación narroquial.
Eron las dos de esa mañana fría y nublada cuando los pocos invitados caminaban por las calles!
desiertas rumbo a la iglesia. Seis ayudante militares acompañaban a Sandino, y a Blanca sus familiares. El novio vestía uniforme café oscuro de gabardina y botas altas de montar. Llevaba fajado un revólver. La novia vestía de blanco con velo y una corona de azahares. Blanca Arauz era una muchacha muy linda. su tez blanca pelo claro y facciones finas corroboraban el decir de Sandino de que tenía un 95 de español.
Tenía un aire de dulzura.
En tanto que el grupo dejaba en la calle la fosca madrugada para entrar en la bien iluminada Iglesia, Sandino aspiraba agradables fragancias. El olor de las flores ude adornaban la iglesia y los diversos aromas que traía la brisa me hicieron recordar los días de mi infancia. El cura dijo a Sandino que debía confesarse. Me confesé. Lo hice sinceramente. Luego el general y sus ayudantes se arrodillaron ante el altar para recibir los sacramentos. Después de la boda salió Sandino de la iglesia con su esposa: Me senti como nuevo. Me parecía caminar en el aire.
Para esa hora ya muchos de los soldados estaban despiertos y sabían de la boda. gritos felicitaban a los recién casados cuando los veían pasar por las calles. Al entrar en casa de los Arauz oian.
se tiros de rifles, ametralladoras y pistolas dis.
parados al aire, El entusiasmo de aquellos hombres por el casamiento de su Jefe era mayor que el de pelear contra los americanos. así nuevas oleadas de desertores fueron arralando sus filas hasta el pun.
to de verse pronto con sólo treinta soldados. Des pués de dos dias de luna de miel se despidió de su esposa para enmontañarse más adentro todavia, iba a cruzar ahora siete millas de elevados cerros por la región del Pantasma hasta Yali. Por telégrafo se mantendria desde allí en comunica.
ción con los pueblos del sur. SEGURAR el control de Nueva Segovia fue la misión con que el 31 de mayo de 1927 salió de Managua el mayor Harold Clifton Pierce al mando de cincuenta marinos.
En vista de que Nueva Segovia era departamento en su mayoria liberal, conforme al conve nio de Tipitapa debía nombrarse allí un jefe político de ese partido. La misión del mayor Pierce incluía escoltar al señor Arnoldo Ramírez Abaunza hasta Ocotal, capital del departamento, y de jarlo instalado allí con tal cargo. La expedición salió de Managua a Matagalpa en camiones, cubriendo el trayecto en menos de un día. En Matagalpa el mayor Pierce se pasó cuatro días preparando el viaje a Nueva Segovia, tierra adentro.
Compro cincuenta mulas de silla y cincuenta seis cargueras, y contrató a once muleros. Salvo por Ramírez Abaunza y su ayudante que era el general constitucionalista Ramón Téllez los muleros eran los únicos nicaragüensas que acompañaban a los expedicionarios. El de junio llegaron a San Rafael del Norte, desocupado dos semanas antes por Sandino y ahora en manos de un peque.
ño destacamento de marinos bajo el mando del subteniente Wilbur Brown (a) patón.
Llegada la expedición a San Rafael del Norte, Ramírez Abaunza visitó a doña Blanca de Sandino, y luego informó al mayor Pierce que ella le había dicho que su esposo no dispararía contra los marinos, pero algunos de los suyos, a quienes no podía controlar, podrían hacerlo. En su viaje de San Rafael del Norte a Ocotal, el mayor Pierce se dio cuenta varias veces de que los hombres de Sandino seguían su columna o la flanqueaban. En Santa Rosa le informaron que el día ante rior había pasado por allí un grupo armado. En seguida se dio cuenta Pierce de cue los sandinistas no eran los únicos grupos armados en ese departamento, El de junio desarmó pacíficamente a veinte li berales en Totogalpa. Al día siguiente llegó a Ocotal.
Ocotal está a dos mil pies de altura en un extenso valle, exactamente al norte del ancho y poco profundo brazo del Río Coco que corre de este a oeste. La ciudad fue fundada en 1803 des.
pués que los piratas, remontando el Río Coco desde el Caribe, saquearon Ciudad Antigua, capital que fuera de esa región. Se escogió ese sitio para la nueva capital porque no siendo el Coco navegable hasta alli, quedaba a salvo de las in cursiones piratas. La ciudad fue edificada a orillas del Río Dipito, corriente que nace en las faldas de las montañas norteñas y abastece a la ciudad de agua para beber y lavar. En los alrededores de Ocotal, en las faldas que bajan al valle, crecen los pinares: y pinares es lo que en lengua indígena quiere decir Ocotal. Los espanoles se establecieron en esa región en el siglo dieciséis y se mezclaron con los naturales de allí casándose con ellos; y aún hoy losofos azules y el pelo rubio no son cosa rara entre las más antiguas familias de la región. GUSTO Sandino y sus tropas fueron recibidos!
en Jinotega con música y flores. Los liberales de la ciudad lo ensalzaron como si fuera su general libertador, sabiendo poco o nada de los acontecimientos de Tipitapa y Boaco. El 12 de mayo de 1927, dia en que Moncada convino en entregar sus armas, Sandino expedía un telegrama: Circular a las Autoridades Locales de todos!
los Departamentos. En este mensaje hablaba de sus servicios prestados a la causa liberal acudiendo en ayuda de Moncada y rompiendo las cadenas que estaban ahogando a la revolución. Cuando ya los constitucionalistas so preparaban a lanEste documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.

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