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ona sacudo ao la mayor parte de sus tropas, pero seguia manteniendo un campamento en la propia cumbre. El 20 de enero el general hizo circular un memorándum entre sus oficiales, recomendando el retiro de los últimos soldados y que en sus lugares dejaran muñecos de zacate: pedia a todos los oficiales que estuvieran de acuerdo en firmar el memorandum. Al siguiente día los aviadores descubrieron que aún quedaban algunos sandinistas en El Chipote, aunque no en gran número.
Beals se libró de verse en riesgos en esa guerra sobre la cual quería informar.
Los artículos de Beals contribuyeron poderosamente a impulsar la campaña pro Sandino en que liberales y radicales estaban empeñados en los Estados Unidos. Pero no fue este el único servicio que Beals le presto: cuando el periodista salió de San Rafael del Norte para Managua, He.
va ba la respuesta de Sandino a la carta del A1mirante Sellers de fecha 20 de enero. San Rafael, de febrero de 1928 Mr. Sellers.
Representante del Imperialismo en Nicaragua, Managua: EL jefe de las tropas de marinos en esa área, Mayor Archibald Young a quien el servicio de inteligencia de la brigada había informado que prácticamente no queda ya ninguna duda de que Sandino tiene planes de resistir a pie filme en El Chipote. resolvió actuar sin arriesgarse. Avanzó cautelosamente cerro arriba bañando con fuego de morteros y de rifles lanzagranadas todo punto sospechoso de ser nido de emboscados. Young no encontró seria resistencia, aunque tres de sus hombres resultaron heri.
dos por tiros desperdigados. Seis días llevó al batallón de marinos cubrir las tres millas que van desde el río Murra en la base de El Chipote, hasta su cumbre. Cuando el 26 de enero llegaron por fir los marinos allí, no encontraron ningún ban.
dido. sólo algunos depósitos de víveres que des.
truyeron. Al ocupar sus tropas la fortaleza de Sandino, el Comandante del Cuerpo de Marinos de los Estados Unidos expresó la esperanza de que el derramamiento de sangre en Nicaragua hubiera llegado a su fin. Tal esperanza era prematura.
MACAULLY Yo había formulado una respuesta en la cual contestaba concretamente, y punto por punto, su carta del 20 de enero, pero circuns.
tancias especiales me impidieron enviárgela directamente. Me refiero al último punto de su carta. No crea usted que la presente lucha tiene como origen o base la revolución recién pasada. Hoy esta es una lucha del pueblo nicaragüense en general para expulsar de mi patria a la invasión extranjera.
Respecto a los pactos Stimpson Moncada, mil veces hemos reiterado nuestro repudio de ellos.
La única manera de poner fin a esta lucha es el inmediato retiro de las fuerzas invasoras de nuestra patria, reemplazando al mismo tiempo al presidente actual con un ciu dadano nicaragüense que no sea candidato a la Presidencia, y que representantes de la América Latina supervisen las elecciones en vez de los marinos americanos. SANDINO CAPITULO XIV CAPITULO SEXTO 1928: SUPERVIVENCIA DEL SANDINISMO Patria Libertad SANDINO preocupación de Coolidge por la opinión latinoamericana no fue óbice para un rápido aumento del número de marinos en Nicaragua.
E! Regimiento Once fue reactivado y puesto al mando del competente Coronel Robert Dunlap, a quien el de enero de 1928 se le ordenó salir para Nicaragua con sus 148 hombres a reforzar a los 415 marinos que ya se encontraban allá. El 15 de enero el Coronel Gulick fue sustituido como comandante de brigada por el General de Brigada Feland, quien de esa manera Teasumió el mando de los marinos en Nicaragua.
Mientras el General Feland reorganizaba su brigada, su superior, el Contralmirante David Sellers, escribía a Sandino. Plenamente consciente de la solemne obligación que tengo de resguardar el orden en Nicaragua. las fuerzas bajo mi mando han recibido recientemente un muy considerable aumento en hombres y municiones.
Considero superfluo manifestarle que la intensa y enérgica campaña que estamos a punto de emprender no puede tener sino un solo fin. Esto me hace pensar que tal vez usted quiera ver ahora la conveniencia de poner término a su resistencia armada contra las fuerzas de los Estados Unidos. No creo que deba yo por el presente suspender ninguno de los intensos preparativos que se hacen. a menos que usted me notifique inmediatamente y por escrito que está dispuesto a hablar conmigo sobre los medios y maneras de aceptar el Pacto Stimson firmado en Tipitapa.
DESPUES de la derrota de Sandino en El Chipote, los marinos creyeron que cruzaría huyendo la frontera hondurea o que se internaría en lo más salvaje de las montañas de Nueva Segovia y Jinotega. Pero en vez de eso se dirigió al sur rumbo a zonas montañosas más pobladas, en dirección a las ciudades de Jinotega y Matagal pa ambas de regular tamaño que estaban casi indefensas por haberse concentrado los marinos en la cima de un cerro desolado de Nueva Segovia. No había quien se opusiera a la entrada de Sandino a San Rafael del Norte, así que a principios de febrero de 1928 sus tropas volvieron a ocupar ese pueblo. Con sus oficiales elaboró allí planes para hacer incursiones en la rica zona cafetalera de las inmediaciones de Matagalpa. En otros lugares de Nicaragua se hacían sentir ya los efectos del sandinismo. Los simpatizantes del general habían paralizado con una huelga de estibadores el puerto de Corinto, y su admirador peruano, Raúl Haya de la Torre, agitaba al proletariado de León Cuando Sandino estaba en San Rafael del Norte, recibió a un destacado visitante extranjero: Carleton Beals. Este periodista y dinámico expositor de causas liberales fue a Honduras a hablar con Froylán Turcios, quien le facilitó baquianos que lo llevaron montana adentro a ver a Sandino. Mediante una serie de artículos publi.
cados en The Nation, Beals presentó al pueblo americano un bosquejo íntimo del líder nicaragüense que tenia en aprietos a los marinos y diplomáticos americanos. La imagen que salta de los artículos de Beals es la de un impetuoso y austero idealista, un jefe sagaz y visionario con un don del orden y de la disciplina raros en su raza.
TIN día después de haber escrito esta carta, Sandino salió para las cercanías de Jinotega, y esa noche sus tropas tuvieron una fiesta a sólo unos cuantos centenares de vardas de la guarnición de incautos marinos Dos noches después Sandino llegaba a doce millas de Matagalpa. La población rural de esta región es quizá hasta de un 80 por ciento india de raza pura.
En las frías laderas de las montañas que circundan la pequeña ciudad de Matagalpa, había unas cuarenta buenas haciendas de café. La mayoría de los trabajadores permanentes eran mestizos, pero durante la temporada de corte del grano acude gran número de indios que trabajan y duermen en los campamentos de las haciendas.
Unas doce de estas propiedades eran de ameri.
canos, y europeos de varias nacionalidades eran dueños de la mayor parte del resto de ellas. Cierta clase de gente cosmopolita acomodada disfrutaba de la vida en sus fincas solariegas, llevando una agradable y culta vida social en compañía de sus simpáticos vecinos nicaragüenses de la clase alta. y reuniéndose a veces en Matagalpa en banquetes y bailes de etiqueta. Sandino se apareció por allí poco después de la co secha 1927 1928, y sus primeras víctimas fueron un inglés y dos alemanes cafetaleros. Con buen humor el general los alivió de su dinero, de sus mulas y aperos, y les dio recibos por todo lo que se llevó. Aunque decían deplorar sus pérdidas, algunos de esos prudentes hacendados creyeron provechoso elogiar la civilidad de Sandino y el orden de sus tropas. Uno de ellos así lo expresó en carta a un diario de Managua.
En el interin, contra El Chipote se lanzaban nuevas embestidas terrestres y aéreas. En tan.
to que en San Albino se concentraban más de trescientos marinos para expulsar a Sandino de sul reducto, la aviacion lo bombardeaba sin pie dad. Los ataques aéreos eran ahora más eficaces.
pues los endebles y viejos De Haviland habían sido reemplazados por los fuertes y nuevos Vought Corsairs y Curtiss Falcon, con mucha mayor capae dad para llevar bombas. El 14 de enero uno de los aviadores del Mayor Rowell demolió con una bomba de cincuenta libras una casa sandinista en la falda del cerro. Tras la explosión de la bomba unas cuarenta personas salieron en carrera de una casa vecina y el avión dejó caer otra que estalló en medio del grupo. Los aviadores informaron haber visto unos cuarenta y cinco muertos en esas casitas y sus alrededores después del ataque de ese día. Era poca la compasión que los aviadores americanos sentían por los guetrilleros, especialmente después de haber visto en periódicos de México y Honduras fotografías del cadáver del Teniente Thomas colgado de un árbil. Es bajo, tal vez no tenga más de cinco pies. Vestía uniforme nuevo de color kaki casi negro, y botas altas de montar brillantemente lustradas. Llevaba anudado al cuello un pañuelo de seda rojo y negro. Su Stetson gacho sobre la frente, de alas encarrujadas a los lados. ratos, mientras conversábamos, se echaba el sombrero muy atrás y daba ti.
roncitos a la silla hacia adelante. El gesto revelaba su pelo negro y lacio y una frente despejada. Su cara es enjuta desde las sienes hasta le recia base posterior de la mandíbula que se aguza con firmeza hacia la punta. Sus cejas, de líneas normales, se curvan alto sobre unos ojos líquidos a los que no se les ve la pupila de tan negros; son de extra ordinaria movilidad y refrección a la luz; ojos de expresiva vivacidad. Sandino es un hombre totalmente sin vicios, con sentido positivo de la justicia, y ojo siempre atento al bienestar del más humilde soldado.
Beals le impresionó la cualidad Inspirativa, casi hipnótica y de gran arrastre que tenía Sandino. Sus soldados analfabetos en ratos de fervor volcaban cataratas de epigramas: NO todas las bajas de El Chipote eran combatientes. Soldados y revolucionarios de profewión de toda la América Central acudieron con sus mujeres al llamado de Sandino. Las llamadas Boldaderas. algunas con sus ninos, cruzaron a montones la frontera hondureña hasta llegar a El Chipote donde lavaban, cocinaban y servian de compañía a los guerrilleros. El General Sandino cayó bajo la seducción de Teresa Villatoro, Vivaracha mujercita salvadoreña que llegó allí con su niño de cinco años. Mientras doña Blanca de Sandino atendía la oficina de telégrafos de San Rafael del Norte, Teresa se convirtió en la amante del General Sandino en El Chipote. En un bombardeo aéreo Teresa fue herida en la fren te por un charnel. No fue nada grave, pero sí hubo que removérsele una esquirla craneana.
Sandino llevó engastado en un anillo de oro de la mina San Albino ese pedacito de hueso, y lo uso en recuerdo de sus relaciones con ella.
Sandino negó haber perdido mucha gente en esos bombardeos, pero sí admitió que le habían matado unas doscientas mulas y caballos. Según el general guerrillero, el hedor de la carne putre.
facta de los animales les hizo imposible seguir viviendo en El Chipote. El 19 de enero los aviadores americanos informaron que el cerro paredores americanos informaron que el cerro pare.
cía estar completamente desierto Sandino ha DESPUES de las primeras incursiones, Sandino se fue dejando un fuerte destacamento al mando de Miguel Angel Ortez y Guillén quien por dos semanas mantuvo inquieta a la zona matagalpina. Ortez, oriundo de Ocotal y quien a veces se daba el nom de guerre de General FeTrara. fue uno de los más destacados lugartenientes jóvenes de Sandino. Era él el prototipo del gallardo guerrillero, bajo pero de buena plan ta y musculoso, su flotante cabellera rubia acentuaba sus facciones caucásicas. Ortez era popularísimo entre sus hombres, y su coraje y talento militar le ganaron el respeto de guardias y marinos, adversarios suyos.
Los marinos lanzaron a la lucha contra San dino y Ortez al recién llegado Regimiento Once. La eficiencia combativa de este regimiento. informaba su sección de operaciones, es tan buena como cabe esperar bajo las actuales circuns.
tancias. El 65 por ciento de sus hombres eran reclutas que sólo habían tenido un entrenamiento de seis semanas antes de ser despachados a Nicaragua; aunque algunos no habían visto nun ca un caballo. organizóse con ellos una fuerza de doscientos marinos en Matagalpa y se les encaramó en una bestia nicaragüense. Este cuerpo militar, al mando del Mayor Keller Rockey.
partió de Matagalpa el 15 de febrero con acémilas y carretas de bueyes cargadas de municiones de guerra y de boca.
Ante el avance de la columna rumbo al norte, los sandinistas retrocedieron al parecer en retirada general hacia las recónditas montañas de Nueva Segovia. Pero luego, el 27 de febrero, Ortez atacó en Bramadero, departamento de Estell. Alli emboscó a una recua de noventa y cinCo mulas sin carga que rumbo al oeste sobre el camino Yali Condega conducía el teniente Ed.
ward Day al mando de treinta y cinco marinos. la 1:30 de la tarde, los guerrilleros apostados a la derecha abrieron fuego sobre to.
do el largo del convoy que pasaba en parte plana entre lomas por ambos lados. Otros sandinis.
tas tapiaron el camino por frente y detrás del convoy. El teniente Dav caleuib sin lugar a equivocarse que los bandidos tenían un minimo de cuatro ametralladoras, por lo menos 600 ri fles, y gran cantidad de bombas de dinamita. Muchas batallas han curtido nuestros corazones, pero también han templado nuestras almas.
La muerte es sólo un momentito de dolor: no hay que pensar en eso.
La muerte más pronto se lleva al que tiene miedo de morir.
Diog y nuestras montañas están con nosotros.
En la madrugada del de febrero de 1928 en que Beals platicaba con Sandino, la esposa del General les servía café y repostería. Por la na ñana aparecieron aviones de los marinos volando bajo sobre San Rafael del Norte y pudieron ver!
que unos 150 sandinistas, montados los más, ocupaban el pueblo. Los aviones tenían órdenes de no bombardear las casas de la población y los hombres de Sandino tenían instrucciones de 110 hacer fuego si no los atacaban; de ese modo Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica

    GuerrillerosImperialismInvasionSandinismSandinoStrikeVíctor Raúl Haya de la TorreWorking Class
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