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4. DIARIO DE COSTA RICA Lunes 19 de febrero de 1973 Editorial Tipo de cambio inmóvil en relación con el dólar exportaciones de café, bananos, azucar y carne con dólares depreciados, el cru.
jir de dientes podría ser doloroso.
El Consejo Monetario que se reunió en San José el sábado pasado, tomó dos resoluciones que merecen un comentario favorable: 1) Aprobó mantener sin variación los tipos de cambio de las respectivas monedas en relación con el dólar. 2) Decidió que los Bancos Centrales del área entren en conversaciones con las autoridades monetarias de Latinoamérica, a fin de que se hagan las gestiones pertinentes dirigidas a examinar las actuales prácticas comerciales, con el propósito de que las ventas al extranjero sean pagadas con las monedas de los respectivos mercados.
En dieciocho meses se efectuaron dos devaluaciones que totalizan el 18 por ciento. Los dólares depreciados que llegan a países como Costa Rica y Colombia, adquieren menos que antes, y los artículos que importamos de Europa y de Japón, nos cuestan más. Las que ganan son las naciones industrializadas que nos venden a precios elevados y nos compran con ventaja. El fenómeno significa un drenaje enornie para las economías subdesarrolladas.
No sólo no se capitaliza al no existir ahorro nacional, sino que se desesti.
mula a las fuerzas de la producción, que mientras pagan más por las máquinas e implementos de trabajo, obtienen menor rendimiento por los artículos y materias primas elaborados con aquellas máquinas encarecidas. El café y los otros artículos de exportación nuestros, no pueden ni deben seguir soportando las devaluaciones del dólar. Todo hace prever que se producirán otras devaluaciones.
Estas recomendaciones aprobadas aquí el sábado 17 de febrero, nos satisfacen. Concuerdan con las tesis editoriales que expusimos en las ediciones de los días 15 y 17 de febrero, bajo los títulos de Vender café no sólo en dólares y Más sobre la devaluación del dólar y el futuro económico.
Al propugnar desde esta sección porque se vendieran los artículos de nuestra zona en las respectivas monedas de los países adquirentes, veíamos la perspectie va de que la devaluación del dólar no tu.
viera un doble impacto por nuestros ne.
xos comerciales con Europa, continente con el que hacemos negocios usando aquella divisa fuerte; y al proponer que la devaluación de la moneda costarricense se hiciera en relación con el oro y no con el dólar, pensábamos que así amortiguábamos el rudo golpe de la decisión monetaria unilateral tomada por Norteamérica. Por estas razones es que nos estimuló la conducta seguida por el Consejo Monetario. El mantenimiento del tipo de cambio de las unidades monetarias del Istmo, es bueno para Centro América como una unidad y para cada país en particular. alienta saber asimismo que se proyecta una acción coordinada ante los Bancos Centrales de La.
tinoamérica. En este extremo, también nuestra posición fue previamente coincidente con la del Consejo Monetario, porque en el editorial del sábado 17 de febrero, manifestamos: En dichos comentarios, dijimos que debíamos apoyar la tesis esbozada por el líder cafetalero colombiano Humberto Jaramillo, quien externó el criterio de que se imponía eliminar el patrón dólar para la comercialización del café. Abogamos porque los países pobres y pequeños no siguieran subvencionando las devaluaciones del dólar. Señalamos que era injusto que en menos de año y medio hubiésemos padecido dos devaluaciones que nos afectaron en un 18 por ciento.
También reaccionamos frente al fenómeno negativo de que las ventas de nuestras materias primas y de los artículos básicos nos van a producir magros ingresos, en tanto nos obligaremos a hacer pesados desembolsos para financiar la maquinaria manufacturada en el extranjero que nos permite elaborarlos. El mecanismo podría funcionar, Holanda le venderíamos en florines; a Alemania, en marcos; a Italia, en li.
ras; a España, en pesetas; a Japón, en yenes; y así sucesivamente. Estas divisas se trasegarían en el mercado bani.
cario y mercantil internacional, de forma que nos ganemos esta última devaluación del diez por ciento, que no tenemos por qué subvencionarla con la pobreza de nuestra economía agrícola, fundamentada en el café, en el azúcar, en la carne y en el banano, como principales productos de mercadeo mundial.
En el Editorial del 15 de febrero, dijimos: El tiempo madura para una acción latinoamericana concertada. Se.
ría el momento propicio para que las cancillerías continentales y los minis.
terios de hacienda, estuvieran convo.
cando a una cita de emergencia destinada a sugerir y a aprobar fórmulas atendibles y eficaces que nos ayuden a superar este trauma desconsolador que se implica en la crisis monetaria uni.
versal, de la que sospechamos que apenas se producen los primeros sucesos graves. Quizá dentro de poco presenciaremos otras situaciones agudas que nos golpearán con igual o con mayor severidad.
Con motivo de la devaluación del dólar, podríamos sufrir graves consecuencias. Los artículos europeos y japoneses los pagaremos más caros. Los norteamericanos podrían reducirse de precio si los cancelamos con dólares devaluados y en tanto la devaluación nuestra sea sólo con relación al oro y no con respecto a la unidad monetaria norteamericana. Pero si nos pagan las En el Editorial del 17 de febrero, apuntamos: JULIO SUÑOL Algo que tal vez Ud. ignora Miniatura Meteorologia La Põldora El primer tratado sistemá.
tico acerca de algunos aspec.
tos tiempo y del clima que se conoce es la Meteoro.
logía de Aristóteles (384 322 que se basaba en las observaciones del autor. En los siguientes dos mil años no se produjo en esta discipli na ningún adelanto digno de especial mención.
La miniatura era una pin tura pequena realizada sobre pergamino y vitela para des tacar las letras iniciales en las páginas de los libros, iluminar los títulos y dar re lieve a algunos pasajes. Se hacía con acuarela, por lo general de color rojo cina.
brio, más polvo de oro y de plata, mezclados con goma arábiga. El color rojo cina.
brio se denomina minium, en latín, y de ahí el nom.
bre de estos delicados traba.
jos de ilustración tan carac terísticos la Edad Media.
Con el tiempo, la palabra miniatura perdió toda rela.
ción con el rojo cinabrio y pasó a significar simplemen.
te una pintura muy peque, fia, Los primeros en utilizar la pólvora fueron los chinos. His tóricamente se ha comproba do que en el siglo XIII la empleaban los árabes, quie.
nes fueron sus Introductores en Europa.
Basándose en viejos testi.
monios, algunos historiadores aseguran que Roger Bacon (1214. 1294) logró también preparar la pólvora, guardan do celosamente el secreto.
Por primera vez se utilizó la pólvora en Europa en el sitio de Niebla en España, el año 1257. Mayor certeza sobre su uso se tiene, sin em bargo, en el sitio de Algeci.
tas. doce años más tarde, ando la artillería árabe lo gré derrotar a las huestes es.
Dañolas. Paracaídas El primer hombre que des cendió desde un globo cauti.
vo, provisto de un paracaí.
das, fue el francés André Garnerin, el 22 de octubre de 1797. El paracaídas ha.
bía sido concebido por el fisico francés Jean Pierre Blan chard, que lo experimentó en 1785 con animales Garnerin se dejó caer en París, desde un globo cauti.
Vo que estaba a 000 metros de altura. Su caída fue apa.
ratosa, pero resultó indempe, ce, evocando el tornillo do Arquímedes, que sirve para elevar agua, sin embargo la primera hélice verdadera, em pleada en la propulsión do barcos, parece haber sido frus to de la casualidad. Se atri buye su descubrimiento a granjero Inglés Francis Smith, quien en 1836 instalo en una barca una helice de dos vueltas, especie de tor.
nillo de Arquímedes, propull sada por una máquina de va por La hélice se rompió por el esfuerzy impulsor y per.
dio una vuelta. Con gran sor presa para los que iban a bor do la embarcación ganó en velocidad. Al término de la pru ba, Smith corris a la ofi cha de patentes y registro su invento. CIMPEC. DEA. La meteorología como par.
te de la ciencia física comen zó a considerarse de manera separada en el siglo XVII, 6poca en la que se descubrie, ron y enunciaron leyes sobre los gases y se inventaron ins trumentos de medida y ob.
servación como el termóme.
tro y el barómetro. La Hélice Desde fines del siglo XVII los constructores de barcos trataron de empleai la héll Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miquel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica

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