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Lunes 19 de febrero de 1973 DIARIO DE COSTA RICA Comentarios. Opiniones. Críticas. Puntos de vista ADIOS GRECIA Por Arnold TOYNBEE Hacer otra vez el viaje desde Inglaterra a Grecia con mis ochenta y tres años. Acaso puedo? Sí, puedo y quiero, porque la ocasión es única. Me han invitado a participar en el timo crucero del año, de una serie de diez, que ha organizado el doctor Constantine Doxiadis para dar conferencias, y que se ha hecho realidad gracias a su hospitalidad. El tema de esta serie de conferencias ha sido el de las comunidades humanas: proyectar una forma de vida posible, teniendo en Cuenta que el número de seres humanos en la superficie del planeta se ha multiplicado por diez.
El problema se nos presenta con caracteres de urgencia cada vez mayores. Nos desbordará si no tomamos la delantera y comenzamos ahora mig.
mo.
Todos estamos implicados en él y por ello incumbe a gentes de muy diferentes profesiones; por supuesto, a arquitectos y urbanistas a nivel municipal oa mayor escala, pero también a biólogos, psicólogos médicos, sociólogos e historilores. En un crucero a Delos todos los cruceros terminaban en el antiguo teatro griego de la isla Delos se hacen amistades duraderas con participantes de todas as partes del mundo, a los que no se tendría la oportunidad de conocer de otra manera. Este décimo crucero de conferencias es el último y culminará la serie. Además, se cele bra inmediatamente después de la Conferencia de Estocolmo sobre el problema de la contaminación y asistirán algunos de los participantes más activos en aquellas discusiones. Cómo no aprovechar esta oportunidad? Ni pensarlo! Seria un gran rifiuto. del que me arrepentiría todos los días, meses o años de vida que me queden por delante.
Ya está hecho. De nuevo me he reunido con mis companeros delios en las aguas griegas. He vuelto a visitar Delfos, Micenas y la isla Santorini y he visto por primera vez el recinto de Asclepios, dios de la Medicina, en Cos, y en Santorini, la ciudad minoana. copia de Pompeya. desenterrada en estos últimos años por un eminente arqueólogo griego, el doctor Marinatos. Soy la persona más anciana de nuestra reunión, por lo que me han adjudicado cometidos maravillosos. Inauguré la Conferencia de Atenas con una charla en la ladera del monte de las Musas (colina Philópappos. que domina la Acrópolis y el Areopago, y ocho días después, en el teatro de Delos, pronuncié el discurso de clausura. ahora, de nuevo en Atenas. Ya está despegando el avión que me lleva con destino a Londres, En los últimos sesenta y un años he visitado Grecia diez veces, y más de la mitad de estas visitas las he hecho en los últimos ocho años como asistente a los cruceros de Delos. En los nueve primeros viajes estaba seguro de que vo vería. Es ta vez estoy seguro de lo contrario. Cuáles son s sentimientos en este momento de la partida final?
En julio de 1912, en la popa de un paquebote Ocsterreichicher Lloyd rompí a llorar cuando desaparecia a mi vista el blanco monasterio de la cima del monte Lykabettos. Aquella vez termi.
naba mi primera y más larga visita a Grecia confiaba en volver.
En 1911 12, el viaje entre Grecia e Inglaterra duraba casi una semana, parte en barco y parte en tren, ya se hiciera, como aconteció en julio de 1912, vía Trieste y Flushing. o vía Brindisi, como sucedió en noviembre de 1911. En 1912 Gre cia e Inglaterra parecían estar muy distantes. Pe ro qué importaba la distancia? Tenía veintitrés años. En 1972, tres horas de vuelo separan Atenas de Londres; pero ahora tengo ochenta y tres años y no soy canaz de volver a hacer este largo viaje de tres horas.
Cuando le contesté que mi país estaba a casi una semana de viaje dijo. Sí, pero esta montaña es muy alta.
Quizá en 1972 se puedan ver las luces de Londres desde una altitud de 12. 000 metros, en la estratosfera, sobre la cumbre del Erymanthos.
Ya estamos en el aire: antes de atravesar la capa de nubeg vislumbro el extremo de la isla Al.
gina. Estuve en ese lugar el 13 de abril de 1912, fecha anterior a mi vigesimotercer cumpleaños.
Una abertura entre las nubes permite ver que ya hemos llegado a la cabecera del golfo de Corinto.
El de febrero de 1912 dormí en una quebrada sobre la cabecera del golfo y contemplé la sali.
da del Sol, que inundaba toda su superficie con un súbito diluvio de luz dorada.
Las nubes se cierran y se abren de nuevo y veo, muy abajo, la familiar forma de botella del golfo. Sobrevolamos la montañita de la costa nor!
te donde dormi el de julio de 1912. contemple la salida del Sol sobre el monte Geraneia y una vez más, el golfo iluminado. Es mi última visión de Grecia. Seguimos volando por encima de las nubes hesta que la azafata avisa. Abrochense los cinturones de seguridad. Es.
tamos llegando a Heathrow.
No veré Grecia otra vez con los ojos de la carne, pero mentalmente la llevo dentro. Cuando descendíamos sobre el aeropuerto de Londres. vi.
sones y vivencias, fruto de sesenta y un años.
pasaron por mi mente a velocidades supersónicas.
Vuelvo a la tarde de noviembre de 1911. cuando apareció súbitamente ante mi vista, como el My.
kali que rodeaba Salamis, el monasterio que corona Lykabettos y domina la Acrópolis.
Rememoro aquellas tardes en las tiendas de los pueblos griegos que sirven como punto de reunión escuchando en 1912 a los lugareños dis!
cutir sobre si a guerra estallaría en el próxi.
mo otoño o si se aplazaría hasta la primavera.
Pienso en el agua contaminada que bebi, sin sospecharlo, el 26 de abril de 1912, camino del cabo de Mani, punta rocosa de la parte central del Peloponeso. La guerra estalló en Otoño de 1912, la de los Balcanes, que constituyó la anticipación de la primera guerra mundial. Hacia fina les de 1916, casi la mitad de mis contemporáneos de todas las naciones beligerantes habían muerto, segados en plena juventud. No los olvido un momento. Pero yo no era apto para el servicio mill.
tar activo. El agua contaminada que bebí en el camino Mani me produjo disentería. Por e lo aún estoy vivo para visitar Grecia por décima vez, en julio de 1972, y para escribir este adiós.
tar activo. Fani me produjo recia por décima Casarse pronto y mal En estos últimos años son muy frecuentes los matrimo.
nios jovencísimos precipitados.
Chicos que apenas han inicia do sus estudios universitarios y chicas que de la noche a lą mañana convocan a sus padres para comunicarles su decisión conyugal, que con harta frecuencia está condicionada por ciertas alteraciones abdominales de la novia.
En la parroquia correspon.
diente, sin invitados, entre lá.
grimas calladas de las consuegras, miradas iracundas del pa dre de ella y amargura del pe dre de él se celebra la ceremonia entre silencios y tensiones.
Muchos de estos novios bisoños ni convocan ni van a la igle sia ni al Juzgado. Se limitan a comunicar a las respectivas fa.
milias su acuerdo de vivir juntos sin otra formalidad. Ni que decir que la mayor parte de es tas uniones Inmaduras se hacen entre chicos y chicas de muy buena familia. cuya vida hasta el momento del matrimonio o ajuntamiento careció de proble mas. Cultura, dinero, coches, viajes, muchísima libertad y las oportunidades que la vida ofrece hoy a tantos Jóvenes pa ra satisfacer apetitos y caprichos Fijate me decía el padre de un casado imberbe. si no sotros en los años cuarenta hu biéramos hecho eso tendría una explicación. Entonces el sexo estaba más perseguido que los maquis y uno se consideraba felicísimo y arrogante el dia que conseguía tomarle la mano a la pretendida de turno. Pe To que estog, que lo tienen todo, se casen así es para yol.
verse loco.
Yo, que abundaba en estos razonamientos, relel con calma el famoso artículo de Larra. El casarse pronto y mal. que aparte de reflejar posiblemen te su experiencia personal. La rra se casó a los veinte años con Josefa Wetoret y Velasco podría explicar los verdaderos móviles de estos matrimonios madrugadores. en efecto, La rra, al contar la vida de su sobrino Augusto, el casado pron to y mal, describe así las relaciones con su pretendida:. hu bo guiños y apretones desespe rados de pies y manos, y ya rias epistolas recíprocamente copiadas de La Nueva Elisa.
Se veian los inocentes por la ventanilla de la puerta y escu.
rrían su correspondencia por las rendijas, sobornaban con el mejor fin del mundo a los cria dos. Además, como el mito de aquel tiempo romantico era el amor, continúa:. se llega ron a imaginar, primero, y a creer después, a pies, juntillas.
que estaban verdadera y terriblemente enamorados Hasta llegar a estas líneas la cosa estaba clara para mí: la contención sexual forzadisima y el aura amorosa que fundamenta el Romanticismo lo ex plicaba todo. Pero. y ahora me añadia cayiloso que no hay represión sexual nt dei ficación del amor, por qué se casan los chicos bien pronto y mal. Por esnobismo. Por tener lo único que les falta?
Continué leyendo y vi algo mucho más importante en el artículo de Larra que me obligó desechar la idea de las represiones y los esnobismos y comprobar que las verdaderas cau sas del matrimonio temprano de entonces eran más profun.
das y de paralelismo sociológi.
co con las de hora. Larta culpa del matrimonio prematuro de su sobrino a las ideas del si floración en el Romanticismo.
Sigue Larra: Excusado es de.
cir que adoptó mi hermana la madre del sobrino, que pasó lar ga temporada en Francia las ideas del siglo; pero como esta segunda educación tenía tan malos cimientos como la primera. pasó de El Año Cris tiano a Pigaut Lebrun (cuyas novelas se consideraban indecentes) y se dejo las misas y devociones sin saber más aho.
ra por qué las dejaba que an.
tes por qué las tenía. No es necesario decir que el muchacho salió despreocupado, pues.
to que la despreocupación 25 la primera preocupación de este siglo. Leyó, hacino, confundió; fue superficial, vano, pre.
sumido, orgulloso, terco. Por supuesto que no tenía el muchacho quince años y ya galleaba en las sociedades, y ci.
taba, y se metía en cuestiones, y era hablador y raciocinador como todo muchacho bien educado.
Cuando pasado algún tiempo el sobrino Augusto y su no.
via Elenita comunicaron a los respectivos padres su decisión de casarse las razones de ambos fueron idénticas:. que los padres no deben tiranizar a los hijos, que los hijos no de ben obedecer a los padres; que eran independientes; que en cuanto haberlos criado y educado nada les debían, pues lo habían hecho por una obliga.
ción imprescindible; y en cuan to a lo del ser que les habían dado, menos, pues se lo habían dado por las razones que dice nuestro Cadalso. Estamos, estaba Larra ante un matrimo nio como tancos de aquella épo ca. como el suyo. hecho por razones. protestatarias, como ahora se dice nada más al nada menos.
La ruptura, que supuso la Ilustración, de muchos esquemas sociales se repite en la historia cuantas veces se popu, lariza una nueva concepción de la sociedad y hace crisis la concepción anterior. Sea des pués de una guerra, de una Re forma de un Concilio o de todos esos fenómenos encadenados. Son las épocas kali que decía Ortega. En ellas, pri.
mero la Juventud ilustrada y luego la masa no quiere dejar Se influir, no está dispuesta a la humilde actitud de escuchar, Cuando más se le quiera adoc trinar más herméticamente ce rrará sus oídos y con mayor violencia pisoteará a los predicadores. Para sanar será preciso que sufra en su propia carne las consecuencias.
Los chicos de hoy. ahí está la Universidad como culminaclón incandescente. gozan padecen esta misma inquietud que el sobrino de Larra, que los jóvenes de todo el mundo en esta época kali. que entre muchas manifestaciones subver sivas contra lo constituido uti.
lizan tal vez inconscientemen.
te, impelidos por el clima casi universal, la de casarse pronto y mal. Pues como añade Or tega: Cuando la subvención moral de la masa contra la ml noría llega a la política, ha re corrido ya todo el cuerpo so cial. Precisamente allí donde su acción pudiera juzgarsa más baladí es donde ejercen su influjo más decisivo y primario.
Pasados los primeros meses de amor los sobrinos de Larra acudieron a sus padres para la mediarse de lo más preciso.
Como convenía a la dramática romántica Augusto y Elenita acaban suicidándose. Como Larra. Pero lo que pudiese ocurrir en cada matrimonio pre maturo del primer tercio del XIX o en los de ahora es pura anécdota. Lo que importa es el mecanismo mediante el que llegan a él. No es amor, no es deseo contenido, no es capri.
cho. es. cómo lo iba a pensar esa pobre señora que lo ra en la iglesla solitaria mien tras casan a su hija sonriente y embarazada. protesta. To do lo inconsciente que se quie Ta, pero protesta ante una sociedad que no les gusta. La protesta mil veces repetida en las épocas kali. que no 58 acalla con la fuerza. Que no arregla hasta que la nueva ge neración sufre en su came to que las precedentes. y por su puesto, al menos en parte mo los jóvenes de la Ilustra.
clón. consiguen una conylvencia humana más hodierna.
y la rectoria de otra aristocracia, GARCIA PAVONLos comentarios que aparecen en esta sección de colaboradores, no necesariamente reflejan el criterio de la Dirección de DIARIO DE COSTA RICA paña después de la Revolución francesa y alcanzan su popular Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.
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