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San José de Costa Rica Sept. 17, 1912.
DUELO NACIONAL La nota de la Cancillería de Washington al Gobierno de Nicaragua que en otro lugar publicamos, constituye, en nuestro concepto, un motivo de justa alarma y necesaria reflexión.
No queremos analizar los sucesos que han arrastrado al país hermano hasta la dolorosa situación que tal despacho implica, ni pronunciar responsabilidades, porque no esta la hora de esa tarea.
El documento que nos referimos establece una solidaridad que necesariamente impone otro curso nuestras ideas, que arrastra nuestro pensamiento y mueve nuestra pluma en otro más alto or den de conceptos.
Los Estados Unidos se proclaman árbitros de los destinos de Nicaragua, señores de la vida centroamericana. califican y juzgan los fenómenos de su política interna, toman partido en sus quere llas domésticas, imponen la férula de su particular criterio en las discordias íntimas de nuestros pueblos. Los Estados Unidos decla ran que intervendrán en nuestras diferencias, y que de hoy más será preciso ir preguntar su Cancillería la solución de los pro blemas de estas tierras. invocan, para pronunciar ese fallo de interdicción contra nuestras nacionalidades, los Pactos que en Wáshington firmo hace un lustro Centro América, atribuyéndoles un alcance de sujeción su dominio, que con toda la energía de la verdad y el derecho rechazamos, que Costa Rica no acepta, ni aceptará mientras exista.
Las Convenciones de Washington encomendaron las jurisdicción de un tribunal netamente autóctono la solución de los conflictos centroamericanos, derogando la intervención que en ellos le concedió al Presidente de los Estados Unidos el tra tado anterior del Marblehead. En ese concepto, sólo en ese con cepto pudo aprobarlos el Congreso Nacional; en ese concepto, sólo en ese concepto, hubo de aceptarlas Costa Rica.
Aleguen los Estados Unidos, si esa es su voluntad soberana, las prerrogativas de su fuerza para imponer estas débiles Repúcas los intereses de su política los caprichos de su deseo, que no necesita de licencias el poderoso para satisfacer sus ambiciones.
Pero no busquen para ello justificativos que recuerdan la lógica del lobo.
La nota que la ligera comentamos, por lo que para Nica ragua entraña, por lo que para todo Centro América significa, nos constituye en duelo nacional. Que los que aquí tienen la respon sabilidad de los destinos del Estado sepan, en esta hora de prueba, como sinceramente lo esperamos, corresponder solemne con sagración de la confianza pública.