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Además.
SUPLEMENTO DE LA REPUBLICA CON ESTE CONTENIDO. VICTORIANO MORA EL TARAMBANAS (Cuento. por Morco Tulio Rodriguez. ILUSIONES (Poema. por Carlos Augusto So.
laverry. ESTAMPAS TEGUCIGALPENSES, por Juan Manuel Sánchez Tipos inmortales de la literatura universal: EL INGENUO, por Voltaire. ANECDOTARIO NACIONAL, por Carlos Fernon dez Mora CARTA DESDE MANILA, FILIPINAS, por Claro Odilio Vargas de Schuder. Presentación por Luis Ferrero Acosta. Los libros los días: CARL SANDBURG EL POETA DEL PUEBLO, por Romón Sender. ESPANA LA FUENTE DE LA JUVENTUD, DO Antonio Joen Morente EL CANTON DE TILARAN (Reportoje Gráfico por Francisco CotoSon José, Costa Rica, de Moyo de 1953 47 VICTORIANO MORA EL TARAMBANAS de Tuces. Paris. Londres.
koma. Si yo juera elustrado. me iria! pensaba.
Pero de ahi no pasaba y lo que hacia era soñar, sin esperanza.
Cada nuevo sol le abria una he.
rida y, agobiado por las penas, ya ni se quejaba; dejaba correr el tiempo que golpeaba en su cerebro, sorda y persistentemente, un pringotear de palabras. Pa ris, Londres. Roma!. Si yo supiera ler, si yo supiera ler.
si yo supiera. acompañaba una palidez que deCuento distinguido con recomendación individual de los nunciaba una Miembros del Jurado de nuestro Concurso.
hambre vieja. Pe to era una ham por Marco Tulio RODRIGUEZ bre de saber que insatisfecha, lo Hama Uropa? Algo he no los desagües, los barriales, y el torno sombrio y acusaba al hombre desplazado de tíciao eso y sé que en Roma árbol de Madroño que dividia en su medio vive el Santo Papa. que en la cuesta los canjilones del mismo, Era un jornalero oriundo de La Paris, Qu és de onde dicen las reinando ahi, desde su altura, el Balsa. y ese era su pesar.
mujeres de la ciuda a sus chaca paisaje de acuarela que ante sus Andaba a la zaga de sus otros lines, qu és de onde han de venir frondas se abría. Enormes raidos hermanos y, por andar asi, sus hijos cuando están ya por pa. ces rompian el suelo levantando rir. London. de onde vienen cabizbajo y resentido, llegaba tar gambas, en donde el tiempo y la los machetes colin y hay mu humedad se guarecieron, cubriende al trabajo. Nunca se vieron juntos, porque el que vivia en cho macho, de esos de ojos azu do los vacíos helechos, y de otro mundo, se alejaba, visionario ganas de conocer. don Virgilio.
les y que jablan enredao. Qué musgo, y de alegres y menudas y soñador florecillas. De anales permane Ramón y Dolores, en cambio, se quedaba suspenso, midien cia alli ese palo. arraigado pro vivian la vida sencilla del camdo con los ojos, idos, la distancia fundamente a la tierra, susurranpo, sin complicaciones, y rezando tan grande que lo separaba de a te con la brisa y viendo, como quellas ciudades de ultramar. El yo fervorosos el eredo Victoriano, alejarse el camino a pecador bajo del mismo techo, Un srito, allá por la tranquera sus pies y perderse al tramontar de la finca, lo despertaba a la la colina, cejuda de bosques y más dejaban a Victoriano Fuera, rurealidad: Ramón y Dolores se miando su pena a solas y lanzanallà, lejos, lejos, lejos, el horizondole, entre rezo y rezo, palabras iban, con su alforjita al hombro, te azul, por el cual susurraba, para su casa lejana, El se queda pringando de lágrimas el suelo.
de reproche ba por allí, fisgoneando en el sue Tarambanas! Pudins estan Aquel árbol tenia alma. Una allo los papeles hablantes para ma atribulada como la de Victoconforme con la volunta de Dios y dejar esa tontera. Alimal: otros y mudos para el riano. solos, los dos, bajo del Victoriano poco le importaba Si yo supiera ler, carachos! cielo neblinoso e indiferente, uno su alma, huérfana, temblorosa, aquello, pues aquel pensamiento loraba con todo desparpajo apritenaz lo mantenia de pie, soporse encontraba sola ante un mun sionado en medio del camino y tando la injuria con frialdad do desconocido y huraño. Cabiz encharcando el suelo: el otro, sin bujo, se iba al fin, siguiendo la llantos y en silencio, regaba a ca El medio en que vivia, insopor huella de los pies descalzos de sus da paso una tristeza ensombrecien table para él, lo volvió melancohermanos, por el camino de siem do el trillo, el trillo que era el lico y cogió la apariencia del lupre. Tan conocido era aquel ca mismo siempre y que también lo gar. nublado, variable. pormino para el que hasta dormido invitaba a seguir hacia adelante, que ahi en La Balsa hasta el sol podia pasar, sin tomar en cuenta hacia otras tierras de bullicio y que nunca falla, sale tarde por la niebla y se va temprano. por la lluvia. Los árboles se cubren de musgo, y mechudos de bejucos botean, como si fuera un llanto que golpeteara el corazón de la Madre Tierra, humedecida y fra.
gante. El rio, verdusco y soñolien to, se duerme entre los requie.
bros del terreno y contempla al cielo gris, por los claros de los palencones caidos sobre su pobre cauce, pudriéndose alli, cubiertos de maleza y de parásitas en flor.
Victoriano llevaba ese mala cuestas; su cielo permanecia velado. era una sombra con cuerpo.
Pero un buen dia se acercó a mi hermano, y temeroso, le con fió sus penas. Sabe, don Vir gilio, yo no naci pa pión. Yo quisiera ser com usté o don Rafel sabidos de todo. Soy inorante, como ve, pero las ganas de apren der a ler y escrebir, me matan.
Por qué no me enseña aste. Aunque sean las primeras letras!
Es que yo veo la estampa de los papeles que tren ustedes de la villa y es una gana de ler lo que dicen. de ver las figuras y entendelas leyendo. luego: Verdá qui hay una tierra que se Un dia de tantos, la lluvia que allí en La Balsa no se hace esperar cayó de mañanita persistente y neblinosa, empapando el bosque, los charrales. todo! soplando friolenta las carnes de los peones que, tiritando, acamparon en el corredor de mi casa Ramón y Dolores, paladeando un roncito que les brindó mi padre, conversaban, acuchillados animosos, de la chapia en el repasto, de la culebra Toboba que casi los pica debajo de un urrů.
del frijolar en purisco y del ar madillo que les fue. hable que te hable callaron de pronto al oir el fonógrafo que echaba un raudal de melodias, abriendo una sonrisa, se plantaron frente a la corneta descomunal, babeando el suelo, del gusto, con su machete al brazo y la alforjita de mecate al hombro.
Victoriano, después de pedirle a mi hermano unas revistas ilustradas se fué, bajo el agua menuda y seguidora, con la estampa de sus sueños bajo el brazo, avaro de aquello que por tanto tiempo le quemaba el corazón. Los her manos lo vieron alejarse y se co El tarambanas, siempre el mesmo. nu espera qu escampe: seguro se va a meter hora a la troja a dormise encima de los papeles que espía y no entiende, hacer garabatos con tizne en la paré. Ah manitico tan chancho! escupiendo ralo. Parque don Rafel los sirviera otro trago. es que la obsesión de Victoriano por leer y escribir lo llevaba padecer un suplicio frente al papel extraño, y por aquella mano torpe que se negaba a delinear las letras de las que ya tenia un reflejo y luchaba, a solas, por trasladar al papel, o a falta de éste, a la pared: a.
a. Nues asi. ni ansi. Mal haya sea. Gritaba, aventando el tizne al patio, pálido de angustia, dearon: 12 11 vrull, De Este documento espre eBbliotecas del Ministerio de Cultura y juventud, Costa Rica
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