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LA REPUBLICA Domingo 24 de Diclembre, 1951.
22 JIMMY Por FERNANDO DU RAN AYANEGUI (Un cuento amable es siempre un cuento de Navidad)
El negrito Jimmy tenia co nocimiento exacto de lo que él mismo era ca vaz de hacer En razón de ello jamás se die naba correr como lo hacian los demas limpiabotas. en busca de un cliente. Se sen taba sencillamente en un po yo del Porque Central y ahi con la gravedad y circuns.
pección de un iele tribal en Si trono, esperaba la llegada de los oficinistas, comercian tes y periodistas que prete.
Tian sus servicios a los de otros zagalejos. Con los ojos Inmensamente abiertos como faroles encendidos silbaba con tranquilidad la más re: ciente tonada. extraída de la radio o de los fonógrafos populares muy seguro de que hasta el llegarian en breve sus clientes habituales.
Jimmy conocía muy bien el olicio. Se las sabia todas Estaba correctamente infor.
mado de la opinión politica de todos y cada uno de sua favorecedores y se las agenciaba a las mil maravillas pa ra averiguar enseguida el de Dorte que más agradaban cada cliente nuevo, De tal manera que jamás hablaba un marchante de algo que le pudiese disgustar, sino que por el contrario a cada quien daba por buenas sus aficio nes, con lo que nadie acaba ba por salir descontento, Aquella mañana, el negri.
to Jimmy, una pelotita de can bon requemado provista de ojos. Se situó despreocupadamente en su dovo y se pu so a silbar. El cielo azul el aire frio de la mañana lo hacian respirar profunda mente, cual si quisiese me ter dentro de sus pulmones todo el aire de la atmósfera Muy temprano aún. apareció el primer cliente. Hizo su trabajo como le correspon dia a un lustrador de precio y después de recibir un par de monedas, falseó el agra decimiento. Thank you, míster.
Largo rato después vio acercarse a don Mauro. Sie jo y canoso periodista. exper to según decían en politica internacional. a quien solia limpiarle diariamente los zu Datos. Buenos días mister Sa ludó Jimmy Estas a punto. Listo. sir. Se sento a horcajadas enci ma del cajón, puso sobre la nos?
pierna uno de los zapatos ma rrones de don Mauro y comenzó a lustrarlo. Con la des treza propia de todo un en tendido, colmo de betún el cuero y después cepillo con energia hasta sacar los pri meros destellos, Sabia que la mayor alición de don Mau: ro era el futbol, por lo que intento meterle conversación hablando del último partido El periodista, sin embargo, no parecia interesarse aqui lla mañana por su deporte favorito, Bueno. vensó Jimmy, si el señor trae por dentro alguna molestia será mejor dejarlo con lo suyo y observó un silencio pleno de curiosidad. No vas a la escuela? preguntó el viejo de pronto No, mister. Si hay traba jo no hay escuela. Cuando fui a matricularme en la es cuela nocturna ya no habia lugar para mi. Tienes muchos herma. Muchos mister. Seis respondió Jimmy haciendo un ademán de disgusto y pensó. Parece que hoy el señor Se quiere enterar de mi vi da.
Reflexionó un instante a cabo del cual se dijo que si el cliente, deseaba saber de su vida, él carecía de razo nes para no complacerle. Des pués de todo ¿qué habría de perder hablando de sus coSas? Fue así como los zapatos de don Mauro crecierou inexplicablemente y al cabo de un cuarto de hora Jim.
my lo habia enterado de todas sus cuitas y todos sus secretos, Le contó como su pa.
dre, un negrazo vagabundo y buscapleitos había abando nado a su madre con siete hijos, de los cuales él era el mayor. Por eso explicó tengo que fajarme duro, porque si no. hizo un gesto bastan te expresivo con la boca y prosíguió. si do, mis hermanitos 110 comen. qué se ha hecho tu padre. indagó el cliente. Por ahí anda respon dió el interrogado con displi cencia De vez en cuando lo veo. Pero isabe. mister. le tengo miedo. Cuando vivia con nosotros me pegaba bas tante. vea, sir, no es que yo le de mucha importancia a los golpes; para eso llevo un pellejo bien duro. Lo que su cede es que me miraba.
con una cara! Fea, muy fea como la mia Se rio don Mauro. No se ría, sir. Esta vida que yo llevo no es muy bue na isabe? He pensado sobre esto. Yo pienso mucho, mis ter. Usted me ve aquí, dándo le al cepillo, pero cuando es toy callado pienso. pien So. creo que me voy a de dicar a otra cosa. Vas a dejar esto, enton ces. Ah, no! Eso sí que no mister, Lo que quiero decir es que necesito hacer algo ademas ¿comprende?
Después de un minuto de reflexión, dijo don Mauro. Tú sabes, Jimmy: que yo soy periodista Claro que lo sé. Yo sé bien lo que hacen todos los que vienen a conversar conmi 80. Muy bien. Te gustaría Ser colega mío, quiero decir trabajar en lo que trabajo yo. No, mister. Cómo voy a servir yo para escribir co sas. Vamos. No vas a empe zar por ahi. Puedes comer zar vendiendo periódicos por las tardes, después de que hayas hecho esto. No puede ser. aseguró Jimmy Para sacar veinte periódicos de los suyos hay que pagar antes tres ochenta sir. de dónde cojo yo tres ochenta?
De dónde habría de ser Jimmy, De lo que ganas lus trando calzado. Ah, sir. se lamento e negrito. Se ve que usted no conoce la vida dura. las dos de la tarde pasa por aqui mi hermana Eliza beth a ver cuánto he ganado para llevárselo a mi mamá yo. la verdad; se lo doy todo. No me queda para com prar sus periódicos com prende sir. Tres ochenta es mucha plata no es cierto. Asi parece. Sin embargo creo que debes intentarlo. dime. qué harás con lo que ganes vendiendo periódicos. No hablemos de eso, sir Todavía no sé si podré ganar algo con sus periódicos. Bueno. Supongamos que te ganas un buen poco de dinero. Qué harás con él. Sabe, sir? He pensado mucho sobre qué haria yo con algo más que nudiera ganar yo creo que lo guardaria para alustar veinticinco pesos o algo así. Veinticinco Desos! Va ya, me imagino que compra tlas muchas cosas con tanto dinero Ah. no sir. Todo lo que yo gano se lo doy a mi ma má, No tengo el corazón tan malo para gastarlo en otra cosa. Además, ya sé que Dios tiene unos ojos muy grandes que lo ven todo y si me dejo aunque sea un cin co. El me va a estar miran do. Eso si, quiero tener vein ticinco pesos para darle una sorpresa a mi mamá, Ella va a estar muy contenta si un dla yo le llevo todo ese mon tón de plata. Verdad. sir que veinticinco pesos es un montón de plata. Ya lo creo aseguro don Mauro para proponer gnseguida. Hagamos un trato. Jim my. Te doy en préstamo los tres ochenta y comienzas desde hoy a ganar tus veinti cinco pesos. Te parece blen. Ya lo creo, mister. Pero no veo por qué se tiene que molestar. No es molestia, Jimmy dijo don Mauro entregan dole el dinero. Thank you Sonrió Yim my abriendo una gran boca za debajo de sus dos ojog como faroles encendidos.
Durante varios dias. don Mauro vio con Satislac pa como Jimmy se dedicaba al atardecer, después de haber cumplido su labor de limpia botas, a la venta del periódi to. Por las mañanas mientras le limpiaba los zapatos, Jim my no mencionaba los resul tados económicos de su nuo va actividad, pero el viejo no necesitaba de comentario al guno para saberlo: según ha bia ido observando a través de la ventana que daba al despacho de pregoneros des de la oficina de redaccion cada dia era mayor el núme ro de elemplares que retira ba el limpiabotas. Por ahí do dulo que todo marchaba bien tarde pocos minutos antes de que se oyese el pregonar de los voceadores, llegó Jimmy a su oficina. Buenas tardes, mister saludo desde la puerta. Buenas tardes. Jimmy Entra. Qué te trae por aqui. se alegró don Mauro. Sabe, sir? Yo le debo a usted yn gran favor y vengo a pagarselo. Qué me cuenta. el es pecjalista en politica interna cional simuló sorprenderse. Asi es, sir enfatizó Jim my con orgullo, sacando alga del bolsillo trasero Aqui tiene sus tres ochenta. Ya Pude reunir los veinticinco pesos que queria regalarle a mi mamá. Se acuerda usted.
sir, de la sorpresa que peu saba darle?
En aquel instante, el viejo Columnista creyó ver el ros tro de Jimmy transfigurado.
como si en el cuerpecillo fla co de escasos doce años bri llage toda la energía y dispo sición de un hombre de trein ta. Lo recuerdo muy bien asintió al tiempo que reci bía el dinero. Pues esta noche, cuando llegue a la casa se la voy a dar. Tengo sobre eso cinco Desos para seguir vendiendo sus periódicos. La cuestión ¿verdad mister? es empezar de nuevo. Dine ¿Sabe alguien que tú has guardado todo ese di nero. Ah no! Me cuide muy bien de eso. Nadie lo sabe, Quiero decir. nadie que no sea usted y. mi herma na Liz. Se llama Elizabeth pero en casa le decimos Liz Es demasiado lista, mister me descubrió! Antenoche cuando todos estaban dormi dos, me puse a contar la pla ta sabe? Bueno, yo creia que todos estaban dormidos.
pero no fue así Yo la conta ba en silencio para que no se despertara alguno. De na da me valió comprende? Lia estaba bien despierta Yo la oi muy clarito cuando dijo. Ehhh. cyanta plata. LLL condenada: le dije yo. si no se calla le arranco los pa los. No cuento nada si me da un peso. me dijo ella. Qué hiciste entonces. pregunto dºn Mauro. La verdad, sir es que un Peso es mucha plata para dársela asi porque asi a una mocosa tan pequeña ¿no le parece. Le dije entonces. No le puede dar un peso.
Liz, Se lo juro Mañana le compro confites, si me Pro mete no decirselo a mamá para que quiere tanta pia ta. me preguntó la muy majadera. Para un regalo a mama contesté. Entonces ella me dijo: Mañana me da los confites. No voy a decir nada. Lo juró dos veces sa guidas y se durmió. Cumplirà ella?
Ya lo creo Si mi herma na Liz jura una cosa, la cum ple. Es de muy buena pas ta, como yo Claro que me costó una gran cantidad isabe. Dos reales de corti tes. Sabe cuántos contites se compran con dos reales?
Como cien. No exageres, hombre. Bueno, mister. Ponga usted que cincuenta. o veln te. o diez. De todas malie Tas, dos reales son mucha plata. Yo quiero decirle a u ted una cosa, mister. Estoy (PASA la Páx. 24) MINISTERIO DE TRABAJO PREVISION SOCIAL Que el mensaje de fraternidad que hace veinte siglos trajera al mundo el Redentor de la Humanidad, que en esta Navidad rememoramos, se proyecte como un propósito inquebrantable de comprensión y de armonía entre todos los hombres trabajadores o empresarios, en el surco, en el taller, en el aula, o en la oficina, para su propio bienestar, y para el mayor engrandecimiento de Costa Rica.
EL MINISTERIO DE TRABAJO PREVISION SOCIAL, al asi desearlo, hace llegar a todos los trabajadores y patronos del país, sus mejores votos por unas Pascuas y un Año Nuevo llenos de ventura y prosperidad, en unión de sus seres más queridos.
Diciembre 1961.
Enero 1962 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.

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