Guardar Descargar

Jueves 13 DE NOVIEMBRE DE 1919 EL HOMBRE LIBRE PAGINA 0000 DOO El Jueves de El Hombre Libre Los Ciegos Oo oo SELECCIONES ÉGLOGA TRAD, INTERPRET. DE MARQUINA ¡Alma mía, contemplalos! Son tristes, espantosos.
Vagamente ridículos, maniquíes siniestros, y, como los sonámbulos de la noche maestros, fijo, sabe Dios donde sus globos tenebrosos.
Sus ojos, donde falta la centella divida, como si se clavaran en lo lejano, al cielo miran siempre: jamás su cabeza se inclina con el peso de un sueño para buscar el suelo. atraviesan así lo negro ilimitado, hermanos del eterno silencio: arrebatado, joh ciudad! en lo rojo de tus siniestros fuegos, y en la gran baraúnda de tu placer cegado, įves? yo tamaién me arrastro, pero, más desdichado, me digo. Qué hallarán, en el Cielo, los ciegos?
De El Libro de un Poeta Recién Casado Por Juan Ramón Jiménez Cementerio en Broadway CARLOS BAUDELAIRE Herodiada FRAGMENTO. TRADUCCIÓN DE MARQUINA Publicamos hoy, para regalo de nuestro lettors, la belli Egloga del ilustre normande 080010 Enrique de Regnier, cuyo noberguid arte, turado de la aristocracia de Me y de s sontuosidades de los escritt glo XVIII ha venido preocupands Code hace 15 años, a la crítica de Francia. Mimbro de la Academia, desde 911, con él recogía la consagración oficial, todo un período de la Literatura francesa que se reputaba de extraordinario y desorientado.
TRAD. DE CORPUS BARGA Yo, Sátiro del río y Fauno de la mar, tombre y bestia, soy uno y diverso, a la par; y en la sombra dormida o en el alba despierta, Está tapiadio este breve camposan muertos, con tu iglesita de juguete, to abierto de la eiudad comercial, por cuyas campanas sueñan al lado de las a la onda y a la hoja está mi oído alerta.
y el viento, también doble, trae a mí, sucesivo las cuatro rápidas y constantes con cficinas que sitian tu paz, entre los currencias del elevado, el tranvía, el timbres, las bocinas, los silbatos y los el perfume de sal o el olor del cultivo, ya venga de la ola, ya de tierra en labranza; taxi y el subterráneo, que jamás le martillos de rem. chel. Mas lo puy per ulejo a mi voz, que va con la mudanza faltan a su silencio obstinado y pero, por pequeño que sea y por gue.
de las horas, mi canto pastoral o marino, queño. Un sin fin de rayos de fuga rraado que esté, es infinito; y sólo la ces cristales correspondidos, que a escasa hierva agriverde que los mueren la límpida aurora o al claror matutino, se afila en los cañizos, se infla en el caracol; nuncian con letras de oro y negro tos de otro tiempo brotan, y nna úni.
de la corteza de árbol me place hacer el rol todos los and Cºde Nueva York, ca florecita roja que el sol, cayéndose, que marca la crecida o el subir la marea hieren, con la movible alquimia del exalta sobre una losa, colman de poeAl altar de Ne, tuno, ante el altar de Rhea, sol último, recogido interminable y sia csta hora terrible de las cinco, y en of enda a los dioses, con un colto imparcial, variadamente en sus conincidencias, hacen del cementerio un único herllevé el alga oceánica o la caña fluvial, las espaldas y los hombros de las tu man gemelo del ocaso inmenso, porque yo fui a la vez, por un doblado empen, bas viejas, cuya piedra renegrida y transparente y silencioso, de cuya Satiro de la playa y Fauno ribereño.
polvorienta tiñe, aquí y allá, de hermosura sin fin queda la ciudad Mas, desde hace algún tiempo, dejé la tie ra llana, color de corazón. Pobre pozo de viva desterra la, el establo, el huerto, el jardín, la fontana; no me verás mirar ya bajo el azul puro, Mediodía la hierba que se abre y el trigo madu o; no; tendido en la playa donde el sol se refleja, Rompe la proa, en cabecer gentil, El mar entero es un derroche de seco mi pelo rojo en la arena bermeja, y al enredarle el viento de la orilla soplada, el agua, azul, carmín, morada a un fuerza, de gracia y de armonía. Las mi toisón queda amargo y mi barba es salada, tiempo e inmensamente, y el agua se olas ensayan toda su gama en simuque antes les pe fum bin frutos y mieles finas.
rebela contra ella y le gruñe y le ara lacro mágico. Galopan como potros, Mi pezuña pisaba los terrones y chinas, ña, engalanándola de una leonada se derraman como arbustos, ecen ahora da en dura roca, la despunta el guijarro blanca y altiva le espumas de armi como montañas, se dilatan como vade espuma y no de leche llenaría mi jarro; ño. Al caer de espaldas el agua, las lles, y tien y lloras, y lo dicen todo y dejé, ya ves, las Ninfas de esas aguas gustosas, espumas se tienden, verdes, florecien. se callan de pronto, y viven del cielo que lentamente al hilo de las hierbas musgosas do los flancos del barco con su derro y lo matin, y se vistes de brocados dan a los arroyuelos, donde amor viene a nientes, ta hervorosa y voluble. Vencidas, lo y tisúe y se desnudan del todo.
sus cabellos tendidos, sus cuerpos transparentes.
acarieian aun un punto, despidiéndo La sugestión del agua humanizada ¡Y que otro, si le placen, con ellas se las haya!
lo, y se quedan, al fin, dejadas, olvi es evidente. De tal modo llama su No habrá dormido, pienso, como yo en la playa, dadas ya de él, jugando con ellas oculta belleza, que con sólo decirle el brazo con el brazo, la boca con la boca, el pecho mismas, sin nieve ya, cual en agos a nuestra alma. Vente. s: la lleva. con el pecho, de una líquida malaquita ideal, musi. el cuerpo, entonces persuasivo, desnudo al sol, con la Sirena, en un abrazo estrecho.
cal más que pictórica, que Verlaine, arrastra al alma mareada, con un gran Viede. Ya está aqui y ya la siento Debussy y Dulac, unilos, tal vez so. e fuerzo delicadísimo, de la borda al cantar. Vetc! Huiría al momento.
ñaran sin acierto; inimaginable. camarote.
Escóndete en la roca, detrás, sin hacer ruido; es una buena gruta para estar escondido.
Iris de la Tarde Sin que puedas ser visto, de lejos nos verás y acaso, Pascante, desde ahí oirás, Finamente, cada cima ce ola, al puesto, el mito de la sirena, como entre el ronco suspiro de la mar cuando ama, a la uña del chivo en la gtapa de escama!
congregar su espuma, exalta, como una realidad perfecta. No sabe el una plumilla de colores, un br. ve cuerpo qu es ello; sólo sabe que el HENRI DE RÉGNIER arco iris. El mar entero está ya lleno atractivo de lı ola engalanada es cosa de arco iris, que le sueñan como una infantil que va para mujer y que se De Una Villa Romana música ideal a su dilatado rumor de concierta maravillosamente con la hierro. Son estas gráciles luces de delgadez, la ternura y la figura de la Ramón de Basterra es un fresco portacolores como un pensamiento de cada hora delicada.
lia de la España nueva, en quien se adivinan ola, concertados por la unanimidad amables surgerencias de más de un lirico de de su armonía.
Por dentro, al reflejarse estos iris Francia. Con Mauricio Bacarisse, Francisco Picón, José Mºde Segarra, Tomás de MoraAlgo que no es agua sale del mar, multiformes en el alma, triste por nales, Toires Ruiz y Sanchez Mazas, ha llevado con tales iris, algo que nos conduce, da y por siempre el corazón recoge al verso español, en los últimos dias, un grave de rosa en pájaro, a esa estrell: na su color como un canto perfumado; y soplo de honda y de palpinante sinceridad.
ciente de la tarde. Nuestros ojos quie se hace allí, en el fondo de su pasión ren adivinar qué misterio es éste, que inmensa, una imagen de lo externo, VI así persuade al alma, pero no lo con en la que la ola tiene una correspon.
siguen y se cierran una vez y otra, dencia entrañable, y la espuma y el En el jardín de boj no hay una flor: en un naufragio constante de belleza, iris una adoración imitativa de cariBoscajes geométricos, cortinas Surge por vez primera en mí, y en su cias y suspiros.
De olivos, con el ruiseñor.
Soledades divinas! los bustos albean en el muro, Pecho con clámide y preclára testa.
Ahora, al tendernos a dormir la siesta, Pongamos la Enseñanza de Epicuro Si tú hubieras dicho: Sobre este roto capitel. Qué fiesta. Viviré como la Onda; Ver en la hierba el bello mármol purol Seré perfume y garra; recorreré los Mures, y en la propicia arena desceñiré mi blonda, y, fina araña de oro, beberé lentamente Aquí nay un alma en esta esquina.
la sangre de tus lebios, que cual llamas ansiosas ¡Cual es de amable y cristalina!
Se eleva a veces toda entera, seguirán locamente la fuga de su esencia por grietas misteriosas.
Como quien reza, cree y espera, Casi no se oye su murmullo; Pero nada dijiste.
De agua es su tallo y su capullo.
Tu mano venturosa Pero luego soplan las brisas y clara como tus ojos estuvo siempe llena se desperla como en risas.
de inefables caricias, y tu voz melodiosa En ansias y divagaciones, mi corazón colmaba de plenitud serena.
Al paso de las tentacione. mi lado sonrías. y mis sienes, ufana, Vuelve a si, en el recogimiento, en tu seno arrollaste con canciones tanquilas Apenas para el diablo viento.
y el día en que te abracé y te dije (Hermana!
Tu eres un alma en esta esquina, dos lágrimas jugaban de amor en tus pupilas!
Surtidor de agua cantarinal GARCÍA SOLANO RAMON DE BASTERRA 0000000 non coc0000000 0000 Villa Muti. Julio, 1919. Cuando la nodriza, averiguando que ningún hombre ha poseído jamás a su señora, considera initil su bellesa, responde ésta. HOO HERODIADA ¡Sí; sólo para mí frezco, de olada!
Vosotros lo sabéis, jardines de amatista, sa bios abismos donde se deshace la vista en un desvanecimiento sin fia! Calientes oros, que agazapáis vuestras luces ardientes bajo el sueño letal de las tierras primeras, piedras que dais luz suave a mis pupilas fieras, metales donde torna mi cabello de rizos el esplendor fatal de sus bucles macizos. Sí; sólo para mi florezco desolada. Tú, mujer sibilioa, de maligna mirada, no lo mientes al hombre! Jamás de entre mis velos acre aroma excitante de feroces anhelospara él de mis alburas saldrá la exhalación Jamás! Si un di. el aire tibio en u vibración que, esencialmente, a todo desvelamiesto ayuda, me ve, igual que los astros, ofrecerme desnuda, moriré! Amo el horror de ser virgen, y quiero en los hondos espejos, asustarme del fiero casco de mis cabellos sobre mi desnudez, itemblar sola, en el pánico de aquella lobreguez. Yo quiero por las noches, en mi alcoba apartada, reptil inviolado, por mi piel nc tocada, sentir el lengüetazo de tu fosforescencia joh luna. moribunda en tu casta demencia, Tu hermana solitaria joh hermana mí fiel!
mi quimera satánica se sume en ti: ya soy, como tú, un vago ensueño, por doquiera que voy.
Me creo solo en esta vulgar monotonía, y todo, en torno mío, vive en la idolatría de un espejo que copia en su calma obsedante a Herodiada y su fria mirada de diamante. Oh, suprema delicia. Oh, qué vida. Estoy sola.
NODRIZA (Con solicitud, acercándose. Vais a morir, a nor, hija mía?
HERODIADA. Se istcorpora, rechasándola. Estoy sola!
Ve tranquila, y al aire dime adiós con las manos y cierrime al pasar esas grandes ventanas, que el ceráfico azul soorie en sus vidrieras y yo lo odio, al azul. Unas alas viajeras me exaltan. Oh país que a lo lejos te pierdes, cuyo cielo siniestro tiene las tintas verdes de los ojos de Venus, a la tarde ca las selvas!
Oh, yo quiero pisarte. la nodrisa, con imperio. ahora vete y no vuelvas.
Da luz a mis antorchas, cuyas labradas ceras lloran entre oro vano lágrimas extranjeras, y.
NODRIZA. Qué más quieres?
HERODIADA. Nada. Sale la nodrisa)
HERODIADA. Al quedarse sola. Oh, mientes, flor desnuda de mil labios. Oh, mien es, angustia mía cruda!
Qu ero más.
Quiero algo de algo desconocido.
Tal vez llego al umbral del misterio temido.
Del collar de mi infancia y sus calmas remotas, tal vez hoy se separan todas las piedras rotas.
STEPHANE MALLARMÉ 0000000000000 00000 OJO0000 2000 00 000085 000 00 De Briznas, Elitros.
VII Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica