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EL TIEMPO El Tiempo ENÍ yo gre los de oid, que raro. Ah!
LOS DOMINGOS DE Rfo una hora antes de la cita, tan gratos las mujeres.
estaba yo ya en el callejón de honradas demasiado tiempo uno de los barrios más excén sabéis lo que hizo? Pasó la tricos de la ciudad, estudiando pieza contigua y conduciéndoDIRECTOR si los adoquines estaban bien me de la mano me presentó TACTO CASTRO nivelados y si las aceras co dos pequeñuelos graciosos y rrían en líneas paralelas.
bellos como dos amorcillos; De este modo pude ver al tuvo el valor de presentarme honrado marido con su cara los mi, su amante, al laDOMINGO 10 DE JUNIO DE 1900 bondadosa y enjuta por el tra drón de honra del padre y de bajo excesivo y descolorido por los hijos mismos, diciéndome: la mefítica respiración del ofi. Mira qué graciosos son: MI PRIMERA VILEZA cio y acaso por las privaciones acaricialos. vosotros, añaLlevaba un cartapacio bajo el dió dirigiéndose los niños, explicaba el profesor. Era que bien que decía yo con brazo y sobre los hombros un preguntadle por la salud este había obtenido yo un gran acento de santo horror y cierta capote demasiado lijero en ver caballero.
triunfo reticencia.
y se sabía ¡vaya si se dad veinte años, para la crudeza de la es ¡Oh caros recuerdos de mi y me bullían sabía! Mi reserva de veinte. Una mujer!
tación, y desapareció sereno, infancia. Oh santa imagen de en la san años lo había hecho destilar bien, sí.
tranquilo, confiado, como quien mi buena madre que tan oporpor todos los poros, y tanto. Qué importa? La vere va cumplir con un deber, tunamente os presentásteis seos de había callado, que creo lo su mos.
mientras iba yo calentarme mí en aquel momento. Oh una juvenpiera hasta el caballo de bron tud andaz y No de otro modo que Ricará su hogar, robarle su felici sentimiento generoso de un fuerte: moce de la plaza de San Carlos. do, cuando echa atrás al duque dad y echar una mancha in corazón juvenil. Voz del ho.
vían mi áni En efecto, había obtenido un de Ruan, interpángome entre deleble en su honra.
nor, espíritu ingénuo que sur mo ímpetus triunfo singular, poco común la vedada puerta y el amigo Heroica hazaña!
gistes en mí, matando de un veinte años: había conquistado en actitud de avanzar.
vibraban vigoroY allá arriba me esperaban sentidos! yo os bendigo, pues solo golpe el ímpetu de los generosos y samente en mi corazón las cuer una mujer casada. Por caridad. atrás! las coronas de laurely rosa.
me sugeristeis la suprema vidas de la fe y del amor. Comprendéis bien toda la Bah. Para una mujer! un pecho enardecido de amor. leza de huir del precipicio, por Tenía veinte años y, importancia que tiene la con replica el otro con el tono des dos brazos dispuestos estre. que en efecto huí de aquella es chusco, tenían también vein quista de una casada para un pectivo de quien estuviera acharme el tiempo de la volup tentación bajando las escaleras te años mis coetáneos: lo que imberbe de veinte años? Es costumbrado a tener en el bol tad, dos labios ardientes, dos saltos como si el marido me caso quiere decir que a todos nosocomo las moscas sillo una docena de mujeres. ojos provocativos. Para au persiguiera.
blancas. en verdad quién tros nos enardecía la sangre y En esta oportunidad, añadí mentar el ardor de mi sangre Sí, yo, el conquistador, yo es la mujer para la cual virtud yo con expresión de terror y juvenil. que por cierto no neel celebrado entre mis amigos, abrillantaba los ojos una exhues casi siempre sinónimo de de misterio. cesitaba estímulo, había se yo, que aunque tan mozo, era berancia de vida.
circunspección, que ponga su. Casada!
puesto ella un vestido que pa ya la envidia de mis coetáneos Cuando nos encontrábamos mayor secreto discreción de recía hecho exprofeso para rey ya saboreaba los triunfos reen el café, en el paseo, en el un mozalbete inexperto, locuaz (Tableau)
velar los misterios que gene servados sólo al hombre hecho; teatro, teníamos todos aire de y jactancioso? Las mujeres saIII ralmente los vestidos cubren y yo el adelantado terror de los triunfadores. Entonces una aben muy bien lo que se hacen, deben cubrir maridos, ahora ante dos cabeventura callejera se tomaba por Desde el día aquel en que y aunque en su corazón deseen mientras la impaciencia me citas rubias, inocentes, angeliuna conquista; la condescenla fruta verde, se guardan bien recibí la visita de mi amigo tu impulsaba omitir preliminares cales, tuve la vileza de huír.
dencia de una moza de servive ya la frente ceñida de una de cogerla, prefiriendo ahondar ella, sin duda por poner un ¡Ay. Ojalá hubiera sido cio era un acontecimiento; la aurrola de superioridad entre obstáculo entre el deseo y el mirada de una doncella cazadoen la meditación con el padre mis compañeros, quedando es placer para que mi impaciencia siempre tan vil después en los confesor, reservado malos de mi vida!
pasos ra de maridos nos suministraba unida luego con el delirio es.
tablecida mi reputación dad; prolongar la consulta tallara en uno de esos ímpetus Guillermo GPPJS los hilos de una novela complecon el médico de casa, un poco ta que nos hacía soñar con los brutal, si se quiere, pero reser Una mujer casada, sí, un ojos abiertos y suspirar detrás vado de la luna. estas conquis sarse por los lances de algún principio en por oficio; bien intere gran triunfo, que había tenido un ómnibus de tas, estos acontecimientos, esUENTA la tradición que allá en los siglos aventurero entrado en años, Borgomobo. el vehículo habi tas novelas eran referidos en de duendes y vestiglos, un poco indolente y lento, pero tual de mis rápidas conquistas: dulce intimidad, en la cual el y en un bosque frondoso y muy espeso reservado también por expe una mirada seductora, un apre.
se elevaba un gigante, chiste alegre se confundía con riencia.
tón de rodillas, una frase intenfornido y arrogante, el choque de los cristalinos vaUna vez un amigo mío vino cionada y las señas obtenidas. feroz, altivo y tieso sos, y la confidencia sentimená visitarme y llamó hasta seis Aquella tarde, sinembargo, me sobre un hermoso pedestal de yeso.
tal se mezclaba extrañamente No había criatura veces mi puerta. Yo, des había engañado: no era con la confesión desnuda lique, al mirarle, aun de lejos no temblara pués de haberlo hecho esperar de las acostumbradas. Era de miedo, al ver la furibunda cara bre; y todo era razón de interés de risa conmoción franca abrirle con gran circunspec sada, una de las que pertenebuen espacio en el rellano, fuí verdaderamente una mujer cade aquella monstruosísima figura.
Pero un día, por fin unos rapaces y sincera, como el Chianti que ción y lo recibí en la antesala se fueron acercando él cen la clase llamada honesta. poco poco; en la edad prehistórica venía aún de los montes tusculanos, riedad.
con cierta expresión de contray, como siempre suele haber un loco, Sea que se prendara de la este loco animaba sus secuaces.
Mi alojamiento de esno como en estos tiempos en buena salud que sonrosa a mis tudiante, como habréis supues mejillas, sea que la elegancia. Qué apostamos (decía aquella pieza)
que la hidráulica ha hecho taná que le salto un ojo de un cantazo?
to, no tenía muchos salones detos progresos, de las colinas trás de la antesala; sólo se comde mi traje le inspirara la es. Lanzó la piedra sacudiendo el brazo de Chieri.
peranza de algún agasajo el y le rompió al gigante la cabeza.
ponía de un gabinete de estuBrava acción de un muñeco. saldo de alguna cuenta hecha II dio y una alcoba.
Con mi reTodos los concurrentes se reían espaldas del marido, modesy más cuando el gigante, que veían, En aquel tiempo había ad cibimiento frío y reservado to empleado de ferrocarriles, sólo era de cartón y estaba hueco.
quirido yo cierta superioridad quería dar a entender mi ello es lo cierto que corresponEntonces todos juntos entre mis colegas coetáneos: amigo que tanto más agrade dió mis audaces declaracio se sublevaron, ahuyentando el miedo; no lo confesaban de palabra, cería su visita, cuanto menos la nes con una cita para vernos sitiaron al giga pero lo dejaban comprender en prolongara.
en otra parte.
por diferentes puntos, sus maneras casi respetuosas y como el otro alzaba la voz, Las relaciones duraban ya y empezaron con tal furia y denuedo, que pedradas le hundieron al instante.
en la deferencia con que me le impuse yo silencio con esta algunos días, cuando ella toCuántos hombres que están en las alturas trataban. Para ellos tenía has expresiva y sospechosa inter mándolas ya gusto, se atrevió endiosados por ese vulgo necio, ta autoridad, y así, cuando yo jección: darme cita en su casa, una suenan hueco y son simples figuras hablaba se guardaba más side las horas de obligada ausenque, al caer van hundirse en el desprecio!
lencio que en el aula cuando Ah. Pícaro. Una mujer! cia del marido. SALAZAR.
por necesiEl gigante de cartón una. Schit!
BAZAR DEL Renovación constante de sombreros de pita del Ecuador, los que se venden precios muy reducidos OS CONVENCERÉIS. PROPIETARIO, JOSE ESQUIVEL, Corresponsal de una casa fuerte del Ecuador.
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