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Miércoles 22 de Enero de 1930 EL Página Página Literaria y Científica CUENTOS BREVES DE VIAJE EL ENFERMO DALILA Ave de paso, Historia del ave única fugaz viajera desconocida: fué sólo un sueño, sólo un capricho, sólo un acaso. Continuación) Dile a tu ama, que si cree duró no instante, e los que llenan toda una vida.
que Sansón le es fiel, está Alirse el último forastero, En sn piel, que parecía Profusión de aromas hace equivocada; por Dagón, te el pueblo gaedó como sin verdosa, el baen sol fué po No era la gloria del paganismo, la atmósfera de la cámara juro que le hace traición.
alma. Ya en los crepúscu niendo marcas broncineas y no era el amante de la hermosura plástica y recia: de una pesadez enervante y los vespertinos Do se escu rosadas que acasabaa riqueza era algo vago, pube de incienso, luz de idealismo.
deliciosa. Cuando no viene aquí, chan las músicas de las vital; sus pupilas opacas No era la Grecia, visita a Sua, que habita en pianolas, oi las voces ncas parecían ir adgaireado len era la Roma del cristianismo!
Dalila, recostada su cabe Gaza.
de los granófonos que sa tamente la verde vivacidad za sobre el pecho de Sansón, lían por las ventanas de los de las aguas del mar beridas Al redor era de sus dosojos job que ojos esos!
dicele a la vez que lo acari Dijo, y rompiéndole el chalets divirtiendo los ocios por la luz.
que las facciones de su semblante desvanecidas cia.
tápiz, que según tus órdenes de la colonia veraneante. La sonrisa iba ganando fingian trazos de no pincel tenue, mojado en besos, no quice recibir, se alejó fuYa sólo se escuchan en la en sus labios al rictus amarrediviviendo sueños pasados y glorias idas. Oh mi amado. Por rioso.
paz del anochecer. bajo el go que antes los contraía.
qué tardaste tante en venir?
cielo combo y, bso que. Martina. tu lado Ida es la gloria de sus encantos, Mi alma y mi cuerpo te esFruncido el arco perfecto siempre llora, la canción resucitol. le dijo un día el pasado el sueño de su sonrisa.
peraban, en la noche, arru de sus ojos, Dalila la oyó manorrítmica que entonan huésped.
Yo lentamente sigo la ruta de mis quebrantos; llada por las tranquilas sin interrumpirla; luego dilos mazos férreos en la fra ella sonrió orgullosa y ella a fugado como un perfume sobre una brisa! aguas del Sorec que se desli jo: gua de Juanchu.
encendida, más que cuando sa bajo mi ventana, desperYa sólo las barcas grises en las tardes de fiesta los Quizás ya nunca nos encontremos; tábame, y te buscaba a mi Si es cierto que corresde los pescadores y sus ca mozos le disparaban madriquizás ya nunca veré a mi errante desconocida; lado. Pero no estabas; sólo ponde a mi amor con una potes embreados y sus redes gales.
gnizás la miswa barca de amores empujaremos, las mantas sentían el fuego traición, pobre de él; mi de acre olor decoran en el El cielo cambió su rútilo el ano na lato y el otro al otro, como dos remos, de mi cuerpo apsioso de ca venganza lo alcanzará.
alba el paisaje marítimo. azul por un velo cárdeno toda la vida bogando juntos y separados toda la vida. ricias; perfumaba mi tálamo Martina, la rapaza de me que goteaba implacable.
en espera tuya, y no vepías.
Una vez en su aposento, jillas sonrosadas, contempla, En la montaña, el viento Santos CHOCANO Huías de mí sin saberlo. oh llamó a un esclavo, con el desde la salida del pueblo, batió rudamente, y el mar mi amado. cómo eres bello; cual estuvo hablando largo la marcha del último vera ragió ya con su «voz de incómo he ansiado tus besos Tao neante.
vierpo, terrible y ronca.
en las noches quietas, perEs el muchacho que con Empezó la desbandada de fumadas por los nardos y los Al día siguiente volvió el rostro triste, la mirada veraneantes. aquel día, lirios.
éste, e inclinándose frente a dulce y el aden án suave al fiu, partía el señorito.
Dalila, la dijo: vino al empezar la primave Martina, a la salida del sus palabras murieron Ta. Eufermo de ciudad, pueblo, veía alejarse el ca Tenía toda la gama de co la serpiente: en los labios del amado, que. Ciertas son tus sospehastiado de la vida parecía. rruaje en que el marchaba a lores en sus plumas brillan. Me pareces demasiado en ellos bebió con ansia el chas, señora: el judió visita Sus pupilas tenían una opa la lejana estación.
tes, la cabeza alta y peque rara.
insaciable deseo que la con a Sua, bella cortesana de cidad de muerte, y en su Sentíase triste la rapaza. fia, el pico corto y rojo, los el mono: sumía.
Gaza.
rostro magro la piel aparecía Aún le parecía sentir en su ojos dorados, las patas níti. Te encuentro excesivacetrina y marchita.
mejilla la quemazón del be das y delgadas, el cuerpo mente ágil. Oh rosa del Sorec. Las facciones contraídas En casa de Martina enso que él le dió, en desped breve y la cola larguísima, el pelícano: jamada inía, hermosa mial de la cortesana respiraban contró el enfermo alojamien da, delante de su madre. rizada y mjestuosa. Cuan. Vuelas demasiado.
odio; un odio mortal, implato cómodo. Lenó la mesa Señor. Era tan poco y do recibía los rayos del sol, el loro: Tu perfume, me embriaga cable; con un gesto despidió de la alcoba cuyas ropas tan ninal el ave brillaba intensamen. Tienes poca seriedad. sumiéndome en un mar de al esclavo murmurando.
olían bravamente a manza Martina olía al mismo te, y cuando, extendidas las El ave única, tras de oír delicias insoñadas; tus ojos, nas. de frascos de Tara perfume que él asaba, y lle alas por el gallardo vaelo, la opinión de los habitantes lagos de misterio, cuyas ri Cara me pagarás tu hechara y misteriosos con vaba al cuello un pañuelo dominaba los llanos, los ríos de la selva, elevóse y voló beras limitan tus párpados sabes de lo que es capaz una traición, perro infiel; tú no tenidos.
de seda que el huésped ha y las montañas, era como muy alto, cercana al cielo, admirables; me incitan a filistea.
Bajaba a la playa con los bía usado.
una pavesa encendida aún y como si quisiera prenderse hundir en ellos mi alma.
tolsillos Lenos de pócimas, le veia partir. El ca arrebatada por el viento. en el sol. estaba llena de y unas a gotas, otras a cu rricoche, que se alejaba, era No existía otra igual a tristeza. Cuando sintió ren Tus labios, borde grana charadas, se las iba bebiendo ya apenas un punto negro ella. Era o el último ejem didas sus alas, torno a la de una ánfora de placer. Oh mi amado! Por qué lentamente.
en el blanco camino, sobre plar de una raza desapareci tierra y un árbol le sirvió de brindan un vino, único en me ocultas el secreto en el Martina y su madre. se el que se desvanecía la tar da o el primero de una que refugio durante la noche. las viñas de Jehová; tu cual reside tu fuerza? No admiraban del raro huésped de. Lloraba el el cielo, im se creaba entonces (que so Con el día, el ave rara vió cuerpo, de formas divinas eres mío y no soy toda tuya?
que pagaba bieu estancia y placable.
lamente Alah conoce suis de a un hombre que caminaba exhala aromas enloquecedoMi amor para contigo es yantar, y sólo bebía, espa Martina sentía una dulce signios y el porqué de ellos. cbservando atentamente tofuerte como la muerte; las res.
ciadamente, grandes vasos congoja apretarle el CO El ave única, viendo un do: las plantas, las piedras, aguas de todos los ríos no de leche.
razón.
día reflejado su cuerpo en los animales. Y, sintiendo ¡Oh mi amada. la más apagarán el fuego de mi Hizo la moza cuestión de hecha mujer la rapaza las aguas de un lago, se ad renacer sus esperanzas, el hermosa entre las doncellas; amor; amado mío, abrazanie hopra que el enfermo comie por el milagro de la emo virtió hermosa, esponjó las ave gritó al caminante: dame tus labios para aplacar y pone junto a tu corazón; ra como ellas. Rarecíales ción, pensó: plumas con orgullo y sintió Detente y dime si te mi sed; dane tu cuerpo para así, ahora bésame, acaríciauna ofensa aquella abstinen. Parece que se va un nacer dentro de sí un vivo parezco hermosa!
saciar en sus perfecciones me, pues soy toda tuya, así cia que le hacía desdeñar los hijo wío!
deseo de ser admirada.
El hombre la contempló las ansias de mi amor.
como tú eres mío.
más sabrosos guisos campe orgullosameute imagi Vencida por este afán, el y dijo entusiasmado: le ofrecía su boca y su sinos, los pescados más es nó que si su cuidado le dio ave emprendió el vuelo sin Oh! Eres el ave más la besaba y la acaricia.
cogidos y raros.
cuerpo, vibrando toda ella salud, de ella era, como por direction fija. Fué a des bella que he visto! iJamás ba, vencido por el deseo. Señor, Señor! Era po ella vuelto a crear y resuci. cender es una selva virgen creí que Alalı hubiera derramientras que ella, cual lirió de pasión.
sible que un hombre, en la tado, aquel huéped que se llena de animales y esperó mado tanta belleza en un que se desmaya, se abando Díme, joh mi amado! diflor de su vida, comiese tal alejaba.
a que el asombro de todos pájaro. naba con incitante langui me cómo puedes ser un niño Martina sintió dez en sus brazos.
que un pajarín?. Se lamense manifestara. Pero los El ave, fascinada por los en mis brazos, cual soy yo taba la rapaza.
lágrimas le escocían temblo habitantes de la selva no se elogios, descendió del árbol Dulcemente se extinguió en los tuyos, dimelo, duefio mimosa, con terpura rosas entre los párpados.
mío?
asombraron por la belleza y se acercó al hombre de tal la luz en los pebeteros, a la materna, jugaba a incitar al. Señorito Angell mar del ave única, que, después modo que éste no tuvo más vez que la luna desaparecía Hermosa entre las hermodesganado.
muro para su corazón. de lucir el torpasol de sus que alargar la mano para tras una nube, envolviendo sa eres tú, flor del Sorec; a Volvió la vista al pueblo. plumas y la agilidad de su aprisionarla.
la noche con su manto de los quince días de estus deseos no se puede opoLo vio como nunca: feo, sittancia logró hacerle cener cuerpo, fué preguntando. Dime otra vez que te sombras aquel cuadro de ner más mi voluntad; oye, unos bocados; mes y medio cio, gris. Pues no estaba uno por uno, a todos los ani parezco hermosa como nin amor.
ya que tanto ansias saberlo, lloviendo? No había notado males que parecer les mere guna demandó.
después, el señorito devoracomo puede ser inutilizado.
balos guisotes que ella basta este instante que no cía.
Abrigaba la esperanY el hombre repitió los Nunca a mi cabeza llegó nahabía sol y todo estabaza de que los elogio no hu elogios y, siempre con el ave En el baño, sobre un trí misma, con sus manos hatriste.
biesen brotado por cortedad asida, comenzó a audar. pošle, la cortesana se entre vaja alguna; si fuere rapado, mi fuerza se apartaría de cerdosas, le preparaba.
Como el corazón de la ray que, ahora, ante el acica Cuando llegaron a una ciu ga a los cuidados de Baara, mí, y seré cual débil niño Fueron arrinconándose, paza, que sentia majer, te de la pregunta, fluyesen dad, el hombre entró en una que unge su cuerpo de raen tus brazos.
olvidados, los frascos de rara con una pena misteriosa tumultuosos.
casa y encerró el ave única diosa belleza con finos aroforma y contenido misterio muy grande y muy honda dijo el león: mas.
en una jaula.
Oíale con pérfida y disiso. El convaleciente renacía de mujer. Me pareces muy delga fué así como castigo Señora, Eliab ha vuel mulada alegria a la cortesaa la vida. Nadaba vigoro Inclinó la cabeza y hechó da.
Alah en aquel pájaro el or to otra vez, y te ha traído na; su mirada de voluptuosa samente al amanecer, se pa a andar despacio, cavilosa, el elefante: gullo y el deseo de elogios uu rico tápiz, diciendo que que era, tórnose sombría.
saba en la mantaña todo el como cumpliendo una peni. Me pareces muy pequepor la belleza que a El sola deseaba verte; le he respondía, y en el véspero retorna tencia.
mente se lo debe.
dido como siempre, dicién. Continuará)
ba rendido hambriento dole que no puedes recibircomo un lobo.
JUAN FERRAGUT Eres inofensiva.
José SANTUGINI lo; se enfureció y me dijo: RADAMENTO que dos fia. el tigre: Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.
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