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SA 28 LOS BENEFICIADORES DEL JOSE Interesante encuentro de MATCH SCHMELING BAER foot ball en la sabana Apd 29 EL Hoy a las cinco de la manaua, en la cancha de la Libertad, en la Sabana se efectuó el juego revancha entre la Selección TIENDAS MADRI GAL y el equipo COMPETIDORA.
EI equipo COMPETIDORA haciendo gala de su magmifica combinación ly maravilloso conjunto dominó ampliamente a la selección TIENDAS MADRIGAL pesar del juego brusco empleado por la Selección, Los valientes muchachos del COMPETIDORA haciendo fi.
ligranas y jugando una barba.
ridad movieron por tres veces el marcador, la selección pudo anotar nada más que una vez gracias a la magnífica defensa presentada por el COMPETIDORA.
El ataque del COMPETIDORA se destacó por su preciosa combinación y conjunto. Los equipos alinearon así: Selección TIENDAS MADRIGAL Rafael Arguedas, Otto Madrigal, Ricardo Madrigal, Víetor Mora, Bruno, Pajarito, Mora, Miguel Fiatt, Antonio Soler, Ricardo Rechi y Adrián Castro, COMPETIDORA Elias Castro, Julio Castro, Luis Mo.
ya, Gabú Broutin, Nicolás Marín, Gilbert de la Carlos Díaz, Fernando Díaz, Víctor Cuesta, Efraim Ullo y Luis Felicitamos muy calurosamen te al equipo COMPÉTIDORA por su magnifico triunfo obtenido esta mañana y no dudamos que sabrá mantener su supremacía en los campos del deporte.
De juez actuó el joven José Maria Chinchilla.
Jack Dempsey, manager y promotor a la vez de los contendores y del encuentro entre el alemán Max Schmeling y el ealiforniano Max Baer, va a ver se en situación delicada si es que quiere sacar provecho él y su comanditario Jerry Utley de una pelea algo más que cara.
En efecto, antes de que los organizadores obtengan un centavo de beneficio, han de ser pagados: el cincuenta por ciento de las entradas globales, importe de la bolsa de ambos boxeadores; el cinco por ciento al propietario del estadio en que la pelea tendrá lugar; el diez por ciento para el Fondo destinado a la Curación y Prevención del Cáncer; las tasas e impuestos y los gastos de organización, y finalmente la priuna de manager que corresponde sólo a Dempsey. Esto es, que los gastos en total requiel en una entrada minima de cuatrocientos mil dólares (un millón trescientos y tantos mil pesos de nuestra moneda al cambio actual. para que no esté en pérdidas la sociedad Dempsey Utley.
La opinión general predomimente entre los entendidos es la de que el total de las entradas no puede sobrepasar de doscientos cincuenta a trescientos mil dólares. Dempsey, sin embargo, confía en cubrir ampliamente los gastos, y a los fines de promover el interés público ha contratado un par de expertos de publicidad que en estas visperas del combate, a realizarse a principios de junio, remueven cielo y tierra.
Quizá esté el viejo Jack en lo cierto, contando como cuenta con un factor importante: la popula ridad de Schmeling entre la afición, que reacciona así contra lo que aprecia la injusticia de Thaberle otorgado el campeonato a Sharkey, y la curiosidad por saber hasta el punto que pueda llegar el formidable pegador que es Baer.
WE 10 h: sider zació de desp do el tep gran de ción rado de trol men tado kult Pres HOTEL PENSION ITALIANA saciones de la profesión como en tu match de Jersey City contra Dempsey, Georges. Si. agregó una de las sehoras, eran tus hermosos tiempos. Bastaba en Europa anunciar que pelearias, sin nombrar al adversario, para que la la fuese un lleno.
Lástima que no sean tus métodos los seguidos hoy. agregó un tercero. No sé qué es lo que sucede. agregó otro. Hoy, en los Estados Unidos en particular, el pueblo parece propiciar las escenas de carnicería, y más que la habilidad o la elegancia de un boxeador, se interesa por los dreadnoughts de ciento cincuenta kilos y lentitud de elefante. En cambio, cuando tú pisabas un ring.
Estimulado por la atmósfeta de intimidad y simpatía, Carpentier habló por fin. Sigo creyendo que el boxeo es un arte y uno de los de portes más nobles. Hoy, los nuevos parecen olvidar eso, y hasta quizá lo ignoran. Quieren pelear como fieras o como perros. Se diria que están por llegar a morderse.
Se detuvo, como evocando las épocas ya lejanas, y prosiguió. La culpa la tienen sus maestros, sus mariagers, las exigencias de los promotores. El boxeo no consiste, solamente en el coraje, sino más bien en la ciencia del coraje. Se olvida en la actualidad con desgraciada frecuencia el uso de la izquierda, de la izquierda que prepara el momento de la derecha, la izquierda clásica de la escuela inglesa, que completa admirablemente a la escuela norteamericana. Es posible que las críticas sean superfluas, pero convendria repetir que el boxeo sin inteligencia no es nada. Es ese y no otro el punto sobre el que hay que machacar.
Despojada la opinión de Carpentier de la exageración, que son tan propesos los que han sido. hay en ella una gran dosis de verdad. No tanto entre nosotros, donde por el momento priman las categorias mas livianas, cuanto en los Estados Unidos, en que el espectáculo de un mastodonte como Carnera es plato predilecto de promotores, habría que volver a la buena escuela, en que el cetro estaba en manos de un Jeffries, un Johnson o un Corbett. entonces sí que el box no necesitaría de defensores. El negro, sobre todo, fué el más alto exponente de la escuela clásica, apoyada por la dinamita de unos puños poderosos que se movían con elegancia y precisión admirables.
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Grec das tene 40 mo man velt digo det LA FALTA DE SENTIDO COMUN EN LA LUCHA CONTRA EL PROPIO PESO Desde que las modas feme.
ninas impusieron las lineas escurridas, fue motivo de comentarios jocosos el esfuer zo de innumerables mujeres que no escatimaban esfuerzos para reducir su peso, pasando hambres, mortificaciones y verdaderas torturая, con el fin de rebajar aunque no fuera más que unos contados gramos.
Sin embargo, los humoris tas han dejado en olvido otro fenómeno tan lastimoso como el anterior: el atleta que incurre en prácticas de fa kir para no salir de determinada categoria a la que nornalmente no podría entrar. si eso ocurre raramente en tre los pesistas y los luchadores, en cambio es alarman te la frecuencia con que se produce entre los boxeado res.
Los resultados son desas.
trosos: el hombre ayuna, suda, se agita, se desvela, y llega al ring hecho una som bra, un espectro o un fantas ma, muy prontamente transformado en punching ball del adversario más sensato, que ha comprendido la convenien cia de pelear dentro de un peso razonable.
La culpa no es tanto del atleta, víctima de los managers, entrenadores y autoridades deportivas que permiten o estimulan el asunto. Es claro que no ha de ser dificil que el boxeador, al modo de un jockey excedido en el peso, reduzca sus carnes en un diez o quince por ciento, Pero cuando el sometido al tratamiento ya está reducido de grasa al comienzo de la operación, ello es un verdadero suicidio cuyas conse cuencias no tardan en hacerse sentir, aparte de que se defrauda al público que ha pagado por ver a un boxeador y no a un fantasma sonoliento.
Solamente por obra de una completa inconsciencia puere repetirse lo que nos ha sido dado ver en numerosas oportunidades: la víctima metida en baños turcos, tor turada por masajistas, con los salidos de hambre ante cualquier vidriera. No basta, y no debiera bastar para las autoridades, que un atleta haya sido bueno y aun mantenga su corazón. Se requiere que en el momento del com bate su condición de carnes sea proporcionada a su desarrollo. No es difícil estable cer los pesos mínimos compatibles con la salud de cada atleta, y la razón numérica ha de basarse en la corpulencia y la edad. Fulano de Tal, a los veinte años pongamos por caso puede en.
trar dentro de los cincuenta kilos por escaso margen, pero es absurdo suponer que ese tenga que ser su cinco años más tarde.
de Teatro Castro Viola по a RO men te di 103 ciale mo.
arro dela gun AL NORTE DEL MERCADITO DE LA SOLEDAD Dele Para Hoy a Las 30 Una Sola Tanda Con GEORGES CARPENTIER EL MOMENTO ACTUAL DEL RING Según cuenta Pierre Plessis, uno de los pocos amigos intimos que le quedan al ex campeón francés Georges Carpentier, se hallaba éste reunido con varios huéspedes en su domicilio, cuando la conversación recayó en las pasadas glorias del dueño de casa. Uno de los presentes, periodista, le recordaba al ex campeón. En ningún momento de mi vida experimente tanto las senC.
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Entrada General 25 de gue mile mas dele tua.
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