Debido a los elevados costos del mantenimiento de las imágenes, se ha restringido su acceso solo para las personas registradas en PrensaCR.
En caso de poseer una cuenta, hacer clic en “Iniciar sesión”, de lo contrario puede crear una en “Registrarse”.
da Milagro De Unas Manos y De Una Gubia Sobre Las Maderas De Costa Rica Se ha fijado Ud. qué tra.
Ni interlocutor me señaló con vedo una ventana de la Jo EL REPORTER NARRA COMO LA GUBIA MAESTRA ARRANCA DEL PEa Ortiz. No respondí. Abri DAZO DE NAZARENO DEL TROZO DE COCOBOLA, LA FIGURA CARNAL DEL MARABU, EL VIUDO INCONSOLABLE boca en señal de asombro.
partidario del cine mudo.
Esos americanos son forWables para hacer trabajos y a hacer máquinas. Fijese qué perfección, qué gusto, modernismo tienen esas ma las. Pero. no cree Ud. que es un trabajo francés? Tie.
corte europeo.
ampoco con esté. Un cabaro de gafas se sonrió ante admiraciones de mi interloMor. Se acercó confidencialInte y nos hizo saber el secre de aquellos trabajos. No los via ninguna máquina, ni se bricahan en el extranjero, cose hacen las peliculas par.
lates en Hollywood, represenndo pasajes novelescos que los Irteamericanos aseguran, bajo palabra de caballeros, que isan en España o en México.
coloca el camclo?
Dudando, hemos entrado a co necer el taller del artista. Un corredor, Mejor aún: un corredorcille. Hay un hembre en mangas de camisa. Cuando ve.
mos quién es, nos reafirmamos en nuestra sospecha de que no sean sus manos las milagrosas que forjen, tallen, pulan, romarranquen, en suma, del trozo de madera, la figura recia y concre a que nos asombro cn la vitrina de la Joyeria Ortiz, donde todo es bonito, coa esa belleza de las mañanas de do mirgo, cuando los parques se pigmentan de muchachitas de organdi. Adolfo Sáenz lo conocía bién poco. No es por caro el arficulo. Este marabá cuesta 15. Me parece excelente esto, me parece algo inmejor leneto le encuentro, como negocio.
en defecto: debe Ud. pasarse Gos o tres dias trabajando par hacer una figura Sáenz se rie de mi compañe.
Te y de mi. Una figura de estas la hs.
go en dos o tres horas. como si quisiera convencernos, se vuelve y trabaja con prisa, con ansia de darle término. Lo mirames. La gabia, ms.
uejada mare experia, no da un corte en false. Trabaja réetamen e, sin titubeos, yenda siempre al rasgo, al detalle, sin tropiezos ni dudas.
Mientras el artista termina el alcatraz que tallaba en el momento en que nuestra cámara lo surprendió, veres las cajitas, las fosforeras, las cigarreras de maderas preciosas incrustadas.
Sáenz mien ras un metal se ſuma un cigarrillo de en este?
que haec ca las formas de sus animales entra lo suave, le Norman de adorno, elegantes, cenceños Shearer. Es el sitiyo, la plasunos, recios y duros todos, es mación, la interpretación de un un easo único. El artista mienmomento dela vida, bella e ſex, tras contesta nuestras pregun ordinaria y brusca, pero vida tas, sigue trabajando. Nuestro en suma. Hay una gran sincerojo grafico ha sorprendido la dad en estas tallas, y todo lo gubia, la mano, y el alea raz que es sincero es hermose.
que se va forjando poco a po Sáenz nes muestra un águila.
co. Los lectores, por medio de Los poetas, cuando se refierea LA HORA han hecho la visia las aguilas, lo hacen en el ta que, en su lugar, hizo el remomento en que extiender las porter.
alas y vuelan. Sáenz ha reen Mucho tiempo trabajando gido el momento en que el agus la reposa. Ha transcurrido un No. Yo aprendi la falla de instante desde que su garra se muebles, pero la dejé después.
aferró a la roca y las alas aún La talla la aprendi en el Liceo.
están curvadas, bombas, como Por af ción. Después, otros dos brazos en arco hacia el rumbos, otros oficios y la talla cuerpo. La tristeza, ese porte se qedo relegada al olvido. Un dia, don Enrique Oriz me dijo que le hiciera una figura. Lo que queria era un Marabú. Tu e necesidad de recordar dónde había puesto yo las gubias.
En un baúl o en un armario las encon ré. Llevaban bostezando varios años. Comencé a trabajar con ellas. Estaban torpes al principio, pero la figura salió.
Se vendió aquella y me encarga otra. La hice. Se vendió. Al ven.
der la tercera comprendi que en aquel trabajo. por cumplie.
había un arte y un negocio. En tonces comencé a pensar en otras figuras vasi, poco a poco. han ido saliendo todas. Cuántas figuras hace. Qué se yo! Recuerdo que le hecho elefantes, osos, mara búes, águilas, sapos, lagartijas, calaveras y muchas o 13S. Qué maderas usa?
peligro el Dip usta y citud, e coge y proyect. ETC.
ALAR Se ample Carter la de a la ropa une e on la sua ulio de 18 El oso de madera tom. ye forma. ara las figuras talladas maderas suaves como prés, gavilla, café, cedro, caoba. Para los complementos de las figu ras, maderas preciosas: cocobola. ronron, mara, Nazareno. ete.
El artista nos muestra une de las figuras: sobre un tronco de madera, que semeja en pulido el estado bruto, hay un sapo.
Hi el sapo, todo es ordinariez, panza, extremidades cortas, fal.
ta comple a de ritma, de armanía, de proporción y de estética.
No obstante este, sobre este sapo nos hemos detenido un largo rato. La gubia arraneo de un trozo de cafeto, la figura vivi.
da, carnal, alentada del sano.
En el animal, todo es ordinariez, pero en la figura todo es arie. es arte porque la misma erdinariez de la bestia está llevada a la talla con mano conocedora.
experta, artista, segura y maestra. La bocaza abierta. Jos sal tenos ojos, los músculos reco gidos para el salto torpe, la Janga arrastrada, las extreme dades cortas. Hay un instante de la vida del sapo que ha sido captado por la guhia. Hay una interpretación fie! del momenco, de la vida de un trozo de 1x naturaleza multiforme y variada. El instante se de uvo sobre la madera y la gubia lo marca.
Así, la escultura es perfecta.
En el arte de esta mano no hay la curva almibarada de una eadera de mujer, ni los peclos enhiestos de la buena moza que se desnuda para que el ciucel la cupie primero, y la hese tiespués. En el arte de Sáenz po cadavérico de viudo inconsciable del marabá, lo tiene la madera que representa la figura.
También, como el animal, esta 1alla parece un viudo inconso.
lable, o un señor agobiado por la corcova. El Marabú es siempre un romántico fracasado.
Vemos aún más. La lagartija que tallo Sáenz tiene esa verde ligereza de la que vive Linendo con una curva linea las pie dras de ecres oscuros de nues.
tros campos. Todo es admirabie, fiel, sincero, fuerte. Es un arie este, en que no hay clau.
dicaciones para la galeria. Es un are recio, en una época em la que el arte, harto ya de a mirabaradas curvas y de cade.
ras de mujer y de ánforas y me jarrones, tiene un perfil macho. He aqui la palabra. es un arte macho, recio, de fcaba. Vende mache?
cia do con la en lo tel más con Sáenz trabajando Finción quellos trabajos los hace un mos hacia tempo. Con el habiaambre aqui.
mos hecho el comentario banal viaje delUn costarricense?
de lo mucho que llueve en San Negocio Si, señor.
José, y del frio que hace en las Soro. Sonreímos mi interlocu or y noches del veranillo de San ción de Sabíamos de antemano que Juan. También habíamos comen en la mucho arte aquel, para que tado la última película que diegante riera albergue en este panta ren en fanda de siete, y de la de sine insufrible. Fué preciso que cita, equivocada del diputado dueño del establecimiento que defendió el Monopolio de las que permanen dijera el nombre: Adolfo Cerillas. Hemos dicho esto para dar a nuestros lectores una idea Para ir a conccer las manos gráfica de une nuestra amis.
que roper la gubia que hacen estos tra tad con Adolfo Sáenz no había irriga Endlos, es necesario recurrir al pasado de hacer algún que otro agasajos envia. En lo alto de la es a comerlario ahurrido sobre esos nacion del Atlántico, por la misma tópicos inthéciles que presta se tento del amarillo carricoche San José a sus habitantes, coloSplomátic los pasajeros tristes, está la cados, de por vida, bajo la nees miombo del artista. Antes de en grura fracasada de un paraguas.
la sociis, aun tuvimos una duda. Yo Cuando nos vé entrar. Sáenz de le acerque al caballero que tiene el trabajo para saludar.
acompañaba y le hice con Sospechamos que él vé en nosupion de mis dudas.
tros unos futuros compradores.
la que in Mi querido amigo, yo sé Lo seremos. Por hoy. dilentanBlonita Jiwe en Suiza es as obras de ar tis de todo lo que represente to antes sobre madera, forman una manifestación artística, en um regocijo ustria floreciente. No será pais de covachuelis as y de gorsociedad este joven que nos han di dites señares principales, el cabuena las importa, y nos vende o so de Sáenz. arrancando de las ejerent.
maderas preciosas de Costa Rosos que se apagan dos veces. UL. no ha estudiado nanca algún arte que tenga yelación con éste. Si. Yo estudié cuatro años en la Escuela de Bellas Artes.
Bon Tomas me enseñó el dibu3o. Lo demás lo he puesto yo.
Lo demas lo ha puesto el. He aqui una frase que debiera servir para rorma de muchos, en un pais, donde les hombres, o por lo menos una gran porción de ellos, no penen otra cosa que la saplica y el Presupuesto Tiene que poner lo demás.
Salmos. Sáenz obsequia al re pórter con una cigarrera.
Ya en el tranvía, me piden la cajita para admirarla. La cumpré dice el reporter con aire de suficiencia, en la Joyeria Ortir.
La publicidad tiene modalida des y cotaprende todas las capas. sociales, hasta el pasajero de franvia.
ha recote enz.
Fios para. Regular. Los turistas con pran poco. Los que consumen más estos articules sontos miembros de las colonias para jeras. Yo sé que hay figuras mias en Alemania, Francia, España, ingiatera, Estados Uni dus. Les del país consume lamYamos a iniciar una bella plá tica con nuestro compañero de viaje, gran admirador de la cisarrera, pero el conductor nos certa la in ención cobrando el vaicy del pasaje, que hay qite depositarlo a la entrada.
LARA PAGINA NUEVE Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.
Este documento no posee notas.