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PERO BURGUES. RO LA CASA DE LOS QUE.
esa Viene de la Página CUATRO po. Ofensas no deja que ninguna mano, en la noche, la cazicie. Es de una honradez toda prueba. Dá bofetones con su nerviosa y sarmentosa extremidad. Cuando alguien le pregunta por qué está fiera, contesta: porque me está vien do Alfonso. Alfonso era el hijo. Ofensas es una espiritualis ta trágica.
llegar aquí, preguntará seguramente con sus ojos redondos de gato: pero es que en verdad hay quien no tiene casa. Querido lector: en confianza he de manifestarte que don Juan Pérez es digno de ser un honorable varón esclarecido de la patria y un discreto diplomaties. UNA NOCHE LA DUENA ias comisuras le cae una salivilla que forma una gran gota de saliva color pus sobre la du ra y áspera tarima de madera Krente a la ramera duerme un riña. Tiene las solapas subidas y la gorra caida sobre las orejas.
En otro cuarto, hay dos que Se han dormido abrazados. Tie.
nen una cara pálida, de meji.
llas hundidas, de frentes sudosas. El más pequeño le echa los brazas al otro por la panza, abultada como la de un ankilostomiástico, y reclina la cabeza sobre el antebrazo del mayor.
Por el parecido sabemos que son hermanos. No tienen padres. dice la patrona. ni posiblemente los han tenido non ca. de dónde nacieron. Los parió la noche con testa ella y se va corredor a.
delante con la vela. se ha ido al fondo del corredor, al quedar en tinieblas, el heder se hace más agrio, mas cortante.
Huele a gente hacinada, a su dor, a agrio. Huele a una cosa densa, opaca, acre. No es posible soportar aquel ambiente recargado. Queremos caminar, pero es preciso hacerlo a tientas. Un recodo del fondo se ilumina. De pronto se oye un crito y una imprecación. Tras del grito un golpe sordo y un cuchicheo. Varios clientes del hotel se despertaron y sueltan el otundo taco de ia madre del a Proyo. Que pasa. No es nada. Es la Ofensas. una pobre diabla, que se las dá de honrada. Ofensas es una muchacha tisica que lleva, como sarcasmo, la vi da alegre desde que se tisiqueó.
Es decir: desde que su vida se hizo triste. Era mimosa, sensual, muy romántica. Un dia la engañaron y tuvo un chiquillo.
El pobre hijo nació ciego y mu vió a los siete meses. Ella ha contado la historia a todos sus clientes, mientras les enseñia u nas manchas moradas que le están saliendo por todo el cuer Pero, burgués enriquecido, piensa cuando te asomes a la cama de tus chiquillos, a blanca cama en la cual siempre quedó tirada la muñeca del último juego, y veas las rubias cabezas del sol de tus angelotes, que mientras ellos duermen apaciblemente custodiados por el ángel de la guarda, y son osados por la salud a chorros, otros chiquillos, tan buenos y tan ingenuos como los tuyos, pe To no tan rubios ni tan sonrosados, duermen sobre una tabla, pegados unos a otros para dar calor. que esos chiquillos no están custodiados por el ángel de la guarda, Porque los ángeles de la guar da no pueden entrar también por el precio de diez céntimos que pagan estos minúsculos clientes de la casa para los que no tienen casa, Los ángeles pagan aparte en estas zahurdas de la miseria humana. los chiquillos no se han ganado en el dia, nada más que la paga de sus cuerpos. la patrona no fía para que los ángeles entren.
WIB Una noche se armó una bron ca. Volaron bancos y botellas.
hubo quien salió herido. Los más chiquillos estuvieron dos noches después sin volver, por el suisto. Un riña había sacado una cuchilla en la sombra y la había clavado en la carne de su coima. Dormian juntos en un reservado. Era de la clientela, lo mejor. Otro riña entró en el cuarto de la dama y le hizo pro posiciones deshonestas. Aquello irritó a la daifa, que encalabrinada, armó el jaleo.
Fuera de alguno que otro in cidente, todo camina honorablemente. Apagan las luces a las diez, se levanta la gente muy temprano, no hay pleito ni disgusto alguno por el baño ni por el agua y todos se van muy satisfechos sin tener que sacar cobijas al sol ni airear sábanas.
La dueña, no es la dueña, La dueña es una señora gorda tiene una mano inflexible. Cuan do un prójimo toca con los nudillos morados de frio en el marco de la puerta, la dueña abre la puerta y saca la cabeza, una cabeza redonda, mofletuda, sonrosada como una piña avinagrada, y se alumbra CON LA MENGUADA luz de una candela.
El cliente deposita el diez y lo tira sobre un platillo. Anoche, cuando llegamos nosotros, nos salió la dama, la luz, la mano. Entramos con una trágica curiosidad en el recinto. Ha bía un silencio de ideas, pero un rebuizno de ronquidos. En la sombra, el hedor zumbaba. de la sombra, de otro cuartu cho que estaba cerca, vino una bronca voz de hombre. Idiay, no recogiste el diez?
El amo se extrañaba de que con nuestros pasos sobre la ma dera no hubiera sonado también el platilo que sirve de hoyo a los die is de esta menguaila clientela del hotel promiscuo. OSCURAS Cuando se ha ido, notamos que el hedor es más fuerte. La esperma, al derretirse, espar.
cia un olor que se mezclaba con el humo, pero ahora que Lea este DIARIO odos los se to de cri contra la Era una un ta setseegse ha edad o con Jos vonadaDURMIENDO.
TODO PEDIR DE BOCA: itus keTat1 secut a.
El Corte de Buen Casimir Inglés, El Arte del Cortador, el Acabado Perfecto y el Bajo Precio, Es un largo corredor estre.
chisimo, con cuartos a los la.
dos. Los cuartos son pequeñisimos, reducidos, malolientes.
Hay bancas, camas cojas, col chones a trechos, pedazos de manta. En la sombra vemos ios bultos, que se agrandan por el ronco sonar de las gargantas, por el aguardentoso rugir de los pechos, por ls febril res.
piración de los imberbes.
Hay muchos euartos y todos están llenos. En cada uno hay euatro. veces cineo. En uno más grande, hemos contado sie te. Cuando entramos nos horro riza ver el cuadro. Con la candela en alto, la luz se desparra ma por todos los rostros. En el tercer departamento, un viejo, con una pata de palo, está ten dido, acurrucado contra la pared. Al lado duerme un golfille, un chacalin de pie descal20. Está pegado al viejo. El tata. pregunta mi compañero. No. Responde la patro na. Es que le dá calor. Aho Ta no es tanto, pero cuando en tra la madrugada, se tienen apretar uno contra el otro. El frío es muy fuerte. Yo, por gran dicha que compré la sema na pasada otra cobija, porque ia que tenía ya era un puro hue querío.
En ángulo recto al mendigo y al chiquillo, hay una ramerilla de cara inflada, adiposa, deforme. Tiene una pata de tijereta, y unos grandes la pizazos en la cara. La luz le da en los entreabiertos párpados y se despierta. Suelta una imprecación ruda, mueve todo el cor.
pachón, se rebulle, y vuelve a quedar roncando, mientras por SI USTED ENCARGA SU TRAJE LA SASTRERIA INGLESA LOUIS FEIGENBLATT Ahora mejor situada para mejor servirle, Avenida Central, frente Banco de Costa Rica cinema. legule ofjordur LUNES 31 de Julio de 1933. LA HORA PAGINA ONCE Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.

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