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CUATRO MARINOS ARRESTADOS Vicente Avila, Guarda del Hangar su asiento. Trataba de no ser visto por el intruso. Con mucha sangre fría, sacó el revól.
ver que siempre portaba, y se dispuso a atajar el paso de la sombra.
de. No se lograba divisar nada.
Sin embargo, en un momento dado, Avila sintió que contra su pecho se apoyaba la boca fria de una pistola.
del primer disparo, habia lido ileso. Entonces reanu lucha con más furor, MANOS ARRIBA; hora y DOS ASALTANTES MAS Avila, a su vez, sacó su revólver y lo empuñó valientemente. De esta manera, los dos hombres estaban armados, dispuestos a eliminarse mutuamen te, EL OTRO ASALTANTE Uno de los dos hombres miraban la lucha desde at compañero del primer as te, se dirigió hacia donde dos hombres luchaban de radamente. Avila, con cier mor, vió el lance perdido él.
En el mismo instante en que el guarda iba a accionar, miró con estupor que por el otro ex tremo de la puerta, por el izquierdo, otros dos individuos a somaban sus cabezas. El lance que se iba a desarrollar, era di ficilisimo para el guardian. Sin embargo, se aprestó a vender cara su vida.
EL GOLPE EN LA FREY LA LUCHA EL ASALTO El hombre que iba avanzando poco a poco, y que estaba a media cuarta del mecate, cami nó. intempestivamente, dió un salto y salvó la valla.
Avila, que no perdía movi miento del asaltante, sentía ca da vez más el revólver de su ri val apoyado contra su pecho.
En un momento dado, con pres teza inusitada, con toda san.
gre fría, agarró con su mano izquierda, la derecha de su ri val. El cañón del revólver que lo amenazaba, quedó desviado para el suelo. Se entabló una lucha cuerpo a cuerpo. Los dos revólveres trataban inútilmente de dirigirse hacia los cuerpos. ayer Desde que llegaron los mari Viene de la página PRIMERA mos, la ciudad ha tomado un aspecto de fiesta. Es proverbiai más accesorios de la mecánica.
en estos países del Caribe, la a AL FILO DE LA UNA legria de los marinos. Sin emMEDIA bargo, podemos asegurar que estos visitantes, se distinguen Había transcurrido por su buena conducta y sus modales caballerosos. Estas cua media desde que Avila efectuó)
la revisión total del hangar, lidades, no obstan para que de cuando noto, con la natural sor vez en cuando, uno de ellos se pase del limite, ingicra muchas presa, que una sombra se acer eaba por el lado derecho de la copas y haga de todo.
enorme puerta.
Así fue como ante noche, lle.
garon cuatro marinos a un ho tel de los alrededores del merLA SOMBRA SE MUEVE cado. Ihan en busca de emocio Cada vez más emocionado, nes sentimentales. buscar a.
vió Avila como la sombra ensa migas. por una de ellas, una moeite pizpireta y zandungueyaba un paso hacia adelante.
ra, los cuatro yankees han arEL MECATE mado la camorra del siglo. Nós dice un testigo presencial, que De un extremo a otro de la eada pescozón hizo época.
Llegado el caso a conocimien puerta, se pasa durante las nochez un mecate. Como la oseuto de sus superiores, estos deci ridad es grande, esta valla no dieron embarcarlos.
se nota desde afuera. Por ese mismo, fueron conducidos a la mismo motivo, el guarda ha es Estación del Pacífico, donde em cogido para situarse, la posibarcaron rumbo a Puntarenas.
sión estratégica que hemos Como se nota, la disciplina es descrito. Avila aguardaba que estricta, la sombra de aquel hombre, tro pezara con el mecate.
ORDENADA LA PINTUSE DETIENE RA DE LOS VEHICULOS El hombre, cuyos razgos faDE PASAJEROS ciales no se podian apreciar por la oscuridad que reinaba en la Sabana y principalmente en el hangar, seguía avanzan.
La Dirección General de Trádo más y más. De pronto, cuan fico, atenta siempre a velar cum do ya estaba a media cuarta del plidamente por sus deberas, ha mecate, se detuvo, resuelto que hasta el 26 del co Triente mes se de plazo a los EL REVOLVER propietarios de vehículos que Avila se había acbicado en hacen el tráfico de pasajeros entre la capital y los cantones vdcinos para la higienisación de sus carros. Se ordenó ya que estos vehículos sean pintados en forma correcta, y al mismo tiempo, el 26 se practicará una revisión cuidadosa de los automóviles, los que no estén correctamente de maquinaria y carroce ría, se les quitarán las placas.
Mientras Avila evitaba gundo disparo, fatal para e segundo asaltante caminal cia ellos. El guarda estal merced de los foragidos, día defenderse del segundo cante, porque estaba Que sosteniendo con sus mas todas sus fuerzas, el ten del primer asaltante. De manera, fue como pudo impunemente e segundo tante hasta donde Avila, con toda calma, frían descargó en el rostro del da un feroz puñetazo, An sintió que le faltaba el suela jo sus pies. Sin embargo, puso y la lucha volvióse tablar. Eran dos contra un todavía quedaba otro azale te en la parte exterior del gar, DENTRO DEL HANGAR Una vez dentro del hangar, trató de caminar. Se dirigía ha cia el interior. El guarda en.
tonces, con el revólver empuña do en la diestr se plantó de un salto frente al intruso.
HACIA EL INTERIOR ¡DETENGASE!
Agarrados de las muñecas, como decimos, Avila y el asaltante caminaron hacia el in terior del hangar varios pasos.
Llegaron a la parte de la case ta que tiene cemento. En este instante, sono una detonación.
Este fue el grito que salió de la garganta de Avila. El asaltante, al oirlo, se detuvo sú bitamente, LA LUCHA TOMA CARA TERES MORTALES VENIA ARMADO EL DISPARO La lucha cada vez era El asaltante había disparado ardua. Poco a poco, Avila su revólver. Avila corría gran dia terreno. pesar de la riesgo. Pensó que estaba heri ble ventaja que le llevaban do. Pero con alegría, notó que, Pasa a la Pág. TRES.
Como dejamos escrito más arriba, la oscuridad era granHere el orgalan a salido No lo piense más!
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SABADO 16 de Diciembre de 1933.
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