Guardar

.
OTO, RINCON DE OLVIDO. SOMOZ pág. SEIS 24. Hoy onal con que estás A4 mos y tres lo un hombre.
Viene de la pág. SEIS se acompañado las frases fueron más fuertes. Vénganos en tu trega: las armas, reino. Pedí agua. Hagase, señor tu voluntad. dije en voz alta.
POR MEDIOS PACIFICOS Miré a Miguel Angel. Desde mi postura supina, su mentón se hacía más delgado. Su cabeza más grande. Sus ojos eran más pro.
El gobierno está haciendo lo fundos. Así en la tierra como en el cielo. Ya rezaban varios de posible por arreglar esta situa los heridos. El ronquido seguia entrecortade, haposo. De tarde ción dentro de los medios pacien tarde, un largo quejido se alargaba sobre la sombra. Oímos ficos a su alcance. Trata de lo unos golpes. Era un pájaro que pasaba. El pan nuestro de cada sear un convencimiento de los día. Volvi yo a repetir en voz alta: El pan nuestro de cada día.
guardias nacionales sobre ester El estertor se comenzó a apagar. El otro, más cortado, se soste punto.
nía. El rezo, en coro, se fue engruesanudo, se fue gizando, inunda.
LATIFICADAS LAS DECLAba ahora toda la madrugada. Yo miré a Miguel Angel. Yo también RACIONES estaba rezando. ya todos, como si conforme se fuera apagando el estertor, fuéramos subiendo la voz, rezamos al unísono, Dad El Presidente no ha hecho noslo hoy y perdona nuestros pecados así como nosotros perdona. nuevas dedaraciones públicas, mos. Miguel Angel no rezaba. Estaba con los labios apretados. pero se manifiesta esperanza Con los brazos apretados contra el cuerpo. Hacia mucho frío. do de que logrará dominar la. ngestros deudores. No nos dejes caer en la tentación. Por situación. Lo único que ha raqué Miguel Angel no rezaba? El ronquido se fue apagando poco iticado es que está dispuesto a a poco. Ya casi no se oía. el coro del reze, en la sombra, se ha: secobrar como corresponde el a cía más fuerte. Mas libranos de todo mal, amén. Padre nuestro in sesinato, porque tenía empeña en los cielos, santificado. Una sombra pasó por la da su palabra de euidar de la vida de Sandino, puerta. Me dolia mucho el cuerpo. Miguel Angel no rezaba. Sea VON DES tu nombre, vénganos en tu reino. El ronquide dejó de sonar. Seda MONCADA COMO CON EL quedó solo el ronquido del otro moribundo. Miguel Angel comenzó MINISTRO NORTEAME a mover los labios.
ei ole RICANO Hágaše tu voluntad así en la tierra como en el cielo. El pan. Miguei Angel seguía moviendo los labios La noche misma de suceso. co. Nuestro de cada día mió en Managua el Genera Mon No rezaba: Maldecia cada con el Ministro Norteame ricano. Moncada, nunca acostum breba llegar a Managua a en LUZ sa hora, desde que dejara la Come Presicencia. Vino de su quinta El sol me dio en la cara. Senti algo tibio. Como la sangre. El Leta Venecia al anochecer. Hasmurmullo de todos los hombres llegó hasta mi. Me incorporé, Los hadi va muy entrada la noche se re heridos seguían en el mismo sitio. dos de ellos se los habian et tiró, seado esto inusitado y mo levado ya. Vinieron dos caras amigas. Eran los militares castarivo de comentarios en el púa rricenses que mandabar la primera expedición. Me explicaron: blico. Moncada no ha hecha nin.
habían sido sorprendidos por las fuerzas contrarias, el día mis guna declaracion, pero parecer tao del combate de Coto. Me expliqué entonces por qué cuando Cetat a la especiativa, siguien.
llegamos creyendo encontra tierra y amigos, encontramos me.
medo de cerea la actitud de Soma 2a.
traila y muerte, 08 ORIOL homhsa LOS PERIODICOS Sali a la puerta del rancho. Hapia muchos Korbres. Quizás cuatrocientos. Allí estaban también los nuestros. Los supervivien: litorialmente 7000 Ceraso Editorialmente todos los dia.
tes. Los prisioneros. Sobre el remanso de Casto, el mismo remanso elicios de Managua y de los otros al que Bastillos trató de llegar, la Esperanza flotaba. Me dijo fiepartamentos, condenan el he alguien que íbamos a embarcar. Nos llevaban lejos, hacia la otra cho, siendo cautos en sus c07 tierra. El francés me preguntó qué tal me sentía. Dije que me sen. mentarios, pero rudos. Apoyan tia mejor. El sol, el dia, la clara mañana, todo me volvió un poco a Sacasa y recriminan a la guar las fuerzas. Pensé que aun se podia vivir. Solamente me horrori.
cia Nacional. La censura es eso zaba aquella debilidad de las piernas. No podia casi sostenerme tricta pero la situación es nor en pie. Nos dieron algo de comer. Yo comí poco. Probé un poco de wal. Los diarios no reciben mu chas noticias del exterior. Se café. No necesitaba conuer. La vuelta al dia, la presencia de la concretan a investigar los heluz me volvió a la vida, y entonces recordé que aun no había muerchos del miércoles por la noche.
to, que aun estaba pegado al deseo de viyir.
EL CUERPO DE SANDINO OTRA VEZ EN LA ESPERANZA Positivamente se sabe que el Embarcamos al medio dia. El sol voivia a caer de plane, sp. cuerpo de Sandino y sus ayufocante, taladrando los cráneos, Volvimos a vernos en una es.
dantes los generales Umanzor peranza llena de agujeros taponados. La sangre se había bo Estrada, no han sido sacados rrado casi completamente. Desde muy temprano baldearon las cu. uel sitio donde se leg, enterró.
biertas. Desalojaron de la bodega las máquinas ametralladoras. El padre de Sandino se muesEl forro de las máquinas tenía manchas de sangre. Al niea lo en. wa sumamente indignado por contraron tendido sobre ellas con un balazo bárbaro en la frente.
el hecho sangriento en que han.
Con grandes trabajos subimos todos al bareo, 35 heridos iban perdido la vida sus dos hijos.
con nosotros. El rumbo era la tierra extraña. Bustillos atravesado se encuentra este vigilado de cerca, para garantizarle su se por dos balas, bromeaba. Miguel Angel corria de un lado a otro.
guridad personal, Al pasar frente a un centinela, se me acercó: cuerpo de Sandino, una vez pasados los momentos de agita. Prefiero que me mate a que me muerda.
ción el gobierno se dispone a Solté el poeta la carcajada. Miré al soldado. Era ua hatbron endir todos los homenajes y ho con una gran dentadura saltada por debajo de los carnosas la.
nores correspondientes al héroe bios. Seria la una, cuando la Esperanza fatigosamen e comen caidu.
zó a andar. Miguel Angel me señaló el sitio. Alli, allt. Era una explanada pequeña. Desde el barco se veía la tieris recien reNUESTRA INFORMACION movida.
DE HOY 62 más fuerte, mucho más intenso. Así siguió curando a los que estaba a mi lado, tenia un balazo en el pecho que alía por la cadera. Yo volví la cabeza para mirar al francés.
jaba muy afanado curando un herido. Debía estar grave, tal ance muribundo, por los gestos que hacía al hablarle al oficial que acompañaba. La luz, que seguia temblando, proyectaba sommuy absurdas. De tarde en tarde un viento entraba por las del Gadijas. La bocanada hacia inclinarse la lama, y las sombras uba ran velozmente del techo al suelo, quebrándose. mí me pare.
que aquellos hombres eran muy altos, muy delgados. También terko del rancho se había ido hasta el cielo. Dije algo en voz Posiblemente pedí agua, porque me la trajeron solicitamenmoración Bebi un poco. Me extrañó que aquel hombre me la sirviera. Yo medio disperaba que alguien de mi casa viniera a dármela. También noté la pronusese habian llevado la biblioteca. Le pregunté a mi madre por fue difun se habían llevado la biblioteca. Miguel Angel me inquirió por brazo. No le contesté. Tenía otra vez sed. El francés dejó al rido al que curaba y vino a verme. Recuerdo que me tocó la Sate. La mano la tenía helada.
NAV Llamé en voz alta a la sirvienta. No venía. Miguel Angel me OS EN cia que callara. Yo seguí llamando, llantando, llamando a gritos.
cansé. Mamá, posiblemente la despacharia. Por qué no me UNIDOS hian agua, más agua? Yo necesitaba agua! Vi al francés ale.
yse y seguir haciendo algo. Por qué estaba aquel hombre alli?
Quién era? Miguel Angel me trató de explicar. Pensé que poLAGO Blemente era un médico nuevo, recién llegado. Por qué lo mal tian, si a mi me dolía mucho el brazo y era preciso que traje.
úsqueda de un médico más conocido? Miguel Angel volvió a callarme. Vi os del serie de pronto, el francés se irguió. se cuadró, se llevó la mano a erdió aye, frente saludando militarmente. El oficial que lo acompañaba el Lago El avión imbién se cuadró, Miguel Angel sacó del bolsillo un papel y se la United Después, poco después, se llevaron el cuerpo. compania cancelaron 10 SUPE MAS Las cosas comenzaron a perder, definitivamente, su presencia bereta para mi. Miguel Angel estaba sentado en el mismo ca Instro. Poco a poco, el murmullo de las sombras se fue acallan.
casú. Alguna hoguera se debió apagar, porque el ángulo de la puerse tornó más osenro. El que estaba a mi lado se incorporo. Ya AN se quejaba. Se acercó un poco a mi camastro.
Cómo se siente, mi coronel?
Vo le contesté. Quería decirle que me dolía mucho el brazo.
Jos ojos entornados y me extrañó la pregunta. Abrí los pár.
dos y lo miré. Por qué aquel hombre me preguntaba aquéllo?
uizás yo había muerto también. Traté de recordar mi cuerpo. Se.
uia sintiendo como si se hubiera ido, Miguel Angel le contesto en 12 baja. Le dijo que estaba yo dormido. Recuerdo que quise.
Inreir. No, no estaba dormido. Quizás estaba muerto. Miguel Ingel tal vez no se había dado cuenta de que yo estaba muerto.
todos negalite decirle que yo estaba muerto. Hice un esfuerzo para decir sangre perdelo. Vi que Miguel Angel se alejaba. Sas facciones se alargaron, colorin de le hicieron mucho más grandes. También se hizo rara, lejana, exte de las añísima la cara del compañero herido. Después, todo se hizo en el oro sordo elencio. Recuerdo que otra vez se apoderó de todo la gran calma Yo tuve el paisaje. Me pareció que navegábamos. Sentí la sensación re bil. Un gentina de haber caído en un vacío. Caia, caía. Debi moverme cuerpo. Minorque me dolió el brazo. Hubo un momento en que todo se deplátano, vo. Ni navegaba, ni caía, ni nada. Mi cerebro entró en un sueño azo me doleado. Después de un rato, volví otra vez a sentir la sensación eo se hubigel vacio. Esta vez caía vertiginosamente, en un hueco insonda.
le. De pronto me detuve. Miré hacia arriba y yi a Bustillos. Le abian dado un balazo en la cara. Pero Bustillos tenía la misma uestra per Estuve mirkra del campesino que estaba a mi lado. Miguel Angel estaba stelar. El puntándome con un fusil. Se había trepado a un árbol, en lo más to de un farallón. Ví que me iba a matar y grité. Herrera me rojiza y te mimo. Le pregunté que si no lo habían matado. Dijo que sí, pero se prayed Jue eso era para después. Me extrañó la contestación. De pronto adas. En jenti que me golpeaban el brazo. Abrí los ojos. Era la misma sen.
la forma ucion de los balazos. Miré en la sombra. El francés dijo algo.
el brazo.
pespués que me examinó, se fué alejando despaciosamente. Ai labras no Jespertar, tuye una visión clara de todo, Miguel Angel se había an acostayevanlado y paseaba por el cuarto. Hacía frío. Yo le hablé al cho Ye le enter. Obregón vino. Cómo te sentis?
Mejor Me tocó la fren e. Ardía en fiebre, pero posiblemente ahora enia menos que cuando se inició la noche.
nizar los. los demás?
El agus Miguel Angel movió la cabeza. Se sentó en el mismo camas cia oscura fro. El herido a la vera de mi camastro nos notificó que habían Do. Debia los que estaban ya moribundos. Cuando termino de hablar, las ridas, me calabras se continuaron por un ronquido. Miguel Angel me explilor del brakeó. Ray dos que están ya muriéndose. El ronquido era un esa pág. Sitertor. Uno de ellos soplaba de tarde en tarde y respiraba muy cortado. El otro tenía un gemido pegado a la garganta. El cam.
Desino al lado de mi camastro comenzó a rezar. En el silencio dijo una frase. Yo le pregunté a Obregón que hora era. Me dijo que posiblemente serían las tres de la madrugada. Hacía frio. El poeta de tarde en tarde se frotaba las manos, Tenía las solapas subi.
das. El campesino volvió a rezar en voz alta. Padre nuestro que estás en los cielos. Les paréntesis entre cada una de las frases se llenaban en el ronquido de los moribundos. Santificado sea tu Hombre. Uno de los heridos, en el fondo del rancho, comenzó tam bien a rezar. Eran dos voces. Lo hacia muy bajito, pero al sentirSábado, 24 de Febrero de 1934.
OLVI.
Había encima de aquello una pequeña piedrs. Cuándo los enterraron?
Esta madrugada a las cinco.
La corriente impulsaba a la Esperanza. Nos fuimos a la popa. Empezamos a recorrer el sitio mismo, los farallones mismos, el cauce mismo. Reconoci la madera del suelo. Era la misma. Los cabeceos de la embarcación. En la torrecilla me parecia que iba la prócer figura del guanacasteco Magdalene. Los ranchos se empequeñecían. En un recodo dejamos de ver la explanatia, con la piedra, con la tierra removida. Los prisioneros iban en la bodega.
Faltaban 16 hombres. Volvi a ver a Miguel Angel. Me daba la es.
palda. Tenía el rostre vuelto lacia Coto. La Esperatiza cogió um recodo definitivo y el rancherío se perdió tras de un farallón.
La brujula marcaba ahora el camino hacia la tierra enemiga, prisioneros, rotos, keridos todos. Miré a Miguel Angel.
Seguia moviendo los labios.
LA HORA, consitlerando la necesidad de tener a sus lectores en constante comunicación con los sucesos de Managua, sirve hoy la anterior información, que le ha sido suministrada poy radioteléfono su representante en aquella capital, don Onofre Sandoval, presiden te del Senado y como tal, bien.
inforzado de los hechos.
El servicio cablegráfico has el taomento es un tanto defi ciente dada la estricta censura que existe. Las oficinas del ra.
do de esta capital y también en el cable y la Compañía Ra diográfica Internacional, están cerradas para comunicaciones con Nicaragua, FIN LA HORA PAGINA SIETE Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.
1934.

    Sandino
    Notas

    Este documento no posee notas.