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BALADA DE AMOR LA HORA LITERARIA LA INTRUSA La Pulsera. Llaman a la puerta, madre. Quién será. El viento, hija mía, que gime al pasar. No es el viento madre, zno oyes suspirar. El viento que al paso deshoja un rosal. No es el viento, madre. No escuchas hablar. El viento que agita las olas del mar. No es el viento zoiste una voz gritar. El viento que al paso rompió algún cristal. Soy el Amor. dicen que aqui quiere entrar.
Duérmete, hija mía. es viento no más. Arturo Pérez Restrepo. Motivo panameño)
Francisco VILLAESPE El que debe morir yace en su lecho velado por la esposa taciturna, y sobre el blanco lino de las sábanas sus manos afiladas tienen una expresión inquietante y misteriosa.
En torno de la lámpara nocturna se oye, vibrante y pertinaz, el vuelo de una mosca necrófora que zumba. abajo, en el jardín, entre los árboles poblados de silencio, alguien (sin duda el jardinero) afila tercamente su hoz en la negra oscuridad profunda.
Súbito, un misterioso escalofrío sacude a la mujer, que se demuda, tiembla de miedo e interroga el rostro del que se va, más pálido que nunca.
Es que muy quedamente, por la alcoba ha pasado la Intrusa.
Me la dió un indio.
Entré a su tienda una noche de agosto y entre raras sortijas descubrí una pulsera.
Su glacial pedreria tenia el mismo verde del océano que baña la ciudad intranquila, donde aquietan su marcha los colosos del Norte, los oblicuos nipones, los dulces mercantes de la cálida India.
Elegia De Sayula (A JOSE VASCONCELOS. Hasta que llovió en Sayuls Folklore mexicano Por campos de Jalisco, por predios de Sayula Durde llovía a cantaros ensueños fui a espigar Contaban unos jóvenes, y sus bellas canciones las muchachas del pueblo salían a escuchar.
Cuánto vale. le dije y miré con cansancio 818 serenas pupilas negras como dos sierpes.
EL indiano mancebo se bebió mi sonrisa. después, suavemente. Para ti nada vale Me dijo con maliciaque por un beso te diera mis macizos cristales, mis collares de ámbar, mis lechosos marfiles, y mis vasos labrados por cien dedos de fuego sobre carne de arcilla.
En la sala sonora del banquete se dilatan las ondas de la música; sobre los vinos de oro diluído que propagan la báquica locura, las rosas del festin, tintas en sangre dejan caer sus pétalos de púrpura; con engolada voz, alguien entona una alegre canción inverecunda que hace subir las risas a los labios pero de pronto un hálito de angustia flota sobre las almas, un silencio lleno de agorerías, una oscura opresión. ya en torno de la mesa nada rie, ni canta, ni murmura; las lámparas alumbran con luz livida como en el fondo de una sepultura.
Es que muy quedamente por la sala ha pasado la Intrusa. Busco una vida sim, y, a espaldas de la Muerte, no triunfar. no fulgir. oscuro trabajar; pensamientos humildes y sencillas acciones, hasta el día en que, al fin, habré de reposar.
Imaginacionos. Imaginaciones!
II Lo miré largamente. con ojos ausentes arrojé la pulsera en sus manos vacias.
Porque un beso. le dije de mis labios ligeros, vale más que mil bocas olorosas a sándalo y que mil brazaletes apretados en brazos de enigmáticas indias.
Esta tierra es muy suave, muy tibia, nada infértil la fecundan largos ríos de dolor.
Arando, arando iban, cantando unas canciones, pre pensé en Romelia y en su inconfeso amor.
Agui la luz es tan radial, tan tónica, tan clara, oro eras tú, Romelia. Como Guadalajara. Qué maravilla! Huertos que enflora la astromelia en musical silencio protegen las mansiones. P Vivir aquí, labrando la tierri de Sayula.
wrque me diese un día, bañada en mi sudor. ya extinta mi inquietud, calladas mis canciones!
19:2! paz en mis entrañas! Silencio en mi redor! Junto al niño que duerme, sonreida entre las leves gasas de su cuna está la madre, insomne y vigilante.
En el misterio de la estancia muda los muebles toman vagas actitudes esfingicas, y a veces se oye una vibración, un ligero golpeteo en un armario de madera oscura como si hubiera en su interior un duende; afuera, en la calleja, un perro aulla con largas voces lamentables, bajo la magia negra de la pleniluna.
De improviso la madre se estremece como bajo un presentimiento, y brusca se pone de pie; sus ojos agrandados por un livor de fiebre y de pavura, la ya cerrada puerta, y los rincones llenos de sombra impenetrable escrutan; Es que muy quedamente, por la alcoba, ha pasado la Intrusa.
Me miró sorprendido, y en 848 ojos profundos se copió mi tristeza.
Yo sentí como un velo descender su caricia. No te vayas. me dijo ya no quiero tu cuerpo, que tus ojos tan suavez me recuerdan mis mares de un azul casi verde, destiyéndose en playas relucientes de miea.
Imaginaciones!
Imaginaciones!
III Alu del tiempo.
Ala del tiempo.
table Ho mil años, ya un pueblo for maria, venc en polvo de hombres, una ruin alfarería.
BE Rumelia dulce: cantan de nuevo las trémulas tonadas, y en mi frente. un incendio de florestas fluye tu cabellera perfumada.
Sayula está de fiesta porque lovió. La luna sublima los magueyes.
DESDE Mu dan vino, y. México es tierra de elección. Mi padre. cuenta un joven. tiene cinco yuntas Todo las nue (de bueyes.
Fue la liana Cm. zon la horda noche ráfagas de maizales, y uv júbilo nos llena el corazón!
Améric Cres en las cabañas.
Silencio por las montañas.
este me Un lecho de espadañas que abrasará el estío, gosa y ti, Fantasma bruno, que siempre me acompañas. Dadme vino, y llenemos de gritos las montañas! DESP En sus manos oscuras, como té desteñido, se acunó suavemente mi muñeca vencida; y la extraña pulsera se ciñó a mi destino como boca de nieve, mientras él tembloroso quedamente decía. Por tus labios ligeros y rojos yo te diera gustoso la vida.
EDUARDO CASTILLO.
que de días, SOY Soy suave y triste si idolatro, puedo bajar el cielo hasta mi mano caando el alma de otro al alma mía enredo.
Plumón alguno no hallarás más blando.
Por tus ojos oscuros como moras maduras, yo te diera mi boca vencida, el dolor de mis ojos marinos, y mis claros cabellos olorosos a flor de vainilla, y la felpa de toda mi carne amarilla de soles, que rezume en su nieve recóndita el rosado licor de la vida.
Imaginaciones. Imaginaciones!
IV Como ayer, con de partie don Ju su señ: Heurt casa via ca Ninguna como yo las manos besa, ni se acurruca tanto en su ensueño, ni cupo en otro cuerpo, asi pequeño, un alma humana de mayor terneza.
Bajo el portal caduco vine a buscar sosiego, vendidos de cansancio, en la tierra desnuda duermen una mujer. un niño. un labriego. mira arder la noche, cuajada de cocuyos.
cidade PICN Muero sobre los ojos, si los siento como pájaros vivos, un momento, aletear bajo mis dedos blancos, entre rojas piyamas de seda perfumadas con ámbar y mirra, y fumando tus labios sensuales con los dedos teñidos de opio y los labios tostados de brisa, llevaríamos la nave ligero a través de los mares acules, hasta anclar en la playa lustrosa que derrite sus hondas ar nas bajo el cálido sol de las Indias.
El larro Sin ningún pensamiento. sin dolor exaltado awda más la fatiga de un día: nada más!
Sobre la tierra dura, desnuda, estoy echado.
El riño, friolento, comienza a sollozar.
Oi. pobre india estúpida, tu hijo está llorando: worállalo en tus brazos y dále de mamar!
te PORFIRIO BÁRBA JAGO LL Sé la frase que encanta y que comprende, y sé callar cuando la luna asciende enorme y roja sobre los barrancos.
2013 MA Alfonsiau. STORNI e la sequia LAURA VICTORIA Panamá, 1934.
LUNES 10 DE DICIEMBRE DE 1934 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del sistema Nacional de Bibliotecas de misterio de Cultura y juvenco, Costa Rica
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