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IL ARTE DE CONVER.
Vieen de la Página CUATRO 995 cir algo.
se pror sin gran convicción: ма que la cabeza.
que turan en EN CARTAGO Liliane La Trágica ta de recomendación de una perEL LABORATORIO CLINICO DEL sona, y constituye un verdadero Lic. Carlos Francisco Arias Por JESUS VEGS hermetismo del otro, podemos de situado en los aledaños de la cró, Lilianne Mathot había oído ha nica, de la oratoria y del teatro.
le ofrece exactitud y honradez en toda clase de análisis bblar bastante de Henri Gotay.
Una tarde Fulano y yo ibamos La gente no sabe hablar: hay inHECES. ESPUTOS. PUS. ORINA, ETC.
En la prensa, por la radio, en los por la Puerta del Setuve les obra: dividuos que, por lentitud mental 75 yaras al Oeste del Almacén Bianco y Alvarenga dancings, en el Bois de la Cambre compañero me detuvo, los bra: o po rmiedo a emitir un juicio erró por todo Bruselas, las hazañas de 105 eruzados atrás y las puntas neo, callan demasiado, mientras de Henri Gotay el notable y apuesta fundamentar su disertación, adaptarla constantemente a la in ciclista belga eran comentadas por das hacia adentro; él camina asi; mente la verbosidad con la ame toso, los maestros del comentario derarla, matizarla, educarla de mo y niños. había razón; e vi era lamentable los cultivadores del diálogo amis dole de lo que vamos diciendo; mo hombres y mujeres, por encians se paró en firme, cual si hubie nidad, truecan en fatigoso monó frívolo, los que gustan de brillar do que según convenga, sea pro un gran corredor, en que se ele se tropezado con la idea que aca logo lo que debiera ser urbano in a la hora intrascendente, pero dul funda, risueña, persuasiva, emocio complementaban el atleta compreBesu baba de iluminarle el espíritu.
tercambio de dictámenes. Obserce y llena de cálidas efusiones, de nante, y, en toda ocasión suave y to y la belleza masculin de s bos. Usted cree. exclamó que vemos lo que ocurre en una reu la sobremesa, debían preparar to dulce. Las voces fuerte, las vo priecto Adonis. Eso, vaido al doi es.
Mengano lleva algo dentro. nión de tres o más personas: todas las mañanas sus conversacio ces estridentes y dominadoras, hie de caballerosidad que le caracte a taj Pasados unos segundos repuse, das, a medida que el diálogo nes del día; conversaciones inspira ren el tímpano, irritan el sistema rizaban, hacian de él un idolo naenardece, irán levantando la voz das en un suceso donoso o patéti. nervioso y predisponen a la concional al que todos deseabanco Hombre. yo creo que sí. ganosas de que la prevaleciente co, en una obra de teatro o en troversia. La vida moderna ha re nocer, y de quien, com es vatume nd Mi colocutor se rascó la barba sea la suya; y asimismo tio luego, con el gesto familiar de quisque empezará a hablar cada una lectura. Lo primordial es el ducido hasta lo inverosimil el ámsin tema; lo capital. y volvemos otra bito de nuestras habitaciones, y ral, las mujeres pretendía; conaqucquien está en su casa. haciendo darle tiempo a su colocntor a ex vez a Lyautey es tener algo in en los aposentos pequeños no se Cuisiar su corazón.
eles irar por dos veces su boina so poner totalmente lo que iba dicien teresante que decir. Conseguido debe gritar. La conversación, paPero Henri era indiferente, o inespe bre el cráneo despelado, se rascó di. nadie parece interesarle la esto, habremos de preocuparnos dera ser grata, necesita ser intima y teligente: huía de las mujeres. par opinión de los otros. Para el vul decirlo bien. Al igual del ensa plácida, como una lectura Noso bellas y seductoras Pues yo creo. declaró rotun go, la conversación es animada vista, del novelista o del dramatur tros abusamos de nuestros pulmo En su vida se le presentaren at con do que no tiene nada, porque cuando sus mantenedores charlan go, quien aspire a deslizar en sus nes; es un defecto racial muy dechas de ellas, pero él siempre las a ve quien piensa, tarde temprano y wgesticulan con sincronismo des charlas unos gramos de arte lue sapacible; aquí a los niños, descie rechazó. Era aquello timidez o ahabla, y él no habla nunca. cortés, sin oírse y arrebatándose go de cuidar del asunto o motivo que nacen, regañándoles o mimán caso buen juicio para no entorpe la palabra como se disputan la pe ideas requieren una envoltura, un sto tal vez es causa de que Espa triunfo y la gloria? No sacriamos de ellas, cuidará de su forma. Las doles, les gritamos demasiado, y cer su marcha segura hacia No compartimos este dictamen: lota en los campos de fútbol los elo hallamos arbitrario, pues cono gquipos rivales. Todavía Pérez no traje, por cuanto un conversador ña no haya producido ningún mú contestar atinadamente. Sien pucemos numerosas personas sir ha acabado de hablar, cuando Lo adquiere categoría de autor. co sico verdaderamente excepcional diera ser que fueran amoas cosas va de ejemplo Pérez Galdós. que pez empieza, y así la última fra. mo hablar es improvisar, y cada a la vez.
callan justamente porque tienen se de cada réplica desaparece en frase o párrafo reclama una infle conversación no está en hablar mu bella Lilianne. ella, que nunc Resumiendo: que el arte de la Todo eso lo había oido decir. demasiadas cosas que decir; como el rárrafo inicial de la contesta xión de voz adecuada y merece un cho, como Fulano, ni en callar tan asimismo sabemos de otras mución que provoca. La gracia ate gesto, el conversador, al par que to, como Mengano los dos escri había visto a Henri Pepsa chas. señaladamente entre los niense del diálogo, que culminó autor, será también poco come ases de la política que, a cau. con Platón, se ha perdido; las flo diante.
tores antes aludidos, sino sa de poseer un cerebro minuciosa rescue aromaron el jardín de e mente desalquilado, siempre están Academia no hallaron en la tris tener mucho de cuento y mucho a lo que nos interesa lo que puelleza de la seductora Idara, la usar la palabra a tiempo, en apren gran ciclista, indiferente al extre.
La conversación amena necesita der a oír, y, más aún, en preferir mo como era, renunciara a la be.
di.
hablando.
teza del mundo occidental terre de crónica, y en proporciones equi de distraer a quien nos escucha.
lleza, a aquella extraor inari. beCuando el general Lyautey, que no propicio y se han secado. Entre libradas mostrarse alternativamen Entre personas cultas la conversa mujer que en cada paso de um fué varón de pocas palabras, ac nosotros separados del alma te saltarina y jugosa, grave y tra ción ha de ser siempre una cortuaba de gobernador de da escribía una página de stor Hanoi, comprensiva de Grecia por veinte viesa, y ni tan comedida y mono tesía.
mandó fijar en la puerta de su siglos de luchas. la Sería posible que Henri renuneia.
conversa corde que empache, ni tan pícara despacho la siguiente advertención, de no revestir caracteres os y pintoresca que aturda. Hablari ra a ella, que tantos hon brex cia: EDUARDO ZAMACOIS bía dominado, a ella, Gin ante su curos de disputa, tiene la melan bien no es abusar de la palabra. Tienes, realmente, algo que colía y el aburrimiento del agua Como todo, la conversación Madrid, 1934.
cuerpo perfecto y ante su ale está icía decirme. za fascinadora vió derrumbarse estancada. Nuestro amor propio sujeta a un ritmo. Dominar el diáInterrogación que le evitó más excesivo nos hace insociables; no logo es saber hablar a tiempo y muchas fortunas y prestis. n3 de de una entrevista inútil, pues de sabemos de términos medios; o no saber escuchar; es, en ocasiones, infinidad de hombres ampletenidos por ella, muchos de sus nos entendemos en nada, o esta decirlo todo, y a ratos expresarraban su amor o sus cnlv. as?
PERDONE visitantes reconocían la triviali mos de acuerdo en todo; o discuti nos a medias, con lo que proporcio Lilianne misma no habcia poti dad del pleito que allí les llevaba, mos enseñándonos los puños, o naremos a nuestros oyentes el pla LA EXPRESION do predecirlo. Sin embargo, elle em y se marchaban sin chistar. hablamos del tiempo.
cer de adivinar el concepto que sa lo intentaría y aquella misma tarTodos nosotros, tanto al ponerY la conversación es labor o em gazmente dejamos inconcluido; es pero si tiene usted de en que llegarían los correctes nos de pie en los banquetes para lleo espiritual de mucha más ele manejar a intervalos calculados la eructos agrios después de Paris, y en la que posiblemen brindar, como cuando nos senta vada prosapia. Conversar bien es feliz elocuencia de los silencios de comer, tome te Henri triunfaria, lim ze cientes mos a la mesa del café o del cír producir, es solicitar la hilaridad, cortos; esclarecer con una sonri Magnesia Bisurada que propuso ir al Bois de la Caribe la so culo donde testulian nuestros ami la curiosidad o la emoción, de nues sa, una mirada o un ademán, lo punto final de la famosa prueba receta gos, o si vamos de visita a una tros oyentes; es querer persuadir que los labios no creyeron oportualivia pronto, pues ciclista que anualmente lleva a. acud casa, debíamos acordarnos de la les de algo, o simplemente que no decir; salpicar nuestra plática neutraliza la acidez cabo los corredores francesos y ament pregunta de Lyautey, El Africa rer divertirles. Consiguientemente de interrogaciones; cultivar la tra estomacal.
belgas, entre las capitales de sus higid no: Tienes, realmente, algo que lo mismo que un conferencista, an vesura de los puntos decir. suspensipaises. Allá, en el misna Botue.
tes de subir a la cátedra, ordena vos.
tal vez lograría impresionar a la conversación es la mejor car aquellos puntos de vista en que ha también vigilar nuestra voz; Henri.
Aquella tarde, Lilianne vist. de negro, como viuda er luto impecable, de velo y guantes, y coilega mo de costumbre se hizo acompañar de su pequeño Fox Terrier. su paso frente a un florista comEL INFIERNO pró un hermoso bouquet, y luego VERDE EL INFIERNO VERDE siguió su camino en tranvia. Cuando Lilianne llegó al Bosque, ya la gente se arremolinaba en una EN cogerme en la celda, sin que nadie me viera, he inavenida. Los corredores hacian si: Mientras el abuelo habla, yo trato de coordinat ventado dar unos pasos. Tengo horror a las muletas.
mis fechas. He debido estar ausente de mi mismo du entrada, y como se esperaba, Hel IO Cuando esta mañana caminé con ellas, todos los enri venia a la cabeza.
rante muchos dias. Cuando mi padre y mi abuelo lleLilianne logró mezclarse en fermeros me sonreían, felicitándome por la mejoria garon por primera vez, yo no los reconoci. Mi padre quella masa humana, y aturdida pero yo les ví una infinita compasión por mis pierme ha dicho que los miraba con dos grandes ojos depor los vítores, poco le faltó para nas que parecen guindajos de la batalla. Por eso insolados y abiertos como puertas sin llave, pero que desmayarse al llegar al cordot: tenté esta tarde probar mis fuerzas y mover mis no pedia nada más que agua. También me ha dicho, tendido por la policía. Tal era su piernas. Estoy satisfecho, alegre como cuando la yeque, sobre el extravismo de mi cerebro, el abuelo hacansancio, que al detercrse, y po: gua retinta parió el potrillo manchado que luego fue bló largamente de estas cosas heróicas que él evoca evitar que se le cayeral. las flogalopes. Me he podido encontrar las para consolarse de su ausencia en la pelea.
res, el Fox Terrier se le escapó.
En aquellos momentos Henri y he logrado hacer que la pierna derecha res.
He aprovechado un respiro del viejo para echar avanzaba veloz como el rayo, y ponda a mi obsesión de caminar.
cuentas. Me hirieron en Nanawa. Después pasó la no las gentes, al ver al parrillo atraEsta obsesión de caminar es una cosa añeja para che pascual y el año nuevo. Ya estamos en febrero.
vesando la pista, gritaron, presas mi. Sentado ahora en mi butaca, frente a la venHoy de Febrero del año 33. Tenía unos viejos de de terror. Aquello podia ser la el tana que pronto descubrirá La rusa. pienso que seos de saber qué fecha era hoy. Se la hubiera pregun causa de una tragedia. así fue.
Henri quiso frenar, pero tal era antes de toda esta jornada, yo tuve tado a la enfermera, pero La rusa no me entiende.
misma obsesión de caminar. Cierro los ojos: Zavala, subido soMi abuelo sigue hablando. Parece que lo hace desde su velocidad que los frenos cedieron rompiéndose, y el valiente co bre un altonazo oteaba las lejanías. Yo estaba en la tumba. Dice cosas tan lejanas, tan remotas. Espera rredor fue lanzado a cinco o seis Ipetonces a su lado. Había que caminar dia y noche que yo me bata como él lo hizo en Humaitá. Quiere el metros, cayendo de cabeza.
para llegar a Boquerón. Las cosas han variado musacrificio de todos los hombres hasta la última gota Liliane, que corría tras el pecho desde entonces. Mis piernas que bisectrizaron la de amargura, en defensa de aquella tierra del desierto.
rrillo, fue atropellada también. Por Tiene seguridad plena de que he de portarme como un un momento la griteria la ensorpampa son incapaces ahora de acercarme a la ventahéroe, cada vez lo dice, me golpea la espalda, sadeció. Sintió desfallecerse na. si lo intentara? La rusa ha apagado la luz tisfecho de que en las trincheras haya quedado mi Cuando se incorpori, a su lado Aun más: sube el cristal, y yacía un hombre: era Henri.
por el boquete, contra la noche, se cuelan los aromas carne despedazada por la metralla.
La tarde, apacible, se llena de campanas. En los muerto también por su culpa. po: del jardín, enflorecido, por Mayo gentil. Ella está culpa de ella, de la bella y tráEste documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.
gica Lilianne.
cuentra man nadi TOSO anacas trata os led a jas mi caballejo fuerzas oa enca; guez y alza las persianas.
RZO

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