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CUARTO TRIUNFO LA RECONQUISTA DE TALAMANCA (NOVELA COSTARRICENSE) LAS na (CONTINUACION)
DEL EQUIPO MEJICANO ENTRA LAS Joan Esta mañana, la artillería mexicana hizo caer ocho veces la valla hondureña Los centroamericanos solamente pudieron fabricar dos tantos Esta mañana, a las ocho y me tienen la exclusiva de estos juegos, fresco a éstos para el encuentro de diz, comenzó el match de balom anunció con su potente sirena el mañana en la tarde contra Costa pié entre México y Honduras. El final de este partido.
Rica que será, a no dudarlo, el metriunfo, desde un primer momento, El match se caracterizó por la jor de la temporada olímpica.
se dió por descartado a favor de violencia de sus jugadas y por el En el primer tiempo México ano los aztecas, ya que la técnica, fuer dominio absoluto de los aztecas, to solamente tres tantos. Pero en za y maravilla del fútbol mexicano que con el de esta mañana, llevan el segundo marcó cinco tantos más con ampliamente reconocidos. ya cuatro triunfos, ganando por contpletando los que le dió el asi fué: el marcador, al finalizar consiguiente ocho puntos hasta el triunfo.
el match, mostró ampliamente el momento López, el Diablo Azteca, fué el tr unfo de los mexicanos, por el El cuadro mexicano se presentó héroe del partido. 15. 000 personas a. Ito score de tantos contra sin varios de sus titulares ya que llenaban el Estadio.
EL DIARIO DE COSTA RICA, su entrenador desea tener de recomo siempre, ya junto con LA HORA son los únicos diarios que LAS LAS LA LAS Las huellas digitales resuel ven misterios antiguos MR. REED PERDONA AL HOMBRE QUE LE ROBO MIL COLONES LAS mue Londres. Se han encontrado huellas de los pies que se conside. Sin embargo, la acción de la justicia seguirá adelante ra que fueron hace 3, 000 y que de acuerdo con los vestigios encontrados, se piensa que se trata de Hace pocos días, la prensa na Este solicitó y obtuvo su liberlas antiguas ruinas de la ciudad cional informó sobre un cuantioso tad bajo fianza de haz que el albib. ica Mizpah, de Palestina. Di robo de que había sido víctima Mr. calde fijó en la suma de mil qui cen los arqueólogs que los vesti Reed. Los detectives intervinieron nientos colones.
gios encontrados a baja profundi activamente en el esclarecimiento Esta mañana, Mr. Reed se predad demuestran que pertenecen a del hecho, y tras muchas pesqui sentó en la alcaldía y ante los fun épocas anteriores.
zas lograron atrapar a un negro, cionarios hizo presente su deseo Las huellas de los pies que han viejo empleado de la familia, al de que al acusado no le pasara sido encontradas en los caminos cual se le encontró, dentro de un nada, manifestando que él lo per donde refiere la historia que tran reloj, el diseño robado. El hecho, donaba de toda culpa.
si aban los habitantes de Mizpah, como es natural, pasó a conociSin embargo, la acción de la jus indican que en el caso particular miento de la alcaldía segunda pe ticia seguirá adelante, hasta dede estas ruinas, explican su exis nal, donde se inició la sumaria, jar debidamente sentada la res tencia por los elementos cerámicos dictando auto de prisión y enjuicia ponsabilidad del acusado.
encontrados.
miento en contra del acusado.
EL MISTERIO DE LAS PISTOLAS SILENCIOSAS POR EL FAMOSO DETECTIVE 9 de difuntos. Sobre los hombres, en las altas copas de los vetustos árboles, el viento del Atlántico gemia y lloraba prolongadas a mentaciones.
1a Jucha era cruenta. La selva no se dejaba domenar. Crisalen la pada por el ansia de vivir reaccionaba y, con feroz tenacidad super oponía Joca resistencia a los que intentaban profanar su quietus INTRA milenaria. Del pantano letal se desprendian en las noches nubes compactas de mortiferos zancudos, y el paludismo diezmabao desolada fila de peones; Jas serpientes hincaban alevosa frin mente los colmillos en las pantorrillas de la peonada, y los hop.
bres morían sin remedio, trasudando sangre o ahogados en. com vulsiones horripilantes; las aguas, en los sitios lejanos de los rio Electri emponzeñadas por el estancamiento, rasgaban las entrañas de los que en ellas apagaban la sed; las moscas papalomoyos desces.
dían de improviso en brillantes espirales sobre los trabajadores y podrían en vida las carnes que lograban morder, marcándola ENTRA con ulceras purulentas e incurables; plantas de apariencia irofen.
siva, al sentir el filo del acero, salpicaban con su sabia cáustica la piel de los agresores. el valle antropófago devoraba hog bres y más hombres.
Es la pugna titánica que allí se desenvolvía, sin ruidos con tranquila crueldad, llevaba la selva la peor parte. Los invasores llorar reponían rápidamente sus bajas; en cambio, los añosos troncos caian inexorablemente, uno en pos de otro. Aquellos contaban con mia fuente inagotable. De la meseta central, de la provincia del Guanacaste, de las Antillas, traidos por el tintineo de las mo.
nedas norteamericanas, afluían en un torrente interminable los hombres necesarios para llenar los huecos que la muerte iba de jando en las líneas de los paladines de la civilización.
Al regresar una tarde al rancho, los hacheros encontraron a INTRA Porfício Rojas rigido, tendido de espaldas en la palizada que ser.
DEVE: vía de riso al tabuco, poseido por el delirio y tiritando de frio: la malaria ya le circulaba por las venas. En una frágil homaqui: lla lo trasladaron, después de dos días de fatiga, al campamento más cercano. De alli, arrojado en un furgón, entre racimos de ba Nue nanos, llegó a Almirante.
Convalecía el enfermo cuande repentinamente se le mandó JUNTA llamar de una de las oficinas de la empresa. Un joven, tan blanco como ulio, le interrogo: Presiden. Osted muchacho colombiano trabajando con los hracheros sentant en lalamanca?
Presiden tes, sir.
gar.
ito you speak english?
ler: Vic. all and half.
Pastro Con verdadera satisfacción le explicó el joven ingeniero nor Vice teamericano que tenia excelentes recomendaciones suyas que ahora que se sabía que hablaba inglés, no vacilaba en llevárselo crétar consigo como ayudante.
rida. Enjas, en compañía del ingeniero y de tres peones, volvió rosecre otra vez a la selva, pero no a descuajar montaña.
Arribas por las brechas que iban abriendo los machetes de los peones Contado en la hosca maraña de helechos, pacayas y trepadoras, se internaba la comitiva en el bosque. En algunos sitios el trillo, como Tesorer un socavón serpenteaba bajo bóvedas de tupidas ramazónes, en franjo.
una penumbra tibia y húmeda. En otros lugares, donde clareaba Bibliote el monte, y crecian matorrales de piñuelas rodeados de iupidas y altisaras yerbas, de súbito sentía el peón que caminaba de primero que bajo la hojarasca se movia, resbaladizo, el tremedal felón. El instinto sutil de los conocedores de la selva detenía en ra.
ya al machetero; de lo contrario, lo engulliria el lodo temblante y gelatinoso de la ciénaga. veces, en la costa, para salvar los infranqueables esteros, tenían, en busca de la selva, que hacer pesadas jornadas por el cords arenoso, en algunos puntos hasta de media milla de ancho, que corre a lo largo de la playa. En los tórridos arenales calcinados por el sol, bajo un cielo de cobalto cegador, se reian de trecho en trecho, diseminados manchones de palmeras enanas y espinosas en torno de un cocotero o de un guarumo. Al margen de la franja de arena se levantaba bravía la floresta que ocultaba en su seno las aguas sombrías y quietas de los esteros que alimentaban las vecinas ciénagas. Allí, los gigantes de la selva costarricense, colosales cativos de más de sesenta metros de altura, coronados de espigas blancas, se erguían altivos sobre uns mullidz alfombra de vainas negruzcas.
Una mañana, para tomar unos niveles, tuvieron forzosamente que llegar hasta las lodosas riberas de una de las lagunas. Encima de ella, sostenida por el artesonado fantástico de la enramada, se recostaba el regio palio del follaje. Hacia el centro del sberbio toldo se abría el hueco de una claraboya que dejaba caer sobre las torvas aguas una barra luminosa. Por el brillante tra galuz luyeron atemorizadas las aves que poblaban el estero os cura y repulsivo: garzas blancas, grises y rosadas, de encendida púrpura con las alas ribeteadas de azul y amarillo y loros gritones. Los cariblancos, en el abrevadero de la banda opuesta, dentro del manglar, gruñeron amenazantes, y la manada en tropel huyó también despavorida. Luego reinó un silencio al. gusto. sólo se oían, a intervalos, el ruido de las iguanas al lan zarse al agua y los bramidos de los congos. Allá, en una ensens.
da, un caimán en quietud hierática, con la tarasca abierta, espe raba bas huevos y los pichones que al moverse inquietas las are hacian caer desde las ramas. Sobre el tronco oblicuo de un árbol tendido a manera de puente a través de uno de los estrechos, u peóa so tenía la mira. Al cambiarla de sitio por orden del inge niero, perdió el equilibrio y cayó al caño profundo. En la na verds se abrió una araplia circunferencia burbujeante y segur dos después surgió la cabeza del negro entre círculos concéntripeligr) Porfirio Rojas izó el cuerpo ya incompleto del jo:nalero: un tiburon, de una dentellada, le había amputado una pierna.
En la tarde, cuando pasaron por los ranchos de la población negra que, dispersa por la costa, vivia allí de la pesca y la cars (CONTINUARA)
LUN Av04 AUTO Out Oy OLA 72A 700ave Loe 040 EVEZ AEROAVERTO DE CHEYE VNE, EL ENMAS CARACO VISELA HACIA EL SU2 La persecución es en serio. El auto que conduce al detective al aeropuerto de Cheyenne entra a toda velocidad escoltado por un tráfico. Mientras tanto, ya el Enmascarado vuela rumbo al sur. Lo alcanzarán?
000 STA 267O. SE EMC NAS LE OMSO, TER, QUE EL EMMASCA 24.
NO PIERDAS EL ALENTOYA ME Oo.
ORAS EN EL Avid MUY BIEN guacamayas 1981 ting fees Space, Inc. Grew Anisia righe served 12 2. Los empleados del aeropuerto, que ya han sido avisados, tienen listo el avión que servirá para perseguir al bandido. Sin perder tiempo, el detective, Mc Nab, que es el jefe de policía y el reportero, toman asiento en el avión. Comienza la lucha.
pagina DIEZ LA HORA LUNES PRIMERO DE ABRIL Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.

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