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ATARDECER En tanto que la tarde se queda dormida los pájaros trinan sus últimos cantos que cual armonia de estrofas sentidas anuncian la noche tendiendo su manto.
UN BARRIO TRANQUILO DE MADRI Hay quietud en las cosas, en la flor perfume en el follaje espeso un olor a tomillo, y a lo lejos parece como si el sol se uniese con el cielo nublado en constante delirio.
CUMPLE los últimos rayos del sol que se esconde vienen como encantados a dorar los montes; y en el arroyo forman dibujos de escarlata. son ellos el postrimer y calientito beso que al expirar la tarde, recibe con embeleso, mientras que el paisaje destiñe en lontananza.
Con ayer la las apre Duranc Fernánde guidas de sentamos saludo.
LAURO LANK OPERAI Manuel Antonio Chaves Brenes.
Abril 12 de 1935.
Todas las misteriosas tigris El sál de la delicada señora EL DOLOR DEL BOBO de esperanza posa de Eduardo Practic rúrgica Oculto entre la fronda amarillenta don el campo atalaya y la llanura, e inerme en el redil de su tortura, el bobo enternecido se atormenta.
y Herná Nadie sabe qué sufra o qué presienta!
Muy triste se terno dentro la oscura y vieja ramazón de la espesura, pues su pena se dice que es muy cruenta, magnific te el pe la estin tra ya Jencias.
Mucho tados o factorios hacemos blecimie ma. en las tardes de lumbres ya lejanas cuando dulces (eanturran las fontanas, bup. canta con ternura y desconcierto, y piensa que su nido en la arboleda triste y solo tal vez, ya pronto queda si él desciende hasta la gramą muerto. H. DIAZ UBALRRY par De ver LOS RUALDOS niente se calma con un encanto una antigüedad relativa en la ab púsculo parece haberse com ¿Por que esta tristeza del po ficación es un fondo antiguo, de, tido de reposada tristeza dedo en la sombre que aquella mágico y se hace de pronto tole soluta juventud de Madrid, rable en esta zona de Madrid que una antigüedad que si en algún nas del matiz de la tierra caso llega hasta el siglo XV jan sobre el verdor grave tambien ve morir el día y alumbra sus tardes con reflejos de SO Iglesia de San Andrés, Casa de ribera. Entonces el barrio se asume la actitud de una ver les oblicuos? En las alturas que San Isidro. por lo general roodean la calle de Segovia, pro detiene en el siglo XIX, en la época que despliega su sombra ca de la guerra de la Independen un lienzo piadoso ante el dedores de ese yermo cerro de las cia. lo largo de estas calles plá se pone: y parece un baru funda como un valle, en los alretranquilo y viejo que parece en jeza del barrio de la Inclusa, se cual vuelven todas sus venta Vistillas, hay un barrio dulce y cidas en que ya se insinúa la ma sagrado al crepúsculo, hata ma azul: y en el cual la tristeza con anchas escaleras y porterías con la actitud de una mujer vuelto en un ligero velo de bru ven fondos de esas destartaladas, un monumento de recueros, del poniente parece haber encon de madera, talladas como capillas, de, se ha sentado para ver trado su centro tranquilo de con y balcones de lisos hierros rema so grave y coger las primers formidad y haber hecho del rojo tados por bolas de metal, que re trellas.
ocaso un crisol para su melanco cuerdan las tocas viñetas de aquelía. Este barrio, encumbrado 80 lla época, con una solidez que nociones del ocaso, todo su se bre colinas, erigido a la altura del es de hoy. se ven todavía vie de nostalgia y sus arcos de hierro hace moderna nes desiertos, que dejan adivinar bre esas colinas últimas viaducto la inerte mole que por jos palacios, de amplios zagua vertida, gravitan intenta y británica la arqueológica silue salones interiores aun más am asientan sobre el valle en qut, ta de los romanos acueductos es plios en los que el espacio se lle de la Moncloa corre el rio mecido mirando serenamente los sar en aquellos salones destarta cipreses y las colinas de Sa un barrio antiguo que se na ador na de magestad y que hacen pen ran los antiguos cementeria ocasos azules y rojos y las celes lados un huecos en que el país redo. Las últimas lucs de la La melancolía volucionario improvisaba oficinas les acribillan con sus saeta lleza resignada. Hubo un tiempo el espacio con múltiplesa biombos: vena cálidas heridas: las del ocaso se ha hecho aqui una be a comités concoceleslea briesmanso redas, abriendo en su there en que ese alto viaducto ofrecía salones de muros despojados y te primeras se tienden sobre una caída fácil a los suicidas nos chos altísimos por cuyos ámbitos con amor, como si fuesens tálgicos de las altas torres. Pero imponentes los, sans culoites anda jas, destrozando sus cabellera hechizo de aquellos ocasos quietos, nar sobre el suelo, para no ser zándolas con sus largos braz largos, largos, acabó por encan dominados por el noble silencio del curos, una por una, en la a barrio. Oh! la belleza de este bardas. El espíritu de aquella épo oculto de la madre. Mientra barrio antiguo, de calles claras, ca enciclopedista y revoluciona cumbre de esa última colina semejantes a cristales lavados en ria es el que se halla recogido en más saliente y desnuda, sem la noche, donde aun hay blancas este barrio noble, invadido por te a un mes de noviembre que tapias de jardines y calles sin sa una plebe sencilla, más bien pue tenta en su cumbre el campi lida, que se abren dulcemente en blo con toda la llaneza y bondad las Vistillas, aun está clara e plazas, con blancos muros cruza de su condición: barrio de verdu luz de oro, su ladera pelada dos de negras rejas en el fondo leras y de zapateros de portal, de rece cubierta por negras guals y torres mudéjares y eallejones majas y de comadres, que conser pas fúnebres: el hoy y el tortuosos, sobre cuyos negros bal va una fisonomía muy siglo XIX, se unen todavía en ella y el cones he visto ondear en primave muy devota y un tanto demagógi bolo misterioso de los collados ra las cortinas mas blancas. Todo ca, y en el que vive un pueblo in hace extrañamente vivo este barrio, antigua morería, está genuo e impresionable al que se quien la contmepla. Con sus lleno de la dulzura del ocaso que le supone todavía capaz de la pie dientes áridas, sin una yerba se le muestra largamente cada dad fervorosa de las romerías y das como una desnudez silvest día, de la paz y de la serenidad del furor frenético de las matan. vestidas sólo de la sombra que de los barrios antiguos, donde zas de frailes y entre el cual bus pa y su cumbre, aun ilumin quedan resabios del Oriente. Aqui camos, redivivas, a aquellas coma por la tarde, con esa luz obilis están las calles estrechas y torcidres, plácidas imágenes del tiem que se despide y que parece das, llenas de silencio en el me po que, en una revuelta futura, na de intenciones. cuan er: diodía, que pueden recordar los habrían de convertirse en las te siva la luz que se aleja! es antiguos barrios de Sevilla y Torribles furias desgreñadas. lina avanzada que por encima ledo: aquí están las calles breves Pero la impresión dominante de río contempla otras colinas, y claras, de fachadas blancas o este barrio, situado entre el sur y tadas de cipreses, parece un ta azules, como adormecidas en su el oeste, es la placidez del ocaso. lo erigido a la tarde, un tin limpia paz, florecidas de horten Visto desde lejos, desde el campo místico elevado para que el sia en los balcones; aquí también del lado allá del Manzanares, nues, reverbere la luz del ocaso mi esas otras antiguas, sombrías y tros ojos y nuestra alma se ador mento cada tarde y el día olvidadas, con grandes paredones mecen contemplando la placidez ne de conciencia y el mister amarillos, como perennemente do de sus gruesos humos azules, la las sombras oblicuas se nos rados por el sol del poniente don armazón amarillenta de sus edifi. sensible. Esta última colina de en verano oiréis zumbar con un cios, enjalbegados con esa cal ama mo un éxtasis ascético al extra zumbido ronco los insectos; aquí rilla que hace más viejos, con una de la ciudad inquieta y tiene también los grandes mercados, dorada vejez de sol los grandes sola. tal es su sentido reliz sombrios y fragantes como huer muros, sus cúpulas abombadas co la solemnidad de un tempo tos, las plazas verdinosas, como mo fanales, más bien como gran recoge sobre un ara desnuda compases de convento, donde se des y flojos nidos de golondrinas sombra de todos los misterios alzan iglesias de piedra corroída, El amarillo y el azul pintan la más allá, del universo sidera rematadas por cúpulas azules, perspectiva con sus colores tran del tiempo. Vista desde lejos co y se coordinan idealmente con Se adivina desde lejos el barrio como un Angelus enorme, cu el ocaso, su presencia nos ese zodiaco de cúpulas que cruza, como lleno de conventos, de gran laza un instante cada con como una zona de color caliente e des caserones, de iguales monu los misterios dispersos, con hinchado, el mediodía de nuestro mentos, como henchido continente.
de una dos por un instante, parecen En este barrio tranquilo, está na, cuya agitación ha de expres vespertina. Un Seminario, e vida bullidora, pero no muy moder cerse aflojados en la pener todo cuanto Madrid puede mos. sarse, con el ritmo del ocaso, en trarnos de bellamente antiguo. cantos de niñas y voces de maha interpretado su sentido ta Aunque las casas modernas aso dres. Erguido sobre colinas, el ba so. Pero ella, ella sola, ere do en cuando, di fondo de la edi ver en poniente se sentada en 10, como un lóbulo entrega mo un templo erigido al crepe mo un regazo abandonado sombras cansadas, como un lina de camposanto que las Corre saltando airosa la vacada bras florecían en cipreses.
bajo el sol que calcina y reverbera, sobre esa última, johauge y en torno del corral rumia y espera ya se han trazado sombras de ronaves.
impaciente la joven ternerada.
MUSIC De la enhiesta loma tras la hundosa jiba, nido de lumbre cuando el sol se acuesta, vénse aprestos volar por la floresta los rualdos en bandada fugitiva.
Acaso en una dulce rogativa eleva sus motas esta alada orquesta; sus gargantas preludian una fiesta, o el requiem a la tarde compasiva.
Proge Tá esta Banda Parque del Ma Cac cha Los turd Ma Chi rete Los la Swe nal Muy temprano dejaron sus nidales al igual que los tordos y turpiales; hoy retornan mientras la tarde estampa allá por e legnfin su lumbre gualda y cual lampos de tintes esmeralda, se ven veloz atravesar la pampa.
NATAL DEL TEMPORAL La niebla en copos blancos se dilata vacilante en la absorta lejanía; velando su perfil la serranía, se oculta entre las mahayas de su plata.
Ayer su nata ta Ame dora de amplio las ha reci LÀ HC sincera lo de o pañera Rumores de ignorada catarata se pierden por el valle y por la ria, y en los tehcos que encubren la alqueria toca la Huvia su invernal sonata.
BAUTI La montaña tornándose plomiza se diría que llora a agoniza en la lejana beatitud rural.
DEL ORDEÑO a cuyo amparo, llora la maleza junto a la fuente que acompaña y reza, los salmos que aprendió del temporal!
En lois Bu Yglesia pila ba Nuestra niñita tros bi co Mar lla sen Iranza DIAZ UBALRRY CANSINOS ASSEN los non Protestando iracunda, acongojada salta y brama en la paz de la galera, una vaca mohina cuya overa cria, ya tarde no ha sido libertada.
la Trin POR ALGO EN Los Delgados se Enferman con mayor facilidad que los robustos.
NO SEA DELGADO salud y fuerzas tomando Luego dócil y asida al bramadero se alegra y se complace en su ternero cuyo hocico permite bajo el hanca, Paw Pastillas del Dr. BEEK que la fama de las para los Riñones y Veji aumenta de día en dia Cómprelas en las boticas aumente sus carnes, espando. CARNOL donde hinca en dura arremetida tras el materno jugo de su vida que de las ubres pródigas arranca!
LEA ESTE DIARIO Procúralo en las boticas DIAZ UBALRRY PAGINA CUATRO LA HORA LUNES 19 DE AGOSTO DE 1935 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.

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