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EL POEMA DEL VAGABUNDO LA JOPA LITERARIA IDEA POR QUE (A José MARIN CANAS)
Pasa una ráfaga de luz, y la sombra queda, blanca, en mi.
Por qué me sigues, dí por qué me buscas No te basta saber lo que he sufrido No me mires así, porque te ofuscas No dices que tu nunca me has querido? Déjame por favor, yo te lo pido Déjame ya vivir tranquila y sola Aquel amor hoy duerme en el olvido y brilla para mí una nueva aurora.
Había nacido para la distancia, Tenia los ojos amplios para captar el paisaje.
La vida había enredado a sus pies muchas rutas.
Sabía muy amargas filosofías de viajes.
Contaba de una geisha que le amó locamente.
Hablaba de una hindú sabia que le explicó el Ramayama. de una griega que le enseñó la plegoria del Acópolis.
De París el imán espiritual de la tierra También contaba muchas cosas.
Lloraba al recordar a una quiteña que le eriseñó la canción del trópico. de tantas más!
Su alma era como una esponja para tas emociones.
Escribía versos para regarlos como semillas al viento.
Era feliz con su hambre inmensa de distancia.
Habia tenido tantas mujeres como cabellos.
Todos los caminos eran amigos de sus pies alados.
Un día le encontraron muerto a la orilla del camino.
Apretaba entre sus manos un rizo rubio manchado de sangre.
Era su historia!
Pasa.
y en mis veinte años concibo una idea.
La idea.
y es como una sombra, y como una verdad la que aletea en mi jardín de nuevo florecido.
La idea.
y es como un cielo, y como una música que besara mis hondos anhelos de vida sereka.
Es la verdad que he sufrido mucho Al recordar aquel amor pasado Sufrí y tu corazón fue el que no supo conservar el amor que te había dado.
Adilio GUTIERREZ Te di mi amor, mis besos, mis caricicis Mi pobre corazón también te dí, Es tarde hoy, guardate esas sonrisas para otra mujer, no para mi.
DOMINGO Virginia ZELEDON CASTRO (Para Miryam Francis, de, licada escritora. de abril 1936.
Se me pierde el corazón en las llamas del ansia. Por qué no pasa pronto este tren luminoso: MI HIJA Allá en la lejania ella enreda la espera; y su voz, queda, larga, la llevo aquí conmigo.
Daisy Navas en el día de su cumpleaños 30 de marzo. EL OSCAR MIRON. Partiremos al fin. El amor en mis venas fragua conspiraciones; y temo a la tardanza. dan Que tu boca en flor alegre se ría; tus indagaciones deja para luego que a tu edad conviene, pobrecita mia, la risa y el juego.
EN INQUISICION La noche silba el negro canto de los caminos. Por qué no pasa pronto este tren luminoso?
Pereibiendo los gritos que aguzaran sonoras las campanas macabras anunciando las horas, con sus gajos pausados de broncíneo metal; aterrado en la sombra, con el pecho oprimido, varios años estuvo Richard Hauptmann recluido tras las rejas de acero, de su celda fatal.
Sé de dónde nace tu melancolía.
Piensas tantas cosas a tus cuatro años Sueña tantas cosas pobrecita mía esa cabecita de bucles castaños; Adilio GUTIERREZ PENSANDO Con estrechas esposas el invicto acusado escuchó la sentencia, sobre un banco sentado, y vió llanto mentido de mujeres, correr; por las tiernas mejillas como perlas preciosas, como gotas de sangre que tiñeran las rosas, por lo: labios teñidos, a torrentes eaer.
Ríe que tu risa es la luz del día, tu sonrisa triste es claror nocturno.
No te me parezcas pobrecita mía en lo pensativo a tu pobre padre.
La cabo cánd ent que época tando darse vame es bi corda de no sueño Tut ment gún al ma Yo seré un raro puño en locas alegrias en aquella carrera de las almas oscuras, No quiero llamcirte pobrecita mía ¿No estas buena? Ríe. No estás fuerte? Salta Vaya a los campos con su madre. Viva alegría La tuya compense la que a mí me falte: Señalado por Wilentz como el tosco asesino, todos vieron escrito su terrible destino, su doliente calvario, su amargura sin fin; sobre el trono de fuego, todos vieron sin vida, con bandeja de plata, su cabeza servida, al Colombo del aire, por el hoseo Delfin.
Yo seré luz dorada en aqueila tragedia en que mudos irán los hombres más alegres.
San José, 30 de maroz de 1936.
Miguel NAVAS Nicaragüense. II bi Muchas lágrimas hubo de regar solitario, el antiguo guerrero por su cruento calvario, tras las daga punzantes que le hacara el temor. esperando la hora de sus horas postreras, unas horas le dieron nebulosas quimeras, otras horas clavaron en su pecho el dolor.
Yo no me iré en la noche por esa senda clara que me lleva a la muerte, CASO ALG ¿Para qué ir, si la vida me tiende su alborada de ensueños nacarados?
En sus noches eternas, por su rostro severo se pintaba la angustia, tras las rejas de acero, persiguiendo en los cielos algún rayo de luz; musitando oraciones con palabras dolidas, con las manos huesosas a las barras prendidas, con sus ojos azules eserutaba el azul.
El sol se va a dormir en la vertiente, y, en alarde de loco soberano con rojo manto se atavía ufano, y tiñe de rosa a la luz muriente.
Pub una dano por do en Cuando en la cordillera resuenan los tambores, are me quedaré muy solo, con la luz de los vailes, encendiendo luceros al caer de las horas.
Color rosado es todo lo existente en el jardín don su linda mano, acaricia mi rostro dulcemente al par que hablamos de un amor lejano.
Con pasos resueltos caminando al abismo, una noche de tantas, en heroico estoicismo con sublimes plegarias elevándose. Dios; por la puerta mortuoria que conduce a los patios, de la silla macabra que transmite los vatios, los testigos a Hauptmann, contemplaron en pos.
Adilio GUTIERREZ comes atend gracil much cual reco ta debe gobier vecho Ea con Heredia, Abril del 36.
En su escote, al hacer esa caricia, se detienen mis ojos con malicia y adivinan lo que hay tras. el vestido. TIMONEL también al verdugo, de etiqueta vestido, a la cámara humbria, con un paso medido, como espectro lo vieron, temeroso llegar: revisar los cordones de la silla funesta y ceñir con sus manos en contorno a la testa de la víctima triste, la corona fatal. dónde vamos, hijo. Hacia la vida, siempre. hacia la muerte, nunes Mi mirada, cual pájaro en nido, en su seno se aduerme con delicia, y siente anhelos de reción nacido.
otras La noche ya cerraba sobre los corazones hechos de mar y luna, Mario Fernández Callejas.
Espirales de humo, de fibrones quemados, la tragedia de Hopewell en papiros sellados; en misterio envolvieron con su olor internal; el pañuelo de Fisher, en lamentos de niño, empaparon sus ojos con su llanto de armiño, al mirar los escombros de su torre triunfal. dónde vamos, hijo?
Hacia la vida, siempre, hacia la muerte, nunea.
Adilio GUTIERREZ MIXTURA tros llón vador kilóm tos en rritor efecti por tes.
danto zase do, te call En la alcoba la esposa, del pequeño inocente, con espasmo miraba dibujarse en la frente, el estigma que Condon le marcara también; y al llevarle las ondas a la madre apenada, la noticia postrera, de crespones oriada, temblorosos sus labios exclamaron, Amén. YIYAS LACAYO San José, abril de 1936.
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