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LA FORA LITERARIA Decoración Heráldi.
El Numen xilado las alas del consorte.
Humana primavera, ambrosia saturnal. qué luengo idilio puede colmar el ansia de esta fiembre mia que en placeres románticos se excede?
LE Manso el Oso LA Naturaleza circunscribe, incauta, el verbo que conmueve mi organismo: canto; pero mi canto hunde su pauta en el profundo arcano de mí mismo.
aulla sin piedad la cruel fiereza, debatiendo la entraña sensitiva.
Es todo soledad. El duelo empieza a congelar el alma que en si priva Soñé que te encontrabas junto al muro glacial donde termina la existencia, paseando tu magnífica opulencia de doloroso terciopelo oscuro.
Tu pie, decoro del marfil más puro, hería, con satánica inclemencia, las pobres almas, llenas de paciencia, que aun se brindaban a tu amor perjuro.
Mi dulce amor que sigue sin sosiego, igual que un triste corderito ciego, la huella perfumada de tu sombra, buscó el suplicio de tu regio yugo y bajo el raso de tu piel verdugo puse mi esclavo corazón de alfombra.
Julio Herrera REISSIG.
que no propulsa surtidor acento cual la pureza su canción rescata, y en ánimo homérida, violento, en furias saturnales se desata; implícito placer, de ser amado en favor del amar, obra certera: iya que el amor, en vida, forma un hado, aun so del evento de la fiera!
que en vano trova al apacible enervo que infunde en flor estrofa peregrina; ni de la fuente al rumoroso acervo, ritmo de una deleite diamantina; El rombre, sí, que a su talante justo construye su palacio hacia los cielos, derrumba la virtud de sus anhelos a expensas del sentir: amor augusto!
Afán de espirituales aveniencias por la promesa del extraño molde; si funde mal, no hay ácido que solde el vértigo final de consecuencias dar to ria alat riza ya las de!
col ΕΙ par el did Nu ros CONSAGRACION no cerca del profundo y dilatado suspiro de los ocios familiares. todo reduce al númen exilado el soberbio cantar de sus cantares!
PI Atisba el áureo resplandor del rayo que su alfanje de luz elava raudo del monte gladiador sobre el escudo, que esquiva la inclemencia, de soslayo!
Propio el empuje del vaivén sombrío que sobre ingentes rocas fiel restalla: tel mar, el mar, el mar es siempre mio, pues que mi canto en su turbión se alla!
que enmarañan la ruta prometida en aras del candor inexperiencia; jel hado del amor sobre la vida es una esencia que no admite ciencia!
En dónde, Homus, colocarse ofrece un átomo, de átomos cautivo, si en la alquimia de Psiquis, genitivo átomo rel amor se desvanece. Surgió tu blanca majestad de raso, toda sueño y fulgor, en la espesura; y era en vez de mi mano atenta al caso mi alma quien oprimía tu cintura.
De procaces sulfatos, una impura fragancia conspiraba a nuestro paso, en tanto, que propicio a tu aventura, llenose de amapolas el ocaso.
bi pi Ru Od lé: Liberación de espíritu indomable que en el orbe interior se pdecipita por gravedad que un corazón palpita, siendo, mientras palpite, formidable! Profunda insaciedad en carne bella, presto será que en el dolor sucumba: cuando, dentro del rio, hay una estrella, por fé de luz pluguimos una fumba!
Pola Pálida de inquietud y casto asombro, transtu frente declinó sobre mi hombro.
duniéndome a tu ser, con suave impulso, IN En tanto, el prudente amanecer, bucólico deleite virgiliano, no florece, nunca lo torna a ver la fugitiva estrofa de mi mano.
Inarmonía que nace en armonía de muda excitación, harto pregunto. es sino un hilo el que confunde el dia a la noche, de excitaciones junto?
al fin de mi especioso simulacro, de un largo beso te apuré convulso, hasta las heces, como un vino sacro.
se Julio Herrera REISSIG. Doliente de traición, el arrogante bíceps apolonida. joh, primicia vernal del bello dios predominante!
languidece en la lúbrica delicia.
Labios besamos deleitosa fuente mana puerilidad; el tibio seno busca arropar la faz de un nazareno para blandir las gracias de su frente. El clamor de los orbes exaltados atenúase en gamas exictantes: iy coagulan los hórridos pecados capitales, ónix en los diamantes!
En penitencia del amor. Oh, disoluto huerto profano que a placer provoca la humana condición. parco minuto en absorber un alma por la boca!
SANATORIO DURAN S a CADA PRIMER DOMINGO DEL MES VIAJES Es sobrenatural: inútil forma impusa el ritmo del cantar severo; e imposible será finita forma de la transmutación en el venero.
Victima, adrede, virginal acento del bardo soñador, pides auxilio cuando el filo de Eros, alma adentro, asesinate, toh, númen. en exilio.
DE IDA REGRESO Venta de tiquetes en la Cantina Chaves. 25 IDA VUELTA Después de las p. Jos sábados anteriores al viaje no se venden pasajes. ALVAREZ BERROCAL Trina en su rama el ruiseñor, nervioso dirige atento su mirar aleve tras las sombras que esbozan en la nieve San José, Costa Rica.
Mayo 15 de 1936.
SCHERZO CANCION DE LA VIDA PROFUNDA Una noche muy clara todavia sobre la tierra azul de las montañas, rala estrella proverbial de las cabañas como un dulce cordero conducía.
Difundiendo ilusorias telarañas olvite envolvió mi especiosa cortesia, y en jovial frenesí de melodia pánico viento numero las cañas, Bajo la cabellera asaz confusa del sausal, murmurábamos la esclusa ho un remoto temor de, encrucijada.
ia ponía en nuestro intimo alborozo, el convulso cristal de su sollozo la náyade en las sombras degollada. Leopoldo LUGONES EL ENOJO RETO Con lento andar camina por la acera, El hombre es cosa vana, variable, ondulante.
y hay tal cadencia en ella que admirar, que al influjo de exótico danzar MONTAIGNE parece que su cuerpo se moviera, Hay días en que somos tan móviles, tan móviles, Carne en flor, de mujer en, primavera como las leves briznas al viento y al azar.
es su carne que sabe despertar Tal vez bajo otro cielo la gloria nos sonríe.
inquietud masculina por doquiera La vida es clara, undívaga y abierta como un mar.
cuand ondula, como ahora, al caminar.
De unos labios, en vez de madrigales, hay días en que somos tan fértiles, tan fértiles, de pronto brotan frases a raudales como en abril el campo, que tiembla de pasión: que son piropos rudos como agravios, bajo el influjo provido de espirituales lluvias 12 el alma está brotando florestas de ilusión. Se detiene colérica, ofendida. y pasa luego desdeñosa, erguida hay días en que somos tean sordicos, tan sordidos, con los senos retando aquellos labios, como la entrou oscura de oscuro pederna: Mario FERNANDEZ CALLEJAS la noque nos sorprende, con sus profusas lámparas, en rútilas monedas tasando el Bien y el Mal. hay días en que somos tan plácidos, tan plácidos. niñez en el crepúsculol Lagunas de zafirl. que un trino, un verso, un monte, un pájaro que cruza, y hasta las propias penas nos hacen sonreír.
La tarde, con ligera pincelada que iluminó la paz de nuestro asilo, apuntó en su matiz crisoberilo hay días en que somos tam lúbricos, tan lúbricos, una sutil decoración morada.
que nos depara en vamo su carne la mujer; Fs tras de ceñir un talle y acariciar un seno, Surgió enorme la lune en la enramada: la redondez de un fruto nos vuelve a extremecer.
las hojas agravaban su sigilo, y una araña en la punta de su hilo, hay días en que somos tan lúgubres, tan lúgubres, tejia sobre el astro, hipnotizada.
como en las noches lúgubres el llanto del pinar; el alma gime entonces bajo el dolor del mundo, Poblóse de murciélagos el combo cielo, a manera de chinesco biombo; y acaso ni Dios mismo nos pueda consolar.
tus rodillas exangües sobre el plinto Mas hay también oh Tierra ¡un día. un día. un día manifestaban la delicia inerte, en que levamos anclas para jamás volver.
y a nuestros pies un rio de jacinto Un día en que discurren vientos inexorables.
corría sin rumor hacia la muerte.
Un día en que ya nadie nos puede retener!
Leopoldo LUGONES Ricardo ARENALES Delectación morbosa te Todo fue así: sahumábase de lilas y de heliotropo el viento en tu ventana; e la noche sonreía a tus pupilas como si fuera su mejor hemana.
Mi labio trémulo y tu rostro grana tomaban apariencias intranquilas, fingiendo, tú, mirar por las persianas, y yo, soñar al son de las esquilas. Vibró el chasquido de un adiós violento!
cimbraste a modo de una espada al viento; y al punto en que iba a desflorar mi tema, gallardamente, en ritmo soberano, desenvainada de su guante crema, como una daga, me afrentó tu mano.
Julio HERRERA REISSIG.
PAGINA CUATRO. LA HORA.
LUNES 25 DE MAYO DE 1936.
Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.

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