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A UN PROFETA La LA HORA LITERARIA La Mujer que pasó.
ROMERO SOLO Por Salvador DIAZ MIRON Santa la poesía que a los parias anuncia el nuevo día y es tan consoladora! tu ensueño de bardo el sol ya sube: el astro por vecino enciende aurora, y desde abajo del confín colora de topacio la nube.
Ser en la vida romero, Mas encorvas el pecho romero solo que cruza y abates la cerviz. Nunca derecho siempre por camiros nuevos; en surco al labrador que siembra el grano!
Por Enrique REY SOLARES ser en la vida ¡Creyérase que inclinas los tributos romero, parecido al banano. iy no obstante toda mi sed de ternura, sin más oficio, sin otro nombre que dobla la cabeza con los frutos cerando los ojos, la dejé pasar!
y sin pueblo. y muere por servirlos a la mano!
ser en la vida Tutvero. romero.
Repentinamente. Nadie la esperaba.
Al cielo y al insano sólo La vida danzaba como siempre. Yo brindas luz y razón, y al hombre a veces romero.
alog de una pena sin nombre llevaba multiplicas los panes y los peces.
escondida en lo hondo de mi corazón.
Que no hagan callo las cosas ¡Y lloras amargura!
ni en el alma ni en el cuerpo. imprecas y te corres!
pasar por todo ura vez, allí estaba ella: Claros los cabellos. elevas los dos brazos, en figura ducales las manos, angélico el pie, una vez sólo y ligero, ligero, de templo que sublima un par de torres!
siempre y los negros ojos grandes como aquellos ligero. estímulos de pena ojos que soñara, despierto, una vez.
fecundan más la vena: Que no se acostumbre el pie Una aurora súbita se encendió en la rosa ondas acuden a la sed que abrasa; a pisar el mismo suelo. flor de extraño clima de su blanca tez: tienen un surtidor en cada herida, ni el tablado de farsa, era una sonrisa tenue y luminosa no al flujo de la vida ni la losa de los templos, como el alborozo de un amanecer: fierezas ponen con injurias tasa: para que nunca sonrisa inefable que fuera armonía jel río bulle y se desborda y pasa!
recemos mejor en un ángel que en una mujer: como el sacristán sonrisa que fuera suelta melodía los rezos, Virtud o vicio, el estro entre las endechas de la Epifanía ai como el cómico saca del corazón dulce o siniestro sobre las colinas de Terusalem.
viejo e induce al himno deleitable o torvo.
digamos ¡Brisa cambiante que del medio asume Yo me dije: es ella: la desconocida los versos.
el hálito en el sorbo!
que soñé en mis sueños con callado amor, La mano ociosa es quien tiene De mecer un jardin toma el perfume esa que fue como la nota afligida más fino el tacto er, los dedos, y de rasar un lodacero el morbo.
que volo del arpa rota de mi vida decía Hamlet a Horacio cuando en mis jardines nevara el dolor.
viendo Laureles? No de iluso los demandes; cómo cavaba una fosa ascensiones comienzan por caídas Evidentemente: tiene el mismo vuelo y cantaba al mismo tiempo para las desmedidas leve de la gracia. Su gentil andar un envergaduras y los pesos grandes.
es como el susurro blanoc del anhelo sepulturero.
que se eleva suave, muy suave, hacia el cielo. Así de cresta de tajada loma en la milagrosa voz del madrigal; el buitre de los Andes es la misma qeu antes busqué por doquiera No brinda, y por un momento se desploma!
cuanod la jocunda, pueril primavera sabiendo encenda al mundo de fuego y de amor, los oficios Buena lid, sí al cabo o cuando el otoño fro, sus congojas los haremos en el broquel del bravo lloraba en los tristes árboles sin hojas con la gloria brilla hirsuta de saetas; bajo la agonía de un opaco sol.
respetoy propicio el volcán del horizonte, Para enterrar si nevadas y grietas, Así aquella tarde la encontré. Mas luego a los muertos para linfas y vetas, e dije en voz baja, para qué soñar?
como dañan la cumbre y el estribo al monte!
devemos El hogar vacío va no tiene fuego y hay una amargura y un desasosiego cualquiera sirve, cualquiera.
Pero no de la ira que a momentos casi me hace sollozar.
menos un sepulturero.
traigas a la canción chispa que prenda en la turba tremenda Un dia Me sentí bien solo: pobre de poesía.
furor qué acuse de maldad la lira.
todos sabemos huérfano de glorias, sin una canción, No al árbol de la senda, hacer justicia; con el solo ritmo cruel de esta elegia no a la encina sagrada el trueno enrosque que vibra quejándose, de noche y de día, tan bier como el rey hebreo llama que cunda por el viento al bosque.
la hizo sobre las cenizas de mi corazón.
Sancho el escudero En oscura contienda y el villano ¿Qué rosas podría deshojar para ella?
Pedro Crespo.
la bronca Rebeldía ¿Qué raro trofeo pondría a sus pies?
Que no hagan callo las cosas pugna con la implacable Tiranía. De qué cielo azul tomaré la estrella ni en el alma ni en el cuerpo. Oh. que tu alma en su prez, hijo de Apolo.
digna de su frente radiosa, tal vez?
pasar por todo una vez, se ostente al mundo cual antorcha pia; una vez sólo y ligero, ligero, y en la batalla de la fe y el dolo. Dónde están los cantos de amor encendidos.
siempre arda y no queme, sino alumbre sólo.
la rosa temprana, los retoños suaves?
ligero.
Sólo grillos tétricos cantan en los nidos, sólo velas rotas miranse en las naves.
Sensibles como el viajero que se va y se niega a todo vierto a volver los ojos hacia la posada.
y bajo Bailan mis decepciones y oyendo la voz donde halló reposo sedante su brega todos los cielos, waa danza burlesca, de amistad y de amor, y soñó el remoto beso de una amada, poetas, queriendo que me ría que se están carcajeando como el marinero que al dejar la quieta nunca cantemos de esta tragedia mia de mi extraña obsesión.
playa bien segura, bajo un cielo en paz la vida tan guiñolesea.
siente el vago anhelo que hace del poeta de un mismo pueblo pues que abriendo o cerrando los no: no puedo reirme (ojos, y soltor a bailar ala única y fuerte, sonoro cristal, ni la flor sólo contemplo en la danza grotesca pero que viviendo su angustia secreta de un solo huerto.
idolos rotos esta tragedia mia, cierar sus pupilas y luego se va, Que sean todos y pedazos regados, con la espalda doblada yo sentí el impulso ed prеderla, y nada los pueblos de ojos que me mintieron por su melarcolia, en pos de sus ojos me hará marchar.
los huertos nuestros.
y corazones que me engañaron. y cansancio en los ojos, de tanto llorar, y paso los días por sus ídolos rotos!
Después, en la noche, la visión alada León FELIPE con la morpmanía de juntar los pedazos.
México, Agosto 1936.
volvió hasta mi estancia, y entonces sentí con fiebre las sienes, la sangre agitada y un anhelo súbito y hondo de vivir. es por eso joh cielos! que con mano impura a la lira vuelvo, lleno de emoción Las pastillas del Dr. Ri.
Por RASA SELDI mi boca que ahora a ensayar de nuevo la vieja ternura chards. o el mejor remedio por el dolor vivido que de mis jardines se llevó el dolor.
del mundo. curan pápida. Quédame tú, amado. tiene ure mueca dura, mente las indigestiones y las todo en torno de mí Se volverá tan suave, se ha perdido.
como boca de niño ¡sobre la montaña bien lejana y pura, dispepsias y con ellas se oby mi alma cual ciega Se tornará mi rostro sobre los desiertos, sobre la amargura, tiene alivio permanente. Las que anhelante tantea tiemno y uncioso se ha incendiado el alba de mi nuevo amor!
toman millones de personas para asirse a lo real, al borrarse las huellas Contienen jugos digestivos y palpar algo vivo, de la amargura, del estómago en forma todo encuerſtra apagado, isi tú me quedas. sólo mira tinieblas.
Como agua mansa ¡Pero si tú me quedas, se verterá mi alma las cuencas de mi alma sobre seres y cosas.
vacías y nubladas y como rosas se llenarán de luz. que no le importa todas plenas de savia qu etodo muera LO MEJOR PARA caliente y roja si el Sol le queda, DEBILIDAD CEREBRAL palpitarán mis venas, será mi vida si tú me quedas.
plena de gratia isi tú me quedas. LA HORA LUNES 19 DE OCTUBRE DE 1936 TRAGEDIA y todos CURACION RAPIDA Si tu me quedas Pastillas del KOLA ANCLA Dr. RICHARDS PAGINA CUATRO Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.

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