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ferito están LAFONA LITERARIA los a pər de as varo se has que te las Teja an e se or et MANCE DE ORO DE PLATA RECUERDO LA PORDIOSERA LA LEYENDA DE LA CHICA POBLANA (Del Libro Charterias, por ALFREDO CUELLAR. Para Virginia Zeledón Castro)
Corazón mío oloroso a yerba fresca del cielo; La mañana está temblando en mis cuerdas interiores.
Por las alas de este río corazón, baja el recuerdo; y un incendio de nostalgias infinitas se perfila.
Corazón mío, oloroso a yerba fresca del cielo; voy por estas humedades llenos mis ojos de lágrimas. una pordiosera que lleva un niño)
Por ser triste, ensimismada, la vida le dió el recuerdo de una ternura nocturna.
Su voz se fue ahilando, lenta; y sus carnes, en el verde endular de las tardes inquietas, fueron perdiendo la fresca tenuidad de rosas nuevas.
Hoy ambula, por las calles retorcidas de recuerdos juveniles, como una extraña por un cielo en zinc lavado Pero lleva entre sus brazos. ramas de un poema en florel recuerdo milagroso de una ternura nocturna.
En una tarde serena, una princesita China, sobre el dorso palpitante de las aguas de la mar, paseaba en una galera de oro y marfil oriental.
Recostada en almohadones, de gasas, sedas y túl, con sus armas y dragones de altivos viejos pendones, sobre su campo de azul.
Adilio GUTIERREZ amiguita, en la flor ele de tus diez años: razón, y es muy linda rase que has inventado.
Gerdad: yo soy el niño bs cabellos plateados.
jue juego con las nubes, ue juego con los astros en el espejo del rio como trompos fantásticos bailan llenos de música be se duermen bailando, las bocas de las niñas bombones codiacos caja de colores los cielos de verano.
con hilo de sueños cometas al espacio flecos de tijereta la de papagayo. que el fondo da vueltas.
len carrusel lo he trocado; ientras buscan ei oro osos los HOMBRES PRACTICOS, brendo en mi carrusei mbinas, dromedarios fras Nevadas de azúcar ballitos de paio, só nde inefable másica y giro, y ando y ando que ellos os nlos iocos e, el niño, soy el sablo, hue las cosas del mundo un tejido de engaños, son mentiras las guerras, los amores son falsos, to de arroz las bellezas, btecas los palacios, lates los alguaciles, ndiyos os millonarios.
Heredia, de Octubre del 36.
Adilio GUTIERREZ Heredia, de Octubre del 36.
Miraba, sin ver siquiera, como lejos se fundían, las espumas de la mar, con las olas que reían, de su galera al pasar.
DESPUES DE LA LLUVIA Elegia del Marino Ilusorio La tarde se abrió como una flor de agua en la serenidad de todas las calles blandas. ahora, lavado el cielo, un enjambre de estrellas ensaya sus ritmos de cristal nuevo.
Adilio GUTIERREZ Soñaba, quién sabe en qué; sueño ténue a indeciso, como el humo que despide, Por Porfirio BARBA JACOB de un pebetero el incienso.
agitado por la brisa, Pensando estoy. Mi pensamiento tiene ya el ritmo, ya el dolor, la el ardimiento De este sueño despertó de un mar que alumbram fuegos ponentinos.
cuando su nave encantada, la borda del buque van saltando, con bandera enarbolada, ebrios del mar, los jóvenes marinos.
un pirata la abordó.
Soltando velas al viento, Pensando estoy. Yo, cómo ceñiría la cabeza encrespada y voluptuosa pronto a la mar se lanzó, de un joven, en la playa deleitosa, sin oir el lamento de aquel frágil cargamento cual besa el mar con sus lenguas el díal como esclava la vendió. cómo, de él cautivo, temblando, suspirando, contra la Muerte Adquirióla un comerciante, su juventud indómita, tierno, protegería.
hombre opulento y gentil, Contra la Muerte, que a la joven princesita su silueta ilusoria vaga en mi poesía.
como una flor exquisita de un exótico jardín, Morir. Conque esta carne divina, macerada en los juegos del mar, suave y ardiente, en la antigua diligencia será por el dolor acongojada?
que de su padre heredó ¿Y el ser bello en la tierra encantada, como hidalgo que sabía, y el soñar en la noche iluminada, el valor que poseía, y la ilusión de soles diademada hasta Puebla la llevó.
y el amor. y el vigor. fue nada, nada?
Abjuró de sus creencias ¡Dame tu miel, oh niño de boca perfumada! y sus ritos olvidó; la graciosa princesita, con su bondad infinita el cristianismo abrazó.
Mi Alma Nueva entras yo, prudente, doy batallas con soldados plomo, que son invictos Jan valientes, que cuando In heridos de muerte un certero disparo Teañón que arroja un chorro confites incendiarios, lvo a ponerlos de pré llos prosiguen impavidos indo como leones, pre el fusil apuntado in el puesto de peligro picamente clavados.
Será mi alma nueva un vaso de constancias.
Ni la nube, ri el viento, ni el cielo, ni la mar, pondrán sus tenuidades de claro movimiento, Mi vaso de constancias será, impecablemente como un hervor divino.
Adilio GUTIERREZ Heredia Octubre del 36.
Realidad De su patria, ya lejana, como ensueño conservó, el amor por ricas sedas, que en sus palacios de hadas, desde su infancia vistió.
suntas por cué yoy solo ue por qué no me caso.
ya con una pregunta!
misma no has inyentado, has dicho que soy el niño los cabellos plateados. es bien: juego al casamiento con las nubes me caso, me caso con las olas, las mujeres a ratos Poft quiero mucho, y después olvido. porque es claro He todo pasa en el mundo mo el tiempo va pasando, el ver la ola y la nube tivas en su encanto, enso que es el matrimonio y bueno. pero muy largo, con el espejo me transo: pienso en el siglo XVIII el de los Luises gallardos, veo pasar los marqueses y los condes empolvados; y olvidando que soy feo y sin caudales, me allano a creer que soa harina las nieves y lus guijaros. los raros ornamentos, complicados y fautuosos; a la profusión del oro, las perlas y los codales y los metales preciosos.
Ornaba con amplitud maravillosos vestidos.
con que al templo solía ir, y por los pobres pedir o recorrer los asilos.
Malandanza que anda alegre y tronera destronado, sé que es fecundo el Otoño y más lindo que el Verano, pues tiene frutas maduras y tiene trigos castaños, más sedeños lo: matices, más cristalinos los pájaros y los besos más sabrosos y los amores más sabio.
Vetusta y silenciosa la portada de la blanca ciudad de los mortales, como un telón de teatro se levanta, dorada por las luces de la tarde.
Por dentro, recatados los cipreses sacuden el misterio de sus plumas, como brazos macabros de la muerte, que insistentes nos llaman a las tumbas.
Aquí lo serios mausoleos, orlados por el mármol y las cruces, saludan a la muerte, con anhelos que nacen de las flores y los tules.
Allá. tras los ancianos matorrales, bajo algún montón de tierra comba, destrozan los qusanos miserables.
la carne inmunda convertida en broza.
Allende los montículos en grupo, sobre zanjones llenos de aquas sucias, arrojan los cadáveres desnudos, que parecen quejarse con angustia. saltan las burbujas, cuando absorbe las aguas de los charcos estancados, la boca siempre abierta de los pobres que mueren en las sombras sin amparo.
Luego lanza el palero, los montones de tierra brusca, sobre el triste muerto que saca la nariz del agua al borde, mientras ruedan las piedras por su cuerpo.
Acá se aspira de la tierra bruna, con los tejidos muertos de la carne, como una eterna floración confusa que embalsama las luces de la tarde.
Acullá. bajo el techo de las huezas, empieza el hombre a convertirse en polvo, mientras la vieja carne ya desecha, vuelve en los frutos a teñirse de oro. allí, sobre las cruces quejumbrosas, cuando durmamos nuestro sueño eterno.
las aves nocturnales a las sombras nos dirán el misterio de sus versos. VIVAS LACAYO sgando con las tristezas con las risas jugando, smas iguales apunto til balance cotidiano.
aunque no hay suma posible le heterogéneos sumandos, Pena y placer son la dicha Jomo dos y dos son cuatro.
Que no aprovecho los días que malgasto los años aciendo calaveradas quipotismos románticos?
ero, señor! yo el ejemplo go de los más pintados: is Vidales fino ingenio, punteros observando, ce que pierden el tiempo relojes. y yo anado te están haciendo lo mismo peor, si no me engaño)
discursos de Ginebra, derechos ciudadanos. que juegaa lotería, envidia. y el calendario.
La princesita del cuento, un buen día se murió; y en olor de santidad, de su cuerpo hecho bondad, su alma hasta el cielo voló. de aquellas vestiduras, llenas de brillo y color, nació el traje de la China, que a todo el mundo fascina que la Poblana leyó.
Sí, soy niño; y cuando lloro en trovas cambio mis llantos y en pedrerías de luna, para ofrecerte el regalo de un collar precioso, digno de tu cuello de alabastro.
Has dicho bien, dulce amiga; y como el cuento rosado que cuenta de la Princesa de los cabellos de Oro. ésa de los ojos mágicos, ésa que lloraba perlas, otro nombre has inventado muy galante y mu ybonito, pero este cuento no es falso; es verdad: yo soy el NINO de los cabellos plateados. es así como en la tierra, sakuda, árida y fría de nuestra Mesa Central, desplegó su lujo un dia, de milagro y alegría, una Princesa Oriental.
lo largo del camino mi cabeza se ha nevado; pero, lo mismo que todos, AURELIO MARTINEZ MUTIS.
SABADO DE NOVIEMBRE DE 1936 LA HORA PAGINA TRES Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.

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