Guardar

OOO O0 19 Fja 2001 OP0100 100 Piencias 0 0 TODO OPO 70 0 COPO Artes Amenidades Comentarios om LAS MENTIRAS DEL MARXISMO RE José María Pemán, el Cantor de Sevilla, se dirige ahora a los Obreros del Mundo DA ha BREROS JEREZANOS: Obreros españoles que me escucháis, en He erualquier parte que sea: Vamos a hablar un omento con claridad, con sinceridad, con corazón en la mano! Nada de discurso by nada de literatura. Para esquivar la aldad mecánica de la radio, yo fijo con imaginación que, en vez del micrófono de metal, te tengo a tí, hermano obrero, senta4o frente a frente, en esta misma mesa don yo me apoyo. Así como dos buenos amiis, sin levantar el tono, vamos a charlar un fomento. Qué quieres tomar. darse falta de otro mejor convite que, desde Ee no in lejos no te puedo hacer, yo te convido al el bolejor de los vinos: al vino claro y alegre de cultarlo sinceridad cordial.
involuy Que te va a saber ese vino, hermano la mabrero, a algo dulce y novísimo, desconocido para tu paladar. Porque hace mucho tiempo ró la que no pruebas ni un buche de verdad; y só alma, bebes, a chorros, mentiras y mentiras.
y est no lo afirmo yo caprichosamenhabere; esto tú mismo, si no estás ciego, puedes a coystomprobarlo. Todos los días la radio de Ma Irod lanza noticias de glorias y victorias pa or ser a ellos. Para juzgar de esas glorias y victo pengofias, yo sólo te ruego que hagas una cosa: uglenue las juzgues por comparación de las noherlicias que la radio de Madrid da de aquellos debi. blos y sitios que tú puedes comprobar to all en tus ojos. La radio de Madrid dijo un día ces de la lo oíste, que los campesinos se habían pe. poderado de Jerez; otro que en Cádiz había lesembarcado un batallón rojo que se había bi poderado de la ciudad, otro que no habían legado tropas de Africa y que los pretendiend los regulares eran frailes vestidos de moros.
1202 Ahora juzga tú por tus propios ojos, obre do lo de Jerez, de Cádiz, de San Fernando, es Perdad nada de esto. Tu propia vista no te dice que son rotundas mentiras?
Pues ya 800 pomprenderás que quien así miente sobre le ez o Cádiz, igual miente sobre el resto de erán (spaña, sin más diferencia sino como tú no stás allí, no puedes comprobarlo con tus os, como lo comprobaron, por ejemplo, trá orex iramente tus compañeros de Badajoz, que fonfiados y engañados por la radio de MaIrid se vesistieron suicidamente, hasta que verse encima a los regulares, huían griiendendo por los campos: Son de verdad! Son ASAle verdad. Si son de verdad, como ver dad es, amigo obrero, que hoy puedes ir al lelégrafo y comunicarte con 32 provincas es enos pañolas, más de las dos terceras partes de mutosEspaña, que están en poder del ejército, haciendo ya días insostenible la situación de Madrid.
Porque esta es toda la verdad. Lo que (Aos que el gobierno de Madrid hasta el final ele tenía que conocer el tono y el estilo.
Con mentiras se encubraron, con mentikas quieren ahora sostenerse.
Hon mentiras hicieron, obreros de tu alda peana para su encumbramiento; con mentiras quieren ahora hacer de tu pecho auralla para su defensa mientras ellos pre len paran sus fugas de cobarde.
Porque al hacer yo ver las enormes men liras que lanzan los dirigentes de Madrid, a más que hacerte conocer su derrota que ya lo verás con tus propios ojos lo que quie to, obrero, es hacerte comprender por sus thentiras de hoy, sus mentiras de ayer. Los as ve hoy, para que resistas absurdamente, te renticen que los regulares son frailes disfrazados. qué no te han dicho ayer para arrascul forte a esta locura. Vamos a repasar, Dides, un instante sus mentiras.
int Te dijeron, obrero, ante todo, que la mea Tora del proletariado no tenía más que un camino para lograrse: la lucha de clase: lucha tenaz y contínua, cuyo episodio definitivo sería la revolución social. Todo se movilizaba en ese sentido. Las bases del trabajo.
strlas huelgas con que las defendían y los motines que éstas ocasionaban, no eran, como aparentaban, meros forcejeos para la conquista de determinadas mejoras: eran simplemente movimientos tácticos de la lucha de clases, pedacitos de la revolución a se iban is consumando cada día. si se les objeta a los dirigentes que con esas bases y esas huelygas, las industrias se arruinaban o la agrisi cultura se hacía improductiva, ellos sonreían dy acaso en un momento de sinceridad conio tesaban que de sobra lo sabían ellos, pero e la táctica marxista es precisamente esta: estruir toda la economía burquesa, para, so bre su ruina construir un order nuevo: el orden comunista o soviético.
No comprendes, hermano obrero el Jenorme disparate que esto encierra? Sobre ruinas no se construye nada. Desde que el mundo es mundo, para mejorar la condición económica de Isegador, del viñador, del alcoholero, se drán ensayar cuantas fórmulas quieras. Todas menos una: menos destruir el sembrado, el molino, el lagar o el alambique, fuente y raíz de toda mejora o prosperidad para los que de ellas viven. No brotan rosas sobre las piedras. dice un pro verbio antiguo. Ni brota digo yo. la vida, el bienestar o el mejoramiento sobre la destrucción o la muerte. No brotan jornales y pan de las cenizas de las fábricas o de las mieses; ni brotan capacidades creadoras de los cráneos de los ingenieros y de los empre sarios vaciados por la metralla criminal. la evidencia de esto que digo, está bien clara en el único país que ha logrado lle var hasta el fin la revolución social marxista: en Rusia. Qué pasó en Rusia? La revolu ción lo destruyó todo: la producción industrial y agrícola disminuyó, de golpe, en cua tro quintas partes. Vinieron, en consecuencia, las famosas y terribles hambres de 1922 y 23, en las que, por estadística comprobada, perecieron de inacción y miseria, cerca de cuatro millones de campesinos rusos y, como resultado final ya que la producción arruina da resultaba insuficiente para la población, ésta quedó organizada en la forma que hoy subfiste, por unos dos millones de privilegia dos que, constituyen los soviets y los comisa cios del pueblo, comen y viven bien, y bajo los cuales quedan más de 100 millones de verdaderos esclavos, que no pueden ni calzarse porque un par de botas cuesta cerca de 400 pesetas, que se alimentan con un vale de rancho miserable y que consumen enor mes cantidades del único producto cuyo congumo aumenta en Rusia: el vodka, el alcohol aacional, el blanco anestésico a que acude ansiosamente el proletariado ruso, para em brutecer en medio de tanta humillación, su pobre espíritu: ese espíritu que le han dicho que no existe y que sin embargo protesta en el fondo de su temperamento esclavo, esencialmente místico, sensible y musical.
Esto es Rusia, hermano obrero, esto es lo que te esperaba. Tú no lo comprendes todavia; pero estamos peleando, ante todo por tí; te estamos librando de la esclavitud. Si hubiera triunfado esa revolución marxista que estaba menudamente preparada para diez días después de cuando, a punto, se levantó el ejército, ya sabes cuál hubiera sido tu suerte. Esos cabecillas, más espabilados, más listillos, después de haberte hecho luchar en vanguardia, se hubieran convertido en comisarios del pueblo, para vivir a tu cos ta. Tú, no. Tú ya podias ir preparando tu cazuelita para ir, en fila, a recibir tu parte de rancho, que ni siquiera se tu hubiese dado con la sonrisa amable de una hermana de la caridad, sino con el gesto osco de un empleado público que no sería más que un anillo de esa cadena de frías irresponsabilidades anónimas que se llama la administración.
He aquí el primer dogma: la primera mentira marxista; LA LUCHA DE CLASES. EI segundo dogma es lo que se llama la interpretación económica de la vida, o sea la afir mación de que el mejoramiento social es una cuestión puramente económica, a la que estorba toda idea religiosa o sobrenatural. Por eso toda revolución tenía que empezar asesi nando a esas religiosas que de balde daban educación a tus hijos, o a esas monjas que, por puro amor, cuidaban tus enfermos en los hospitales. Enorme paradoja. Si la única realidad es la realidad económica: Si Dios, la Religión el espíritu, no son nada ¿qué fuerza tiene esa NADA que sus cosas preocupan a los re volucionarios más que las mismas cosas de la economía? Si para tí. marxista, el monumento del cerro de los Angeles no es más que una piedra inútil. por qué fusilas esa pie dra aparatosamente, como ya se nos dijo que había sucedido y ahora acabo de confirmarlo una fotografía que para verguenza ante el mundo, ha publicado en primera plana una revista extranjera. No, algo sientes tú detrás de esa piedra cuando disparas contra ella. El humo de esos disparos, obrero, tienen también, a su modo, algo de humo de ensueño, alao de reconoci.
miento de fe. Son muchos siglos de religion los que hay detrás de tí, obrero español, para que puedas ser indiferente. Los pueblos indiferentes son los que pasan ante las igle sias o los monumentos religiosos sin conmoverse. Los pueblos que blasfeman, los que cometen sacrilegios, son los que creen confusamente en el Dios al que rinden un testimo nio negativo de sus disparos, de sus insultos o de sus maldiciones: de un Dios que dicen que no existe, pero que en realidad lo que ha cen es rechazar porque existe demasiado pa ra ellos, porque no se lo pueden quitar de encima, de pegado que lo llevan al alma, al lenguaje, a la costumbre, en la vida, por el peso de tantas vidas, de tradición cristiana.
Estos son los dogmas marxistas: lucha contra las clases directoras; lucha contra Dios. Ah! Aunque se presenten con pretensiones de postulados científicos, es demasiado claro su vulgar contenido humano: dis paros contra Cristo, contra los técnicos, contra los intelectuales, contra los propietarios: lucha contra toda superioridad, explosión de todas las bajezas del rencor y de la envidia.
Date cuenta, obrero, de que esa es la pro funda realidad humana de la revolución. Es tás siendo instrumento de todo cuanto hay de averiado en España. Detrás de tí, obrero, están movilizados los hígados enfermos, todas las mentalidades fracasadas de la na ción: los afeminados, los hepáticos, los escri torcillos que no venden sus libros, los autores que no estrenan sus comedias los clases que envidian a los oficiales, los maquinistas que quieren decorar sus manos grasientas con entorchados de almirantes. Déjense ya de pedanterias ideológicas! Esa es toda la realidad profunda, humana y vulgar de esta revolución, que asesina o encarcela a Zamo ra en el futbol, a Benavente en el teatro, a Zuloaga en la pintura. Porque está comprobado que son los compañeros fracasados de cada profesión, los que están denunciando a esas grandes fiquras como antimarxistas. Es ta es la revolución de los fracasados, que lian encontrado en ella un bonito modo para aliviar competencias y aligerar escalafones.
Tripulación sin oficiales! Entorchados so bre monos azules! Ese es el símbolo de lo que es en el fondo, la suprema aspiración revolucionaria. Mas el resultado ya lo véis: barcos sin eficiencia, sin técnica. sin mora, que fallan a 300 metros sus disparos, ante las carcajadas del mundo que asiste al espectáculo desde ese palco de las naciones que es el estrecho de Gibraltar. Pues eso es lo que querían hacer de toda España: nación sin capacidades, fábricas sin ingenieros, ejér cito sin jefe, producción sin empresario. Tripulación sin oficiales, en una palabra: barco a la deriva ante la irrisión del mundo.
Ya a evitar esto y a salvat a España y a salvarte a tí, a eso, obrero, ha venido este movimiento.
Este movimiento es, por esencia, nacional, que es tanto como decir popular. Quiere la prosperidad total de España, sin la cual no pueden prosperar cada una de sus fuentes de riqueza, de las que todos. tú, obrero, el primero, tenemos que vivir. Por eso no es movimiento de PARTIDO porque no quiere una España partida, sino entera, unida y total. Por eso no es de IZQUIERDA ni de DERECHA, porque quiere que los dos lados de España colaboren en su resurgimiento, como en el vuelo del pájaro, las dos alas batiendo al unísono.
La izquierda española tenia, indudablemente, mas o menos equivocado, un conte nido social, pero carecía de todo sentido na cional, y estaba dispuesta en todo momento a desconocer y arrollar toda nuestra tradición y nuestra sustancia de nación, por servir a la lucha social. La derecha en cambio, tenía un fuerte contenido nacional; era fiel a la tradición y a la Historia de España, pero sus fórmulas sociales eran demasiado débiles y no sentía con suficiente energía su solidaridad con ciertos problemas de justicia de urgente ressolución.
Este movimiento salvador, obrero, toma de la izquierda y de la derecha sus partes sanas y vitales; fórmula perfecta de equilibrio. Las reivindicaciones sociales, pierden todo peligro en cuanto están limitadas y con tenidas por un fuerte sentido nacional que asegura que, por audaces que sean, no des ruiran nunca lo que es su propia fuente y raíz, o sea la NACION en todo lo que de ma terial y espiritual encierra esta palabra. una España fuerte, autoritaria, en trance de vibración nacionalista, concedemos de buena gana las mismas audaces funciones de socialización que negamos a una Fispaña bolshevizada y judía.
Este no es movimiento de señoritos y de ricos, como os dicen, obreros. Este es movimiento fuertemente social y popular, que obli gará a los ricos y a los señoritos a dar mucho dinero, pero a darlo de buera gana, porque sabrán que lo darán a manos españolas que sólo lo emplearán para bien de España, y no como ahora, a manos vendidas a poderes extranjeros, que en sus conciliábulos secretos tenían acordada la destrucción de EsPasa a la pág. SEIS.
es.
en nos as h8 fie Ort MIERCOLES 24 DE FEBRERO1937s propiedad de la Biblioteca Nacional Migupon LA HORSA Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.
PAGINA TRES

    CommunismFootballMarxismSpainStrikeWorking Class
    Notas

    Este documento no posee notas.