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Vicente Sáenz

CORREOS Apartado, número 275 EL IDEAL SUSCRICION Mensual, 20 Trimestral, 50 QUINCENARIO DE LA JUVENTUD DIRECTOR. VICENTE SÁENZ EDITORES: NICOLÁS SOLÍS JOAQUÍN VARGAS Coto ANO San José, 11 DE JULIO DE 1914 NÚMERO RECUERDO AL MAESTRO El licenciado don Mauro Fernández, ha sido en la historia de Costa Rica, una de las figuras que descansan sobre un pedestal de gloria inmortal.
Su labor no se redujo a sa paso por la Secretaría de Instrucción Pública, a mantener lo malo que había; sino que puso todas sus energias en mejorar lo malo que había;su misión está actualmente fructificando en los hombres de Gobierno y en la juventud estudiosa que frecuenta las aulas del Liceo de Costa Rica y del Colegio Superior de Señoritas.
Siendo Presidente de la República el Benemérito General Lic.
don Bernardo Soto, llamó para el desempeño de la Secretaria de Estado en el Despacho de Instrucción Pública al Licdo. don Mauro Fernández, que más tarde emitió el decreto publicado en el número 31 del diario oficial del de febrero, por el cual criaba el Liceo de Costa Rica.
Si bien es cierto que la obra de don Mauro fué rudamente combatida, al iniciarse, por personas retrógradas, que preferían permanecer entre las sombras del oscurantismo, también es cierto que esta obra se irguió por sí sola, desafiando las iras de los enemigos del Liceo de Costa Rica.
Creían los enemigos del Liceo de Costa Rica, que con la caída del General Soto, y su Gobierno, caería el Liceo de Costa Rica y en general toda la obra del Lic.
Fernández, pero para dicha de la patria esta labor estaba en bases muy sólidas y los Gobiernos que sucedieron al General Soto tuvieron que respetar como arca Santa de ciencia y de saber la obra del inmortal don Mauro Fernández.
Sin la obra redentora de Mauro Fernández, nuestro pueblo no hubiera sabido hacer uso de sus derechos políticos; en la campaña de 1909, que llevó al Poder al egregio ciudadano Lic. don Ricardo Jiménez, porque le hubiesen asustado las sombras del clericalismo que por medio del clero se oponía al triunfo grandioso de las verdaderas instituciones republicanas.
Sin la obra de don Mauro, nuestro pueblo permanecería aún en el analfabetismo más completo, y no conocería tantas verdades como se escriben diariamente, y en fin, sin don Mauro, Costa Rica, esta patria querida, este terruño sagrado en donde están nuestros afectos de niños y nuestras aspiraciones de jóvenes, pasaría desapercibida en el concierto de las naciones civilizadas.
El actual señor Presidente de la República, y sus hombres de Gobierno, son de la escuela del genio fecundo que en vida se llamó, Mauro Fernández.
El 16 de este mes cumple el Lic. Fernández años de haber bajado a la tumba, en medio de las mayores demostraciones de un verdadero duelo nacional, y si en aquella fecha de triste recordación la bandera tricolor flameó a media asta, con un crespón negro, hoy la juventud lamenta la ausencia eterna del Varón Ilustre y pone en su tumba un manojo de recuerdos, al mismo tiempo que entona el osana a los verdaderos patricios nacionales.
FERNANDO Povedanis LICENCIADO DON MAURO FERNANDEZ Grande es nuestro placer y enorme nues sobre rama de azahares; tra gratitud al publicar hoy una segunda quieta sombra, yo te busco composición inédita para EL IDEAL, de para hundir en tus cabellos, nuestro querido Profesor don Roberto Bre como en linfas de voz clara, nes Mesén.
el rumor de mis silencios salpicados de fulgor de pensamiento.
QUIETA SOMBRA!
Quieta sombra de la vida que me das en tu silencio Quieta sombra, quieta sombra como un vago y santo olor de incienso de la vida, con que llenándose van la cúpula y las naves recogida, de la catedral de mi alma.
como una ala de paloma Tú no sabes, que se posa, mansa y blanca, dulce sombra, sombra alada, cuánta dicha se respira en tu silencio de mujer enamorada. Vuelvo a ti como al más intimo convento donde mi limpia celda de skodalo y de luz, de amor y de bondad se llena.
Contigo, sombra dulcísima, me siento dueño del mundo que engendró el dolor, me siento amo y señor aun del mismo huracán del pensamiento.
Dame tu pecho de morenos nardos, quieta sombra de la vida, porque en él se siente el perfume de violetas Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.