EL PACIFICO Los trajo a la realidad la voz de uno Terminada ésta, nos retiramos, no sin de los convidados que osó interrompir exhalar na suspiro al considerar que aquel idilio para manifestarles que era no son tan frecuentes estos momentus tiempo de que mojaran sus secas gar de felicidad, que nos hacen olvidar, gantas con un vaso de espumosa cer aunque por un instante solamente, las Veza, lo que probablemente no les hi vicisitudes de esta vida, zo mucha gracia aquellos cuatro ena Guardaremos eternamente un impemorados ¡Cuántos recuerdos, ya ca recedero recuerdo de esta ficsta, que si extinguidos talvez, trae a nuestra sólo la galanteria y amabilidad de Mamente la contemplación de estos pasan teo nos pudo proporciouar.
jes de la vida!
Pero la verdad es que se nos pasó la noche envidiando a aquellos cuatro seres que, no dudarlo, no se acordaban que se bailaba en el mismo sitio que Esparta, agosto de 1896 ellos habían convertido en templo del hijo de Venus.
Iniciaron, como a las dos de la maDapa, la última pieza, una mazurka.
Tip. El Pacífico.
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