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Qeblioteca EL PACIFICO Periódico de Intereses Generales EDITOR, CARLOS CLAVERA REDACTOR, SALVADOR JIRON.
Año IV IV PUNTARENAS, COSTA RICA, DOMINGO 27 DE MAYO DE 1900 352 ser za.
Lectura del Domingo el objeto de un cariño tan grande, que le pasaba era inexplicable; Sanel ser amada por un hombre de cu doval la subyugaba en cierto modo; yas condiciones personales no oía su alma se iba algunas veces de La fruta ajena empezando por su maride más que elogios, todo el mundo, trás del seductor; pero su voluntad En era fiume; no consentía el pensaElla no sabía por qué, pero las esta lucha violenta, para la que miento delincuente que se la impocada día le faltaban más fuerzas, nía y la dominaba; la protesta en palabras de Sandoval la llegaban sintió la necesidad de un auxiliar el fondo de su conciencia era cons al corazón, y poco a poco aquel hombre se iba apoderando de su poderoso.
tante, viva y sin interrupción alguSu marido no podia ser.
Le na.
voluntad contra los honrados impulsos de su alma. es que Saudoiba dar un disgusto grande; iba Yo no me puedo enamorar val tenía uno de los salvoconductos provocar un duelo quizás, donde más que de mi marido dijo con que la tontería humana ha expedi seguramente el primer berido sería energía. pero no puedo evitar que do los hombres para hacer el mal: su honor, y sobre todo le faltaba Sandoval se haya enamorado de era simpático.
valor para hacer una confesión se mí como un loco y con nua pasión Luisa, que así se llamaba la pro confianza creía en la sincera amismejanse al hombre que tan ciega capaz de arrostrarlo todo. Eoamorado de tí. contesto tagonista de esta historia, había conocido Sandoval por que su protad de Sandoval.
la madre de Luisa sonriendo. Ahí pio marido se lo había presentado; No hubo más remedio que acu estí todo el peligro que te amenaeran intimos desde la infancia, y dir donde siempre acuden las muCrees que te quiere, y la mujer, cuando se cree amada, está quería que su esposa participara jeres en estos casos: a su madre.
del cariño fraternal que aquellos La madre de Luisa era una muuna línea de corresponder. Te saldos hombres se habían profesado jer todavía joven: una señora edu varás, por que tu marido se va fuesiempre.
cada la antigua, de mucho talen ra por unos días, vendré vivir con tigo durante ese tiempe.
Pero los pocos meses de cono to natural y poca cultura; religiosa, Luisa alló un gran consuelo en cer Sandoval Luisa, ésta csmpren pero no devota: inteligente, pero la determinación de su madre. El dió que inspiraba algo más que no sabia; dominante, pero no maviaje de Pascual, que así se llamaamistad honrada al amigo de su rimandona.
ba su esposo, era, con efecto, uno esposo; cuando tuvo la primer sos Apenas ollo la confesión de Luide los riesgos que más tenía, y ya pecha trato de contar al marido los sa, hecha con todos los detalles en varias ocasiones había tratado temores que la asaltaban, pero no todas las miniciosidades del enfer de evitarlo; pero el marido que ni se atrevió; cuando Sandoval, con mo que cuenta su mal al médico en sospechaba ni veía peligro alguno singalar audacia, comenzó el ata quien tiene fe absoluta, hizo un al rededor de su dicha conyugal, que, ya no tuvo fuerzas más que gesto de asombro, permaneció alno hizo el menor caso de las obserpara llorar y rechazar con todo el gunos instantes mirando fijamente vaciones de Luisa, y hasta juzgó orgullo de su honestidad las inju su hija, y exclamó con acento se inútil la venida de la suegra para riosas proposiciones de Sandoval. vero y amargo: acompañar su esposa durante la Pero en esta batalla se empezaba Tú te has enamorado de Sanausencia, que en todo caso debesentir débil; caer, jamás; eso no doval.
ría ser corta.
podía ponerlo en duda su imagina Luisa rompió un verdadero toPor fin partió Pascual, y la mación; pero Sandoval era simpático, trente de lágrimas y sollozos, dre de Luisa se instaló junto a ésta, tenáz apasionado al parecer; y ella arrojó en los brazos de su madre, Sandoval despidió en la estación al en el fondo de su conciencia, Lui. protestando de acusación semejau confiado esposo, y ofreció «dar una sa sentía el remordimiento de en te; ella era incapaz de faltar sus vuelta» por su casa de cuando en contrar cierta complacencia en ser deberes ni con la imaginación; lo cuando por si a Luisa le ocurrin alge y se Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.

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