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EL PACIFICO que vivo.
anrovechar mer desafio, una de esas sonrisas Con todo lo cual, se marchó don plir siempre bien hasta sí mismo.
en que la dignidad y el miedo divi Anselmo tropezones, sin decir u sa encargó una corona de quiden los labios por mitad y les dan na palabra, y al parecer llorando, pientas pesetas, mandando que en curvaturas caprichosas, preguntó el y Adelardo se quedó más muerto una de las cintas pnsieran Adeenfermo lardo Antolin. y en la otra cinta. Con que estoy muy malo, Alon y al cabo se repuso; recogió su querido amigo. Iba doctor?
todas sus energías: miro cara ca repetir Adelardo Antolín, pero se El doctor le miró con mirada ra la muerte, y per:só que era detuvo.
triste: los ojos se le llenaron de la hombre, que era caballero y que. Que nombre? preguntó el grimas, y murmuró en voz muy ba era cristiano.
encargado de las pompas fúnebres.
ja algo que el enfermo tradujo de De suerte debia mostrar valor. Mire Ud Dijo Adelardoeste modo: aunque no lo tuviese; esto por el deje usted el nombre en blanco. Pobre hijo mío!
concepto de hombre. Debía liqui. quiero decir en negro, toda vez que Adelardo ya ni se tomó el traba dar todas sus deudas y dejar en or es negra la cinta; que ya se le manjo de sonreír. El cabello se le iri den sus asuntos; esto por lo de ca dará una nota con el nombre del zó y el corazón se desbocó del to ballero. por lo de cristiano; de finado.
do.
bía buscar al padre Matias, que fué Después se fué escoger nna loSin embargo, recordó que toda el confesor de su padre y de su sa de mármol para su tumba, y mavía era hombre; dominó su angus madre en aquellos pasados trances quinalmente repetía, modificándotia y dijo incorporándose en la buen que don Anselmo les sentenció los ligeramente, aquellos versos taca. muerte, y al propio don Matias del drama de Zorrilla. En este. May grave?
pedirle los auxilios espirituales ne mármol mortuorio que labraron paDon Anselmo replicó Mortal. cesarios para morir con la concier ra mí. aunque Adelardo tenía empa cia tranquila y en paz el alma. Con tanto sentimiento iba reciñados los ojos, creyó ver una conPara todo esto le concedía don tando los tales versos, que se entracción singular en la boca de don Anselmo veinticuatro horas de tér terneció profundamente y tuvo que Anselmo. Debía ser una contrae mino. El plazo era mucho mayor marcbarse toda prisa para no ción horrible de dolor.
que el que habían concedido romper a llorar en público.
Adelardo se dominó del todo, re don Juan Tenorio; iy veinticuatro Cuando entró en el coche llosuelto morire la plenitud de su horas dan mucho de sí!
ró amargamente.
dignidad; y entre el joven y el mé Adelardo que ya no tosía ni sed. Se sentía mal, muy mal. Don dico se entabló el siguiente rapidi tia palpitaciones de corazón, porque Anselmo había acertado. La muersimo diálogo: virtualmente se consideraba en el te se asercaba. Es del corazón?
otro mundo, quiso salir de éste de Para respirar aire fresco se bajó Del corazón.
una manera honrosa.
del coche y avanzó lentamente por Lo temía.
Se vistió de negro, como si anti la Carrera de San Jerónimo. Yo también.
cipase el luto por su propia persona ¡Cuanta gente. Cuánta alegría. No hay esperanza?
Pidió el coche y se fué casa de Cuanta vida. Cuanta luz! El cie Ninguna la bailarina. No por pensamientos lo se había despejado y el sol bri ¿Cuantos meses de vida?
pecaminosos, sino por pura delica Haba en todo su esplendor. Meses! el maldito viejo deza. Había prometido pagarle Adelardo caminaba mecánicamense echó reir. Es decir, Adelardo una cuenta de modista, y un caballe te; se sentía cadáver, se sentía escreyó al pronto que don Anselmo ro no olvida estas promesas ni aun pectro, mejor dicho no se sentía.
se reía, y hubo un instante en que al borde de la tumba.
Al doblar una esquina tropezó se le ocurrió estrangularle:pero luego Salió triste de la visita: era el úl con un caballero. El caballerocomprendió que aquellos sonidos timo adios una vida muy agrada que debía ser persona de mal carácextraños eran gritos angustiosos y ble y una juventud muy entreteni. ter le dijo una insolencia. El por acaso arcadas de orgullo cientifico; da.
la costumbre y sin saber lo que deporque debe inspirar orgullo, siDespués se fué ver al Matías, cía, le contestó con otra insolencia quiera sea doloroso, esta idea: Yo pero no le encontró en casa; y por de la misma familia que la primera; puedo tasar la rida de ese hombre, matar el tiempo, ya que el tiempo y el caballero descargó sobre el sey ni un día le queda más de vida, le mataba el. se le ocurrió que pulcral rostro de Adelardo un soque la que yo con mi ciencia le tase. Meses, meses! siguió murmupodría ir encargarse una corona berano bofetón.
rando don Anselmo. Un día, solo fúnebre. Esto era justo, delicado El primer impulso de Adelardo y decoroso. Un hombre debe cum fué repeler la fuerza con la fuerza: dia Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.
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